Era algo inaudito. No sabían cuanto tiempo había pasado, cuánto tiempo llevaban así, pero estaba bien. Ellos estaban bien, uno cerca del otro, conectados a través de sus manos, teniendo conversaciones silenciosas a través del lazo que compartían, muchos tabús fueron alejados luego del primer toque, luego de él, cada uno era su propio ser, cada uno era sí mismo, un alma desnuda que ansiaba el toque de otra alma que le comprendiera.

Todo era intenso, pero suave, tranquilo, sencillo pero tan sublime.

Era mágico, distinto.

No necesitaban más, no querían nada más.

Estaban completos, pues ahí se tenían.

Ahora luz brillaba más, los colores se veían más.

Todo era tan claro.

Estaban muertos, eso era seguro, pero sus corazones en algún lugar de sus seres latían, por aquello que sentían por esa otra alma.

Estaban enamorados.

Y era maravilloso.