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[ 9 ]


Llama de la voluntad ◑

Reborn había cumplido su objetivo, Tsuna había conseguido al guardia de tormenta, quién ahora sería su fiel seguidor como amigo y en un futuro talvez como su jefe, solo esperaba que cuando se enterase que su amigo era ciego—que no faltaba mucho para eso— lo rechacé y niegue ser su Guardián.

Aunque la forma en que fijó su lealtad no fue en el mejor momento, pero eso demostraba que la próxima vez que llegaran a enfrentarse a ese misterioso chico, estaría más que asegurado el Décimo vongola.

Por supuesto este detalle no se le escapó a Reborn, una vez que se volvieron a encontrar los tres chicos en casa de Tsuna y que este estaba entrenando ahora su sentido del olfato; charlaron acerca del incidente. Reborn comenzó a investigar por su cuenta el origen de este chico, descubriendo en el proceso que su grupo de delincuentes venían de Kokuyo Land y lo más sorprendente era su líder quien no era nadie más que Mukuro Rokudo, un ilusionista que escapó de vindice para vengarse de la mafia y la principal que era Vongola. Por eso estaban detrás de su alumno, desde el momento en que regresaron a Naminori ya se ponían las cosas difíciles.

Un día posterior a lo sucedido, al prefecto demonio ya se encontraba frente al jefe responsable de esa pandilla, enfrentándolo con toda la fuerza que siempre guardaba. Y es que en ese momento lo que lo motivo fue la ira de que cierto chico de lentes se atrevió a herir y amenazar a su cielo, y aunque el castaño le hizo frente, también lo desprecio y nadie tiene permitido despreciarlo.

Así que pocos días después los chicos ya asistían juntos al instituto, ambos, el peli-plateado y peli-negro se juntaban en la sotea de la escuela, ignorando por completo lo que podría estar sucediendo ahora en Kokuyo Land. Ahora se concentraba en disfrutar de sus almuerzos en silencio como Tsuna ya estaba acostumbrado, pero seguramente sus amigos sumidos en ese silencio tenían en mente aún a la persona que estaba por lastimarlos.

—Tsuna...¿Por qué nos ibas a defender? —
Pregunto Takeshi rompiendo el silencio.

—Porque son mis amigos y son importantes—el moreno respondió, dejando su acción de comer y mirando al azabache.

—Pero también eres alguien importante, no se que quería ese chico contigo, pero igual no te dejaríamos ser lastimado.—aclaro otra vez Yamamoto y Gokudera asintió estando de acuerdo con aquello.

—En realidad no, no soy nadie por lo que deban luchar, en ese caso no merecería ser dañados en mi lugar—hablo de nuevo despreciandose.

—El décimo vongola ciertamente es alguien de tal importancia que deba proteger, pero Tsuna, eres un gran amigo que es igual de importante, así que no dudaría en patearles el tracero a los bastardos que se atrevan a enfrentarnos.—dijo con cierto entusiasmo mientras apretaba su puño en el aire.

—Jajaja chicos, en serio no es necesario.—entonces pensó seriamente en esas palabras y se sintio feliz.— Pero Gokudera tengo una pregunta ¿Como es que tú también sabes de Vongola?

—Bueno es una mafia muy influyente en el bajo mundo así que me llegaron noticias de que habría un joven heredero—hablaba mientras comía tranquilo

—¿Que es Vongola?—pregunto de repente el azabache.

—Idiota, es una mafia por supuesto—respondio agresivo el peliplata.

—¿Eh? ¿Juego de roles? Que divertido Tsuna ¿Es por eso que te fuiste un año, para organizar este juego?—

El castaño se quedó callado, solo sonrió no queriendo responder con la verdad ni con una mentira. Era por esto que involucrar a sus amigos con vidas normales a la mafia, le traía conflicto. Otro día hablaría con su tutor, para que le dijera  como podría explicarle sobre esto a su amigo.
Porque Tsuna tenía miedo de ser abandonado o que Takeshi lo odiara por no contarle y que fuera algo que a él no le agradará.

