Capítulo 21: piénsalo.
Las últimas semanas fueron tranquilas. La tortura de los exámenes pasó en un parpadeo y las cosas con Aiden parecían estar en orden. No habían sucedido cosas extrañas después de aquel video que recibió Aiden, lo cual, la mantuvo un tanto relajada y se concentró simplemente en sus estudios, pasar tiempo con su novio, sin descuidar a su familia y amigos.
Aquella tarde se ofreció a acompañar a Aiden a una entrevista de trabajo. Los días se tornaban cada vez más fríos, el viento soplaba incesantemente y, de vez en cuando, salía el sol. Así recibían octubre , donde se hacían rutinarias las charlas con sus amigos sobre los planes para Halloween.
Su mes favorito.
Se le antojaba una idea infantil y un tanto ridícula el emocionarse por una fecha en la que, el noventa por ciento correspondía a niños en busca de dulces; pero en su mundo, era una oportunidad para usar un traje sexy de algún personaje de película, salir a bailar y beber como nunca lo hubiese hecho.
El semáforo se mantuvo en luz verde, el tráfico de vehículos era un poco pesado debido a un accidente ocurrido unas cuadras hacia el sur, por lo que, cuando el semáforo cambió a rojo, eran pocas las personas que lograron pasar al otro lado de la calle. Sobre la Avenida La Brea Norte, Brittany esperaba con Aiden el cambio de luz. Como transeúntes, eran los únicos esperando, mientras que, la fila de carros parecía no tener fin.
Cuando el semáforo cambio de luz, Brittany fue la primera en cruzar la calle; sin embargo, cuando iba sobre el segundo carril, un auto blanco se cruzó el semáforo en rojo para perderse sobre la calle Clinton. Aiden reaccionó a tiempo halando el cuerpo de la chica hacia él; todo había sucedido tan rápido, que Brittany no tuvo oportunidad de pronunciar palabra y antes de que el carro se desapareciera, Aiden le tomó una foto.
-Alcancé a tomar las placas -dijo Aiden sin soltar a la chica-. Haremos la respectiva denuncia, se ha pasado un semáforo en rojo y casi te mata.
Brittany asintió concentrada en su mirada, mientras su corazón latía a gran velocidad. Los accidentes pasaban a menudo, pero algo dentro de ella, sintió que aquel incidente fue provocado ¿o no? más tarde pensaría en ello.
-¿Estás bien? -preguntó Aiden sin soltarla.
-Sí -respondió Brittany, viéndolo fijamente-. Estoy bien, gracias. -Lo abrazó sin dejar de respirar agitadamente.
-No te preocupes, iremos a la policía, ese loco debe responder -manifestó Aiden, haciendo que el abrazo durara.
-Primero iremos a tu entrevista y luego nos ocuparemos de eso -le persuadió la chica.
-¿Estás segura? -Sabía que aquella entrevista era una oportunidad única, pero también le importaba que Brittany estuviese bien. Siempre.
Brittany asintió y esperaron a que nuevamente cambiara de color el semáforo para llegar a su destino.
≪ •❈• ≫
Mac conducía el auto de su padre.
En su mente repetía que tenía una misión que cumplir y luego de haber recibido un dinero por parte de Duncan, estaba más que decidido a hacer un trabajo impecable. La tarea fue más complicada de lo que esperaba, pues tuvo que plantarse en la casa de Brittany desde temprano en la mañana para poder vigilar cada uno de sus pasos. Esa parte del plan la cumplió a cabalidad, aunque fuera tediosa y, tras seguirla en un taxi, se dio cuenta de que se dirigía en compañía de su novio a algún lugar en La Brea Norte, y se quedaron en aquel lugar porque al parecer, buscaban una dirección y no pensaban dar vueltas y vueltas en el taxi.
Tampoco es que tuviese mucho que hacer, el semestre no iba bien; así lo demostraban sus notas, sumado a su rebeldía y la drogadicción... era un caso perdido y aunque dentro de sí estaba convencido de su gran problema, no le importó continuar por el camino que había trazado. Debía aprovechar sus últimos días en la ciudad, cada día sus padres le recordaban su deseo de salir del país, incluso del continente, preferiblemente.
Mientras la fila interminable de vehículos se movía lentamente, pudo divisar en la distancia a su objetivo y el semáforo ayudó para que su plan fuera viento en popa. Cuando el semáforo mostró la luz roja no le importó seguir recto, pensó que había hecho un trabajo excelente; no obstante, fue salvada por su acompañante, no tuvo más remedio que girar a la derecha y perderse sobre la calle Clinton.
