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Capítulo 32: monstruos.

Cada uno comenzó a barrer el agua que se estancaba en aquel lugar, con ayuda de sus pies; atendiendo a la sugerencia de Dong Yul. La lluvia se intensificaba minuto a minuto.

Aiden se acercó al cuerpo de Duncan, lo tomo de una mano y miró hacia atrás.

-No se queden ahí -refutó-. ¡Ayúdenme!

Dong Yul y Theo se acercaron. Theo tomó la otra mano de Duncan y Dong Yul agarró ambas piernas, pero sintió que era demasiado peso.

-Una mano más, hará más liviana la carga -expresó el asiático hacia las chicas.

-Yo no pienso tocarlo -refutó Erin.

-No te preocupes -dijo Brittany, poniendo una mano sobre el hombro de la chica-. No te preocupes. Tú abre el vehículo.

-Erin no tiene permiso de conducir -respondió Theo.

-Aún no, pero si quieren que conduzca, lo haré -habló Erin y se levantó del suelo.

-Toma. -Theo le extendió las llaves a Erin.

Erin fue la primera en bajar las escaleras. Después, los cuatro iban bajando el cuerpo sin vida de Duncan, cerciorándose en cada paso, de no caer.

Poco a poco, el lugar se tornaba más oscuro. Erin, quien encabezaba el grupo, iluminó el camino con la linterna de su celular. El panorama era el mismo; no paraba de llover, y los truenos en la distancia manifestaban que se prolongaría por tiempo indefinido.

De vez en cuando, se detenían, pues aquel cuerpo sin vida era mucho más pesado. Quienes más esfuerzo hacían eran Aiden y Theo, pues inspeccionaban lo que tenían frente a ellos, antes de dar un paso hacia adelante.

Aquel descenso, fue más complicado de lo que imaginaron. Ya en la planta baja; por donde habían entrado, descargaron el cuerpo de Duncan y tomaron un descanso.

-¡Pesa como un demonio! -se quejó Brittany y estiró sus brazos.

-Entre todos es más liviano -intervino Dong Yul-. Pero, sí, fue un descenso complicado.

-Me aseguraré de que no vengas autos o personas -se apresuró a decir Erin-. Y dejaré el maletero abierto, mientras ponen el cuerpo de Duncan ahí.

Aquellas palabras fueron más difíciles de pronunciar de lo que fue darle fin a su vida. Pensar que ella fue quien dio el tiro final y acabó con aquella pesadilla, hacía que miles de pensamientos se arremolinaran en su mente. Pero una parte dentro de ella, se sentía tranquila, y sintió que cumplió con la promesa que se hizo a sí misma, cuando estuvo en el funeral de Samuel. Además, estaba segura de que sus amigos se sentían igual; aunque, por la tensión del momento, no pudieran exteriorizarlo.

Ante sus palabras, nadie dijo palabra alguna. Cada uno estaba sumido en sus pensamientos y trataban de procesar, lo que allí se desarrollaba. Sin tiempo que perder, Erin salió al exterior e hizo la tarea que le habían encomendado.

-No creo que sea buena idea poner el cadáver en el portaequipaje. -Theo rompió el silencio y analizó con su mirada a cada uno de los presentes-. Es decir, es el auto de mi padre, si llega a encontrar un rastro de sangre; hará preguntas y estaré en problemas. No quiero eso, y estoy seguro, que ustedes tampoco.

-¿Se te ocurre una mejor idea? -preguntó Aiden.

-Yo vine en un auto de alquiler, tenía planeado hacer algo con Theo, pero... -Las palabras de Dong Yul quedaron en el aire. A lo largo del día había planeado hacer algo diferente con él, fortalecer aquel vínculo que los unía.

Sin embargo, la conclusión de aquel día, se presentaba como una odisea que no esperaban ver. Una situación grave de la que no sabían con certeza cómo salir. Con todo ello, la idea era mantener la muerte de aquel desconocido -para él- como un secreto. Como algo que nunca pasó, y ahí estaban, divagando sobre cuál sería la mejor solución para ocultar su cuerpo.

-Podríamos... -comenzó a decir Brittany, ordenando en su mente las ideas-. Pongamos las chaquetas en la cajuela, y sobre ellas el cuerpo de Duncan, así no se manchará el carro.

-¡Dios! -chilló Aiden tomando su cabeza con ambas manos.

