Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 1

Espero que les guste este primer cap 🫣❤️

____________

ELEINE

­—Bien, chicas, quiero hacer este brindis —Danielle hace una pausa antes de mirar a las demás chicas y finalmente a mí—, por nuestra querida Elaine, que hoy se despide el alcohol, los acostones y las noches de fiesta.

Me río a la par de nuestras demás amigas antes de chocar nuestros tragos. Todas traen cócteles un poco cargados, yo esta vez pedí vodka con soda, pero me limito a darle solo un sorbo cuando todas se zamban sus tragos de una. Mañana empiezo con la medicación necesaria para mi tratamiento, y, aunque creo que no debo hacer esto, sentía ganas de salir con mis amigas a beber antes de procesar mi siguiente etapa, la siguiente página de mi libro de vida, escrito por mí.

—Elaine, tenemos que ser las primeras en saber el positivo —pide Rosalía, feliz, y yo sonrío, asintiendo.

Amo a mis amigas, y que ellas estén de acuerdo y contentas por mi decisión, me hace una amiga afortunada de tenerlas a las tres.

—Ese día podemos reunirnos en mi casa —pide Ivonne—.Tenemos que planear absolutamente todo, es el primer bebé, no solo de Elaine, sino también el primer bebé en nuestro grupo.

 —Aún no estoy embarazada, Iv —digo, sintiendo que estoy sonriendo lo suficiente como para que mis mejillas duelan—. Pero, vale, tengo que admitir que me alegra que se hayan puesto contentas por esto.

—Cielo, amamos que nos hayas contado. —Rosalía vuelve a hablar y parece que va a llorar—. Estamos felices porque tomaras la decisión de tener un bebé sola, y sabes que te apoyaremos en todo.

Quiero llorar yo también pero me mantengo firme.

Cuando le conté a mi madre, lo primero que me preguntó fue si estaba dispuesta a criar sola a un hijo sin padre y agregó que no pensara en que me iba a apoyar.

Luego llamé a mis amigas y sanaron con unas pocas palabras todas las que mamá me dijo durante su discurso conservador.

“Vamos a ser tías”.

Ellas en ningún momento juzgaron que quisiera ser madre por medio de inseminación. Mamá piensa que no podré con la responsabilidad porque no tendré ayuda del padre. Supongo que ella se niega a entender que yo he podido sola todos estos años... desde que él se fue.

—¿Cuánto dura el tratamiento? —pregunta Danielle.

—Vuelvo a la clínica en dos semanas, que es cuando se hará el procedimiento oficialmente, de ahí, pues toca esperar hasta que me hagan la prueba y saber si funcionará o no.

—Claro que funcionará, vas a ver.

A medida que pasa la noche, seguimos bebiendo y hablamos de nuestros planes para cualquier celebración a mi futuro hijo o hija. Cuando el DJ finalmente comienza a poner buena música, nos animamos a bailar y disfrutamos entre todas hasta que de a poco unos tipos las van invitando a bailar.

Cuando creo que regresaré a sentarme para no estar sola, siento un poderoso olor embriagante a perfume de los que más me gustan, y unos brazos en mi cintura que pronto siguen el movimiento de mis caderas.

—Hola, belleza, ¿me dejas bailar contigo? —me pregunta y su voz me acalora las mejillas, es gruesa y muy agradable de oír.

—Claro, ¿por qué no?

Creo que estoy un poco ebria ya porque la Elaine buena y sana no aceptaría a un extraño ni un metro cerca.

Pero ahorita la Elaine sobria no está, así que me muevo, sintiendo que él me sigue exactamente cada vaivén. Nos pegamos como si fuera un reto por cumplir estar ensamblados como rompecabezas.

De pronto siento un beso en el cuello que me saca una sonrisa y me giro a él.

Caray, es guapo… ¿O es el alcohol? Podría ser... ¿Esos son hoyuelos? Oh, vaya, son bellos.

Seguimos bailando pero yo decido atreverme a mantener la intensidad de nuestro baile así que le beso la boca al tiempo en el que lo hago menearse a mi ritmo. Él me sigue el beso, y tengo que admitir que el sabor de su boca me resulta agradable, incluso apenas percibo el alcohol.