-¡Mierda! ¡mierda! ¡mierda! -se recriminó una y otra vez.
¿Qué pensaría Duncan de su mal desempeño? ¿Tendría una reprimenda por haber fallado? La idea era absurda, no estaban en el parvulario, ni en la secundaria. Pero había posibilidad de que no recibiera más dinero.
Gruñó con frustración.
Frenó en seco sobre una zona residencial y se estacionó detrás de un camión de mudanzas de Stratton e hijos. Mantuvo su mirada al cristal que tenía en frente. Golpeó el volante y mandó sus manos a su cabeza rapada. ¿Qué debía hacer?
-Duncan, lamento informar que... ¡No! -Repasó sus palabras en voz alta, pero las excusas sonaban ilógicas, tanto en su mente como en voz alta-. Falle en la misión, pero prometo... ¡No!
¿Qué iba a prometer? ¿Volver a vigilarla y buscar una nueva oportunidad para cumplir su cometido? No. Era una pésima idea y aunque se excusara, no tendría más oportunidades ¿o sí? Su temerosa mente se imaginaba los peores escenarios; el daño ya estaba hecho. No. Ningún daño estaba hecho, había fallado.
Nunca pasó por su mente que mataría a alguien, pero era dinero lo que estaba en juego y hacerlo en un auto resultaba menos complicado. Solo tenía que arrollarla y huir del lugar, pero fue todo lo contrario; la suerte no jugó a su favor, había fallado miserablemente por la intervención de aquel tercero que la salvó en el último segundo. Soltó un suspiro y, sin tiempo que perder, llamó a Duncan.
Los gritos al recibir la noticia no se hicieron esperar. Una frustración inundaba a Duncan a través del teléfono celular. Mac por su parte se sintió pequeño, mucho más pequeño de lo que ya se sentía y sus sospechas se concretaron al escucharle decir que no habría una segunda oportunidad.
-Déjame pensar por un segundo -dijo Duncan.
-Podría... podría volver a intentarlo más tarde... o mañana. -Sus intentos por persuadirlo salieron a flote, debía cubrir todos los ángulos, ver todas las posibilidades.
-No -respondió rápidamente-. Debo pensar en un nuevo plan. Es más, yo me encargaré de hacer el trabajo que no pudiste hacer.
-Oye, amigo -comenzó a decir Mac, usando su voz más calmada-. Pensaré en algo para reivindicarme, en serio, necesito ese dinero.
-¡Olvídate del dinero! -gritó Duncan-. Olvídate de un nuevo plan, olvídate de todo, a partir de ahora vas por tu cuenta.
-Espera, espera. -Un miedo irracional se apoderó del chico rapado-. ¿Qué pasa si...? ¿Qué pasa si me meto en problemas por esto, por lo del video...?
-Cómo les dije a ustedes: si los descubren se entregan. Yo los ayudaré a salir de la cárcel, pero ahora... fallar tiene sus consecuencias, solo te encomendé una tarea y no pudiste hacerla, no quiero volver a prisión, ahora debo arriesgarme por... -Gruñó-. Adiós. -Y cortó la llamada.
Mac se quedó circunspecto. No tuvo oportunidad de convencerlo para seguir trabajando, si le hubiese dado chance de hablar, hubiese pensado en una mejor idea o en la misma, pero mejorada.
-¡Maldita sea! -gritó con frustración.
Si lo atrapaban era su fin. Sus padres podrían darle ese escarmiento de permanecer tras las rejas por tiempo indefinido. Inclusive; si lo ayudaban a salir de prisión, tendría que someterse a sus decisiones y eso era, abandonar el país como habían dicho sus padres. La conclusión de su fallida misión se reducía a mantener la calma, ser paciente y pensar positivo.
Gruñó por aquellos pensamientos que le invadían su tranquilidad y, sin más tiempo que perder, arrancó el vehículo y se encaminó de vuelta a casa.
≪ •❈• ≫
La entrevista con Aiden estuvo bien, o por lo menos, así lo sentía. Aunque fue una entrevista tranquila en la que se dio a conocer como un artista sin experiencia, mostró sus grandes deseos de aprender y con aquello adquirir experiencia, sobre todo, sobresalir de la mejor manera. Pese a que salió bien la entrevista, la incertidumbre que sentía al escuchar el típico: «no nos llame, nosotros lo llamamos» le hacía sentir que aquella búsqueda de trabajo era una ruleta rusa, que no se sabía que destino tendría y, después de tantas hojas de vida enviadas sin obtener respuesta, el panorama se mostraba abrumador.
Brittany, por su parte, le manifestó que le prestaría ayuda en la medida de lo posible. Buscaría ofertas de empleo y, si encontraba alguien sumergido en el campo, lo recomendaría a ojo cerrado.
Luego de la entrevista, estaba de vuelta en casa con la única compañía de sus pensamientos, pues aquel día, Cecile se encontraba en su día de descanso.
A su mente, llegó de nuevo aquel contratiempo. Estuvo a milímetros de ser arrollada por un vehículo y ni siquiera tuvo oportunidad de ver la cara del conductor, de verificar si era alguna cara conocida; aquella sensación de persecución se apoderó de ella. ¿Y si todo lo que sucedió estaba conectado? El mensaje en el baño, el mensaje de texto de Erin, lo que le sucedió con Marion... ¿Acaso...?
«De ninguna forma» se dijo a sí misma. Una sensación de desasosiego se apoderaba de su mente. Si las situaciones se entrelazaban, había un porcentaje mínimo de que el culpable hubiera sido alguien en particular que los conectara a todos. Pero no podía afrontar esas suposiciones sola, necesitaba teorías, aseveraciones que llegaran a algo sólido. Para salir de dudas, llamó a sus amigos; Erin manifestó encontrarse en una situación con su familia, pero buscaría la forma de acudir a su llamado; Marion no contestaba las llamadas, incluso mandó un mensaje de texto con la esperanza de recibir respuesta, aunque sin éxito; Theo aceptó sin miramientos.
Una hora después, Theo fue el primero en llegar.
-Hola -saludó Theo.
-Gracias por venir -dijo Brittany y lo envolvió con sus brazos-. Sigue, por favor.
-¿Todo en orden? -cuestionó, mientras se acomodaba en el gran sofá.
-Sucedió algo hoy que... -Brittany se sentó junto a Theo-. Algo que activó una sensación de... no sé cómo describirlo. Tengo una idea en mente, pero no quiero que me llamen loca y para eso necesito que estén todos. ¿Quieres tomar algo?
Brittany se levantó y se acercó al gran mueble junto a la chimenea. Un mueble donde sus padres guardaban el licor, junto con algunas copas y vasos de todos los tamaños. Dicho mueble, lucía como una gran colección de vajilla.
-¿Whisky? -preguntó la chica-. Necesito algo de esto para poder hablar.
-Está bien -le contestó Theo con una sonrisa.
-¿Cómo va la situación del apartamento?
En días anteriores, a Brittany llegó la noticia de que Theo y Marion vivirían juntos, habían visto apartamentos por toda la ciudad y encontraron uno bastante acogedor y barato.
-Marion se está encargando de todo, eso creo -respondió Theo, recibiendo un vaso con la bebida-. En unos días tendré una grabación y con ello podré darle mi parte, aunque no hemos hablado del tema; supongo que ya entregó el dinero inicial, pero no estoy seguro.
-¡Genial! -exclamó Brittany retomando su lugar-. Eso es un gran comienzo. Espero a que todo marche excelente.
-Así será. -Theo dio un gran sorbo a su bebida.
-¿Por qué decidiste hacerlo? Me refiero a... compartir apartamento. -Brittany imitó a su amigo, aunque tomó un poco menos que él.
-Hay muchas cosas de las que no hemos hablado. -Theo bajó la cabeza-. Hace un mes tuve un altercado con mamá, yo... -Un nudo en la garganta apareció, no sabría cómo reaccionaría Brittany, ni siquiera sabía si lo que sentía era real-. Invité a Dong Yul a cenar, mamá estaba en el restaurante y... tuvimos una pelea muy acalorada porque cree que soy gay solo por haberlo invitado a cenar.
-Eso es una tontería ¿Acaso tuvieron algún acercamiento...? ¿se besaron en el restaurante?
-Nada. -Vació su vaso de un solo trago y retomó el tema-. No hicimos nada, solo hablamos y comimos, fue una velada normal y... -Suspiró-. Siento que sí me gusta, ha sido muy atento, incluso me ofreció su ayuda para...
