Capítulo 15. 🔗
Vanya
No estaba muy segura de salir e ir de fiesta cuando no me sentía completamente bien cómo para continuar con mi vida. Misha se había ido meses atrás, pero el dolor que dejó a su paso, ese todavía no se iba y estaba segura de que no se iba a ir tan fácil de mi vida. Mi hermano era muy joven y no merecía morir a esa edad, tenía muchos planes con Cami y todos se murieron de golpe el día que ese infeliz le quitó la vida.
Esperaba que Jared Beckett estuviera sufriendo igual o peor de lo que sufría yo en ese momento. Deseaba que la herida que le quedó en la pierna no se comparara en nada con el dolor de saber que perdió a su esposa por su maldita ambición y sus estúpidas ideas. Él pudo evitar todo esto, pero quiso continuar con una guerra en la que nadie ganó.
—Qué sexy te ves —comentó Cami. Esperaba bajo el umbral de la puerta mientras me miraba al espejo, asegurándome de que el vestido que me puse no era muy corto o vulgar.
—¿Eso crees? —le pregunté. Me acomodé el escote para que no se saliera uno de mis senos.
—No lo creo, lo estoy viendo —cogí la costura del vestido por abajo y lo bajé un poco —. Se te ve muy bien ese vestido, déjatelo.
Se acercó al terrario y observó a Diablo.
—¿No te da miedo que te coma mientras duermes? —preguntó Cami. No se acercaba a Diablo porque decía que le daba miedo que se fuera a salir de su terrario y la mordiera.
—Diablo no tiene veneno, si es lo que te preocupa —se irguió y me miró.
—No le tengo miedo —me reí.
—Sí, se nota —me miré una última vez en el espejo y confirmé lo que decía Cami, si me veía muy bien con ese vestido negro que me puse. Cogí un bolso negro con dorado y un abrigo por si más tarde hacía frío —. ¿Nos vamos? —se apartó del terrario.
—Vámonos —se adelantó para coger su bolso y nos encontramos en la escalera.
Cuando bajamos, Aleksei esperaba afuera, recargado del auto, cruzado de brazos. Miré a Cami y se encogió de hombros.
—¿Vas a ir con nosotras? —le pregunté.
—Esta noche voy a ser su guardaespaldas —puse los ojos en blanco.
Últimamente, no tenía una buena relación con Aleksei y menos con su madre. No sé si era porque pasamos mucho tiempo sin vernos y dejamos de tener comunicación o porque no confiaba en él. Era mi primo, casi un hermano, pero la distancia hizo estragos en la bonita relación que tuvimos en el pasado.
—Esta noche Alek nos va a cuidar. Ya te dije que voy a beber hasta olvidar mi nombre —amenazó Cami. Subió en los asientos de atrás y la aniquilé con la mirada. Ella quería que mi relación con Aleksei fuera la misma de antes. Dudaba mucho que eso pasara con tan poco tiempo que tenían de haber llegado.
Tal vez Cami tenía razón y lo que necesitaba era olvidar mi nombre y toda la mierda que acontecía a mi alrededor. Quizá si dejaba a un lado mis penas podía surgir esa Vanya que disfrutaba la vida a cada instante porque sabía que un día todo se podía terminar.
—De acuerdo —le dije, amenazando —. Solo no te metas en mi vida —lo señalé con un dedo y levantó las manos en señal de paz.
Miré a Cami y sonrió de oreja a oreja cómo lo haría el gato de Alicia. Subí al auto y esperamos que Aleksei subiera para arrancar y conducir fuera de la propiedad. La casa se encontraba resguardada por nuestros hombres que cuidaban la casa en cada esquina.
—¿Por qué Billy no quiso venir? —pregunté. Conecté mi teléfono al auto y una canción de The Neighbourhood empezó a reproducirse.
—Porque Seth no le agrada —respondió Cami rápidamente —. Se la pasa repitiendo que no confía en él y no sé cuanta palabrería —la miré a través del espejo.
—¿Eso dice? —Cami asintió y Alek le hizo segunda —. ¿Por qué no me ha dicho nada?
—Dice que no le vas a creer y que te tiene hechizada —me reí.
—¿Qué? —giré medio cuerpo para verla.
