𝐗𝐗
Capítulo número veinte.
Antes que nada, agradecer a todos los que se han mantenido hasta aquí, y haberle dado la oportunidad a ésta historia corta de Detectives.
Decirles que la he escrito con esmero, disposición, que la he peleado, y espero que les guste el final♡
ATENCIÓN: Capítulo largo.
***
Kala. 30 de octubre del año 2023.
Ya son las 12:44 del medio día, he probado desde el uno, hasta el noventa y nueve -la primera pantalla pequeña rectangular, está separada de las dos iguales a ella, al lado-, y así sucesivamente, hasta que, pruebo con cinco, noventa y nueve, y me canso.
Acceso denegado.
Genial -nótese el sarcasmo-, esto está yendo de maravilla.
- Déjame ayudarte cenicienta -Nick habla después de haberse quedado callado durante todas las horas que estuve probando tríos de números, y sin éxito.
- Vale -jadeo.
Al intentar ponerme en pie, un mareo me azota y termino sujetándome de lo primero que agarro.
- ¿Estás bien? -el pelirrojo pregunta en mi oído, y ahí me doy cuenta de que me ha tomado por los codos, y mi mano agarra fuerte el material de su camisa negra.
Rápido me incorporo.
- Más o menos.
- No has comido nada -dice con las cejas undidas- deberías irte a casa.
- No -niego a penas termina, y sacudo con la cabeza acompañando la oposición-, debemos terminar esto juntos. No me voy a ir y dejarte aquí solo.
- Ashley -menciona mi nombre, y ante lo extraño de su voz, levanto la vista para toparme con sus ojos verdes y claros, abiertos, cejas alzadas, y expresión preocupada.
Resoplo resignada.
- Bien -dicho esto en un tono de pocos amigos, me dispongo a salir.
- Ve en mi moto. -dice de repente y al recordar que he dejado el auto en la fábrica vieja, maldigo a lo bajo por mi despiste.
- Vale. -respondo serena.
- No rompas mi bebé -menciona con la voz ronca, y algo demandante a la vez graciosa.
- ¿Qué?, ¿la chatarra esa? -inquiero juguetona alzando ambas cejas.
El pelirrojo se gira de manera exagerada y me ve como si le hubiera ofendido a él, y no a la moto.
- A que te obligo a irte a pie. -dictamina de repente y ante eso, doy unos cuantos pasos pesados hacia él.
- Me importaría una verdadera.
No pude terminar de decir nada, porque Nick puso su maldito dedo de nuevo sobre mis labios, sellando mis palabras. Frunzo el ceño y le miro enojada, mientras una ola agria de ira azota mi sistema.
Justo cuando voy a separarme, y decirle unas cuantas verdades, hace algo que me deja paralizada por unos segundos; se acerca más, y acomodando su dedo pulgar sobre la zona, sus ojos se clavan en mis labios, su pupila se dilata, y luego acaricia con suavidad.
No puedo evitar quedarme helada.
«¡¿QUÉ HACE ESTE TARADO?!»
Inconscientemente me separo lento del de ojos claros, con una expresión de pasmo, y doy gracias a mis piernas por ayudarme a salir de esa parálisis. Salgo disparada hacia la casa, con la adrenalina a mil por hora, y una mezcla entre enojo, ira, confusión y extrañeza, surcando mi sistema.
- ¿Qué le pasa? -mascullo irritada con los puños tensos hasta más no poder, y dando zancadas, me monto en la moto de Nick.
Me pongo el casco, y después de encenderla, arranco a toda velocidad hacia la fábrica.
Tomaré mi auto, dejaré la moto dentro del local, y luego regresaré a casa por algo de comer, y también, buscar poner en orden el caos de emociones dentro de mí.
***
Después de haberme dado un buen baño, de haber comido, y relajarme, decido meterme en el jacuzzi. Necesito dejar de pensar por algunos minutos.
Cuando me pongo la mascarilla hidratante, los dos pepinos en mis ojos, y el bálsamo labial de flores de cerezo, enciendo la música, y me sumerjo en la letra para escapar de esta realidad.
Pasan los minutos, y ya he salido. Me pongo unos jeans negro azulado, con botines negros también no tan altos, y una blusa blanca por debajo. Luego de salir hacia el salón de estar, mi teléfono, que se encuentra descansando sobre la mesa que aguarda el control del TV enorme, suena, anunciando la entrada de una llamada.
Al ver que se trata del chico bipolar, resoplo. Cuando mi vista corre hasta la hora, mis ojos ocupan toda la cuenca de golpe.
Son las 2:30 de la tarde.
Contesto.
- ¿Nick? -menciono para abrir la conversación.
- ¿Te enteraste del accidente? -no fue hasta que habló, que noto lo atropellada que suena su respiración.
- ¿De qué hablas? ¿qué ocurre? -pregunto preocupada, y frunzo el ceño después de haber relajado mis ojos.
- ¿Stefany Thompson, le conoces? -ante el nombre, siento por unos segundos que mi corazón se detiene súbitamente, los nervios estallan por todo mi sistema, y tiemblo ante la sola idea de que algo le haya pasado por mi culpa.