Tsuna suspiró y termino su almuerzo de una vez, la campana ya había sonado y solo quedaban unos minutos para que las puertas de los salones cerrarán. Afortunadamente Gokudera quedó en el mismo curso que estos chicos así que llegarían al mismo tiempo.

Una vez dentro y que la clase ya estuviera por acabar, el profesor se detuvo atendiendo la puerta del salón. Al platicar lo que parecía un asunto serio con un supervisor, él se metió de nuevo y con un aura tensa  explico lo que estaba sucediendo.

—Al parecer está será su última clase chicos, están sucediendo ataques a estudiantes de este instituto de manera al azar. Y que nuestro prefecto, Hibari Kyoya ha sido involucrado. También otros superiores de representantes de clubs han salido lesionados.


[ Tsuna ]

Esas palabras tuvieron mucho impactó.
Sabia que Hibari es fuerte, pero el simple hecho de haberse involucrado solo era arriesgado. Y sobre todos los demás superiores, sabía a quién más habían dañado y ese era Riohey.

Estaba bien que Hibari luchará por los estudiantes atacados de la escuela que el ama, pero al que buscaban era a mi así que no tenía por qué involucrarse. Y talvez el hermano de Kyoko pensaba que también era su responsabilidad. No tenían porque pensar en eso, yo estaba bien si me atacaban o no, con pensamientos así comenzaba a sentirme frustrado, impotente.

—¿Tsuna que sucede?—me pregunto de repente Yamamoto, sacándome del tren de mis pensamientos.

—¿Eh? N-nada, solo que me preguntó que dirá Reborn al respecto—respondí evitando causar más preocupación.

Gokudera se notaba neutral o seguramente también preguntándose qué resultado había tenido la batalla que lucho nuestro prefecto.

Al llegar a casa, mis amigos entraron conmigo, yo seguía un poco nervioso y era más notable ahora la tensión de Takeshi, no podía culparnos, eran personas peligrosas a las que nos referimos.

—Tsuna, Tienes que ir por Hibari—ordeno con su semblante serio, sabía que no era una sugerencia ni una broma. Él suspiró y prosiguió—El tipo que te está buscando no es alguien cualquiera, es Rokudo Mukuro, un asesino que busca destruirte.

—¿U-un as-asesino? ¿Porque tienen que involucrar a la escuela, más importante, por qué a Hibari y Riohey?—apretaba mis puños con mis brazos a mis costados. —¡Se supone que ellos no sabían que yo era el décimo!

Sentía la rabia subir a mi cabeza y eso conllevaría a mis lágrimas, no podía evitarlo aunque sabía que terminaría regañado por Reborn.

—Cuando protegiste a Gokudera, fue cuando tú dejaste que ese chico lo supiera y de alguna manera los dejo ir. Ahora es directamente Mukuro el que te busca.—me seguía explicando con sus brazos cruzados sobre sus pecho—No puedes dejar que tus emociones te controlen, solo una, recuérdalo.



Si, lo sabía, era mi determinación la que me hacía enfocar el ruido y así localizar todo a mi alrededor. Pero tenía sin remedio miedo a quien más podría ser atacado si me niego a ir. Yamamoto, Lambo y Gokudera, son los únicos más cercanos a mí y los más próximos. Kyoko podría también salir afectada, y ella es la que menos tenía que ver.

—B-bien, pero quiero visitar a Riohey primero, quiero saber cómo se encuentra—mi corazón palpitaba nervioso por hallar resultados muy malos.

En el camino Yamamoto estuvo apoyando su mano sobre mi espalda, relajándome con sus llamas de lluvia—que eran más notorias—mientras Gokudera parecía guardarse algunas cosas dentro de su cabeza.

Cuando llegamos, nos dieron el cuarto dónde se encontraba. Ya cuando me iba aproximando junto con los chicos, escuchaba la máquina pitar, el suero que goteaba y se introducía por su organismo, todo eso me parecía atemorizante.