Aquella locura que se desplegaba, hacía que un dolor de cabeza se manifestara. No creyó que su compañía hubiese causado tanto alboroto; es decir, tenían a un hombre muerto y pensaban en opciones para deshacerse de su cuerpo. Eso era más de lo que su mente le planteó.

-Lo haremos -agregó Aiden-. Haremos eso para no ensuciar el auto, lo menos que quiero es que estemos en problemas. Nadie aquí presente irá a prisión, seremos cuidadosos ¿De acuerdo?

Dong Yul y Brittany asintieron.

-Gracias, chicos -habló Theo-. Seremos cuidadosos, como dijo Aiden.

-Bien. -Llegó diciendo Erin, con nerviosismo en su voz-. Tendremos que hacer esto rápido. Un kilómetro nos separa del vehículo, así que ustedes tendrán que llevarlo rápidamente; yo, estaré vigilando la carretera.

-Brittany sugirió que pongamos nuestras chaquetas en el maletero, para que no se manche de sangre -explicó Theo.

-Yo las llevo y las acomodo. -Erin asintió con su cabeza, y recibió de cada uno su cazadora. Si antes tenía frío, ahora seguro se resfriaría.

La lluvia mezclada con el viento, eran una mala combinación.

-De acuerdo, en marcha -soltó Aiden, agarrando el brazo derecho de Duncan.

Los demás tomaron sus posiciones. Apretando el paso, arrastraron aquel cuerpo hasta el maletero del carro del padre de Theo. Erin miraba de un lado a otro, sirviendo como vigía; y tan pronto llegó, estiró cada una de las chamarras, de forma que, no quedara ningún espacio por donde se colara alguna gota de sangre. Eso sí, las prendas quedarían desastrosas.

-Chicos -pronunció Erin-. Tenemos un nuevo problema.

-¡¿Ahora qué?! -gritó Aiden.

-Mantén la calma, por favor -pidió Brittany, tomándolo de un brazo.

-No puedo estar tranquilo -refutó éste-. Esto es una locura. ¿Qué sucede?

-Hay un rastro de sangre -respondió Erin-. Seguro, se extiende desde el último piso.

-Tendremos que limpiarlo -propuso Aiden-. No debe quedar ninguna pista de que estuvimos aquí.

-El televisor y eso... -señaló Theo con su mano, al interior de la edificación.

-Eso poco importa. -Aiden se tornaba más nervioso, conforme pasaban los minutos. Caminaba de un lado a otro, mientras miles de cosas se paseaban por su cabeza; y, sobre todo, mientras trataba de lidiar con aquel dolor de cabeza que lo agobiaba-. Lo importante ahora, es quitar ese rastro de sangre.

-No importa -habló Dong Yul, quien poco participaba en el debate-. Esta lluvia arrastrará la sangre. Es como si el cielo se hubiera abierto en dos. -Gesticulaba las palabras con ayuda de sus manos, como si estuviese dando un discurso-. Como si se abriera y dejara caer todo este montón de agua.

-Debemos asegurarnos de que así sea -pronunció Erin, iluminando el camino con la linterna de su celular-. Parece que lo que dice Dong Yul es cierto.

-La sangre es fresca, el agua la borrará -explicó Dong Yul-. Este diluvio es nuestra salvación. -Estiró los brazos exageradamente, para darle énfasis a su explicación, y sonreía como si de una gran hazaña se tratara.

-Revisaré el edificio -indicó Erin-. No tardo.

El cuerpo sin vida de Duncan, ya estaba en el portaequipaje, la carretera estaba vacía y sin rastro de humanidad cercano.

-¿Qué haré con el auto en el que vine? -preguntó Dong Yul, mientras Erin regresaba.

-Tengo una idea -respondió Aiden-. Se supone que Britt y yo "estamos en una disco". -Con sus dedos, simuló unas comillas-. Que Theo está en el apartamento nuevo; que Erin fue a visitar a su abuela... -Brittany lo iba a interrumpir, pero él continuó antes de que lo hiciera-. Déjame terminar, esas son nuestras coartadas. Eso dijo Theo a su padre para no levantar sospechas, pero no contábamos con que él vendría. -Aiden señaló con su mano a Dong Yul y tomó una gran bocanada de aire, miles de ideas se colaban en el interior de su cabeza-. Bien, pues este es el plan: iremos todos en el auto de Theo, excepto Erin, ella irá en el otro auto. Después Dong Yul y Theo irán en su auto, irán con nosotros, te quedarás en mi apartamento, a Megan no le molestará.

