Acto precipitado.
Nuestros labios se separan y nuestras miradas se quedan conectadas. Sus ojos cristalinos me dicen todo lo que su corazón no pudo. Acaricio con el pulgar su mejilla dejando una línea de sangre, me sobresalto, saco lentamente el cuchillo clavado en su abdomen, y con trabajo y esfuerzo me regala su último aliento.
—Tenia que haberte besado antes.
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