—Sempai...¿C-cuando ocurrió esto?—pregunte pues ya sabía el estado de su cuerpo, aunque para estar seguros, quería pasar la yema de mis dedos sobre sus brazos y piernas, y saber con mejor exactitud.

—¡Estoy bien al extremo! ¡Esos chicos eran resistentes!—hablo enérgico, sin ninguna emoción fingida—

—¡Estúpido! ¡Tsuna habla en serio!—intervino Gokudera. Y yo le di una señal de que se calmara un poco.

—E-esta bien Gokudera, él está siendo honesto, solo que no deberías gritar o mover tu cuerpo, Onii-san—dudoso, extendí mi mano en silencio—¿Puedo?—Riohey no sabía a qué me refería así que solo asintió. Así fue que pase las yemas de mis dedos sobre sus brazos, también tratando de no presionar mucho ya que note los hueso rotos.

Una mueca por mis labios no pudo pasar desapercibida, incluso esto me dolería a mi. Yo no comprendía porque acepto la batalla contra el chico que se la haya propuesto.

Quede un rato más ahí, viendo que en sus piernas no había sido tan grave, por esa razón me había aliviado un poco. Al terminar y que los chicos quitarán sus miradas sobre mi, de nuevo coloqué mis manos sobre el rostro de él. Yo no había tenido tiempo atrás para al menos figurarme su rostro, pues era de esta forma como podía ver sus facciones, con mi sentido del tacto.

—L-lo siento onii-san. Puedo observar que tus heridas se curarán rápido, así que cuando salgas no vas a tener que preocuparte por lo que esté pasando al rededor del instituto—sonrei a cambio y me fui saliendo con algo de prisa.

Era ahora mi turno de decirle que no puede lastimar a quien quiera solo porque si.

[ /// Fin de Narración ///]


Yamamoto se había quedado sin aliento, la intensidad de las palabras de su amigo y de como estaba tomando la situación eran algo que jamás espero. Había conocido al chico tímido y al que por tanto desprecio que recibió, ya no tenía autoestima. Y ahora era diferente, sabía manejar muy bien sus movimientos aún sin tener vista. Ese era un gran amigo que no se había equivocado en escoger seguir.

Lo mismo pasaba con Gokudera, estaba contento de encontrar en un amigo con una determinación de gran magnitud aunque también más tarde se sorprendería del gran peso que podía cargar Tsuna por su propia cuenta.




Reborn no dejaría solo a su hijo, no en el primer momento en donde tendría que utilizar verdaderamente todas las herramientas que tenía: oído, olfato y tacto. Además debía asegurarse que llevara su arma. Está arma fue creada por su fiel amigo león, un camaleón que llevaba siempre con él, pero que en el momento que se le fue otorgado a Tsuna en un entrenamiento no supo o aún no tenía la determinación para activarlo.

Ahora león y Reborn tenía la sensación que era el momento.

—¿Por qué en este lugar abandonado?—pregunto la lluvia que se negó a dejar solo a su amigo en esta batalla. Si bien aún no sabía que era sobre la mafia, no podía dejarlo.

—Tsk, es obvio que aquí fue donde nos llevaron las pistas. Estúpido friki del baseball—Gokudera lo golpeó de una manera no tan agresiva en la cabeza del azabache.

—Chicos, pueden evitar entrar, solo es rescatar a Hibari—estaba ansioso, se notaba y sus amigos no querían que cargara con eso solo.

—Ya estamos aquí, vayamos por esos bastardos—sonrio  sádicamente, sosteniendo sus bombas para lanzarlas en cualquier momento.

Ellos continuaron avanzando, Reborn solo uno paso detrás de ellos porque de esa manera observaba mejor el comportamiento de su alumno.

El año que estuvieron ausente rindió fruto, más nunca hubo una oportunidad para demostrarlo de manera poderosa. No solo la llama que mostraba en su frente, si no el uso de todos sus sentidos para una pelea real, no contaba cuando luchaba contra Fon o Viper, ellos ponían limites.