Más tarde, sé que coloco un seguro en la puerta de mi casa, y que me río porque igual no esperaría a alguien que nos pueda molestar o interrumpir.

—No quiero saber tu nombre, que esto sea casual, de una sola vez. —El tipo levanta una ceja ante mi petición. Dios, incluso ese gesto mantiene mi temperatura tan alta que no puedo más y vuelvo a besarlo mientras subimos las escaleras.

—Súbete. —Se sienta en la orilla de mi cama cuando finalmente llegamos a mi habitación, luego de bajarse el pantalón, mostrándome su erección y yo obedezco sin ninguna queja—. ¡Ah!

—Cállate —digo y le cubro la boca. Ya está dentro de mí así que comienzo a moverme.

Ni siquiera pienso en los juegos previos, de todos modos sé que nos veníamos manoseando en el taxi que él pidió. La calidez de mi cuerpo igual conecta maravillosamente con la del suyo.

—Oh, qué rico —gimo y no dejo de moverme porque de verdad se siente demasiado bien.

La Elaine ebria es el ser más insensato de mundo. Nada que ver con la sobria llena de listas de organización, de agendas minuciosas. A veces me cae muy bien la Elaine ebria, no se preocupa por nada, es libre, es feliz.

Ambos nos movemos a un excelente ritmo que nos mantiene tan calientes que el placer es completamente inigualable. Y juro que es como nunca imaginé sentir, ni siquiera me incomoda que lo estemos haciendo sin conocernos y menos estoy pensado en que estoy siendo una horrible persona por olvidar todos los impedimentos que yo misma me he impuesto para volver a salir con alguien.

Supongo que el alcohol que he tomado y su aroma me tienen mareada porque yo no suelo hacer estas cosas y me las prohibí desde hace tres años. Es más, tengo muchos motivos, escrito en una lista, de la que por supuesto ahora no puedo pensar en el contenido.

Bueno, no estoy pensando en nada ahora, más bien, solo en el placer que estoy sintiendo y en lo bien que huele este hombre.

Sé que se viene dentro de mí, que grito, disfrutando la sensación y que le pido que se prepare mentalmente para un segundo encuentro. También que él me responde que esta vez lo haremos apropiadamente, recostados y que aún  nos quedan posiciones por descubrir. Me besa con una pasión que desconocía totalmente y comienza a ayudarme a quitar las prendas que no alcancé a quitar antes de mi cuerpo.

Luego… nada.

***

Despierto con el sonido de mi alarma. Si no habré ignorado las anteriores, asumo que son las seis de la mañana. La cabeza no me duele para nada, como pensé que pasaría.

Lo que me duele es la vagina.

Tomo una gran bocanada de aire y estiro mi mano para agarrar el teléfono y apagar la alarma, pero me detengo al sentir un torso desnudo y también la respiración continua del hombre que yace en mi cama.

Santo Dios.

 —¿Sigues aquí? —pregunto para mí misma, intentando de algún modo recordarme por qué demonios siquiera lo dejé entrar en mi casa—. Oye, despierta, ¿qué no eres de los que se va después del sexo casual? ¿No le sabes al "sin compromiso"?

Lo muevo un poco pero eso solo provoca que él se acomode mejor y me rodee con su brazo.

—Buen día, bella  —dice, en italiano, haciendo que recuerde que incluso me excité con su acento y le pedí que me hablara más así.

Mis mejillas se acaloran y me desespero tanto que me levanto, enredándome una de mis sábanas, y busco mi ropa. Cuando la encuentro, también miro la suya y de pronto siento como si su olor se hubiera impregnado en todo el lugar. Creo reconocer ese perfume, y no solo por la noche anterior que lo aspiré, sino que creo que es de una de mis colecciones.

Siento escalofríos recorrer mi cuerpo entero pero los ignoro y comienzo a lanzarle la ropa al tipo en mi cama, quien finalmente se va despertando.

—¿Qué pasa? —Se estira y, sonriente, se inclina, mirándome—. Buenos días, ¿ya me dirás cómo te llamas, bonita?

Su voz, en una frase completa, me acalora las mejillas de nuevo. Hable español o italiano, este hombre tiene una voz poderosa, caray.

—No, en realidad pensé que te irías sin que me diera cuenta. —Tan pronto como las palabras salen de mi boca, me siento avergonzada, no obstante, me mantengo firme—. ¿Puedes irte? Tengo que ir a trabajar y no es como que me llame la atención dejarte aquí.

Aun así, me sonríe y comienza a cambiarse. Yo me giro, como si no le hubiera conocido todo anoche, sintiendo que la vergüenza está comiéndose cada parte de mi cuerpo. Soy una estúpida, en serio.

—Fue un placer conocerte, bella. —Se me queda viendo un segundo antes de asentir, ahora él parece avergonzado—. Si es lo que te preocupa, no volveré aquí a menos que me lo pidas.

—Gracias, pero ni hablar, fue un... placer también, pero no volverás aquí —respondo rápido, lo que provoca en él unas carcajadas que casi me provocan un suspiro... o gemido.

—Entiendo, me retiro. —Con aparente dignidad, aunque más bien parece ofendido, tratando de verse fuerte, se dirige a la puerta. Yo, enredada en las sábanas, lo sigo hasta que veo cómo sale definitivamente de mi casa.

—Mierda, ¿qué hice anoche?

***


—Tuviste un merecido sexo, Elaine, no le des vueltas al asunto —dice Ivonne mientras teclea rápido en su computadora y da un pequeño sorbo a su café. Hace semana y media que pasó todo este asunto y apenas se los cuento.

—Iv tiene razón —agrega Rosalía—. Igual no lo volverás a ver, ¿qué problema hay? A nadie le hace daño tener sexo, y tú lo necesitabas, de todas nosotras eres la que menos tiene sexo.

—No sé de qué hablan, pero escuché la palabra sexo y le doy toda la razón a Ro. —Danielle entra a ponerme unos papeles en frente—. Firma esto, bebé, es el contrato de tu nuevo asistente.

Dejando de lado el tema, emocionada, pongo mi firma. Mi anterior asistente se mudó del país y me recomendó a alguien para remplazarla, prometiendo que tenían la misma eficiencia y que sería de gran ayuda. Afortunadamente, la nueva asistente inicia hoy mismo.

—Es un chico —dice Danielle y yo vuelvo a mi computadora, restándole importancia.

—Vale, ¿ya firmó él el contrato? Necesito que comience a organizar mi semana, ya he de tenerlas hartas a ustedes, y eso que aun no las he llevado a la fábrica.

—Yo solo extraño mi oficina, pero no me molesta ayudar. Aunque admito que la sala de juntas solo es divertida a la hora de comer. —Ivonne suspira y se ríe—. Hablando de eso, iré a pedir de una vez lo del almuerzo, tenemos una hora. ¿Lo mismo de siempre, chicas?

—Yo quiero una torta de carne —pido, sin dejar de teclear. Ivonne hace un alarido.

—¿Antojo de embarazada, tal vez?

Me río.

—Aún no, tonta, recién llevo una semana con el tratamiento, el procedimiento me lo hacen en exactamente cinco días, ¿no es genial?

La cuatro chillamos de la emoción.

—Ya falta poco, qué felicidad.

Todas salen luego del comentario de Ivonne y yo me quedo con una gran sonrisa. Misma que se me borra cuando entra por la puerta el tipo de esa noche, aparentemente tímido hasta que su mirada cruza con la mía.

—Oh, tú —dice, muy sorprendido y confundido. Entonces revisa los papeles en sus manos y a mí se me hace un hueco en la panza—. ¿Elaine Montalvo?

—Ay, no me digas —se me sale una risa que en realidad pedía salir como un grito. No puede ser—. Dime que no has firmado nada.

Él suelta una carcajada que no me da buen augurio.

—Dominick Di Margo, señorita Montalvo —hace una reverencia—, su nuevo asistente.

Díganme que esto es una broma, por favor.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro