Capítulo número cinco.

Kala. 24 de octubre del año 2023.

Son las 12:22 del medio día, y estoy lista para el interrogatorio.

Me encuentro de brazos cruzados mientras miro con el ceño fruncido al de tez blanca, en silencio, con las esposas, y su rostro mostrando todo lo contrario que al principio; la gentileza fue sustituida por violencia en extremo, y su fachada de buen chico, por la verdad detrás de su máscara.

Eso es lo que detesto de los hombres y mujeres, los que pintan de toda su vida un retrato que no les representa... y no hablo de pinturas o acuarelas.

El silencio me permite cuestionarme cosas sobre el caso de Miller y a la vez me siento impotente, al estar la presencia del Mayor, quien entra interrumpiendo el ambiente callado.

— Buenas tardes señorita Ashley, ya puede pasar para el interrogatorio. —dice sereno, y paciente, dando total confianza a una persona.

— Igual para usted Sr. Lee, enseguida paso. —le dedico una sonrisa dejando caer mis brazos y me dispongo a entrar al lugar donde tienen esposado a Gagnon.

Ya dentro le miro con superioridad mientras que el chico siquiera alza la cabeza para verme, y solo lo hace de rehojo. Ignorando eso, tomo asiento y pongo el expediente de Miller sobre la mesa.

— Bueno, ya que no quisiste ser sincero conmigo cuando estábamos solos tuve que recurrir a éstas medidas —entrelazo mis dedos sobre la fría mesa metálica y Gagnon se queda en silencio—. Sólo que no creí me ayudaras a hacerlo posible, y más fácil. —entorno los ojos viendo su aparente rostro inexpresivo.

Y decido comenzar.

— ¿Quién era el hombre del vídeo? —digo esto poniendo sobre la mesa una impresión de la parte donde ambos hablan en el vídeo.

— No lo sé. —masculla irritado y noto en su tono de voz lo enojado que se encuentra por lo bajo que lo suelta.

Frunzo en ceño.

— Yo no vine para juegos Thomas. —contrapongo severa e imponiendo mi mirada—. ¿Quién es?

— Que no sé, jod —abro mis ojos indicando que no diga groserías y el chico se calla dando con su puño cerrado contra la mesa, susurrando una maldición.

— ¿Cómo es posible que no sepas con quién hablabas? —inquiero severa examinando sus facciones y, principalmente, sus ojos enturbados a la vez que apagados.

— Lo único que te diré —dice sarcástico echándose hacia delante y esta vez mirándome—, es que el tipo tenía el plan para matar a Miller, y que me ofreció dinero por mi trabajo, es todo. —se echa para atrás nuevamente bufón y resoplando.

— ¿Qué hiciste para ayudar a asesinar al joven Miller, y cómo rayos se llama el tipo que te ofreció el dinero? —dictamino severa más de lo normal y tenso todo mi cuerpo por su incompetencia, causando una ola agria y leve de ira en mi sistema.

— Nunca digas que fui yo, simplemente di información por dinero ese fue el intercambio. —ignora la segunda pregunta que hago y ante eso me tenso aún más.

— Por eso tu popularidad después de la muerte de Miller... —digo más para mí que para él—. ¿Cómo se llama el tipo que te ofreció el dinero a cambio y qué tipo de información vendiste? —pregunto sin apartar mi vista de sus ojos enturbados y ejerzo presión al entornar los míos.

Su mandíbula se tensa al igual que su cuerpo y alcanzo a ver algunas venas en su cuello. Bien...

— Le di datos sobre la empresa antes de que planeara todo, y decidió tomarla para sí, asesinando a Miller. —confieza resignado—. Le dije que todos los sábados íbamos a un lugar de negocios a firmar los papeles de la empresa de Miller.

— ¿Que lugar? —le corto a penas la información ha sido escuchada por el Mayor.

— No puedo decir. —dice entre dientes mirando a otro lado.

— Lo dirás de una manera u otra Gagnon —digo esto ya irritada por su resistencia y el oficial detrás de mi, hace alguna seña que llama la atención de Thomas por cómo mira sobre mi hombro con desagrado.

— He dicho; no diré nada. Hasta aquí, se acabó. —impone malditamente errado y eso me hace explotar por dentro, solo que me contengo.

— Quien determina eso, soy yo. —dictamino hostil, en un tono acre y severo.

— Pero no puedes simplemente sacar las palabras de mi boca, Ashley —menciona mi nombre sin respeto y bufón, lo cual provoca que el oficial detrás de mi, dando zancadas, de un golpe con su puño cerrado sobre la mesa haciendo que Gagnon pegue un respingo.

Pero no me quedo atrás, sino que me asusto por su repentino gesto que demanda de alguna manera respeto al de las esposas. Luego se retira nuevamente.

— Si no quiere hablar, pues procederemos con la tortura. —la voz del Mayor suena por el intercomunicador en mi oreja derecha y ante eso suspiro.

Okey Ashley, no dejes que este malnacido arruine tus planes.

Me levanto arrastrando la silla, y después de darle una mirada despectiva al pelirrojo, me acerco al cristal que separa al Mayor de mí.

— Dejemos la tortura como último recurso, si es posible... —pido con las cejas ligeramente undidas y para mí satisfacción, él asiente.

Copio su acción y giro sobre mi eje para darle la orden al oficial.

— Llévalo a la celda 003. —dicho esto, el hombre toma a Gagnon con firmeza y se lo lleva, mientras el pelirrojo me dedica una mirada amenazante.

Y justo cuando pasa delante de mí, hace gestos con sus labios con una expresión endurecida.

— Esto... Sólo... Comienza —susurro leyéndolos y Thomas sale por la puerta mientras medito en lo que ha dicho con el ceño fruncido.

“¿Esto sólo comienza?”

¿Pero de qué habla?

Una impotencia me carcome y termino haciendo algo de lo que realmente me puedo arrepentir.

— Espere. —pido mientras me engancho a correr y alcanzar al pelirrojo.

Camino por varios pasillos mirando con rapidez a ver si lo pillo pero, al caminar por diez oficinas, miro desesperada hacia la derecha con el ceño fruncido por inercia e ignorando las miradas de los demás oficiales en mi.

A penas le veo, juro que una sonrisa malévola se pasea por su rostro y ante eso me echo a correr hacia donde está.

— Oficial espere —pido nuevamente y ya cerca, obedece y se detiene—. ¿Qué quisiste decir con eso? —exigo mirando a los ojos claros del chico esposado y éste, vuelve a dedicarme otra sonrisa siniestra.

— Lo que siempre pasa, y todos terminan abandonando... El Reveb —alza sus cejas ante lo que dice y mi ceño se frunce más.

— Una carnada, algo para distraernos del objetivo principal —analizo rápido en voz alta—. Lévalo —ordeno y me dirijo rápido a dónde se encuentra el jefe.

Del lado del cristal, aún en el salón de interrogatorios.

— ¡Mayor! —grito y golpeo el cristal para llamar su atención.

El Sr. Lee se levanta con el seño fruncido y me abre la puerta, su rostro muestra confusión y le entiendo. Rodeo hasta que me encuentro frente a él, y la puerta.

— Thomas Gagnon es una carnada, y la hemos vuelto a morder —digo enojada por mi despiste—.  El objetivo principal, se debe encontrar entre los archivos de su oficina en el CoffeeSpress y mientras jugaba con un lapicero noté que su nerviosismo aumentó. Aunque si Gagnon es la distracción —analizo de repente, tanto para mí como para él—, es porque él planeo todo para que el hombre cabecilla se robara las evidencias, ¡hemos caído! —digo lo último en un grito apretando los puños airada.

Lo que me faltaba...

Y en eso, me acuerdo de las palabras de Gagnon; Ésto solo comienza. ¿Será eso?, ¿Lo que pasó con los otros detectives que intentaron investigar y renunciaron o simplemente no encontraron aparentemente pistas?... ¿O es porque fueron comprados por Thomas?

Ante lo último abro mis ojos consternada. Pues no funcionó conmigo, y aunque insistan; no funcionará.

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