Ahora, esto era el verdadero Rokudo Mukuro, no la pequeña pandilla que lanzaba yoyos y se transformaba en bestia. El castaño podía oler aquel sentimiento de peligro, giraba su cabeza de un lado a otro para ubicarse dentro de ese desolado lugar y así si podía evitar ataques de lejanas distancias.

Sus guardianes comprendieron esto, que necesitaba silencio y no ruidosas e infantiles peleas. Así que hicieron lo mismo, miraban al rededor y cada quien con arma en mano.
Yamamoto, llevaba su bate de baseball, cortesía de Reborn desde que le inculcó el estudiar la espada hace un año y pues no sé tenía que decir que ese bate no era normal, era útil para cuando con la habilidad de la lluvia lo batiera rápido y este se convirtiera en el afilado objetivo.

Se escucho un grito de alguien caer en un lugar oscuro. Tsuna no perdió tiempo y corrió hacia el eco de alguien caerse, se percató entonces que la lluvia faltaba. Este gritó que todo estaba en orden, nada para hacer preocupar al castaño.

El moreno no estaba seguro del todo, pues había otra presencia en aquel lugar donde callo su amigo, un joven que también tenía olor a sangre en uñas y colmillos.

—¡Es una bestia, ten cuidado Yamamoto!—
A todo esto, cada vez el azabache se impresionaba de la capacidad de ver de su amigo. Así que le creyó y esquivo un rasguño que venía por su derecha, fue ahí que decidió sacar su bate, moviendolo a una velocidad que hizo aparecer aquel filo.

—¿Que tenemos aquí? Mi propio oponente ha venido hasta mi, así que lo voy a aprovechar—La voz misteriosa hablo y solo se pudo asomar una sonrisa malvada en toda esa oscuridad.—¡Channel Kong!

Él se comenzó a acercar a la luz que se formó del lugar por donde callo Yamamoto, lo que parecía un joven rubio imitando la forma de un gorila, los demás también pudieron verlo a detalle.

—Woah ¿Eso es una clase de traje? Por qué es tan realista—Pregunto el azabache mientras seguía en posición defensiva.

—¡Por qué no lo pruebas!— entonces el rubio atacó, levanto al azabache de la camisa que llevaba y lo lanzó a lo lejos contra una pared.

—¡Yamamoto!—gritaron aterrados los dos adolescentes que seguían a salvó. Tsuna sabía por el ruido que alcanzó a escuchar, que había sido un golpe duro, estaba preocupado.

—¡Diablos, está tan oscuro que no se puede ver nada allá abajo!—grito también desesperado la tormenta.

—Vamos, aún no puedes descansar, donde sea que te escondas te puedo encontrar—seguia amenazando aquel chico rubio mientras más se acercaba al azabache—¡Por qué puedo olerte a la perfección!

Largas garras y colmillos se asomaron con lastimar el hombro de Takeshi, este lo esquivo con sus reflejos moviéndose hacia atrás y así volvió a terminar en el pequeño pedazo de luz de ese gran hoyo.
Gokudera y Reborn pudieron verlo con mayor facilidad.
Otra golpe fue dado a la lluvia y el peli-plateado harto de no poder ver la pelea con mayor panorama, saco sus dinamita dispuesto a tirarla y hacer el hoyo más grande; sin embargo el asesino lo detuvo porque sabia que con los simientos inestables del lugar, terminaría enterrando también. Yamamoto continuaba luchando en desventaja con esa oscuridad, el castaño sabía que para él esa oscuridad no era nada así que se decidió por darle algunas instrucciones que tenía la esperanza de que su amigo las escuchara.

—¡Y-yamamoto! ¡¿Puedes escucharme?!—dejo unos minutos en pausa, con lo exhausto que se encontraba su amigo no podía responder— ¡Muévete a la derecha y luego sigue esquivando hacia atrás!