—Sabes que no confía en nadie —dijo Cami.
—¿Por qué? Lo mandaron los italianos y mi padre confía en ellos.
—Es un paranoico —respondió Aleksei —. Y tiene celos. Desde que llegó pasas más tiempo con Seth que con Billy —me miró de reojo.
¿Acaso él sabía lo que había entre Billy y yo?
Era imposible que hablara de esto con alguien. Sabía que no tenía que decirle nada a nadie porque si mi padre se enteraba podía echarlo a patadas de la casa y de su vida.
—Todos sabemos que Billy ha estado enamorado de ti desde que te conoció —añadió Aleksei.
—Y sigue enamorado de ti —terminó Cami.
No acostumbraba a hablar de amor con Billy, porque no era algo que sintiera por él. Le tenía un inmenso cariño. Desde que llegaron a la familia se convirtió en alguien especial para mí, pero no era amor, de eso estaba muy segura. Lo que sentía por él era agradecimiento y cariño, sin embargo, no se comparaba con el amor desmedido que una mujer debe sentir por un hombre. Y me dolía pensar que tal vez nunca podría amarlo cómo él se lo merecía, aunque estaba consciente de que lo nuestro no llegaría lejos y él quiso continuar con esto.
No quise tocar el tema porque estaba segura de que Cami sabía más de lo que decía y muy en el fondo sospechaba que había algo entre su hermano y yo. No quería que se le fuera a salir alguna palabra y que Aleksei lo supiera, ahí si estaba muerta.
Llegamos al club donde nos íbamos a ver con Seth. Dijo que iba a llevar a unos amigos para que nos conociéramos. Tampoco es como si me importara mucho si iba solo o acompañado.
Aleksei detuvo el auto y uno de los chicos que acomoda los autos se acercó rápidamente para abrirnos la puerta a Cami y a mí. El frío de la noche acarició mis hombros desnudos y mis piernas. Me acomodé el abrigo sobre los hombros. Aleksei le entregó el juego de llaves al chico, no sin antes advertirle que lo cuidara bien y le daría una buena propina al final. El chico aseguró que su auto iba a estar intacto. Más le valía que así fuera si no Aleksei lo podía matar.
—Ébano —pronuncié en un susurro que Cami pudo escuchar, ya que se encontraba a mi lado.
—Qué nombre tan... Peculiar —musitó, mirando el letrero en la parte de arriba de la puerta. Era discreto con luces neón.
Aleksei nos indicó entrar y antes de que el cadenero nos echara a patadas le dio una buena propina para que no dijera nada. Este aceptó el dinero y apartó la cadena forrada con tela de terciopelo.
Avanzamos por un largo pasillo que llevaba a la pista principal. Un gran espacio donde ya se encontraban bailando un grupo de personas con música electrónica. Observé el lugar y para ser prácticamente nuevo no estaba nada mal. Cruzamos la pista a base de pisotones, golpes en la espalda y alguien me tocó una teta.
Subimos la escalera y juntos miramos el lugar buscando al dueño, que se encontraba sentado al lado de una chica muy linda, con el cabello negro y la piel tan pálida cómo la nieve. A su lado dos chicos, uno de cabello oscuro y el otro rubio. El último se acercó para decirle algo a Seth y este asintió con la cabeza.
—Ahí está —dijo Cami, refiriéndose a Seth.
No tardó en ponerse de pie al ver que nos acercábamos. La chica de cabello negro nos miró de arriba abajo, pero no lo hizo de manera despectiva, lo sentí como si estuviera descifrando si ya nos habíamos visto en algún lugar.
—Estamos aquí cómo quedamos —miré sobre mi hombro, buscando a Aleksei, pero este se encontraba frente a la barra pidiendo algo para tomar.
—Imbécil —musité.
—¿Dijiste algo? —preguntó Cami. Sacudí la cabeza y los miré a los dos.
Seth se veía más guapo de lo que de por sí ya era. Esta vez no llevaba el pelo engomado, más bien parece que salió de bañarse y decidió dejarlo así. Su barba rubia se notaba un poco más al no haberla afeitado. Llevaba puesto unos pantalones de vestir de color negro junto con el saco del mismo color y una camisa sencilla debajo de color blanco.
De manera inconsciente, apreté las piernas al verlo.
—Qué bonitas se ven esta noche —dijo, sin quitarme la mirada de encima.
—Te ves bien —comentó Cami. Palmeó su hombro y pasó a mi lado para saludar a los que parecían ser los amigos de Seth. Se sentó sobre la mesita frente a los sofás y se presentó.
—Te ves muy guapa.
—Creo que ya lo habías dicho —Aleksei llegó a mi lado. Apoyó una mano en mi hombro, sin embargo, la aparté.
—No la molestes —le dijo a Seth.
—Me sé cuidar sola, idiota —me crucé de brazos —. Mejor apártate antes de que te dé una patada —Aleksei se rio, pero Seth se quedó serio. Aleksei observó en dirección a los sofás y su mirada se perdió en la pelinegra que escuchaba a Cami y cómo se presentaba ante los demás.
—Ahorita regreso —musitó. Pasó a nuestro lado y se sentó al lado de la chica.
—¿Se conocen? —preguntó Seth.
—No me importa lo que Aleksei haga —giré sobre mis talones y avancé hacia la barra.
—Espera —Seth me siguió de cerca. Jalé un banco y tomé asiento. Él a mi lado —. ¿Por qué estás tan amargada? —le hice una seña a uno de los chicos.
—No estoy amargada y si fuera así, a ti no te importa —le dije, mirándolo a la cara.
—Eres muy bonita, la mujer más hermosa que he visto en mi vida, pero también eres la mujer más amargada que he conocido —cerré el puño y lo golpeé en el brazo —. ¿Por qué me golpeas?
—No me digas amargada —señalé —. No me conoces y no sabes por qué soy así. Podría decir de ti que eres un idiota —alcé una ceja. Dibujó una sonrisa en sus labios.
—Déjame conocerte entonces para saber por qué eres así —el chico se acercó detrás de la barra.
—Un Cosmopolitan —le dije al chico.
—Un vaso con whisky —comentó Seth. El chico se apartó para preparar las bebidas.
—Creo que vienes acompañado —señalé a la chica que ahora estaba siendo atacada con preguntas por el idiota de mi primo. Seth giró la cabeza para verlos.
—Ella está bien —me miró de nuevo —. Tu primo no es un acosador, ¿o sí? —negué.
—Solo es un imbécil —respondí.
—Ahí está —se mojó los labios y ese sutil movimiento de lengua no me pasó desapercibido. De nuevo apreté las piernas y sentí una especie de calor que provenía de mi sexo —. Ella va a estar bien.
—Eso crees tú —nos entregaron nuestras bebidas y acerqué la copa a mis labios. Le di un sorbito sin quitarle la mirada de encima a Seth que también bebía de su vaso.
—Cuando dije que te ves bonita, lo dije en serio. Esta noche te ves más guapa que dé costumbre —mi rostro se calentó ante sus palabras.
—Debo confesar que te ves muy guapo —sonrió, altivo. Sentí las yemas de sus dedos, rozar mi pierna. Lo aparté con un manotazo y reaccionó abriendo los ojos de par en par.
—Lo siento.
—No me toques sin mi consentimiento —lo amenacé. Me quité el abrigo y lo colgué sobre el respaldo del banco. Me puse de pie y caminé hacia Cami y los chicos.
Mientras caminaba, sentía su pesada mirada atravesarme la nuca.
Seth
Se veía jodidamente sexy con ese vestido de color negro y ese escote que dejaba muy poco a la imaginación. Sus delgadas caderas se movían con cada paso que daba. El cabello le cubría la espalda y algunas pequeñas cicatrices de guerra que lucía con orgullo. Se posó frente a Cas y Gale, fue el rubio quien se puso de pie primero y después lo hizo Gale. Por otro lado, Eli platicaba con Aleksei, como si ya se conocieran. De ser así, ella me lo hubiera dicho. A menos que me ocultara cosas, lo que sería imposible. Eli no me haría esto.
Me puse de pie y llegué hacia ella.
—Así que tú eres la enigmática Vanya Záitseva —comentó Gale. Sostenía la delgada mano de Vanya entre sus dedos. Cami de pie a su lado.
—Tú eres Gale —lo miró y después miró a Cas —. Y tú eres Castiel —el rubio asintió.
—Es un gusto.
No me preocupaba que alguno de ellos dijera algo, no lo harían por lealtad y la gran amistad que nos unía desde que éramos unos críos. Más que nada, Cas y yo, que nos conocimos a los ocho años. Después llegó Gale cuando ya éramos unos pubertos de quince años.
Gale soltó la mano de Vanya y ella pudo saludar a Cas, quien le regaló una sonrisa sincera. De los dos, Cas era el menos rencoroso o cruel. No tenía malas intenciones con nadie y tampoco estaba metido en mi mundo. Nunca quiso seguir mis pasos, era lo mejor para él, no iba a poder con la culpa de todas las cosas malas que tienes que hacer para sobrevivir.
Cas era un hermano más. Lo único que le agradecía a Jared era eso, que aceptara a Cas en la casa y le diera un hogar, una familia que lo quiso mucho hasta el día que decidió irse y empezar una vida él solo.
—Seth se quedó corto cuando nos dijo que eres muy bonita —comentó Cas, soltó la mano de Vanya. La miré y sus mejillas se tiñeron de rojo.
—¿Les ha hablado de mí?
—Todo el tiempo —miré mal a Gale. No se suponía que tenía que decir eso. Era cierto, pero no debía decírselo a ella, mucho menos frente a Camila y Aleksei. Quien por cierto estaba embobado con Eli.
—Metiches —les dije. Puse una mano en la espalda baja de Vanya y la invité a sentarse con nosotros en el sofá.
Le hice una seña a uno de los camareros que pasaba frente a nosotros para que nos trajera más bebidas y botanas.
—Tu club no está mal —dijo Vanya. Pasó las manos sobre la piel del sofá.
—Ah, ¿sí? —asintió —. ¿En serio?
—En serio. Lo digo en serio. Me gusta —le sonreí.
—¿Ustedes dos ya se conocían? —preguntó Camila. Los cuatro giramos la cabeza hacia Eli y Aleksei. Ella se tensó por completo, mientras que él apartaba el vaso de su boca para responder.
—Sí —dijo Aleksei.
—No —respondió Eli. Fruncí el ceño y la miré atentamente.
—¿Sí o no? —preguntó Gale.
—Bueno...—Eli cogió un mechón de su cabello y lo enredó en su dedo.
—La otra noche fui a beber algo con Billy y pasamos por un bar. Eli estaba atendiendo en la barra —Eli se puso roja cómo un tomate.
—Fue una casualidad —comentó ella. Como si tuviera que darme algún tipo de explicación.
—Y ahora sé que tu nombre es Elizabeth.
Si sabía una cosa de Aleksei es que le gustaba Eli y no lo podía culpar, siempre fue una mujer muy bonita. Lo más bonito de ella son sus grandes ojos almendrados, tan expresivos y llamativos. Era sensible y con un gran corazón.
Eli miró de reojo a Aleksei y se sonrojó mucho más, como si eso pudiera ser posible.
Ellos siguieron en su plática mientras Camila se metía en medio de Cas y Gale. El primero se puso nervioso al tenerla cerca, pero a Gale no le importó.
—¿Por qué no vino Nate? —preguntó Gale. Bebió lo último que tenía en la botella y la dejó sobre la mesa.
—Sabes que no le gustan este tipo de lugares.
—¿Quién es Nate? —Vanya nos miró, esperando una respuesta.
—Es mi hermano menor —abrió los ojos de par en par.
—Nunca dijiste que tienes un hermano —alcé una ceja.
—Yo también tengo secretos, ved'ma, no solo tú. ¿Es que acaso ahora te importa mi vida? —me deslicé cerca. Cuando se dio cuenta de lo cerca que estábamos se corrió unos centímetros lejos.
—Tu vida sigue sin importarme.
Me reí de su comentario. Para su buena suerte, el camarero se acercó con las bebidas y las botanas. Estiró la mano y cogió unas patitas que se llevó a la boca.
—No te rías de mí.
—¿O qué me vas a hacer? —inquirí.
—No lo quieres saber —de nuevo bebió de su vaso sin dejar de mirarme.
Mi mirada bajó a sus labios perfectamente delineados. En ese momento surgió un sentimiento que yacía escondido dentro de mí. Quería besarla, comerle los labios con ímpetu y poseer su boca con mi lengua. Deseaba tanto probar su boca para saborearla.
¿Qué tipo de sabor tendrá tu lengua, Vanya?
—¿En qué piensas? —chasqueó sus dedos frente a mí.
—En nada —mentí. No podía disimular lo mal que me ponía tenerla tan cerca, pero estar tan lejos.
—Mientes —entornó los ojos —. Eres un mal mentiroso.
No agregué nada más para que no sospechara que efectivamente estaba mintiendo y que pensaba en ella de maneras indecentes y que no debía pensar. Por más que me recordaba que Vanya era el enemigo, mi cuerpo reaccionaba a ella de una manera sofocante.
—Voy al baño —informó Vanya, poniéndose de pie. Dejó su bolso a mi lado.
—¿Quieres que te acompañe? —le preguntó Camila, sin embargo, ella negó con la cabeza.
—No tardo —se bajó el vestido y se dio paso entre los demás para caminar hacia el baño.
—¿Se te perdió algo? —indagó Camila. Giré la cabeza hacia ella y negué con la cabeza.
Dejé el vaso sobre la mesita. Cas apoyó su mano en mi brazo.
—¿Qué pretendes hacer? —preguntó en un tono muy bajo para que nadie escuchara.
—Nada —me aparté y me puse de pie. Sentí la mirada de Cas perforarme la nuca mientras caminaba en dirección al baño. No tenía ganas de hacer del baño. Mi idea era otra.
Esperé unos minutos afuera del baño mientras Vanya se encontraba dentro. Algunas chicas entraron y salieron después de que ella entró. Recargué la espalda contra la pared. Tomaba respiraciones cortas para no desesperarme, pero la paciencia nunca fue uno de mis dones. Era más bien obstinado y desesperado hasta el cansancio.
—¿A caso me estás siguiendo? —preguntó al verme afuera del baño, esperando por ella.
—Creo que te tardas mucho —ignoré su pregunta. Entornó los ojos.
Me aparté de la pared y estiré la mano para agarrar su muñeca. Mis dedos se cerraron alrededor de su muñeca. Cogí su otra mano y con delicadeza la empujé contra la pared.
—¿Qué crees que haces? —tartamudeó.
Mi mirada bajó a sus labios. Me saboreé como si ya los hubiera probado, pero estaba lejos de hacerlo.
—Te hice una pregunta —apoyé sus brazos contra la pared, a la altura de sus hombros.
—Has hecho muchas preguntas esta noche —mi pecho se apretó contra sus pequeños senos. Su respiración se cortó en el momento que mis labios rozaron sus labios. Solo un suspiro de separación.
—Se-Seth —su voz tembló y mi corazón empezó a latir errático ante su dulce voz.
—Sí, te estaba siguiendo —le confesé —. Y sí, me gustas mucho también. Y quiero besarte.
Solté sus muñecas. Mis manos se deslizaron a sus caderas y se quedaron ahí unos segundos en los que le preguntaba con la mirada si podía continuar. Su silencio me dijo que podía seguir con mi camino hacia su trasero. Mis manos junto con mis dedos amasaron sus nalgas. Las suyas se apoyaron en mi pecho y agarraron el cuello de mi camisa.
—Vanya...—las palabras murieron en la punta de mi lengua en el momento que ella terminó con la poca distancia que nos separaba. Mi corazón latía frenético y desbocado por todas las sensaciones que me invadían en ese momento.
Nuestros labios se fundieron en un beso que me aceleró la respiración. Gemí en su boca en el momento que mi lengua hizo contacto con la suya. Su boca sabía a vodka y arándanos.
Apretó sus senos contra mi pecho y mis dedos se hundieron en la tela de su vestido, apretando su piel con fuerza.
Estaba más que seguro que sus besos eran una droga, una droga tan cara que esto me iba a costar demasiado.
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Perdón por la tardanza, pero mi computadora se traba a cada rato, más cuando escribo este libro. Creo que me odia 😭
Pero aquí se los dejo, espero les guste ❤
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