Habitantes de Lhasa
En medio del Himalaya, azotado por fuertes ventiscas, se encontraba el poblado de Lhasa. Aquel fue el lugar en el que despertó Ark tras la resurrección de la humanidad, luego de tres años de un profundo sueño, y también fue ahí donde descubrió que su habilidad para hablar con plantas y animales se había perdido; ya no la necesitaría siendo el guía de los seres humanos.
Lhasa, un lugar pacífico y sumamente espiritual, no cambió mucho tras el regreso de Ark al mundo subterráneo. El único cambio significativo fue el recuerdo que él dejó en todos y cada uno de los habitantes del lugar, sobre todo en cuatro de ellos; y de esos cuatro, una chica era la que guardaba los recuerdos más profundos.
―Luki, ¿por qué estás tan distraída?
―¿Eh? No, no, por nada.
―¿Tiene que ver con Ark?
―...
Luki fue quien cuidó al héroe legendario durante los tres años que estuvo en coma. Lo hizo con un cariño digno de una madre o una novia... Una novia... Quizás si las cosas hubiesen sido diferentes...
«Pero Lord Kumari dijo que era imposible».
Él le informó que Ark tenía una tarea importante que cumplir con el mundo y que debía volver a su lugar de origen al terminar. Dicho y hecho: el pelidorado regresó al mundo subterráneo en cuanto la superficie fue restaurada, dejando a la joven Luki solo con lo vivido.
«Quizás nunca hablé mucho contigo, Ark, pero jamás te olvidaré».
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