Decía tsuna, mientras tenía una leve idea de que hacer para dejar al contrincante inconsiente. Así que una vez el azabache acato las órdenes y estaba su espalda pegada a la pared, el rubio creía que ya no tenía escapatoria, pero entonces Yamamoto esquivo por abajo del antebrazo del enemigo y arremetió un golpe con el bate, en el estómago del rubio. Luego este por el aturdimiento golpeó su cabeza con la pared y quedó tumbado.

El azabache se alejó hasta donde el pequeño círculo de luz que daba y se sentó mirando hacia sus compañeros desde abajo. Él sonrió con cansancio y agradecimiento a su amigo.
Claro que mientras Gokudera seguía procesando el cómo fue posible que su amigo moreno pudiera ser capaz de ver, entonces solo demostraba que realmente era alguien respetable el joven que sería el décimo.

Ahora Tsuna se encontraba más tranquilo, caminando de nuevo los tres hacia adelante y de nueva cuenta cuidando su alrededor, no querían que su amigo se lesionara más, puesto que ya llevaba vendajes en sus brazos por algunos rasguños recibidos. Y probablemente Reborn pensaba que era de esperarse que en esta misión recibieran algunas lesiones, pero tsuna era de los que creía que solo él debería sufrirlas, no terceros ni segundos.

Con eso en mente avanzaron por fin dentro de lo que parecía ser el edificio principal que obviamente presentaba desgaste en sus simientes por los años de abandono. Igualmente comenzaron a sondear el lugar, buscado posibles entradas y salidas, que para su sorpresa solo había una que cumplía la función de las dos. Esto era una estrategia para acorralarlos.

—Vamos, tenemos que seguir por estás escaleras, Tsuna—ordeno reborn mientras miraba nuevamente la inseguridad de proceder con sus amigos.

—¡Cuidado Décimo!—Advirtio Gokudera al apartarlo y salvarlo de nuevo de las agujas.
Fue ahí que se reveló de nuevo al friki de los yoyos dispuesto a detenerles el paso. El peli-plateado al bloquear el ataque, se puso frente al chico evitando que este bloqueara las escaleras que había encontrado para subir y enfrentar al verdadero enemigo detrás de todo.

—Decimo yo me quedaré, ustedes sigan—asi hablo y no dió tiempo de que respondiera porque de inmediato comenzó a lanzar sus explosiones.

Ya al subir y entrar por una puerta, notaron un asiento de piedra que estaba en medio de lo que parecía ser una gran salón y claro en aquel asiento el responsable de los actos.

—Kufufufu te esperaba, Décimo—rio con una sonrisa desagradable.—Nuestro plan al final fue un éxito, pero no esperaba que el Décimo fuera un mocoso como tú.

—¡Mukuro! ¡¿Como escapaste de vindice?!—intervino Reborn mientras se ponía por primera vez frente a su alumno.

—¿Eso acaso importa? Jajaja, no podía creerlo hasta que  por medio de Chikusa pude ver que no mientes.

—Tu enviaste a esos chicos y no te cansaste de seguir lastimando a personas que no tiene nada que ver con esto ¡Mukuro!—El castaño se lanzó al frente, suponiendo que podría ver los movimientos del enemigo y así los evitaría.

Pero solo hizo que este lo atacará a una velocidad monstruosa y que no pudiera prevenir aquello. Cortes finos y algo profundos fue lo que recibió, según el chico piña fue gracias a su cuarto estado de ashura, estado que consiguió aquel oponente al morir y re encarnar, viajando su cuerpo por los 6 caminos y así proporcionándole habilidades.
Era un ser al cual temerle, puesto que en su ojo se mostraba una fuerte aura/flama que cambiaba cada vez que requería de otra habilidad.

Tsuna podía sentirlo, que él cuerpo al cual observaba con su habilidad, no era humano, no se podía llamar algo físico a pesar de que la respiración y los latidos eran reales. El castaño sabía identificar ilusiones, entreno con el ilusionista número uno, pero no espero encontrarse con otro ya que debía admitir, las ilusiones y los juegos con la mente los detestaba pues ahí se encontraba su mayor debilidad.