No continuó su relato. ¿Qué podría decir? ¿Que tenía problemas con la bebida a raíz de sus dudas respecto a su sexualidad? ¿Que llevaba una vida de promiscuidad como experimento para descifrar si de verdad era gay? ¿Que el recuerdo de Frankie lo atormentaba? Suspiró.
-Me ofreció su ayuda con un asunto -dijo finalmente-. El caso es que, esa noche, le dije a mi mamá que me marcharía de la casa y así lo hice, me estoy quedando en un hotel, no es la gran cosa, pero muy pronto se me acabará el dinero y no quiero incomodar a nadie.
Sin darle tiempo de replicar, el timbre de la casa sonó. Brittany atendió el llamado y en la puerta se encontraba Erin.
-Lamento la tardanza -se disculpó Erin-. A mis padres se les ocurrió salir a cenar hoy y estaba bastante lejos.
-No hay problema -respondió Brittany y la invitó a entrar-, gracias por venir. ¿Alguno de ustedes se pudo comunicar con Marion?
-Llamé a su casa -respondió Erin-. Su madre dijo que no era posible atender, al parecer, no se encontraba muy bien.
-¿Estará enferma? -preguntó Theo.
-Es una posibilidad -respondió Brittany-. ¿Quieres tomar algo? Theo y yo estamos bebiendo whisky.
Erin asintió y se sentó en diagonal a Theo, en una silla otomana.
-¿De qué va todo esto? -quiso saber Erin.
Brittany sirvió la bebida a Erin y volvió a llenar el vaso de Theo. Retomó su bebida, la cual, había dejado en la mesa de centro en la sala de estar. Comenzó su relato.
-Esta tarde, cuando fui con Aiden a su entrevista de trabajo, un auto se pasó el semáforo en rojo y casi me atropella. -Sin darles tiempo de replicar continuó hablando, aunque alcanzó a darse cuenta que Erin abrió la boca sorprendida-. Sé que los accidentes suceden y que hay mucha gente imprudente en cualquier lugar, pero me pareció que no fue una casualidad. Sumado a la situación del mensaje en el baño, el mensaje que tú recibiste. -Señaló a Erin con su vaso-. Además del incidente de Marion, el video que recibió Aiden. Llámenme paranoica, pero siento que alguien intenta sabotearnos y...
-¡Ni se te ocurra decirlo! -exclamó Erin, abriendo los ojos de par en par.
-Yo te creo. -Se agregó Theo a la conversación-. Cuando mencioné que había muchas cosas que no te he contado, pues... les he ocultado un par de cosas.
-¿También te hicieron algo? -preguntó Brittany, sosteniendo su vaso con ambas manos.
-Hace un mes, encontré esta nota en la tumba de Frankie. -Theo sacó una hoja arrugada de un bolsillo de su chaqueta-. La llevo a todos lados porque siento que es cierto y, de alguna forma, intento pensar quién haría algo así, y...
-No, ni lo intentes -le interrumpió Erin con ojos aguados-. No quiero que digan que fue Duncan. Se supone que está en la cárcel.
Brittany tomó la hoja que Theo le extendió y la leyó a viva voz.
-Es tu culpa que muriera. -Brittany levantó su mirada-. Por tu culpa no murió Frankie, él lo mató.
-Pero...
-Pero nada -interrumpió Erin, nuevamente-. Lo que dice Brittany es cierto, además...
-Además, no sabemos si sigue en la cárcel. -Esta vez fue Brittany la que interrumpió.
-Es cierto, hace un par de meses lo visité -confesó Theo-. Desde entonces, no sé nada de él. Unas semanas después de recibir esa nota, fui golpeado por unos chicos, al parecer, fueron contratados, por lo que coincido con Brittany de que alguien nos intenta sabotear.
-Es una posibilidad de que desde la cárcel contratara a unos matones -dijo Erin, tomando un sorbo de whisky.
-Suponiendo que haya contratado a unos matones, han estado inactivos las últimas semanas y eso significa que debemos estar preparados. -Brittany desocupó su vaso de un solo sorbo.
-Entonces ¿qué vamos a hacer? -preguntó Theo.
-El primer paso es verificar si él continúa en la cárcel -respondió Erin.
-Y debemos advertir a Marion -agregó Brittany-. Aunque solo sean suposiciones, debemos estar preparados. Al menos, es un hecho que ha mandado a alguien a hacer su trabajo.
-Pero no tenemos pruebas -canturreó Erin, dando el último sorbo al licor de su vaso.
-Las conseguiremos -dijo Brittany.
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