- ¿Qué, sucede, con, ella? -pregunto conmocionada, abrumada, y algo aturdida.
- Su esposo, Noah Thompson, tuvo un accidente, y ella me ha dicho que te avise. -ante eso, un nudo se forma de golpe en mi garganta, y casi me ahogo con él.
- Por Dios -paso mi mano por el cabello desconcertada.
- Tienes razón... -escucho cómo su voz cambia a una de preocupación- estamos perdiendo mucha gente, debemos avanzar.
Asiento a eso, a pesar de que sé, él no me puede ver.
- ¿Lograste acceder a la caja fuerte? -pregunto apresurada e impotente.
- No nena, esa cosa metálica parece rechazar todo. -escucho cómo suspira pesado.
- Después de llamar a Stefany, voy para la casa de Ka.
- No -me corta de repente y frunzo el ceño-. Debemos ir juntos, y yo estoy yendo a solucionar un problema con uno de mis socios. -asiento-. A las cuatro y diez nos vemos.
Antes de que pueda responder algo, la llamada se corta.
No espero ni un minuto más, y decido llamar a Stefany. Su móvil comienza a dar timbres, y por un momento, esa espera se me hace eterna, y provoca que me abrume más, que mis nervios estallen aun más, y que mi corazón se quiera desembocar.
Solo hasta que contesta, y escucho su voz afectada.
- ¿Campbell? -su tono de voz comprime mi pecho, puesto que es quebrado, y trémulo.
- Stefany -menciono su nombre con preocupación, y mi voz tiembla ligeramente-. Supe lo de Noah, por favor dime que estás bien. -pido casi en súplica, y undo mis cejas.
- Lo estoy, lo estoy -hace una pausa para poder coger aire, está llorando-. Solo que ya sabes... -deja la frase en el aire, y eso me dice todo.
- Lo entiendo, claro que lo entiendo -manifiesto como apoyo-, no tengo pareja, pero he visto a mis padres parecido a como estás tú ahora, cuando algo le pasa a alguno, el otro se preocupa mucho.
La escucho hacer un sonido de afirmación, y asiento consciente de que no puede verme.
- Nick y yo seguiremos a las cuatro y diez con lo del caso de Kales. Te pido que vengas para acá, para cuidarte, y si no quieres, pues voy hasta donde estás y te apoyo en lo que.
- No, no, no -me corta respirando profundo por los fluidos en su nariz-. Sé que debes terminar este caso, es importante para ti -hace una pausa para tomar aire, y luego se despide-: Dale, cuídate Campbell.
- Tú también Stef, por favor -empleo un tono suplicante, y la escucho afirmar sin separar los dientes.
La llamada se corta, y un suspiro pesadumbrado abandona mi garganta. No es que no me interese su esposo, claro que sí, solo que no me iba a perdonar si algo le llegase a pasar a ella. Le cogí cariño, y desde el Domingo que llegué de Buff, ha sido muy atenta y amable conmigo. Se merece mi retribución.
Dios... Solo espero que nada más ocurra hoy.
***
Ya son las 4:00 de la tarde, en menos de diez minutos, estoy en la casa de Kales como acordamos Nick y yo, y a decir verdad, temo la reacción del pelirrojo. Solo ruego que no vuelva a hacer otra tontería como esa.
Encajo las uñas en el volante ante el recuerdo de Nick acariciando mis labios, una ira surca mi sistema, y la confusión no se queda atrás.
«¿Qué le pasa al idiota?, ¿Ahora es bipolar?, Agh...».
Paso sin siquiera planificarlo por el antiguo y destruído CoffeeSpress del difunto Thomas Gagnon.
"- ...casi todos los días, a las 9:20 exacto iba a su CaffeeSpress de siempre..."
El flashback de Anna Anderson, diciendo esas palabras, choca mi mente y frunzo el ceño, porque ahí me acuerdo de algo que cuestioné;
"¿Y si realmente... es una contraseña?"
La comisura de mis labios se eleva, y una satisfacción surca mi rostro. Me parece que tengo un nuevo código que probar en la caja fuerte de la casa de Kales Miller.
Después de tomar por la ruta más cerca de la recidencia, piso el freno, apago el auto, y salgo del vehículo.
Me quedo quieta por un momento con el ceño fruncido al darme cuenta de dos cosas; Uno, hay demasiado silencio, y dos, ese es el problema.
¿Dónde está Nick?
Me giro para poder observar mejor alrededor y me sorprende que el pelirrojo llega tarde.
«Pues mejor»
Me estrecho de hombros, y decido entrar a probar mi teoría. La puerta está entreabierta, y paso sin ningún problema. Subo las escaleras hasta el segundo piso, y llego por fin a la habitación de Kales.
Al estar frente a la caja fuerte, observo por unos instantes los tres espacios en rojo, anunciando que el último código dió negativo, como los otros. Solo espero, que sea cierta mi hipótesis.
Me pongo a buscar el número nueve primero, luego el dos, hasta que, en la última, acercándome al cero, un ambiente de suspenso y expectación me absorbe.
