Capítulo 8: dos mundos chocan.
Un nuevo día había comenzado.
Marion, Theo y Erin llegaron al hospital siguiendo las indicaciones del agente Jonhson, y efectivamente en la habitación 203 se encontraba Brittany. Llevaba una bata de color azul claro y su pelo arreglado en una coleta. La habitación era lo suficientemente grande para que entraran dos camas.
La cama más próxima a la puerta, estaba ocupada por una anciana que dormía plácidamente. Las dos camas estaban separadas por una cortina y en medio de la habitación -frente a las camas- había un televisor empotrado a la pared, el cual, en ese momento estaba apagado.
La cama donde reposaba Brittany, estaba junto a una ventana que se mantenía abierta; dejando entrar un poco de viento que hacía ondear las cortinas que la cubrían. Era una mañana soleada, pero en ese momento, Brittany no quería recibir los rayos del sol.
-Gracias por venir, chicos -dijo a sus amigos y pudo ver en ellos un aire ausente-. Lamento... lamento haberlos hecho pasar por esa locura.
-¿Cómo llegaste aquí? -preguntó Marion, quien la miraba con el ceño fruncido.
-Yo... sabía lo que haría Duncan, tarde o temprano debía suceder, yo... -Antes de que Brittany continuara, Erin la interrumpió.
-¿Qué significa que sabías lo que Duncan haría? -cuestionó, con un tono de voz autoritario.
Brittany desvió su mirada a la ventana por el pequeño espacio por donde entraba el viento; veía a lo lejos un día soleado y tranquilo. Se dio cuenta de que el sol no era tan malo como pensaba. Además, no podía lidiar con las miradas acusadoras de sus amigos, aun así, respondió viéndolos nuevamente.
-Hay algo que deben ver. -Brittany desvió su mirada a la cama de junto y suspiró-. No estoy segura de cómo lo tomarán, es algo estúpido. -Dibujó una sonrisa que se apagó ante las miradas frías de sus amigos-. De cualquier forma, deben verlo, es lo que explicará toda la locura de anoche.
-¿Qué le hiciste a Duncan? -preguntó Erin, sintiéndose furiosa.
-No has dicho cómo llegaste aquí -agregó Theo, quien se había mantenido callado, desde su llegada.
-Como les dije -comenzó a decir Brittany mientras se acomodaba en la cama-, sabía lo que Duncan haría y esa noche llevaba un chaleco antibalas que Frankie me ayudó a conseguir.
-¿Frankie sabía que Duncan te iba a lastimar? -preguntó Marion ofuscada.
-Es mi mejor amigo y su papá fue policía -se defendió-. El cuchillo alcanzó a penetrar el chaleco y perdí sangre; sin embargo, contaba con el tiempo necesario para salir de la piscina, tomar el auto de Theo, que por alguna razón tenía las llaves puestas y facilitó las cosas; de no haberlo hecho hubiera muerto a mitad de camino, luego conduje hasta la estación de policía más cercana, al llegar me desmayé por la pérdida de sangre durante el trayecto -dijo y pudo darse cuenta de la cara de estupefacción que ponían sus amigos-. Me hicieron una transfusión y cuando estuve más o menos estable, hice la denuncia. Pude haber muerto.
El lugar se mantuvo en silencio unos minutos. Brittany no podía lidiar con la cara de mal humor que ponían ellos.
-Es una locura -soltó Marion, moviendo los brazos-. Es una completa locura.
-Entiendo si están molestos -apaciguó Brittany la situación-. Tienes toda la razón para actuar de esa forma, es una locura. Ya avisé a Cecile, mi ama de llaves, para que traiga un video que deben ver y en cualquier momento llegará.
Los siguientes minutos fueron de completo silencio. No había forma de que ellos protestaran o dijeran algo a la chica. Era demasiada información para procesar en tan poco tiempo.
-¡Lamento la demora, señorita! -exclamó Cecile al abrir la puerta y lo primero que vio fue a una anciana-. ¡Oh, debí equivocarme de habitación!
-Por aquí -anunció Brittany y el ama de llaves cruzó la habitación pronunciando un: «con permiso». La mujer entregó un CD delicadamente. La chica pidió a uno de sus amigos que lo pusiera, pues bajo el televisor había un DVD.
-Yo me encargo -pronunció Theo y tomó el disco.
-Sus padres vendrán más tarde -anunció Cecile.
-Gracias -manifestó Brittany-. ¿Puedes ir a la cafetería del hospital y traerme un yogurt?, por favor.
La mujer asintió con la cabeza, hizo una reverencia con su cabeza antes de retirarse y a continuación, cuando ella ya estaba afuera, el video comenzó a proyectarse.
El video comenzaba con Brittany acostada en una cama con Duncan. Desde donde estaba ubicada la cámara, éste mostraba la espalda y besaba a Brittany apasionadamente. La chica arqueó la espalda, mientras él la seguía besando en el cuello.
-¿Grabaste una porno? -preguntó Erin atónita, mirando con la boca abierta.
-Sigue mirando -respondió Brittany.
La mujer de la cama de enseguida, levantó su mirada al televisor, pero prefirió ignorarlo, el video no tenía demasiado volumen y, al parecer, la anciana era algo sorda.
El video continuó. Duncan seguía besando a Brittany. Luego Duncan se levantó para sentarse sobre Brittany y se veía cómo se quitaba la camisa, para luego continuar besando a la chica.
-Quiero que hagas algo -habló Brittany en el vídeo-. Es... una extraña fantasía.
Duncan soltó una risa complaciente y se levantó nuevamente para quedar sentado y poder verla mejor.
-¿Qué quieres que haga? -le preguntó, sin dejar de sonreír-. Estoy que ardo, nena.
-Ya lo creo -contestó Brittany y soltó una risa nerviosa-. Bajo la cama hay una caja ¿Puedes levantarla?
El chico asintió con su cabeza y mandó sus manos por debajo de la cama, efectivamente, había una caja más o menos grande; al parecer, antes había sido una caja de zapatos.
-Lo que hay en la caja -aclaró Brittany, aunque con temor en su voz-. ¿Te lo pondrías?
Duncan abrió la caja y se encontró con una falda de colegiala de color rojo, una camisa blanca y unas medias largas de color blanco.
-¿Hablas en serio? -preguntó él y se mostró colérico.
-¿Qué es eso? -preguntó Erin, sin despegar los ojos de la pantalla, ya que desde el ángulo donde estaba la cámara no se veía claramente de que se trataba.
-¿Pretendes que me vista como una chica? -cuestionó Duncan, ofendido.
-Esto no me agrada -manifestó Marion, quien no dejaba de mirar al televisor.
-Más exactamente de colegiala -contestó Brittany y trató de dibujar una sonrisa mientras veía.
-¿Acaso eres lesbiana? -El chico se estaba tornando enojado-. ¿Qué clase de locura es esta?
-Es sólo una tonta fantasía -contestó Brittany y se arrodilló en la cama-. Pero si no quieres hacerlo, pues...
-¿Una tonta fantasía? -interrumpió Marion, antes de que Duncan le respondiera en el video.
-En realidad -contestó Brittany-. Fue un negocio.
-Oh, por Dios -susurró Erin desconcertada, volteó a mirar a Brittany que seguía sentada sobre la cama, tapada con una frazada blanca; luego regresó los ojos al video.
-De acuerdo, lo haré -contestó Duncan en el video. Luego procedió a quitarse sus pantalones, medias y zapatos, para sólo quedar en ropa interior.
-No te preocupes, después nos deshacemos de la ropa -le alentó Brittany, mientras miraba como él se ponía la ropa de colegiala, desde el ángulo de la cámara se veía la espalda de Duncan.
-Tiene lindo trasero -soltó Marion, de repente.
Erin la vio con una mirada que decía «¿Hablas en serio?», y ante la mirada indiscreta de su amiga, Marion alzó los hombros.
Duncan ya estaba con la falda, la camisa y las medias largas.
-Me siento raro -pronunció el chico, mientras intentaba concentrarse en lo que estaba realizando hace unos minutos. Se sentó nuevamente sobre Brittany y volvió a besarla. La chica por su parte, se concentró en los movimientos que haría su compañero.
Él no tuvo reparo en continuar besándola; ella parecía disfrutar a costa de lo que había sucedido. Luego dio la vuelta con el cuerpo de la chica y la puso sobre él, quedando éste acostado sobre la cama. Pero se vio distraído por una luz titilante roja que provenía de un grupo de peluches.
-¿Qué es eso? -preguntó Duncan, deteniendo sus acciones.
-No es nada -le tranquilizó Brittany y tomó la cabeza de Duncan para continuar besándolo y distraerlo.
-¿Me estás grabando? -preguntó a punto de levantarse de la cama.
Brittany reaccionó a sus palabras y supo que había sido descubierta, se levantó de golpe de la cama, corrió hasta el mueble donde estaba el grupo de peluches y tomó la cámara.
-Te voy a matar -se escuchó de la voz de Duncan.
Lo siguiente que mostró el video fue estática.
-¿Qué fue eso? -preguntó Erin, quien no creía lo que acababa de ver.
-Esto debe verlo la policía -sugirió Erin, mirando a Brittany con una mirada de preocupación.
-¡No! -alzó la voz Brittany-. Esto jamás lo verá la policía.
-¿Por qué lo grabaste? -preguntó Marion.
-Como les dije fue un negocio -respondió Brittany, insegura por lo que decía-. Alguien me pidió que grabara a Duncan con vestido de colegiala. Si lo hacía me conseguiría entradas para Coachella.
-¿Hiciste esa tontería para ir a un tonto festival hippie? -le reprochó Marion, quien estaba más furiosa que nunca.
Brittany bajó la cabeza, como señal de culpa y no musitó ni una sola palabra.
-Yo pienso lo mismo que Brittany -se aventuró a decir Theo con cara de vergüenza, lo que causó, que sus amigas lo vieran con una mirada acusadora-. No la estoy defendiendo, sólo pienso que, ya encontrarán suficientes pruebas en la casa de campo para culpar a Duncan por las barbaridades que hizo, eso es todo.
La habitación se fundió en un silencio total. No sabían con certeza si lo que decía Theo era cierto, tal vez, así lo era.
-Yo sé que fue una tontería -rompió el silencio Brittany-. Pero es Coachella, chicos, para ese momento no tenía dinero y no quería pedirles dinero a mis padres, sé que ellos me dan lo que pido, pero... jamás estarían de acuerdo en darme dinero para un festival de música electrónica, seguro pensarían que estoy ingiriendo drogas; además, necesito que prometan que no mencionarán a nadie sobre este video.
La chica miró a sus amigos y levantó la mano derecha, como señal de juramento. Los tres se veían muy dudosos; al final, prometieron que no saldría a la luz el asunto del video.
≪ •❈• ≫
Brittany había sido dada de alta en la noche del mismo día en que les enseñó a sus amigos el video. Dos días después se celebró el velorio de Frankie, había mucha gente que lo conocía; compañeros de la universidad, amigos, viejos amores y su familia. A la misa no había ido mucha gente; pero para la ceremonia de entierro, acudió una gran cantidad de gente.
Era una tarde gris, el viento soplaba levemente y el cielo poco a poco comenzaba a teñirse de naranja y negro. Pronto, se asomaría la puesta del sol. Su sepultura se decidió que sería bajo tierra.
Las personas que acudieron a la ceremonia se habían reunido cerca de un frondoso roble, donde les proporcionaba suficiente sombra. Rodeando el terreno, estaban las personas más allegadas a Frankie; eran bastantes, realmente. Los llantos y siseos inundaron el lugar. El sacerdote que presidía la ceremonia era un hombre calvo, con un bigote corto y blanco, vestía de pantalón y camisa negra; llevaba una biblia entre sus manos y un collar de acero con la cruz de Dios crucificado.
Brittany y Marion optaron por un vestido negro de una sola pieza, Marion llevaba zapatos bajos de color negro y Brittany optó por zapatos de tacón alto; ambas llevaban lentes negros. Erin lleva un pantalón negro y un abrigo negro con gris y zapatos de tacón bajo. Por su parte, Theo vestía un traje negro, camisa blanca y corbata negra; igual que las chicas, llevaba lentes oscuros. El féretro se encontraba a la izquierda del sacerdote y, frente a este, una fosa de tres metros de hondo. Los asistentes, rodeaban lo que sería la tumba de Frankie y escuchaban atentamente las palabras del sacerdote.
-Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al señor en el aire, y así estaremos siempre con el señor. -El sacerdote cerró la biblia, la puso bajo su brazo y continuó hablando con sus manos en frente-. Frank Bernard Miller era un buen hombre. Buen hijo. Buen hermano. Buen amigo. Un gran ser humano que ahora Dios, lo recibirá en sus brazos. Frankie, como todos lo conocían, estará en el corazón de todos vosotros, todos aquellos que compartieron con él algunos minutos de su tiempo, amigos y familiares. Que la paz se regocije en todos nuestros corazones, y que nuestro amigo Frank tenga la paz anhelada.
El hombre lanzó una mirada a unos hombres de overol azul, los cuales, entendieron que era la señal para bajar el féretro y ser dejado bajo tierra.
-Frankie amaba las rosas blancas -pronunció Brittany, quien llevaba en sus manos una flor y tenía sus ojos envueltos en lágrimas. Ya no llevaba puestos sus lentes oscuros. Sus otros tres amigos también llevaban una rosa blanca en su mano.
Así, los tres imitando la acción de Brittany, lanzaron cada uno su rosa blanca sobre el ataúd antes de ser enterrado bajo tierra. Los hombres de overol azul procedieron a cubrir el ataúd con la tierra, mientras los demás observaban. El sacerdote, esparció sobre la tumba agua bendita. El cielo se comenzó a teñir de oscuridad y el viento que soplaba, había disminuido notablemente.
-Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado. -Volvió a pronunciar el sacerdote sin bajar sus manos-. Que el alma de Frank Bernard Miller descanse en paz.
-Amén -pronunciaron algunos, al unísono.
Otros, simplemente se remitieron a asentir con su cabeza y, poco a poco, la gente comenzó a dispersarse.
≪ •❈• ≫
Unas semanas después se realizó el juicio de Duncan. Se realizó de forma pública. A esta, acudieron sus amigos, su padre y algunas personas curiosas que se enteraron por medio de las noticias, el caso de Duncan no fue tan controversial, ni causó demasiado furor; aun así, acudieron algunos desconocidos con interés en dicho caso.
El juicio lo presidía un hombre moreno, robusto, de pelo al ras y ojos pequeños. Al frente suyo, se encontraba el fiscal del distrito, un hombre de aspecto rudo. A la derecha del fiscal, se encontraba Duncan, con esposas en sus manos y un enterizo de color naranja. Mantenía el ceño fruncido y no cruzó ni una palabra con su abogado, éste de cabello rubio y una figura bastante estilizada. En la primera fila de las sillas del público, se encontraban los amigos de Duncan y su familia.
En el trascurso del juicio, se reveló que el abogado de Duncan no contaba con las suficientes pruebas para declararlo inocente. En la casa de campo de Brittany, se habían encontrado huellas en el cuchillo con el que atacó a Frankie. Alrededor de la casa se encontraron muchas huellas de todos, pero ninguna que los incriminara dentro del caso. En los exámenes de necropsia, el cuerpo de Frankie reveló que había sido apuñalado antes de caer del balcón. Duncan manifestó que Frankie se había suicidado; sus amigos intercambiaron una mirada de complicidad, atónitos a esa revelación. Pero esto no le sirvió como medio de defensa, ya que no se podía descifrar con certeza, si realmente se suicidó.
-De igual forma, el doctor Preston nos ha enviado un examen médico -habló el juez, examinando unos documentos-. En este, nos informa que el acusado debe permanecer en un ala psiquiátrica de la prisión mientras dura su tratamiento, por supuesto. Si muestra mejoría, pasará al patio general. ¿Algo que objetar señor fiscal?
-Nada que decir, su señoría -contestó el fiscal-. Salvo agregar que, según informe del guardia de seguridad de la celda del señor Foster, éste mostró una actitud violenta, por lo que, con esto se esto corrobora lo dicho por usted.
-¡Oh, por supuesto! -exclamó el juez, mientras hurgaba entre sus papeles-. Sí, efectivamente, tenemos ese informe aquí mismo. Señor defensor la misma pregunta.
-Sin objeciones, señor juez -contestó el abogado de Duncan-. Lo único que quiero solicitar formalmente, es que quede constancia de que, si mi cliente muestra mejoría, pase a reclusión de baja seguridad. Lo anterior, lo manifiesto debido a que más adelante se allegarán las pruebas de que el señor Foster no muestra señales de ser un peligro para la sociedad.
-Señor defensor -puntualizó el juez con voz severa-. Los miembros del jurado ya han tomado una decisión y le recuerdo que el señor Foster está acusado por el asesinato del joven. -Revisó sus papeles-. Frank Miller y el intento de asesinato de la señorita Brittany Thompson, la cual se encuentra aquí con nosotros.
Brittany desde su silla quería que la tragara la tierra, se encogió en su lugar solo un poco, sintiéndose avergonzada por escuchar su nombre en el transcurso del juicio. Los ojos de sus amigos y unos cuantos desconocidos se posaron sobre ella. La chica miró alrededor y sintió mil ojos que la observaban.
Minutos después, el juez examinó por última vez los documentos que tenía frente a él. Duncan continuó con ceño fruncido y sin cruzar palabras con su abogado. Dentro de su mente pasaba la idea de que el tipo se veía muy pulcro, pero que de inteligencia: cero. El fiscal al otro extremo, revisó unas hojas mientras se daba el veredicto final. Junto a Brittany, sus amigos no decían nada, solo intercambiaban miradas esperando el resultado final.
-Bien -comenzó a hablar el juez-. Sin nada más que agregar, siendo las nueve horas y veintiocho minutos de los veintitrés días del mes de marzo del año dos mil quince, en mi calidad de juez del circuito, declaro al señor Duncan Foster culpable del asesinato del joven Frank Bernard Miller y el intento de asesinato de la señorita Brittany Thompson. Pena que pagará económicamente con trabajo dentro de la prisión para solventar los perjuicios causados a la familia Miller, y una condena en la prisión por veinte años. Se levanta la sesión. -El juez dio unos golpes en el atril con su pequeño mazo y se dirigió a una puerta que tenía a su derecha.
-Hice lo que pude -se disculpó el abogado, dirigiéndose a Duncan.
-Púdrete -le susurró Duncan.
El fiscal se acercó a la familia de Frankie para hablar sobre la indemnización que recibirían por la muerte de éste. Por otro lado, un guardia de seguridad se acercó a Duncan para llevarlo devuelta a su celda.
-Me vengaré -susurró Duncan a sus amigos antes de verse arrastrado por el guardia de seguridad.
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