No sabía cuánto tiempo había trascurrido. Víctor se sentía algo aburrido, por mucho que vagara y vagara en ese espacio de luz que no parecía tener fin, no encontraba otra alma como él. Se preguntaba si ese espacio era solo para él, muy egocéntrico debía ser, razono. Pues no imaginaba peor castigo que estar nuevamente solo, pero esta vez por toda la eternidad. Estaba solo en un espacio desconocido sin saber qué hacer, no quería llorar, pues algo en su pecho le decía que no debía hacerlo, ya no. Pues mucho tiempo lo hizo en silencio y soledad, y que aunque el escenario no fuera favorecedor, ese no era un horrible lugar. Su pecho y un presentimiento se lo decía.

¿Qué era aquello que le hacía sentir que algo le faltaba?

¿Qué era ese sentimiento de algo nuevo vendría? Incluso en ese momento.

No llego a cumplir los 28 años, eso era claro.

No se caso, no tuvo hijos, nunca tuvo intención de tenerlos, nunca hubo alguien a quien pudiera llamar "ser especial", no tenia familiares, no tenía amigos que le unieran en un lazo fraterno.

Los únicos que por derecho sanguíneo debían estar deseándole el infierno, dado que no dejo ningún euro de su fortuna a ellos.

No tenia apego, no tenia nadie, ni una calurosa familia, ni un amor, nada. Solo una vida vacía, llena de gente hipócrita y tan vacía como el en su corazón.

Los odiaba, pero aun más se odiaba a sí mismo.

Por dejarse caer, por no ser fuerte, por no lograr sobrellevar la carga de estar solo. De no llenar el vació de nadie, de no valorarse.

Porque nunca se amo, ni nadie lo amo.

Era una existencia vacía.

Y por eso se odiaba.

Por eso tomo esa decisión de abandonarlo todo.

Porque nunca logro amarse a sí mismo.