La traición recibida por parte de la persona de quien menos esperaba: Mi mentor y padrino. Y todo por conseguir un negocio prospero para así seguir llenando sus arcas que no le importó sacrificar mi amor, en aras de su ambición.

Con sus mentiras y con la poca confianza que Noah tiene hacia el género femenino y yo creía haber cambiado, consiguieran el odio de Noah se instalaran en su corazón y su amor se perdiera para mi.  

Es por ello que estoy peleando por una oportunidad que creía perdida y esta se me ha dado al tener un resquicio de sus planes en una grabación y la posibilidad de escaparme de el encierro que me ha impuesto.

 Voy en busca de la iglesia en donde Noah va a comprometerse con la ambición insolente de el hombre que juró protegerme con su vida. 

El clérigo me dió cabida al apiadarse de mi y me dejó ocupar un cuarto de la iglesia. Es todo o nada, es probar si su amor está perdido. Si en verdad hay alguna grieta en su odio profesado o es solo mis ganas de recuperarlo después de la conversación que escuche hace un par de días.

Al fin es la hora de la verdad, la puerta se abre para darle paso al hombre que amo más que a mi vida y por el que daría todo. 

—Hola — la sorpresa en su cara duró solo un momento y rápido fue reemplazada por un gesto adusto. Mi corazón se oprimió. La lucha iba a ser díficil, pero no imposible.

—Así que ahora es que te dignas a aparecer —sacude su cabeza —, y realmente sabes escoger los momentos, Diana— A pesar de que en su voz se notaba rabia en sus ojos refulgió una llama que me llenó de ilusión —Esta situación se está volviendo rara... ¡Me dejaste!

—No fué por mi propia voluntad —No me dejó concluir ya que alzó su mano y paré mis palabras.

—¿Con qué mentiras saldras ahora?

—Yo no te he mentido. Lo han hecho por mi. Te hice promesas y las he cumplido, aunque no lo creas. Te dije que eras todo mi mundo y que sin ti no puedo vivir, no sé que es vivir. Luché contra ti mismo para tenerte y terminé sin poder hacerlo.

—Es cierto, no lo creo. No creo en tus mentiras, ya no creo en ti.

 He dado todo de mi, incluyendo mis votos y la tristeza me embarga. Acerco mis manos a la mesa detrás de mi y le entrego el sobre que tengo preparado más no soy capaz de soltar el último recurso por el que estoy aquí, temo su rechazo y eso será la estocada final. 

—Entonces me toca seguir sufriendo —Mis lágrimas resbalan por mis mejillas y giro hacia la salida. Al abrir la puerta el llanto de mi hijo suena en la instancia y al voltear hacia Noah logro ver la comprensión de mis palabras. Promesas cumplidas.

—Diana, espera...