Capítulo 5: golpea y corre.
Theo y Marion continuaron viendo el cuerpo de Frankie con temor de cerciorarse si realmente se encontraba muerto. El cielo los iluminaba con una luna llena y unas cuantas estrellas. Tras ellos, la oscuridad se abría paso.
-Debió ser Duncan -pronunció Marion, mirando alrededor un poco más calmada, como intentando encontrar algo. Caminó hacia el camino rocoso, de ahí en adelante se podía adentrar al bosque, el cual, separaba la carretera principal de la casa de campo.
-¿Qué buscas? -cuestionó Theo, interesado en lo que hacía la chica.
-Tengo un plan -comenzó a decir, sin despegar sus ojos del paisaje-. Debemos encontrar algo con que atacarlo, un trozo de leña, una vara, lo que sea.
Theo asintió y ayudó a la chica a buscar entre la densa hierba.
Pensó que seguramente el plan de Marion era atacarlo directamente, buscarlo y darle su merecido por acabar con Frankie, sin pensar siquiera en que, muy seguramente, Erin ya había corrido la misma suerte que él. Ahora, sólo serían ellos contra Duncan. Luego, recordó que había arreglado el módem, pero no tenía en sus manos su teléfono móvil; sin embargo, con el de Marion podían alertar a la policía. Era justo hacerlo.
-¿Tienes tu teléfono contigo?
-Creo que lo dejé junto a la chimenea ¿Por qué?
-Creo que ahora que tenemos señal, debemos llamar a la policía.
-Pero es demasiado peligroso. Duncan ya debe saber que no estoy en la habitación y si así es... -Se tomó la cabeza con ambas manos-. Si así es, mi plan será una tontería, puede funcionar... no lo sé, debemos intentarlo. -La chica siguió buscando-. No parece que haya mucho aquí, tendremos que arriesgarnos.
Marion lanzó un gruñido de frustración y continuó con la búsqueda.
Muy pronto, el cielo lanzó un estruendo. Un rayo se divisó en la distancia, iluminando su camino. Algunas gotas comenzaron a caer del cielo; por la forma en que comenzaba a llover, pudo suponerse que se prolongaría por horas.
A pesar del clima, ambos continuaron buscando algo con qué atacar. Un nuevo rayo apareció en la distancia.
-¡Lo tengo! -exclamó Marion, exhibiendo un trozo bastante grueso de madera-. Sígueme.
-¿Qué piensas hacer? -preguntó Theo con duda.
-Debemos regresar a la habitación -le explicó, mientras volvía sobre sus pasos.
Theo asintió, a medida que la seguía. Habían tomado de nuevo el camino de la piscina, mientras en voz baja, para no alertar a Duncan, le explicó su plan.
≪ •❈• ≫
A Duncan no le importaba el mal tiempo que hacía. A juzgar por la forma en que llovía, duraría toda la noche; aun así, continuó buscando a Theo. Inspeccionó completamente la casa y no lo encontró; incluso trepó aquella escalera de enredadera por si estaba en el tejado, pero fue un esfuerzo inútil, además los escalones estaban resbalosos.
Empapado de los pies a la cabeza, regresó a la casa. Revisó la habitación donde había dejado a Erin y ella seguía inconsciente. Buscó en cada rincón de la casa, mas no había señales de donde se encontraba Theo. Sólo quedaba un lugar dónde buscar y era en la habitación, donde estaba atada Marion. ¿Era posible que él se encontrara con ella? Mantuvo su atención alerta en caso de encontrarlo allí. ¿Debería atacarlo para impedir que la ayudara? Miles de pensamientos se cruzaron por su mente y un miedo inexplicable se apoderó lentamente de él, un miedo del que intentaba huir. Quería que todo saliera perfecto.
Al llegar a la habitación, abrió lentamente la puerta y cruzó el umbral empuñando su cuchillo. Marion seguía atada a la silla, mirándolo con sus ojos envueltos en furia.
-Parece que no te has movido -pronunció Duncan y luego sintió un escalofrío que recorría su cuerpo y un dolor procedente de la cabeza. Cuando intentó ver de qué se trataba, su mirada se nubló y cayó de espaldas.
≪ •❈• ≫
El plan de Marion había funcionado.
Tan pronto como Duncan cruzó la puerta, Theo lo golpeó con el trozo de madera que Marion había encontrado. Seguido a ello, se dispuso a desatar a la chica nuevamente, aunque sus nudos no habían sido tan elaborados como los de Duncan, eso había funcionado para que cayera en la trampa.
-Debemos buscar a Erin -manifestó Marion.
Theo recordó que Erin había regresado a la habitación donde había pasado la mayor parte de la noche y se dirigió hasta ese lugar en compañía de Marion.
Erin, a simple vista, parecía estar dormida. Al cruzar la puerta de la habitación, lo primero que notaron era que estaba atada a la cabecera de la cama. Theo se encargó de desatar los nudos mientras que Marion, le dio algunas palmadas en las mejillas intentando despertarla.
La chica despertó sobresaltada y miró a su alrededor.
-¿Dónde está? -preguntó Erin con temor-. ¿Dónde está Duncan?
-Está inconsciente en la habitación frente a la piscina -le respondió Theo.
-Debemos llamar a la policía -pronunció Erin, levantándose de la cama enérgicamente y caminó hacia el perchero junto a aquella habitación. Sus amigos la siguieron, intercambiando miradas-. No debemos perder más el tiempo.
-Mi teléfono -pronunció Marion, acercándose a la chimenea, la cual, a lo largo de la noche, su llama se extinguió.
