Recuerdos pov Tony

Miro dormir al rubio a mi lado y lo acaricio con ternura, poco a poco este hombre se va ganando mi corazón. Es muy tierno y dulce conmigo, en algunos aspectos es como un niño pequeño, un niño a quien no se le ha permitido serlo. Eso es más que evidente, me ha parecido muy triste el hecho de que él nunca haya visto un peluche o de que no supiera sobre los cuentos, no soy muy buen cuentista, pero lo intento, esta semana le he dormido con mis chorros inventados, al menos de algo me sirve ser medio friky, que lee y ve muchas series de diversa índole. En fin, lo cierto es que él no me ha contado prácticamente nada de su pasado y lo entiendo, lo respeto, son cosas que definitivamente no quiere recordar. Aun así, tampoco se ha cerrado conmigo, ni ha sido tajante en cuanto a guardase las cosas, me ha dado los datos necesarios, me cuenta una que otra cosilla y me pide tiempo, para contarme otras más.

He tratado de hacer memoria y regresar a esos momentos de mi infancia, los que consideré que eran sueños, los momentos compartidos con él. No sé cuántas fueron las veces que lo vi. Tampoco logro retener todo lo que sucedió en ellas, no sé cuánto tiempo se quedaba en cada visita. Me esfuerzo por rememorar esos días y algunos fragmentos llegan a mi mente. Por ejemplo, uno de ellos vino hace poco, cuando mencione estúpidamente, que me gustaría tener el látigo de la verdad, para que me contase cosas, así como la mujer maravilla, al oír la palabra "látigo", lo vi temblar por un instante, luego se recompuso y dijo que no era necesario, pues él me contaría lo que necesitaba saber más adelante. Le dije que, de hecho, de tener dicha pieza, jamás la usaría en él porque le respetaba.

—No tendrías que usar un látigo Tony, te diré lo que quieras, además soy inmune al dolor que provocan.

—No, no,no, yo jamás te lastimaría, el látigo de la verdad no tortura, es magia solo tendría que enredarte con él y me dirías lo que quiero saber, es como un suero de la verdad, pero nunca lo usaría contigo solo era una broma.

—Sé, Tony es bueno, Tony no lastimaría a Stephen, Tony lo hace feliz.

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─Debieras verla, Capitán, ella es hermosa, la mujer perfecta, creo yo. Es tan sexy y luce un atuendo similar al tuyo, bueno lo digo por su estilo americano con franjas y estrellas, también es de tu época.

Le decía el niño, enseñándole la imagen de la mujer maravilla. Tony amaba leer comics.

─Sí es muy bonita.

─Mira a este tipo, él es genial, vuela, es súper rápido, es súper fuerte, tiene una súper vista que puede ver a través de las cosas, y también sacar rayos láser de sus ojos y hielo de su boca cuando sopla, y es invulnerable, más rápido que una bala, y las balas no le hacen daño, rebotan en él.

─Hum, que envidia ya quisiera esa habilidad.

─Oh, ellos son geniales Wonder Woman y Superman, pero tú eres mi favorito Cap., ¿sabes por qué?

─ ¿Por qué pequeño?

─Por qué tu eres amable, dulce, atento, tienes ojos bonitos y juegas conmigo, pero más que nada porque tú eres real.

─Gracias cielo, pero no lo soy, yo soy un sueño.

─Duh, eso ya lo sé, pero eres un sueño que en parte es real, porque el capitán américa, no es un comic, el existió, yo creo que papa te encontrara algún día, que aun existes, es más quizá sólo quizá, esté hablando con tu conciencia, cuando duermo tu y yo conectamos en el plano astral o algo así.

─Tienes una gran imaginación.

─Claro soy un niño.

Que plano astral ni que nada, realmente hablaba con él, sólo que no precisamente con el capitán que creía y sí había tenido razón en parte, Howard, no le encontró fue él. Y Bueno pensar en eso le causo gracia. Encendió el ordenador, y pidió a Scawfell que lo enlazara con su linda viernes, la Ia obedeció y en minutos ya estaba en su interfaz. Envió un mensaje para sus amigos, para cada uno y abrió un sala de chat para poder platicar con Rhodey y pedirle que le enviase por allí, su historial médico actual para que desde dónde estaba el iniciaría el trabajo para rehabilitar a su amigo mecánicamente, y claro medicamente con ayuda de Stephen.

Después de enviar los correos se levantó y fue a la cocina con la idea de esta vez ser él quien hiciera el desayuno para variar y sorprendiese al rubio, el cual, a decir verdad, era su médico, psicólogo y chef profesional. Sonrió al recordar cuando le pregunto si también había estudiado esa carrera.

"No, Hydra no tenía mucho interés en la gastronomía, de hecho, yo no conozco mucho de cocina, ni de comida, ellos le daban lo básico para mantenerse vivo y funcional, no les interesaba en si el sabor. Aprendí hace poco a cocinar, tutoriales de Youtube en su mayoría, Stephen, aprendió, aprendí desde que soy libre"

Le había sonreído inocente, pero Tony había sentido un golpe al corazón con esa respuesta.