Cuando el cero aparece, completando el "9 20", automáticamente se pone de color verde, anunciando que es correcta. Mi corazón golpea fuerte contra mi pecho ante la emoción que surca mi sistema.
Después de aproximadamente cuatro malditas horas, logré acceder. Cuando se abre, frunzo el ceño al ver el contenido; papeles. ¿Tal vez los de la empresa?. Pues a revisar.
Me incorporo y, con las hojas en las manos, comienzo a leer gracias a la luz que entra por la ventana.
Al ver las firmas, el contenido, y un peculiar identificador -un círculo negro, con dos uves entrelazadas, y una pistola extraña como mancha entre ambas-, noto una palabra singular debajo; ImplanGT.
El nombre que mencionó Gill antes de morir.
Son las firmas, las firmas que dijo Anna Anderson, y lo que mencionó Gill.
Kales Miller trabajó para el ImplanGT.
Mi piel se eriza, mis ojos ocupan toda la cuenca, y por unos instantes mi estómago se revuelve abruptamente.
«Esto debe ser guardado»
Saco mi móvil, y, poniendo los papeles con las firmas sobre la cama para tomarle las fotos, me doy cuenta de que son veintidos firmas, veintidos acuerdos con personas mafiosas, sanguinarias, hostiles, y eso, da cabida a otra pregunta;
¿Por qué asesinar a alguien que tuvo una empresa con millones de dólares, y que en efecto, valga la redundancia, sustentaba el sucio trabajo del ImplanGT?
Cuando termino de hacer las fotos, y guardo mi móvil, decido revisar mejor dentro de la caja fuerte. Al acercarme, y pasar mi mano por el espacio ahora desocupado, me doy cuenta de que la estantería tapa la luz, y no me deja ver bien. Tomo mi móvil, enciendo el flash, y observo cada esquina con determinación. Solo hasta que noto un destello aun más pequeño que el de la estantería, en esta ocasión, dorado.
Frunzo el ceño, y deteniendo mi atención en ello, noto que se trata de un sensor, en otras palabras, una huella dactilar.
Que bien, esto se pone mal.
De repente escucho pasos ligeros subiendo las escaleras, y me enhiestro para poder toparme con quien sea, aunque se escuche relajado.
Pongo una mano en el arma blanca en mi cintura, alerta.
- Buenas tardes damisela rescatada de las garras de la muerte por este apuesto príncipe. -alardea con su tono molesto de siempre apuntándose con sus manos, y luego con la derecha se apoya en la pared-. ¿Quieres dar otro paseo en moto? -inquiere con los párpados relajados, y una expresión igual de boba.
- No -respondo seca.
Señalo con los ojos hacia la cama, donde descansan los papeles con las firmas, y al verlos, frunce el ceño.
- ¿Qué es? -pregunta acercándose a la cama con paso mesurado.
- Pues te sorprenderá saber que esto estaba en la caja fuerte. -me mira con las cejas alzadas, y me llama la atención la reacción que hace, pues es de nerviosismo-. Nuestro querido Kales Miller trabajó para el ImplanGT -informo y ante la mención del nombre, Nick desvía la vista hacia las firmas- y estas son las pruebas, las firmas con esas personas sanguinarias, y horriblemente crueles, las que nos han impedido resolver este caso, y también a los detectives antes que yo. -hago una pausa-. Estamos cerca Nick. -le dedico una sonrisa pequeña y cerrada.
Se queda meditabundo por unos instantes, mirando hacia los papeles. Luego alza la vista, me mira, y me devuelve el gesto.
- ¿Qué más hallaste? -pregunta acercándose.
Me dirijo rápidamente hacia la caja abierta, y con el flash del teléfono celular, le enseño el sensor. Él se acerca, y nuestras cabezas chocan.
- Si eso abre otro compartimiento, significa que algo más grande se oculta detrás de ese sensor. -cuestiono mirando detalladamente dicho sensor.
- ¿Quién podría acceder? -pregunta en un tono ronco.
- No lo sé -respondo resignada-, pero debemos descubrirlo. -me separo y comienzo a teorizar caminando por toda la habitación de un lado a otro-: Si el sensor está en casa de Kales, puede que sea con su huella, pero si trabajó para el ImplanGT, pude que acceda alguno de los dedos del que representa ese grupo terrorista. -comienzo sonando analítica-. También puede que exista la posibilidad de que la persona que abre ese compartimiento altamente asegurado, pueda ser la que menos nos esperamos.
- ¿Como un familiar? -agrega.
- Exacto -afirmo mirándole con el ceño fruncido-. Si llegamos a contactar a alguno, y todos prueban sus dedos en dicho sensor, es posible que todas den incorrecto, o alguno de ellos positivo -hago una pausa y froto mi mentón, meditabunda-. Aunque también, puede que Kales Miller haya puesto, tanto su huella, como la de alguien más.
Ante eso, corro apresurada hacia el sensor de huella dactilar.
- Si te das cuenta, parece que puede recepcionar no solo una huella. -comento al darme cuenta del círculo color hierro debajo-. Tal vez, al poner uno, la otra huella termine de hacer la operación, y si Kales fue uno, entonces esto no se abrirá nunca.
- A menos que encontremos su cuerpo.
- Nick -me levanto y le miro como si hubiera dicho una locura-, es imposible que después de dos meses el cuerpo de Kales esté entero, necesitaríamos un dedo caliente, y no uno descompuesto.
Relajo las cejas alzadas y suspiro.
- Pero eso va a ser imposible. Prefiero buscar el lugar en donde Kales firmó estos papeles de la empresa, y tal vez allí encontremos pistas que nos lleven a su cuerpo. -me acerco a los papeles esparcidos sobre toda la cama en orden.
- Hay que buscar si en estos papeles hay alguna dirección puesta. -escucho decir a Nick a mis espaldas.
- Eso hago -informo leyendo uno de las firmas en mis manos.
Cuando noto que el pelirrojo no se ha movido, miro sobre mi hombro y me topo con su mirada verde clara, perspicaz, profunda y demasiado intensa, como si intentara buscar o sacar algo de dentro de mí.
Se siente, raro.
- ¿Me ayudas? -articulo por fin alzando una ceja, después de salir del embeleso.
Giro sobre mi eje, y comienzo mi lectura.
***
Después de unas horas, no sabría dar aproximado, abro mi boca tomando aire, y lista para soltar lo que hemos estado buscando.
- ¡Aquí! -exclamo emocionada, y hasta eufórica.
Me levanto de detrás del escritorio, y voy hacia donde Nick aún con mis ojos puestos en el hallazgo.
- West Potomac Park Field #4 -leo con el ceño fruncido, y al alzar la vista, choco con la misma mirada suya de hace unas horas.
Eso provoca que mi estómago se revuelva.
Está apoyado contra la pared en la silla que antes estaba en el escritorio, con una firma en sus manos, con todo su cuerpo tenso, pareciera que me ha estado observando durante todo este tiempo, y su mirada perspicaz, pasa a mis labios.
Ante eso, no puedo evitar fruncir el ceño.
- Por la carretera E Basin Dr SW, y luego del George Mason Memorial Marker, por el Ohio Drive Bridge, para después pasar el West Potomac Park Field #1, #2,#3, y Wats Potomac Park Sport Field. -dice con su vista ausente, y tan mecánicamente que hasta un escalofrío recorre mi columna dorsal.
- Rayos, pareces un mapa humano. -murmuro consternada.
- Bueno vamos. -aparta la silla de la pared, tira las firmas sobre la cama donde hay más, y camina hacia mi.
Me quedo observando sus movimientos, algo hipnotizada, o tal vez meditabunda, hasta que se acerca a mi, tanto que doy un paso hacia atrás para aumentar el espacio entre ambos. Mi respiración se corta por unos instantes, mi corazón golpea fuerte contra mi pecho, y los nervios estallan por todo mi sistema.
Insiste dando dos pasos más cerca, y yo sigo con el retroceso, hasta que choco con el escritorio y me quejo a lo bajo. Mis ojos no se despegan de los verdes claros suyos, los cuales se iluminan.
- Para -sale como un jadeo de mis labios y cierro los ojos-. No -dictamino aun con la voz temblorosa.
Escucho cómo suspira, solo que me paralizo cuando ese aire caliente de su nariz choca contra mi cuello. Abro los ojos de golpe, al igual que mi boca, pues el aire ha abandonado mis pulmones e intento recuperarlo.
Empujo al pelirrojo hacia atrás con fuerza, y salgo disparada hacia fuera.
Solo, que me detengo en la puerta de la habitación de Kales, me giro con el ceño fruncido y, a pesar de que me encuentro en un caos de sentimientos, pongo mi voz tan acre como puedo.
- No vuelvas a hacer algo así, Nick -dictamino y, celebro en la mente porque mi voz no suena nerviosa.
- ¿Me vas a decir que no quisiste que te besara? -pregunta con su tono sarcástico y juguetón se siempre, pero hay algo más que no logro descifrar en su voz.
- NO -alzo mi voz conforme a lo enojada que me encuentro, y mi tono hostil provoca que Nick unda ligeramente sus cejas, pero no de tristeza, sino de pena hacia mi.
Tenso mi mandíbula hasta que crujen mis dientes, y camino dando zancadas hacia fuera.
¿CÓMO SE LE OCURRE?
¡Agh!
¡SOLO DESEO QUE ESTO ACABE Y YA!
***
Nick frena, frente al West Potomac Park Field, me bajo aún enojada, me quito el casco y lo lanzo contra su pecho, sin mirarle.
Comienzo a respirar profundo, mientras me repito varias veces en la mente; "Calma Ashley... Calma Ashley...", y abro un poco mi boca para poder dar mejor acceso al oxígeno.
Debo calmarme, entrar en mis casillas, para poder pensar mejor y no prolongar este absurdo.
- Kala detente -la voz severa de Nick provoca que haga, inconscientemente, lo que me ha dicho-. Si sigues así, la regarás.
Sus palabras me enojan aún más, y decido mantener la calma, solo que, todos los sucesos del caso, el comportamiento bipolar del pelirrojo, y todos los sentimientos encontrados, causan un caos terrible dentro de mí, y lo que me dice a continuación, dinamita mi carácter.
- Solo cálmate nena.
- No vuelvas a decirme así -grito después de haberme girado hacia el. Mis ojos enturbados chocan con los indescifrables suyos, y mi corazón se desemboca-: Desde que llegaste has hecho estragos, siempre con esa estúpida actitud tuya, tu insoportable pérdida de tiempo, tus apodos molestos, ¡BASTA NICK! -tenso mis puños hasta que siento que mis uñas han perforado las palmas de las manos, y mi mandíbula de igual modo, dejando ver mis dientes.
Mi respiración se ve afectada, mi pecho sube y baja, y mi mente se nubla.
- Deja de hablar idioteces, Nick Wilson, o la Ashley Campbell tranquila y pasiente que consiste se va a convertir en tu peor pesadilla -sigo airada-. Es más, toma tu estúpida Kawasaki, y lárgate de aquí, voy a terminar el caso yo sola.
El aire remueve los árboles desde las raíces, y mi cabello responde a eso tan salvajemente, que llego a sentir el golpe contra mi rostro fuerte.
- ¿Cuándo fue que decidiste matar tu lado sensible y pusiste una pierda en tu corazón? -pregunta con el tono de voz entre sereno y extraño, sus manos en los bolsillos, y caminando despacio hacia mí.
Resoplo sarcástica. Lo que ha dicho no tiene nada que ver con lo que yo.
- ¿De qué rayos hablas? -mascullo irritada.
- No, no te diré -hace una pausa y se detiene, a una distancia de dos metros aproximados-, tú sola te darás cuenta. -dicho esto, gira su cabeza hacia la izquierda sereno.
Gruño a lo bajo.
- Idiota -maldigo entre dientes arrugando la nariz con desdén.
- Te oí niñata -espeta aún mirando hacia la izquierda.
Yo solo aparto la vista de sus ojos, y sigo mi camino por derredor en la pista de atletismo.
Respiro una y otra vez atropellado, pero abro mi boca para poder calmarme.
«Cálmate, cálmate... Mientras más rápido termines esto mejor». Me digo para tranquilizarme, y cierro los ojos deteniendo el paso.
Luego de respirar profundo varias veces, los abro, y con los nervios más tranquilos, con mi respiración más pausada, me dispongo a observar la estancia.
Nada, nada nuevo, nada diferente o novedoso, o sospechoso. Nada.
Después de haber dado toda la vuelta, choco de nuevo con el pelirrojo.
Está de espaldas, recostado contra la malla de la pista, y con las manos en los bolsillos. Ante el recuerdo de las cosas que dije, tenso mi mandíbula ligeramente. Fui dura, pero no quita que tenga la razón, ¿no?
- Perdón -murmuro sin separar los dientes detrás de Nick, con la mirada gacha.
Él gira un poco su cabeza, y me mira de rehojo.
- Da igual -señala en un tono de voz bajo pero no me pasa desapercibido su desgana-. Me han dicho cosas peores -suelta más relajado, se gira hacia mí separando su espalda de la malla, y se coloca frente a mí.
Aún con las manos en los bolsillos. Miro sus ojos verdes claros, algo hipnotizada.
- No, te hablé mal -insisto-. Aunque tengo razón... -dejo la frase en el aire rodando los ojos, y el pelirrojo ríe a lo bajo, ronco.
Su vista pasa de mis ojos a mis manos, y después de levantarla, unde ligeramente sus cejas, y yo solo le veo.
- Te haz hecho daño -murmura, para luego sacar algo de su bolsillo.
- Nada -me estrecho de hombros haciendo una mueca con los labios- he pasado por cosas peores.
Ríe sin ganas al igual que yo, y cuando termina de vendar ambas manos, me mira directo a los ojos, con los suyos apagados e inexpresivos.
- Vamos cenicienta, debemos solucionar esto rápido. -dice simple, y en lo último un tono sarcástico y divertido.
Le dedico una sonrisa pequeña y cerrada.
- Está bien.
Ambos comenzamos nuestra búsqueda, hasta que, después de ver todo de nuevo en derredor, decidimos buscar más información en el Maps del teléfono celular de Nick.
Cuando miramos, y acercamos más la imagen, nos damos cuenta de la media empresa oxidada y destruída, cercana a la Pista de Atletismo, solo que cubierta por árboles.
- ¿Y si vamos a comprobar? -inquiero observando aún el mapa, con el ceño ligeramente fruncido.
- Vale -acepta en un tono ronco, y ambos nos ponemos para la cosa.
Nos montamos en la moto, y comienza el recorrido por los árboles de allí.
Justo cuando el puntito azul apunta a dónde está la media empresa, Nick detiene la moto.
- Es aquí. -anuncia aun sabiendo que lo sé, y nos bajamos del vehículo en dos ruedas.
Cuando Nick se quita el casco, y yo repito la acción para ponerlo sobre dicha moto, mi teléfono suena en mi bolsillo anunciando una llamada entrante.
Nick se gira con las cejas alzadas y expectante.
- Adelanta tú, si avanzo puede que se vaya la señal. -pido y él asiente.
Saco mi móvil, y veo que se trata de Stefany Thompson. Contesto de inmediato.
- Buenas tardes Stef, ¿Cómo sigue Noah? -al terminar de preguntar, mi estómago se revuelve al escuchar la respiración dificultosa en la otra línea, y los gemidos femeninos también.
Abro mis ojos de golpe, y justo cuando pienso preguntar qué sucede, ella habla.
- Ashley, ¿dónde estás? -inquiere jadeante, con su voz atropellada y temblorosa.
Frunzo el ceño.
- Aquí con Nick -respondo aún extrañada- ¿Recuerdas que estamos en lo del ca.
- Sal de ahí -me corta en un tono demandante y pesado.
Parpadeo pasmada durante unos instantes.
- ¿Qué? -pregunto conmocionada.
- Nick Wilson no es quien tú crees -comienza severa, aún con la voz jadeante, y ante eso, no puedo evitar que mi cuerpo se estremezca-. Su verdadero nombre es Nick Finkelstein, él es el representante del ImplanGT -trago en seco, mi corazón deja de bombear por un momento mientras proceso la información-. O sales de ahí, o caes en su trampa. Todo el tiempo estuvo jugando contigo, y parte de eso, fue mi culpa -hace una pausa para coger aire, su voz sigue atropellada y átona- Soy del ImplanGT, y fui enviada para que el caso de Kales Miller no se resolviese, ni descubriesen a los cuerpos de gobierno que están comprados por esta organización.
- ¿Que tú qué? -mi corazón se comprime.
- Lamento todo lo que te hice Kala.
- ¿Lo lamentas?, ¿en serio? -la corto de tajo, con la voz afectada, y ni hablar de mi respiración agitada en extremo.
- Por favor, no tienes tiempo, ni yo tampoco -suplica y ante eso, la escucho-: Estoy haciendo esto porque he renunciado a trabajar allí, sin embargo eso no quita que me estén persiguiendo por decirte todo esto. Toda la información suficiente como para incriminar a Nick están en mi casa, en una caja fuerte que tiene tanto la huella dactilar de mi padre como la de mi madre -hace una pausa, y abro mi boca con los ojos ocupando toda la cuenca, y dejo que el oxígeno circule por todo mi sistema-. Vete, por favor, al menos quedo sin cargo de consciencia de que fui partícipe del asesinato de una joven tan talentosa como tú.
Mi pecho comienza a subir y a bajar con brusquedad e impaciencia.
Esto no puede se posible, Stefany no puede estar hablando en serio, Nick no me pudo hacer esto, no.
De repente muchos flashes, muchos, y a la velocidad de la luz, comienzan a golpear literalmente mi mente con todos los sucesos;
El tiroteo en el Despacho de Abogados. El francotirador y la bala que tenía Nick en el mismo lado que apunté y tiré con el arma. El sonido de afirmación sin decir CoffeeSpress. La muerte de Gagnon y el misterio de las personas detrás. Nick no contestó cuando lo llamé estando encerrada en la oficina del difunto Thomas, con una bomba. Cuando estuvimos a punto de entrenar, que le pregunté sobre lo que había dicho de que necesitaba más tiempo en el Hospital, y no respondió. Lo exacto que fue en sus movimientos de defensa personal durante dicho entrenamiento. La muerte del Mayor, ¿Que cómo se enteró antes que yo?
La muerte de Gill, que no hubiese sabido a menos que me dignase a visitarlo, y porque no le dije nada a Nick. Cuando dijo; "- Sabes lo de Miller, ¿Verdad?"
«Lo supo antes que yo»
Su aparente preocupación por el caso, la cual fingió muy bien. Sabía la ruta por dónde Kales Miller había ido en el vídeo sin habérselo enseñado. Su finjida sorpresa cuando le mostré las firmas, aunque se notaba turbado. Luego dijo que revisáramos por si había alguna dirección en los papeles.
«Lo supo todo el tiempo»
Y por último, se sabía el camino hasta aquí.
- Todo el tiempo fue Nick. -murmuro shockeada, de repente imaginando el rostro de ese desgraciado con una sonrisa esbozada en su rostro, pero no una normal, no, una de un psicópata engreído.
Justo cuando un dolor se presenta en mi pecho, no literal, mezclado con decepción, arrugo la nariz, y me pasmo por unos instantes, porque lo que dice Stefany, tiene lógica, solo que las cosas pasaron tan rápido, que ni cuenta me di.
«Stefany Thompson tiene razón, Nick siempre fue el causante»
«No puede estar hablando en serio». Otra voz grita dentro de mi que no es cierto, y, un segundo... Si estoy sintiendo esto, y no creo posible todo lo que que la pelirrubia me está revelando, es porque...
Porque...
Porque...
- Estoy enamorada. -murmuro más que en shock, dejando mi boca abierta.
Eso último, cachetea abruptamente mi realidad.
¿QUÉ?
NO, ESTO NO PUEDE SER REAL.
Dije que nunca pensaría en esas cursilerías.
¿Cómo fue?
¿Cómo pasó?