-Es demasiada información -dijo Brittany, tratando de entender todo lo que su novio le planteó-. Explícate mejor -pidió.

-Lo explicaré mejor cuando esta chica regrese. -Tan desesperado estaba que olvidó el nombre de Erin.

Nadie dijo nada. Tras unos minutos, Erin finalmente volvió.

-Ese lugar -señaló la morena-. Es un caos, revisé hasta el último piso y no hay rastro de sangre. El agua se empoza en el último piso, hasta que no queda más remedio que extenderse y caer en el espacio que hay entre las escaleras. En conclusión, esa sangre no será problema.

-Bien. -Sonrió Aiden, tuvo deseos de abrazar a la chica, pero se contuvo.

-Lo que pensaba mientras hacía eso, era... -Erin se concentró en el vehículo-. ¿Qué haremos con el cuerpo de Duncan?

-Tengo una idea -respondió Aiden-. Escuchen atentamente. Erin se irá en ese carro -señaló el vehículo en el que había llegado Dong Yul-. El resto iremos en el otro. Estamos muy cerca de las montañas, así que, la idea es esconder los autos en un sendero que está más adelante -indicó, señalando hacia el oeste-. Será un poco complicado subir el cuerpo, pero si todo sale perfecto, les indicaré que será lo que pasará después.

-No entiendo mucho, pero vamos -dijo Brittany.

Así fue. Theo condujo su auto. Todos iban empapados de los pies a la cabeza, y mientras conducía, pensó que lo mejor, era llevar el auto al lavadero de autos. No lo haría esa noche, sino al día siguiente. Se excusaría con su padre por quedarse toda la noche con el auto, pues dicha situación, debía hacerse con sumo cuidado.

Tras un corto viaje de un par de minutos, Aiden indicó a Theo el sendero que mencionó; se trataba de un camino de tierra que llevaba a las montañas. La lluvia no cesaba. Era un hecho que aquel diluvio duraría toda la noche. Theo estacionó y tras ello, todos salieron del vehículo. Erin, quien conducía el otro carro, lo estacionó detrás del auto del padre de Theo.

-Nosotros llevaremos el cuerpo -indicó Aiden-. Tú, vigilarás los vehículos -le dijo a Erin.

-Me aterra quedarme aquí sola -respondió Erin-. Es decir, mira, estamos en medio de la nada. No deberíamos estar acá.

-Lo haremos rápido -agregó Theo-. Todo está saliendo bien.

-Será un poco complicado llegar hasta allá. -Aiden estiró su mano para señalar hacia el sur, donde a lo lejos, se vislumbraba una montaña-. Pero, es un plan excelente, ya verán.

Entre los cuatro bajaron el cuerpo de Duncan, lo dejaron en el suelo, mientras tomaban fuerza para aventurarse en aquella misión. Optaron por mantener la posición que adoptaron al salir de la edificación; es decir, Aiden, tomando una mano; Theo, la otra; Brittany un pie y Dong Yul, el otro pie. Erin se apresuró hasta la carretera y esperó a que ellos llegaran hasta su ubicación. Cuando ya estuvieron junto a ella, les dio paso para seguir su camino, y mientras ellos iban hasta aquel destino, Erin esperó en el exterior de ambos vehículos.

≪ •❈• ≫

-Llegaré a casa con un dolor de espalda espantoso -dijo Brittany, tratando de no caer derrotada.

Caminar en la oscuridad era complicado. Afortunadamente, Brittany llevaba zapatos cómodos, pero arrastrar ese cuerpo; aunque solo sostuviera un pie, se podía notar lo pesado que era. A pesar de ello, Dong Yul iluminó el camino con su teléfono celular con una mano, mientras que, con la otra sostenía el pie de Duncan. Era bastante difícil hacer ambas cosas al tiempo; sin embargo, era un hombre fuerte, y eso ayudó para que no hubiera contratiempos.

-Si lo lanzamos hacia el otro lado -explicó Aiden-. El agua arrastrará el cuerpo y se perderá entre las rocas. O al menos... eso espero que suceda.

Aunque el terreno era casi fangoso, se tomaron el tiempo para pisar en terreno seguro. Hubo momentos en que uno u otro, casi resbalan, pero no pasó gran cosa. Por el momento, se encontraban ilesos.

-Solo un poco más y ya estamos -avisó Dong Yul.