Y asi fue, presumiendo de su otra habilidad, ingreso a la mente del castaño y rebuscó entre recuerdos ya fueran buenos o malos, él los combinaría para que de alguna manera pudiera regresar los traumas al presente.
Mientras Reborn solo observaba desde lejos a su alumno, estaba de rodillas y con sus manos apoyadas al suelo. Su respiración estaba agitada y no podía decir que estaba pasando por su mente en esos momentos, hasta que su enemigo decidió incluirlo.

Ahí lo vio, a un pequeño Tsuna, acurrucado en cama y con su cabello hecho un desastre, envuelto en una sábana y sollozando. Nana entraba por la puerta con una taza de té en mano, ella parecía calmada y comprensiva hacia su hijo.

—Relajate cariño...porque a partir de ahora las cosas serán asi—
Entonces fue ahí que repentinamente la escena cambio a una oscura y Nana en vez de darle el té este lo derramó sobre el castaño.

Otro cambio. Ahora estaba acostado sobre el suelo de sus habitación, podía decir por el escenario que era días después de que fue sacado del hospital y que Nana se encargaba de él. Entonces en el recuerdo su madre lo tomaba desprevenido y comenzó a asfixiarlo.

—M-mamá, l-lo-lo siento—articulaba con dificultad el castaño en aquel recuerdo.

Cállate...¡Cállate! ¡¿Por qué tienes que existir?!—

El recuerdo seguía, y a lo lejos estaba el Tsuna de la realidad cerrando sus ojos con más fuerza y aún que no pudiera ver nada, en su subconciente todo parecía tan vivo y real como aquel día.

Reborn también estaba de observador en un punto muy lejano tratando con su voz de hacer entrar en razón a su alumno. A su hijo.

—¿Que sucede Arcobaleno, no puedes interferir?—Hablaba Mokuro apareciendo entre niebla a lado del asesino.

—No puedo hacer nada, es algo que Tsuna debe dejar ir y....aun asi—apretó sus puños y tenso su mandíbula. Si bien el castaño le había contado parte de su pasado, al parecer no todo en su totalidad—¡Dame-Tsuna concéntrate! ¡Solo está alterando tu mente!

Ahora se encontraba en esa calle conocida, los automóviles estaban detenidos pero entonces volvió a ocurrir aquella escena. Su cuerpo saliendo disparado a una gran distancia y el ruido de los carros pasando se escuchaban más y más fuertes.

—Oh~ no sabía que el vongola era una persona ciega—Hablo Mukuro con tono de burla y mientras seguia observando el recuerdo ajeno justo donde mostraban los resultados de ese accidente.

Ahora el Tsuna real cubría sus oídos con el inútil intento de bloquear el ruido y sus emociones, sabía que era un juego sucio lo que estaba haciendo su enemigo, pero también tenía razón su tutor, algo que le había dicho hace mucho:

"Puedes quedarte con tu pasado, pero entonces aprende a superarlo"

Esas palabras más la imagen de sus amigos sonriendo en su mente, disiparon todo doloroso recuerdo y al fin se pudo ver con mayor claridad solo a un adolescente tratándose de poner de pie.
Tenía que entender que no importaba el pasado, importaba su ahora, el ahora dónde sus amigos estaban siendo heridos.

—Hmm ¿Eso es todo? Por qué no probamos tus límites—volvio a decir azotando su tridente contra el suelo.

Ahora creando seres vivos, no como ilusiones, si no reales. Tsuna podía sentir el aliento caliente y el raspar de uñas contra el suelo, podía sentir claramente que 5 lobos lo rodeaba.
El castaño no tenía un miedo por algún animal en especial, solo a lo que se referían de animales feroces y fuertes.

—¿Te diste cuenta? Kufufufu no podrás huir fácilmente de ellos, pequeño ciego. Es probable que tengan mejor vista que tú.— él hombre ahí parado con peinado de piña, se seguí burlando al ver la escena.

Mientras tanto el moreno con cualquier leve movimiento ya tenía los colmillos rozando su piel. Le causaba escalofríos ser acorralado de esa forma, estaba siendo patético e inútil.

—Recuerda a qué viniste, Hibari espera y esto no puede ser un obstáculo—pensaba Tsuna para que no flaqueara su mentalidad.

—Los mismos trucos no pueden funcionar dos veces, Omnívoro—hablo el prefecto una vez que venía entrando con la tormenta. Este aventó una de sus tonfas hacia el tridente de Mukuro y así rompiendo la concentración de modo que desaparecieron los lobos al rededor de Tsuna. Este callo de sentón de lo repentino y miro hacia las personas que habían llegado.

—G-Gokudera, H-hibari, si se encuentran bien—artículo el castaño mientras trataba de ponerse de pie apoyándose de una roca.

—Ohh por favor no te metas entre vongola y yo—Interfirio arrojando dos dagas, una en dirección al peli-plateado y otra al prefecto.—¿Acaso no estaban Ken y Chikusa con ustedes?

—¿Ellos? ¡Ja! Los derrotamos y están descansando envueltos en un sueño que probablemente nunca despierten.

—¡Chicos! ¡Quédense atrás!—advirtio Tsuna dirigiendo una mirada preocupado por sus amigos.—¡Mukuro, basta de tus sucios juegos y deja de involucrar a ellos

—Genial !Pero no vayas a arrepentirte, Vongola!—esta vez se movió con más rapidez con dirección hacia el castaño.

Empuño su tridente y a la vez este creo objetos punzocortantes para también ser dirigidos al moreno. Este los sintió como objetos reales y no ilusiones; así que se puso en marcha. Los proyectiles los esquivo de izquierda a derecha, los cuchillos pasaban y rasgaban parte de su ropa, pero jamás hicieron cortes profundo ya que era algo que Tsuna tenía calculado.

Ahora que se encontraban cerca, Mukuro se movió junto con su tridente para atacar los pies del décimo y por arriba ya tenía una nueva arma filosa para dificultarle el esquivar el ataque; sin embargo tsuna al brincar para no ser derribado, una pierna pateó el objeto de arriba y así no salió herido.

—No es suficiente—dijo el enemigo al ver cómo el moreno tropezaba al poner de nuevo sus pies en el suelo y a continuación su espalda golpeaba contra el pecho de Ken, así atrapandolo desprevenido y encajo sus garras sobre el pecho del moreno.

El castaño agudizó su oído, este chico fue el que habían enfrentado antes con Yamamoto , donde ambos salieron heridos. Yamamoto reposaba cerca de Reborn, pero este chico se supone que como se encontraba su cuerpo, o sea roto y cortado por todos lados, era imposible que se pudiera poner de pie por si solo.
La única explicación que haya es que la mente de Ken estaba siendo controlado por Mukuro, con una de sus seis habilidades de ashura.

—Tu...Estas controlando a tus propios compañeros y solo para buscar lastimar, ¿P-porque?—apenas podía articular mientras su respiración era entrecortada

Una sonrisa se dibujó de ambos contrincantes y sangre marco la camisa que llevaba el castaño.

—Kufufufu ¿Compañeros? No son más que mis herramientas—

Mukuro no dió descanso y volvió a atacar, está vez mando a Chikusa quien lanzó su yoyo tan simultáneamente que las agujas parecía venir de todas direcciones. Tsuna trato de esquivar de un lado a otro, pero su pie resbaló y se golpeó su espalda contra el suelo rocoso y frío. Un quejido salió de su boca e hilos de sangre comenzaban a gotear por sus brazos y mejillas. Estaba agotado, su resistencia no era tan abundante, puesto que nunca se había enfrentado a un combate real cuerpo a cuerpo.

—Pero a mi si me importan mis amigos ¡No tenías por qué atacarlos!—Gritaba con cierto grado de desesperación el joven vongola, mientras estaba arrodillado buscando estabilizar el latir de su corazón.—Ellos...son más importantes que mi vida.

