Después de que Hannah llorara frente a sus hijos, se sintió mucho más aliviada. Como fue un peso que se quitara de sus hombros y fuera liberada.

Obviamente, Hannah no había superado la angustia que sintió cuando Klaus la engaño, pero fue un paso en la dirección correcta. Quería tener sentido de transparencia entre ella y sus hijos y eso finalmente estaba sucediendo.

Hannah les había contado uno de sus mayores secretos, una de las cosas que más la atormentaba.

Mientras Hannah entraba a su habitación, donde se iba a tomar una larga siesta, había algo en su cama. Del lado de Hannah, sabía exactamente de quien era.

No era una coincidencia y ahora que Klaus había regresado a la ciudad, sabía que los obsequios lo seguirían.

Especialmente después de aquella escena en su oficina.

―¿En serio? ― Hannah se dijo a sí misma.

Solo quería que Klaus la dejara en paz, seguir adelante con su vida. Ahora que era un vampiro, tenía la eternidad para hacer precisamente eso. Vivir su vida al máximo y encontrar a alguien con quien poder pasar toda esa eternidad.

Ahora, sobre la base de su experiencia pasada, sabe que Klaus no es esa persona. Nunca volvería a confiar en él, o al menos eso obligó a su mente y corazón a creer.

―Lo siento― era lo que estaba escrito en la parte inferior del dibujo.

Hannah no quería que esto sucediera, pero el dibujo le había provocado mariposas en el estómago. Había hecho lo mismo hace años y está haciendo lo mismo ahora. Hannah quería controlar su cuerpo, controlar todas sus reacciones, pero eso no iba a suceder pronto.

Quería odiar a Klaus, pero no podía. No era como si ella lo hubiera perdonado por lo que hizo, estaba lejos de esa etapa, pero luego del momento que tuvieron en su oficina y de que ella contara su historia a sus hijos, ella estaba más inclinada a perdonarlo.

Quería que el sentimiento de odio la abandonara para que desapareciera el peso de sus hombros y pudiera seguir.

Esto la ayudaría y pondría a Klaus en el pasado, para que Hannah finalmente pudiera mirar hacia el futuro.

―Es lindo― se dijo Hannah con una pequeña sonrisa adornando su rostro.

Aunque no podía controlarlo, estaba feliz. Amaba los regalos que Klaus le dio en el pasado, y ahora que lo repetía, le fascinaba aún más.

Sin embargo, Hannah no sabía que Jace estaba cerca de su habitación, queriendo rectificar que estuviera bien. Cuando la escuchó reír y la vio sonreír desde la puerta, una chispa de esperanza se encendió en su corazón.

Tenía la esperanza de que sus padres pudieran estar juntos, y tarde o temprano, convertirse en una verdadera familia.

Los tres o cuatro de ellos. 

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DI NO A LOS LECTORES FANTASMA.

Todos los derechos y créditos reservados a la autora original: --mikaelson

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