Pero después con inocencia Stephen, comento que su comida favorita, al menos de las que ya había podido probar era él fondue, y el pinche Rogers, paso por su cabeza de nuevo. ¿En serio? ¿Hasta en eso se parecían?

Mientras cocinaba observo el par de autitos que el rubio tenía sobre la encimera como adorno y sonrió, otro recuerdo más volvió.

─Mi colección es muy grande, y todos son bonitos, ¿verdad cap?

─Sí, están muy lindos Tony.

─Papa dijo que cuando sea mayor tendré una colección de autos de verdad, o sea en tamaño real y poder conducirlos.

─Eso es bueno. ¿De nuevo esta tu papa de viaje?

El semblante del menor se ensombreció por un momento. Y El rubio se regañó a sí mismo, él sólo quería ver sonrisas en ese infantil rostro.

─Sí, pero lo perdono, es decir él está intentando buscarte, así que su ausencia vale la pena.

─Lo siento, por mi culpa no está a tu lado.

─Tu vales la pena, además tengo a mami.

El rubio sonrió y le acaricio el cabello.

─Eso es bueno, yo habría deseado tener una también.

─Todos tenemos una mami.

─Pero no pude estar con ella, la extraño, aunque en realidad no la conocí, o no lo recuerdo.

Tony le abrazo con cariño.

─No estés triste capi, te daré un carrito, no, mejor te regalo dos, toma estos, porque son de tus colores.

Añadió el pequeño dándole los juguetes, los ojos azules se iluminaron con emoción.

─ ¡Gracias!

Tony no podía saberlo, pero aquel era el primer y único regalo que recibía Stephen y obviamente también sus primeros juguetes, pues nunca antes tuvo uno.

─Joder él es tan tierno.

Murmuro el genio al recordar aquella expresión.

─Buenos días Tony, ah, me quede dormido, ¿qué estás haciendo?

─Intento hacer hot cakes, sé que no sé ven muy bien, pero saben ricos, creo.

Dijo el chico, el rubio tomo uno y lo probo.

─Sí, no están mal, Stephen hará el café.

─Café de grano, debes probarlo mi querido Stephen, esta cosa es un triste sustituto, bueno hay cafés de polvos muy buenos, como el de córdoba y el colombiano, y las capsulas de dolce gusto, no están tan mal, peeroo....

─Lo recordare la próxima que vaya de provisiones.

Vale.

Joder, él es realmente lindo, ¿será que me estoy enamorando?, le miro afectuoso mientras se come mis mal hechos Hot Cakes, ok, están feos y no saben mal, por tampoco saben ricos.

─ ¿Me ayudaras con lo de Rhodey entonces?

─Claro.

─ ¿Y con lo de Vis y Peter?

─Sí, cuando eras niño, a veces Stephen te ayudaba con tus tareas.

Comento él y le sonreí, es cierto, lo hacía. Otro recuerdo vino a mi mente.

─Esto es muy avanzado para tu edad.

─Lo sé, pero soy un genio, me han adelantado cuatro cursos.

─Wowww, eres lo máximo. Yo también soy algo así como un genio, pero...

─Claro que lo eres, y eres el súper héroe número 1.

─Entonces ¿necesitas ayuda?

Pregunto al ver los complicados problemas, el chico había resuelto solo la mayoría, pero se había trabado con algunos, y vaya que eran difíciles.

Tony asintió y él le enseño con paciencia como debía resolver esas complicadas operaciones y algoritmos.

─ ¡Oye Stephen! ¡Acabo de recordar algo! Cuando, me visitabas, cuando era niño, en esos momentos que creí que eran sueños, pero no, en ese entonces tu no hablabas en tercera persona.

Y es que llevaba un buen recordando y apenas había caído en la cuenta de ese detalle.

─Es verdad, no lo hacía, entonces Stephen aún no estaba tan dañado, es decir sí estaba dañado aquí, emocionalmente y también aquí, a nivel nervioso sí, pero no a nivel neuronal, todavía no. Aun podía hablar como arma, como Hydra quiere, como cosa, en tercera persona, pero podía hablar en primera persona como falsa persona, por el éxito de las misiones, como cuando iba a las clases, pero luego algo se rompió, ya no puedo, Stephen no puede.

Me dolía ver cuando él se trababa de esa forma y a veces me odiaba por mi afilada y estúpida lengua indiscreta e impulsiva. Sólo me resto acercarme a él y abrazarlo.

─Tú no eres un arma, eres una persona y una muy buena. Eres mi persona especial.

Le di un suave beso en los labios, era la primera vez que lo hacía y me gusto, su boca tenía el sabor de la miel de maple, de mis mal hechos hotcakes, del café falso, pero más que nada tenía un sabor especial, exquisito y adictivo, y lo que iba a ser un simple beso suave, se convirtió en un beso largo y fogoso cuando él me correspondió con total entrega.