Capítulo 4
—llegamos—comentó con una sonrisa mirando lo que ahora sería su hogar, caminó hacia la entrada y abrió la puerta—entremos—ambos se adentraron al hogar, dejando sus zapatos en la entrada.
El joven apoyó dos pares de pantuflas, para ambos poder entrar a la sala.
×××
Ya habían pasado nueve años desde que ambos se habían instalado en su hogar, Shiro ya tenía 15 años y se encontraba en su cuarto año de secundaria, mientras que Shu había terminado la carrera universitaria de gastronomía, hace unos cinco años.
El joven camino hacia el restaurante, que había iniciado apenas terminó la carrera, después de haber dejado a su hijo en la secundaria.
El mantenía una buena relación con los empleados, por lo que no solían tener muchos problemas, sin contar algunos casos en los que unos alfas intentaron coquetear con los omegas y fueron echados por el mismo.
—Buenos días—comento adentrándose al restaurante con una caja en mano, saludando a los trabajadores y dejando sus cosas en los cambiadores.
Ya llevaba puesto aquel traje de siempre, acompañado de zapatos para salir.
—Gracias por abrir por mí—comentó mirando a la joven que siempre lo ayudaba cuando él estaba ocupado—tenía que ir a dejar a mi hijo y después pasar a buscar algunos condimentos que faltaban—dejo las cosas al adentrarse a la cocina.
—No se preocupe—sonrió—¿Cómo anda Shiro?, cada vez que lo veo está más grande, recuerdo cuando era un niño.
—Yo quisiera que volviera a ser ese niño—suspiró ante lo rebelde que se encontraba su hijo—ya no se que hacer con él, conmigo sigue siendo igual, pero ya he recibido varios avisos del colegio.
—déjalo ya sabes como son los niños, más los niños alfas.
—Lo dejaría, pero tengo miedo de que le suceda algo.
—Él ya es un adolescente, a veces los adolescentes cometen errores y se que siempre lo cuidaste, pero capaz debes dejar que se equivoqué.
—Tienes razón, ya lo he malcriado mucho—sonrió—empezamos—comento para empezar a cocinar.
Aunque Shu era el dueño del restaurante, trabaja como cheff de el y a veces si era necesario ayudaba sirviendo las comidas o resolviendo los problemas.
—¿Y como te va en tu vida amorosa?—preguntó con una sonrisa—ya llevas rechazando a muchos chicos y chicas, ¿no crees que deberías probar algo?
—¿Yo?—miró a la contraria y suspiró—Kira tengo un hijo, ¿Me ves que estoy en una situación de vivir un romance?
—Shu ya pasaron diez años desde que tienes a Shiro, vas a desperdiciar toda tu vida poniendo esa excusa.
—No es una excusa, tampoco tengo interés en una relación.
—Ya, ya, no insisto—Se rindió sabiendo que el contrario no la escucharía.
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