Narrador

—¡MUERE, FÉNIX!

Ikki se encontraba en el piso, todo dañado por recibir ataques muy poderosos. Ya los había recibido antes, el era uno de los legendarios caballeros de bronce, sin embargo… este enemigo era muy distinto.

Aunque ya se haya enfrentado contra dioses, ellos nunca utilizaban su verdadero poder. Pero esta vez, Ares estaba de verdad furiosos.

Tantas veces ver a sus familiares caidos, le formó un rencor por parte de Athena, y de sus caballeros.

¡Ellos son el problema!

Tantos dioses que han matado, han sido asesinados por humanos. Unos sucios mortales le pusieron la mano encima, y para el colmo, los mataron.

Pero ya basta de confiar en caballeros, era mucho mejor hacer tu mismo el trabajo.

Así que hizo algo que su árbol genealógico ha hecho antes. Secuestró a Athena y esperó a que sus caballeros lleguen.

Les dejó la entrada facil hasta que llegara donde Athena, ahí les haría pagar.

Se enfrentó con los caballeros de bronce, debía admitir que eran fuertes, Pero el lo es más.

Derribó a Pegaso, Andrómeda, Fénix, Dragon y Cisne. No podían contra su poder, el Es un dios, no un simple mortal como ellos.

Y lo mejor de todos, la causante de varias guerras miraba con impotencia lo que sucedia. Gritando y rogando que los dejara, que la mataran a ella, que ella es la que debería pagar, no sus caballeros.

Pero bueno, volviendo con el tema.

—¡MUERE, FÉNIX!

Lanzó una ataque que jamas nadie había sobrevivido. El fénix moriría hoy.

Shun, se dio cuenta de ello, se paró impulsado por el amor que sentía hacia su hermano —No gay >:v— se puso de frente de Ikki y exclamó.

—¡Defenza rodante!

Muchas veces Ikki lo había salvado, incluso las veces que el había afirmado que lo salvaría. Pero de todas maneras Ikki lo salvava, se había hecho costumbre en eso.

Pero esta vez no. Ahora el iba a salvar a su hermano, le devolvería las tantas veces que lo salvo, ¡Lo salvaría!

Y recibió el ataque.

Era tan poderoso que segó a todos. Athena rápidamente encendió su cosmos y protegió a Shun todo lo que pudo. Cuando la luz se disipó, Shun estaba tirado en el suelo con mucha sangre.

Su brazo y parte de su pecho estaban sangrando, ademas de su boca, claro. ¿Su armadura? Rota, no quedaba nada.

—¡SHUN! —gritaron todos preocupados.

Seiya al ver el estado de su amigo-hermano. Se paró y volvió a intentar lanzarle la flecha dorada de Sagitario.

—¡Ja! ¡Eso no funcionara conmigo, Pegaso! —Se burló Ares.

—Es un hechizo simple pero inquebrantable —habló serio Seiya. Sentía el cosmos de Athena arder hasta el tope, dándole su cosmo. Hyoga y Shiryu no se quedaron atrás, también le entregaron sus cosmos.

Todos menos Ikki. Y lo entendían perfectamente, su hermano es lo más precisado para el. Pero esta vez necesitaban el apoyo de todos, tendrán que ser insensibles por esta vez.

—¡IKKI, DAME TU COSMOS! —gritó Seiya. Pero Ikki no reaccionaba—. ¡IKKI!

—Shun… porfavor, despierta. —Lo abrazó con fuerza, sentía como las lagrimas caían sin comtrol.

—¡IKKIIII, ESCUCHAME! —Seguía gritando Seiya, pero nada. No reaccionaba.

—Hermano —Se escuchó en la mente de Ikki—. Dale tu cosmos a Seiya, la necesita… por favor.

Ikki bajó la mirada y le dio su cosmos a Seiya, mientras que el seguía abrazando con fuerza a su hermano.

—¡TOMA ESTO, ARES!

y lanzó la flecha.

Lo que Ares no se esperaba es que millones de lucecitas de todos los colores saliera de ésta, tenían todas las esperanzas de los caballeros.

Pero agarró la flecha que se dirigía a su corazón.

—¡JAJAJAJA! ¿¡De verdad creyeron que eso funcionaria!? —Pero la flecha siguió avanzando aún en su mano—. ¿Q-Qué…?

—Eso es lo que pasa, Ares —dijo Athena—. Tuviste la oportunidad de matarnos a todos, sin embargo tu arrogancia te segó, y perdiste la única oportunidad que tenías para acabar con nosotros. Subestimastes el poder de los humano.

—Ahora por ello morirás. Gracias a los caballeros de la esperanza la tierra seguirá su curso una vez más. ¡Muere Ares!

Y la flecha lo atravesó por completo.

—N-No puede ser… ¡Soy un dios! —Escupió sangre.

—Nos hemos enfrentado contra dioses antes —Sonrió Seiya—. Siempre con esperanzas hasta el final… unidos siempre.

—Jeje —Se rió apenas—. Amenos pude acabar con uno de ustedes —Soltó un último suspiro.

Todos sudaron frío. Shun todavía seguía herido de gravedad.

—¡RAPIDO HAY QUE LLEVAR A UN HOSPITAL!

—¡¡¡¡SHUN!!!!

(…)

—¿N-No hay otra opción? —solloza Saori

—Me temo que no podemos hacer nada, lo lamento, señorita Saori.

—¿Cómo le voy a decir esto a los chicos? —Se pregunta Saori.

—¿¡Cómo esta Shun!? —Ikki le agarró el hombros a Saori—. ¿¡CÓMO ESTA!?

Saori no respondía, tenía los ojos hinchados y la mirada perdida. Seiya le estaba saliendo las lagrimas de desesperación, Shiryu se tapaba la boca evitando soltar algún sonido y Hyoga apretaba su pantalón con fuerza.

Los 5 se sentían impotentes.

—S-Shun esta… —susurró—. Shun… esta…

—¿¡Cómo esta Saori!?

—¡ESTA EN COMA! —Rompió el llanto.

Seiya se aferró al brazo de Shiryu, sentía que se iba a desmayar. Hyoga se llevó sus manos a la cara y se los sobó, la vida era tan injusta.

—C-Chicos —Intentó hablar Hyoga—. Ha-Hay que ser f-fuertes… Shun quisiera eso… no ¡S-Shun quiere eso!

En algo tenía razón Hyoga, Shun seguía vivo, sin embargo…

—Vamos a v-verlo —propuso, no. Más bien ordenó Seiya.

Se paró tambaleante, Shiryu tuvo que ayudarlo a pararse, se sentía que se iba a desmayar. Es irónico, ya que ha peleado millones de batallas por Athena, ha visto morir a varias personas, pero con Shun es diferente.

Todos siguieron Seiya, pero se quedaron parados al frente de la puerta. Todos tenían miedo de ver a Shun, tenía mucho miedo.

—¿Q-Quien la va abrir? —Saori se secó las lagrimas.

Nadie respondió.

Ikki acercó su mano a la perilla, sin embargo no la abrió. Su mano temblaba de miedo, y no tenía el suficiente valor para abrirlo.

Saori puso su mano encima de la de Ikki, dándole su apoyo. Seiya hizo lo mismo, luego Shiryu y por último Hyoga. Todos se miraron con tristezas en sus ojos y luego la abrieron.

Y ahí estaba, con una bata blanca, conectado a una máquina que controlaba sus latidos. Sus cabellos verdes esparcidos por la almohada, sus brazos al lado de su cuerpo, su piel palida con un sonrojo natural en sus mejillas. Todo eso y con los ojos cerrados, como si estuviera durmiendo.

—Shun —susurró su hermano—. Te prometo que… s-siempre estaré a tu lado.

Le sobó con ternura su mejilla. Nunca más lo dejaría solo.

—Shun, te quiero mucho —Y una lagrima le salió.

Una de muchas.
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¡Sinopsis listo!

Necesitaba hacer esto, tantas veces que he visto esta imagen —La portada— que me creé una historia en mi mente, pero no me atrevía a escribir.

Se los juro, no es tan sad, pero me hizo sentir un poco de tristeza.

Me da penita Shun.

—¿Porqué tengo que estar recostado todo el rato? —Se cruzó de brazos Shun.

—

—Cruel…

¡Bay!

Palabras:1193.