—Herviboro/ Tsuna...

Reborn escucho con desagrado aquella confesión. Al final siempre iba a dejar su propia vida de lado.

—Entonces continuemos con ese ingenuo pensamiento tuyo. Cuando mueras podré matarlos a todos ellos a gusto—

—Tampoco podrás hacerlo ¡Yo no moriré aquí!—

El castaño corrió en dirección a Mukuro, dispuesto a esquivar pero tambien a acertarle golpes en puntos claves. Reborn pudo sentir esa gran determinación en su alumno y sin titubeos ni demoras aventó silenciosamente el arma de Tsuna, que eran guantes de lana y este quería ver cómo era que se activaban. Además alisto su arma con aquella bala especial que se había guardado hace un año.

Después sonrió con satisfacción al ver que con la intuición y la habilidad de audición del castaño, este pudo ver su objeto lanzado y lo pudo atrapar antes que callera al suelo o fuera robado por el enemigo. Tsuna solo sabía hasta el paso de ponerse sus guantes de lana, el resto lo determinaría el sentimiento que llevara en ese momento.

—¡Deja de jugar Décimo! ¡Solo muere!—al estar a una distancia algo alejada del moreno, Mukuro lanzó cinco cuchillas y mientras iban en trayectoria hacia Tsuna, aprovecharía a correr y encestarle también un buen golpe.

Mientras Gokudera veía la escena a detalle, tratando de seguir los pasos y movimientos de cada uno, aún con cansancio él estaba listo para ir en cualquier momento que Tsuna estuviera en desventaja, por qué claro le juro lealtad. Hibari miraba con curiosidad la pelea, no era capaz de comprender como un herviboro de los más débiles podía reflejar tanta fortaleza.

Tsuna se había colocado lo guantes mientras corria—¡No dejaré que sigas
tomando las vidas como juguetes! ¡Menos la de mis amigos!—una vez mas dichas esas palabras una llama en su frente brillo, llamas en sus guantes aparecieron e hicieron que estos cambiarán de forma.

—¡Eso sigue siendo insignificante!—grito y tras eso una nueva llama emergió de su ojo derecho activando otra de su habilidad el estado de los humanos—Kufufufu ¿Que pasa? ¿Te asustas...

Con una patada en la mandibula fue mandado lejos. Tsuna había encendido las llamas de sus manos como propulsores haciendo que se moviera más rápido y llegará hasta su enemigo.

—¡¿P-pero...como?! ¡Todo este tiempo, como has sido posible que puedas ver mis movimientos! — gritaba enojado al tratar de reponerse de ese golpe.

—Como si fueras a entenderlo. Es por mi determinación de querer acabar con todo esto, que aún si también quedará sordo yo seguiría adelante solo por las personas que ...que hasta ahora no me han despreciando.

Un grito ahogado salió de la boca de los tres espectadores ajenos. Quienes también estaban en tensión todo momento porque querer saber cuál será el desenlace de esta batalla. Aunque por la mirada tan seria y llena de sinceridad a la vez que les mostró, podían decir que de esto todo iba a resultar bien.

Así es, sus ojos que hasta ese momento permanecía cerrados, los abrió y los mostró solo para ellos. Eran de una tonalidad hermosa, hinoptizante color naranja.




[ ⋋✿ Notita final ✿⋌ ]

Wow
Este capítulo ha Sido el más largo para mí y como ven es mi primera vez escribiendo escenas de acción.

La verdad no sé si lo hice bien, talvez fue un poco mediocre, pero ahí está el intento ಥ_ಥ

Como sea, este capítulo tenía que cortarlo de una forma y ya para el siguiente será el desenlace de la batalla. Que masomenos saben cómo termina, pero cambiaré unas cosas jiji.

Por cierto, también debo decir lo siento por cambiar estás escenas, tengo que adaptarme un poco (〃゚3゚〃)

H a r u h i ✧*。

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