Un estruendo del exterior y luego otro rayo en la distancia. Las luces de la casa parpadearon y todo quedó sumido en oscuridad, otra vez. Con la luz, todo el lugar fue invadido por un silencio absoluto. Solo el ruido de la lluvia golpeando las ventanas se podía escuchar. Marion alumbró a sus amigos con la linterna de su celular. Afuera la lluvia se tornaba más fuerte conforme iban pasando los minutos.
Erin tomó de uno de los bolsillos su teléfono móvil y marcó al 911, puso el altavoz y comenzó a caminar de un lado a otro. Mientras intentaba comunicarse con la policía, Marion iluminó todo el espacio que los rodeaba; en la expectativa de no ser sorprendidos por Duncan.
-Parece que se ha ido la señal, de nuevo -anunció Erin, sin parar de caminar de un lado a otro. El teléfono mostró: «error en la llamada».
-Déjame intentarlo -habló Marion marcando al 911. En cuestión de segundos, apareció un aviso en su teléfono que rezaba: «imposible conectar».
-¿Dónde está Frankie? -reparó Erin, mirando alrededor.
-Parece que Duncan lo mató -respondió Theo, aunque se lamentaba en sus adentros por ser tan directo-. Su cuerpo está afuera, al parecer lo lanzó del balcón.
-¡Oh, por Dios! -Exclamó Erin y abrió la puerta de la casa para divisar el cuerpo sin vida de su amigo que recibía sobre su cuerpo inerte las gotas de lluvia y pudo notar como el agua se fusionaba con la sangre bajo su cuerpo-. ¿No pensaron en entrar el cuerpo?
-Primero debíamos encargarnos de Duncan -se excusó Marion-, no tienes que compórtate así.
-Ayúdenme a ponerlo en algún lugar -habló Erin, levantado a Frankie de los hombros-. ¡Por favor!
Su rostro estaba pálido y empapado. Sus labios se vislumbraban de un tono azul. Sus ojos sin vida, parecían concentrarse en ella. Erin se quedó de pie bajo la lluvia, donde sus lágrimas se fundían con las gotas de lluvia.
Theo se acercó a la chica y tomó las piernas de Frankie y entre los dos, entraron el cuerpo del difunto. Erin no paraba de llorar. Pusieron el cuerpo sobre el gran sofá quedando este tendido boca abajo. Marion esperaba junto a la chimenea, cruzada de brazos con su teléfono en las manos, sin musitar ni una sola palabra. Luego se acercó y se puso su pashmina. Erin imitó la acción de su amiga y se puso su suéter gris.
-Seguimos sin señal -habló Marion revisando su celular. Un icono en su teléfono le avisó sobre aquella situación.
-¡Maldito aparato! -gritó Theo, cruzándose de brazos.
-Iré por una manta -anunció Erin, caminando hacia la habitación donde estuvo hacía unos minutos.
-¡Está muerto! -le recordó Marion a su amiga mientras veía como extendía una manta sobre el cuerpo sin vida de Frankie.
-No tienes que ser tan insensible -le reprochó Erin.
-¿Qué haremos con Duncan? -Preguntó Theo.
-Debemos traerlo y atarlo -sugirió Erin-. Antes de que despierte.
-Marion, ven conmigo -pidió Theo, mientras se dirigía a la habitación frente a la piscina.
El cuerpo de Duncan permanecía intacto en el suelo. Theo lo tomó de los hombros y comenzó a arrastrarlo fuera del cuarto.
-Tómalo de las piernas -pidió, mirando a la chica.
-De acuerdo -respondió Marion sin rechistar-. Es un poco pesado.
Al llegar a la sala de estar donde Erin esperaba, soltaron el cuerpo y lo dejaron en el suelo. Sin decir ni una palabra, Theo regresó a la habitación y después se acercó a la sala con la silla donde había estado amarrada Marion; así como las cuerdas con las que fue atada.
-Ayúdenme a acomodarlo en la silla, por favor -pidió Theo.
Marion y Erin asintieron. Entre los tres, acomodaron el cuerpo de Duncan en la silla y luego lo ataron de pies y manos.
-¿Está muerto? -preguntó Erin.
-Aún está vivo -respondió Marion, la cual se acercó y le tomó el pulso en una zona de su cuello-, el golpe fue bastante certero.
-Pero en cualquier momento despertará -agregó Theo-, debemos estar preparados.
El cuerpo de Duncan quedó frente a la chimenea, inconsciente. Erin se sentó en una de las sillas otomanas, mientras los otros dos, permanecían de pie.
-¿Cuál es el siguiente paso? -preguntó Marion.
-Debemos llamar a la policía -sugirió Erin de brazos cruzados.
Marion y Theo intercambiaron miradas, no parecía ser la idea más prudente para hacer en ese momento; aunque mientras pensaban cual era la mejor opción, la idea de llamar a la policía no parecía una idea tan descabellada.
-Tengo una idea -pronunció Erin con una sonrisa y se levantó de la otomana. Caminó hasta una ventana y miró hacia el exterior-, aunque con el clima... no sé qué tanto éxito tenga.
-¿De qué se trata? -Quiso saber Theo, interesado en las palabras de la chica.
-Usaré mi teléfono para llamar a la policía -contestó-, llegando a la carretera, la señal es más fuerte.
-Es peligroso -le advirtió Marion-. El camino con este clima es peligroso, algo te podría pasar.
-Tendré cuidado -indicó la morena con una sonrisa-. No tardaré, es nuestra única oportunidad. -Suspiró-. Además, confío en que entre ambos se cuidarán. Demostraré que no soy tan débil como creen.
-Yo no pienso eso -se defendió Theo y miró a Marion.
-De acuerdo -contestó Marion, ante la mirada acusadora de Theo-. Pero si tardas demasiado, iremos a buscarte.
Erin sonrió y a través de la lluvia salió a cumplir su misión.
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