¿Cuándo?
¿En qué momento sucedió y no me di cuanta?
Mi mano parece entumecerse y el teléfono se queda en mi oído, mi mundo se paraliza, y por un momento, temo que mis pulmones que se han detenido, no vuelvan a reaccionar. Mi corazón golpea aún más fuerte contra mi pecho y la decepción aumenta con cada segundo que pasa, mientras escucho cómo en mis oídos repercute el latido.
«Me enamoré...». Repito una vez más negada a aceptar la realidad.
¿Qué me está pasando?
«Mientras más rápido lo aceptes, mejor». Mi consciente me golpea con la cruel verdad, y termino undiendo las cejas resignada.
Tiene razón, mientras más rápido lo acepte, mejor. Por eso lo que Nick dijo;
"- No, no te diré... tú sola te darás cuenta."
¿Es esto?
Porque si es así, esto es terrible
Permito al oxígeno circular por todo mi cuerpo tenso y paralizado, a pesar de que mi respiración atropellada me lo impide.
A pesar de lo que acabo de darme cuenta, veo a Nick más como una amenaza, que alguien de quien me acabo de enamorar, porque por su orden, cientos de personas han muerto grotescamente, muchas más de las que me puedo imaginar, y por su culpa, mi estabilidad emocional en cuanto al trabajo, empeoró. Así que, me parece que alguien va a pagar por todo esto, y muy, muy, muy caro.
Tenso mi mandíbula ante la súbita ira mezclada con irritabilidad y odio que surca mi sistema, hago puños tensos y los relajo un poco por el dolor de las heridas en mis manos.
Frunzo el ceño hasta más no poder.
- Te perdono Stefany -digo por fin.
- Esto e-está s-siendo g-grab-bado.
Justo cuando toma aire para poder seguir, escucho disparos por todas partes, hasta que el suspiro en desaliento de la chica se escucha en la otra línea. Es mi turno de jadear, y arrugo los ojos.
La mataron.
Suspiro profundo, resignada, y abrumada.
Es hora de buscar a Nick Finkelstein y hacerle pagar por todo esto.
***
Justo cuando llego cerca de la media empresa oxidada y destruída, Nick, quien se encuentra recostado a dicha estructura, de brazos cruzados, y dándome esa mirada perspicaz e intensa de antes, se separa, relaja los brazos, y se acerca a mí.
Mi comisura se eleva ligeramente.
Este chico es atrapado hoy, o me dejo de llamar Kala Ashley Campbell.
- ¿Qué sucede? -pregunto en un tono de voz relajado, intentando cubrir las nuevas emociones que surgieron después de escuchar la verdad por boca de Stefany.
Se detiene, sus brazos se cruzan, y justo cuando toma aire para poder responder, se escuchan los ruidos de personas a nuestro alrededor, el sonido de las armas siendo cargadas con las balas, y en un instante, ambos estamos rodeados de personas de negro, con el mismo símbolo de las firmas que encontramos en la caja fuerte de la casa de Kales Miller.
- Volteen con las manos levantadas -alguien da la orden en un ademán, y entorno los ojos aún mirando los verdes claros de Nick, consciente de que va a acutar, y finjir que no conoce a estas personas.
Levanto las manos, y cuando me giro, cuento con la vista, y de rehojo, la cantidad de soldados alrededor.
- Son un escuadrón de cuarenta soldados -susurro para el intercomunicador, y Nick de repente frunce el ceño.
- ¿Qué? -pregunta confundido.
- Que son muchos. -miento susurrando entre dientes.
- ¿Cómo salimos de esta? -pregunta y ante su actuación, mi corazón se comprime reflejando la decepción.
Que horrible es esto.
Cuando intento responderle algo coherente, disparos por todas partes se comienzan a escuchar, y los cuerpos muertos de los soldados de negro alrededor nuestro, caen hacia delante como estatuas rígidas y sin vida.
Meto un pequeño respingo, y al escuchar a Nick gritar del dolor, me giro hacia él horrorizada, dando pasos apresurados hacia atrás.
- Todo controlado Ashley. -una voz masculina y familiar suena con severidad y autoridad por todo el lugar.
Una sonrisa cerrada abandona mis labios.
Me giro y cuando me topo con el chico de ojos almendrados azules, cabello castaño, y con su ropa de policía, mi corazón se algrea golpeando fuerte contra mi pecho.
- Gracias Mateo. -asiento al decirlo.
Él copia mi acción, y giro sobre mi eje para ver a Nick con rabia y desdén.
- ¿Creíste que caería? -cuestiono severa sin esperar respuesta.
El chico con su mandíbula tensa del dolor de la bala en su pierna, me mira con desprecio, y enojo, ceño fruncido, y cuerpo tenso completo. Los oficiales de policías toman a Nick por los brazos, y después de ponerlo en una camilla y vendar su pierna -después de sacar la bala-, se lo llevan.
Suspiro profundo cerrando los ojos.
Se acabó.
- ¿Estás bien? -escucho la voz familiar cerca y me giro hacia el sonido con una sonrisa.