-Deberíamos parar aquí -expresó Brittany soltando el pie de Duncan. Se fijó por unos instantes en aquel que un día fue su amigo. Su piel se tornaba entre un tono grisáceo-morado, y estaba tan empapado como ellos, aunque ya no había rastros de sangre, solo un agujero negruzco en una pierna y el de la cabeza, a la altura de la gente. Una imagen grotesca.

-Ya casi estamos -insistió Aiden-. Solo unos pasos más.

-¡Estoy cansada! -chilló la rubia-. Y ya hemos camino bastante, me preocupa Erin.

-Ella estará bien -dijo Theo, quien no había pronunciado ni una sola palabra, desde que habían abandonado los vehículos.

Ya en la cúspide de aquella montaña, se vislumbraba un terreno rocoso y luego un espacio verdoso. Un ambiente natural que los rodeaba, cercano a la cueva de Munits. Un atractivo ecológico que conectaba a Los Ángeles con el condado de Ventura.

-Acá lo pueden encontrar escaladores o turistas -resaltó Brittany.

-Por eso debemos caminar un poco más -le respondió Theo-. Solo un esfuerzo más.

Unos minutos de caminata más adelante, decidieron lanzar el cuerpo de Duncan al vacío. Si bien, se trataba de un terreno de rocas sobresalientes, estaba un poco más alejado de la entrada de la cueva; y se podía notar, que era el lugar perfecto para lanzarlo. Por la escasa luz, no se podía percibir muy bien el terreno, pero no quedaban dudas de que entre aquellas rocas quedaría enterrado.

-La lluvia desplaza la tierra -expuso Dong Yul-. Es probable que, a lo largo de la noche, la tierra cubra su cuerpo.

-Eso espero -refutó Brittany cruzándose de brazos-. Ya tuve suficiente por una noche.

≪ •❈• ≫

Estuvieron de vuelta con Erin en un par de minutos. A simple vista, no se veía a la chica, tampoco se veían las luces prendidas en los vehículos. Afortunadamente, aun continuaban estacionados.

-¿Tuviste algún inconveniente esperando? -cuestionó Theo.

-Solo hizo mucho frío y decidí esperar adentro -respondió Erin-. Además, aun no para de llover ¿Qué hacemos ahora?

-Es la segunda parte del plan -explicó Aiden-. Erin irá en el vehículo que manejó, Theo se irá con su amigo en su auto, obvio, ustedes nos acercarán a casa. Pero, lo más lógico, es que esta noche estén juntos.

-El auto solo lo recibirán, si yo lo llevo -le dijo Dong Yul y sus palabras hirieron el ego de Aiden. Ya no era un plan perfecto-. Pero se me ocurre algo, puedo llevar a Erin a casa, luego entrego el auto y llegaré al apartamento de Theo en un taxi.

-¿Estás seguro? -Theo quiso confirmar sus palabras.

-Es lo mejor que podemos hacer -respondió Brittany.

-Así es -agregó Aiden-. Solo una cosa más.

Las miradas se centraron en aquel chico de cabello desordenado.

-Nadie. Nadie -enfatizó-, debe hablar sobre esto con nadie. La policía averiguará el paradero de ese tipo y ustedes, nosotros, seremos los principales sospechosos. Cada uno tiene una coartada, y mientras mantengamos la mentira. -Sonrió-. Estaremos bien.

Todos intercambiaron miradas, repasaron sus rostros, una y otra vez.

El silencio se extendió por un par de minutos.

No se necesitaron de palabras para aceptar lo expuesto por Aiden, simplemente se limitaron a asentir y se dirigieron a los respectivos vehículos.

La lluvia se extendería toda la noche y sin duda, alguien amanecería resfriado al día siguiente; pero eso poco importaba, Duncan ya no estaría ahí para torturarlos, para llevar a cabo esa venganza de la que habló.

-Solo una cosa más -habló Brittany, antes de que abordaran a los automóviles-. Lavaré sus chaquetas en casa de Aiden y se las devolveré después.

Aiden soltó una carcajada.

Los demás intentaron sonreír, pero era demasiada tensión durante los últimos minutos como para reírse por el comentario que realizó Brittany.

Por un segundo habían olvidado ese detalle: Brittany era muy cuidadosa, muy detallada, no podía escapársele nada y debía anticiparse a las cosas para que todo saliera excelente.

La venganza de un hombre está llena de dolor.

El dolor de Duncan se esfumó. Sus deseos, sus sueños... se fueron con él.

Lo único que queda entre este grupo de amigos es un secreto. Un secreto que surgió de muchos secretos más, de una disputa entre una chica caprichosa y un chico ambicioso.



FIN

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