- Sí -hago una pausa-. Me alegra que no te haya pasado nada, con todo esto... -dejo la frase en el aire desviando la vista, y Mateo ríe a lo bajo.
- Tranquila Campbell -le miro-. Ya, ya se acabó. -sonríe amplio, y se la devuelvo.
***
Kala. 6 de noviembre del año 2023.
Después de que Nick Finkelstein fuera a la corte y pagara por todas sus acciones sucias, el pueblo estuvo en paz durante estos siete días que pasaron.
Fui a casa de Stefany Thompson, allí habían todas las evidencias sobre el caso de Miller, cosas que ni yo sabía, pero ella las tenía recervadas. Les di mis condolencias a los padres, y después de que ellos me ayudaran con la caja fuerte, los despedí con pesar.
Stef fue una chica muy dulce. En el poco tiempo que he estado en Washington había sido una muy buena amiga. No le guardo rencor, fue buena conmigo aunque estuviera de alguna manera u otra en mi contra, pero la final lo reconoció, y eso lo compensa todo.
Creo.
Mi familia me llamó el día del juicio;
- Me alegra que lo hayas logrado -mamá mencionó regalándome una sonrisa en la videollamada, mientras aún conducía.
- Sí, lo logré. -respondí con desgana, y ella frunció un poco el ceño extrañada.
- ¿Qué sucede? -me preguntó preocupada y negué con la cabeza haciendo una seña de que no tenía importancia.
Ese día, llegué a la casa sintiéndome más derrotada que victoriosa. Sí ganamos el caso y Nick es sentenciado, pero aquél día parecía que la victoria era una derrota. Me di cuenta de lo feo que es todo sobre el amor, y lo chistoso es que me enamoré de la peor persona posible.
Ahora mismo, son las 8:33 de la mañana, me estoy vistiendo para la entrevista de hoy, y espero que sea rápido. A pesar de encontrarme mejor que los primeros días de la verdad tan dura que me ha tocado vivir, deseo que esto sea rápido.
Y también deseo que este sentimiento se esfume.
***
Llego de la entrevista, y confieso que fue todo un éxito.
Me sentí bien, a pesar de revivirlo todo mientras lo contaba, me hizo sentir bien saber que, gracias a mi las personas de Washington están a salvo, y no hay peligro por el momento.
Después de poner mi vehículo en el garage, tomo las flores y los regalos de los paparazzi, cierro dicho garage, y me apresuro a abrir la casa para poder entrar y descansar, con una sonrisa cerrada ahuecando mi rostro.
Justo cuando voy a poner el dedo en el sensor y abrir la puerta, un disparo se oye detrás de mi, y pego un respingo, paralisándome por unos instantes.
- Ni se te ocurra abrir, esa puerta.
La voz hace que mi piel se erice, que mis piernas se estremezcan, que mi corazón golpee fuertemente contra mi pecho, y el súbito nudo en mi garganta hace que casi me ahogue. Los nervios estallan y mis ojos ocupan toda la cuenca.
Después de escuchar los pasos pesados detrás de mí, el sonido de la pistola recargando, y el contacto de la punta de dicha arma a la parte baja de mi cabeza, jadeo dejando la boca abierta y las flores con los regalos se caen de mis manos.
- Fuiste astuta, pero no demasiado -susurra la misma voz conocida de antes en mi oído, y ante el aire en la zona, las lágrimas comienzan a salir sin previo aviso de mis ojos, y un hipo se me escapa-. Nick Finkelstein nunca pierde, y fuiste muy lejos. ¿Cómo fue? -pregunta con sarcasmo-. Ah verdad, Stefany Thompson abrió el pico y murió por traidora -ante la mención del nombre, cierro los ojos hasta arrugarlos por cómo el nudo en mi garganta se hace más grande, a pesar de estar llorando-. Mateo Brown murió, su familia está siendo torturada, y luego sigue la tuya. ¿Y sabes qué? -hace una pausa sin esperar respuesta y yo trago en seco-, sabía que ibas a llamar a Mateo, que le ibas a decir "Ay, ayúdame, Nick me engañó" -suelta con sinismo, y luego ríe como psicópata desquiciado-. Eres tonta e ingenua al creer que un líder de la mafia va a mandar sólo cuarenta soldados, ¿creíste de verdad que ganarías?. Ahora sigues tú -dictamina, su voz suena tan impostada y hostil, que ante eso mi boca abierta comienza a temblar de estupefacción-. Me hiciste el trabajo más difícil, tenía que estar pendiente de ti las veinticuatro horas porque tomabas las malditas decisiones sin decirle a nadie, y eso podría significar mi derrota. Pero no -alarga la vocal "o"-. Nadie, puede, contra, mí, Kala -lo susurra aún más bajo y más pegado a mi oído.
Vuelvo a soltar un jadeo consternada.
Escucho cómo aspira mi perfume, y después de depositar un beso casto en mi cuello -el cual provoca que llore aun más, y que mi cuerpo entero se estremezca-, suelta algo que me hiela la sangre.
- Lamentablemente, la testaruda, fría y distante Detective Kala Ashley Campbell, agrietó este frío, y oscuro corazón.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro