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desire.

INFO.

ぃ ˑ  tensión sexual, slowburn, dirty talk.

ぃ ˑ  contenido sexual explícito.

ぃ ˑ  irene top.

ぃ ˑ  +10k (10200) palabras.

oneshot.


adaptación. todos los créditos corresponden a © 2Yeonista

Joohyun jamás ha sido alguien que se destaque por buscar conquistar a cualquiera que llame su mínima atención. Si bien había estado casualmente con varias mujeres, no era algo que sucediera increíblemente seguido. Todas eventualmente venían a ella, Joohyun no hacía más que dar sonrisas simpáticas y largos temas de conversación.

Pero aquello había cambiado cuando vió aquellos ojos miel.

Kang Seulgi no era más que otra chica alegre, extrovertida y rebelde más. Amante de las fiestas, carismática y siempre de lado de su mejor amiga. Era una chica bastante popular entre hombres y mujeres.

Y Joohyun no iba a negar que ella estaba en la lista de mujeres que habían llamado bastante su atención.

Con aquel cuerpo de buenas proporciones, ese cabello rubio y esa atrevida personalidad, llamaría la atención de cualquiera, y Joohyun no se quedaba atrás.

Pero era algo bastante distinto a las otras chicas que captaban su atención.

Seulgi no parece querer ser la que se acerque primero.

Muchas veces intercambiaron miradas traviesas en medio de los pasillos, o merodeando por cualquier lugar donde se encuentren.

Esas miradas no eran simples saludos. Aquel brillo juguetón en los ojos de la rubia se lo decía a gritos.

Pocas veces habían intercambiado más de un par de palabras.

«Hey, se te cayó algo» había dicho aquella alta y atractiva chica.

Cuando Joohyun volteó, sus ojos bajaron al escote de la chica y como éste dejó poca cosa a la imaginación cuando la rubia se agachó a recoger el papel del suelo.

Las mujeres de ahí en su mayoría no eran voluptuosas. Pero Seulgi lo era. Era robusta y bien dotada.

Lo que Joohyun daría por hincar el diente en esa jugosa piel de sus muslos era impresionante...

Esos muslos que estaban al descubierto por la falda que usaba.

Seulgi no era muy de faldas. Joohyun lo agradecía, pues, las pocas veces que la veía en ellas; lo único que quería era esas estilizadas piernas de modelo alrededor de su cuello.

«Deberías ser más cuidadosa, ¿Es esto un ensayo?» había continuado cuando se levantó. Ojeando el contenido del papel, Joohyun notó como relamía de forma exquisita sus labios. Aquella lengua los humedeció con lentitud, como si supiera y disfrutara lo que esas pequeñas cosas causaban en Joohyun.

Esos labios rojos y brillantes eran su mayor tentación. Luchaba con mil demonios internamente por no tomar su rostro y besarla hasta quedarse sin aire.

Una sonrisa simpática salió de esos atractivos labios.

No había podido decir nada, lo único que quería era empujarla contra la pared y cogerla hasta ver esos ojitos llenos de lágrimas de placer.

Esa sonrisa "inocente" en sus ojos se reprodujo en la escena en su mente dónde tomaba a Seulgi de espaldas. Acariciando una de esas enormes tetas, disfrutaba de su arrogante sonrisa entre muecas de placer.

Joohyun sabía leer muy bien a las personas. Esa sonrisa no solo era amabilidad. Esos labios juntos curvados hacia arriba no demostraban más que una mueca juguetona.

«Si, lo es. Gracias, Kang» fue lo que Joohyun logró responderle tras lograr escapar de las fantasías que se reproducían en su mente. Fantasías donde ambas eran protagonistas, dónde Seulgi se entregaba por completo a ella sin dudarlo, siempre con esa actitud burlona.

Justo cuando pensó que una invitación iba a salir de la rubia, ya sea a salir juntas, alguna fiesta o algo que permita que se acerquen, Seulgi le dió una sonrisa y giró sobre sus talones para retirarse con un elegante y atractivo andar.

Joohyun no sabía si Kang la provocaba para que fuese ella quien se acerque o si lo hacía solo para burlarse de ella y dejarla colgada por las ganas.

Pero algo era obvio: en los cruces de miradas y las sonrisas traviesas había un enorme deseo que hace que solo sean ellas hasta que alguna aparte la mirada.

Joohyun no sabía cuánto aguantaría el retorcido juego de Jeongyeon antes de perder el control.

Aunque, con Seulgi, pareciera que nunca lo tuvo.

Seulgi disfrutaba más su cabello rubio que de cualquier otro color.

Ese fue otro dato que Joohyun descubrió al toparse casualmente con Seulgi otra vez.

Varias veces se encontraban y solo hablaban trivialidades un par de minutos antes de cada quien volver a tomar su camino.

Pero Joohyun ya estaba aburrida de eso. Ya quería algo más, quería invitaciones atrevidas, susurros sugerentes. Necesitaba mucho más y sabía que aquella rubia también, pero ninguna daba el paso.

Aquel dato que había descubierto en la conversación casual solo le dió ganas de enredar sus largos dedos en ese cabello y tirar de él mientras su otra mano disfrutaba su interior. Ver esas hebras rubias pegadas a un rostro jadeante lleno de sudor y ella misma apartar esos cabellos mientras oía dulces gemidos salir con esa voz tan atractiva y sexy.

Seulgi le sonreía como si supiera perfectamente lo que estaba pensando.

Era obvio que Seulgi sabía perfectamente la tensión que había entre ambas. Eso fue algo que a Joohyun también la impresionó un poco. Lesbianas abundaban en el campus, sí. Pero tampoco eran muy obvias, no se acercaban así y por ocultarse suelen tardar mucho en hacer evidente la tensión entre ellas.

Con Seulgi esa tensión se notaba desde el primer momento. Cualquiera que las viera intercambiar miradas notaría que ahí había un deseo sexual increíble.

Pero ninguna cedía a él.

Ambas sabían que en otras circunstancias, a penas se cruzaran la una con la otra en algún lugar medianamente solitario, empezarían un encuentro bastante candente. Pero sorprendentemente aquello no había pasado aún a pesar de haber tenido las oportunidades en bandeja de plata.

Cómo en ese momento.

Joohyun no quería oír a Seulgi hablar de su cabello, quería oírla gritar de placer y alabar lo bien que mueve sus dedos dentro de ella. Quería verla en su cama, desnuda, sudando y jadeando, ver si sigue con esa sonrisa y actitud burlonas luego de dejarla con las piernas temblando. Frotarse con ella, hacerla tocarla. Quería de todo, solo con ella.

Cada noche esa fantasía se reproducía en su mente. Cada noche intentaba imaginar el cuerpo de esa mujer de la forma más precisa que podía. Imaginaba estar en la cama con ella durante toda la noche.

Aquellas fantasías eran sofocantes. El deseo que sentía hacia Kang Seulgi era asfixiante. Si no llegaba a drenarlo de algún modo, terminaría ahogada.

Y solo quería ahogarse en esas enormes tetas que resaltaban cuando traía ropa deportiva. En esa deliciosa raya que se marcaba a través de su escote.

Necesitaba hacer algo al respecto ya.

—Ahí está ella.

Joohyun levantó la mirada de su vaso mientras seguía bebiendo del whisky en él. Wendy le codeó nuevamente para llamar más su atención.

Ya sabía que Seulgi iba a estar ahí, así que para nada se impresionó de verla ahí, apoyada en la barra, charlando con su mejor amiga.

El estilo de Kang es otra cosa que la hace desearla con una enorme pasión. Con sus pantalones elegantes, sus chaquetas, tops, y zapatos bajos de tacón; Seulgi resaltaba con elegancia, diversión y carisma. Su atractivo era increíble, su cuerpo era perfecto para su estilo y Joohyun lo admiraba.

Apoyada en la barra con bebida en mano, Seulgi reía con su amiga. Usaba una cacheta de cuerina que ahora estaba sobre sus codos y usaba un top de tirantes blancos. La chaqueta dejaba sus hombros al descubierto, igual que el perfil de sus pechos, esos pechos grandes que parecían ser sofocados por la ajustada tela blanca. Su rubio cabello acariciaba sus hombros con ondas naturales y hermosas, sin duda alguna.

Sin darse cuenta, Joohyun había tomado toda su bebida de un sorbo mientras admiraba a la rubia de lejos.

—¿Quieres más? —preguntó Wendy mientras tomaba su vaso y volvía a colocarle hielo.

Joohyun finalmente quitó sus ojos de Seulgi y miró a su amiga para asentir a su pregunta. 

Seulgi volteó nuevamente, suspiró con hartazgo y rodó los ojos al ver a Joohyun solo servirse una bebida más. Tomó un sorbo a la suya y siguió fingiendo que escuchaba la parloteadera de Jennie.

Sin embargo, la neozelandesa si había notado como su amiga volteaba hacia la mesa de Bae y Son varias veces así que paró la historia que contaba.

—¿Cuándo piensas dejar de jugar a las miraditas? —cuestionó con exasperación—. No la mires así, creeme que después irá a coger con esa tipa al salir de aquí.

Seulgi rodó los ojos y volvió a tomar de su bebida.

—Cuando doña inalcanzable se dé cuenta de que no puede vivir sin tenerme en su cama —se encogió de hombros y se terminó la bebida al tercer sorbo—. En dado caso, ella estará en la mía.

—Cortesía de la casa. —el camarero ofreció a Seulgi. Una bebida parecida a un mojito bien decorada.

Pero Seulgi apartó el vaso con su mano.

—Vi de reojo lo que le pusiste, no quiero estar contigo y tampoco quiero tu bebida de mierda para drogarme. —rechazó con dureza.

El hombre le dió una mala mirada, susurró algún que otro insulto misógino mientras se llevaba él mismo el vaso.

Jennie rio. Desde que Seulgi había puesto la mira en aquella pelinegra, rechazaba brutalmente a cualquiera. ¡Incluso a ella misma! Le ha costado mucho robarle un par de besos a la coreana últimamente.

Seulgi jamás fue alguien promiscua, pero tenía sus deseos y necesidades a pesar de nunca darle mucha importancia.

Sin embargo, Joohyun era un deseo y una necesidad a la cual le era imposible restar importancia. Y sabía que a ella le pasaba igual.

Llamó a Roseanne, la anfitriona de la fiesta, para pedirle algo más que beber, una vez la alegre australiana accedió y fue a buscarle una bebida, su mirada no tardó en ir de nuevo a aquella mesa.

Sus ojos de encontraron con los contrarios, aquellos que no siquiera podía apreciar su brillante color por las luces del lugar y la distancia. Un escalofrío recorrió su cuerpo y relamió sus labios.

Sin embargo, el delicioso contacto visual se cortó cuando la rubia australiana se había acercado para darle su bebida. Agradeció y tomó un sorbo, volviendo su atención a Jennie.

La neozelandesa a su lado hizo una mueca. Era frustrante ver cómo ninguna simplemente se acercaba. Sin embargo, Seulgi no le hacía caso a nada de lo que decía.

Cuando Seulgi volteó a mirar a la mesa quien sabe ya por cuánta vez, frunció el ceño al no ver a Joohyun juntó a su amiga y rodó los ojos. No la consiguió con la mirada en ningún lado así que solo suspiró y se levantó para caminar hacia el baño.

Logró pasar por en medio de la gente, rechazó un par de propuestas para bailar y subió las escaleras de la casa Park, alejándose así del montón de gente, el humo de cigarro, el olor a alcohol y todo aquel ambiente caótico.

Caminó a paso tranquilo por el largo pasillo, el sonido de sus tacones resonaban y lograban camuflar los sonidos obscenos que provenían de un par de habitaciones.

Consiguió la puerta con un papel pegado que indicaba que era el baño. Revisó su bolso para asegurarse de tener lo necesario para retocarse el maquillaje. Llevó su mano al pomo de la puerta, pero, antes de poder si quiera tocarlo, la puerta del baño se abrió.

Joohyun se paró en seco al notar una presencia ajena para no chocar al salir y abrió los ojos y mordió su labio inferior al ver a la rubia frente a ella.

Seulgi la miró, aprovechó que estaba bastante cerca, la luz aún encendida del baño y las de los pasillos si le permitan ver esos ojos marrones con pupilas dilatadas que la miraban fijamente, ese cuerpo lleno de cuervas acentuadas por el ajustado vestido negro y su moreno cabello algo desordenado que caía por sus hombros y escote.

Antes de que el silencio se tornara más tenso, Seulgi consiguió voz para hablar.

—Hey, hola, Joohyun. —saludó. Recuperó su ánimo al encontrarse frente a la mencionada, su actitud carismática había vuelto y eso a Joohyun le aceleró el pulso.

—Oh, Seulgi. ¿Qué tal todo? —cuestionó lo más tranquila que pudo mientras cerraba la puerta del baño a su espalda.

Seulgi hizo una mueca y rodó los ojos. —Aburrido, realmente. —se encogió de hombros—. Nadie llama mi atención y solo he recibido bebidas sospechosas toda la noche.

Joohyun maldijo internamente cuando los brazos de Seulgi se cruzaron por debajo de sus pechos, acentuándolos más. Luchó lo más que pudo que su mirada no bajara.

Falló y Seulgi lo notó, pero la rubia prefirió sonreír un poco, apretar los brazos y fingir que no la había visto.

Joohyun rió un poco. —¿Bebidas sospechosas?

—Realmente a veces me asustan los hombres. —comentó y Joohyun le dió la razón.

—No estoy muy lejos, realmente también se me está haciendo algo aburrido. —Joohyun agregó—. Esa chaqueta... Realmente te queda bien. —halagó con una sonrisa y disimulando su mirada en el escote de la rubia.

Seulgi sonrió, contenta por el cumplido.

—Me da algo de calor. Pensaba quitármela y —Miró a Bae de reojo—... Bailar un poco. Quizá así no me aburro tanto. —continuó.

—¿Te acompaño?

Aquellas palabras fueron la llave de Seulgi para ser feliz. Era la primera vez entre tantas miraditas, insinuaciones discretas y manoseos visuales que una invitación salía de alguna de las dos.

Si bien hubiese preferido que aquella pelinegra la invitara a alguna de las habitaciones de huéspedes de Park, se encontraba satisfecha por aquellas dos palabras que habían salido de ella.

Seulgi asintió con su sonrisa, esa sonrisa que Joohyun conocía muy bien, algo ladeada, con mirada discreta pero insinuante si te das cuenta.

—Claro, vamos. —dijo y tomó la mano de Joohyun para tirar de ella y llevarla a paso rápido hacia abajo—. Dejaré mis cosas a un lado.

Tras recibir un asentimiento de la azabache, Seulgi fue hasta donde se encontraba antes junto a Jennie. Quitó su chaqueta de cuerina y la dejó en la mesa junto a su bolso.

Jennie le miró con el ceño fruncido y Seulgi guiñó.

—Cuida mis cosas, preciosa, ya vuelvo.

El mal humor que cargaba la rubia pareció haber desaparecido y Jennie lo agradeció. Le restó importancia a todo y siguió hablando con la pequeña pelinegra de buen busto a su lado.

Fue a la mesa de Bae, dónde está estaba tomando un sorbo de un vaso que acababa de servirse.

—¿Me das? —cuestionó la rubia, había venido bastante poco y necesitaba más soltura y ambiente para sumergirse en este con Joohyun.

La pelinegra asintió y rellenó el shot para entregárselo a Seulgi, quien lo tomó de un solo sorbo antes de dejarlo en la mesa y tomar la mano de la otra chica.

Se adentraron en la pista, había bastante gente, no suficientes para estar todos apretados pero si la suficiente para pasar desapercibidas.

A penas llegaron al centro del lugar, Seulgi rodeó los hombros de Joohyun con sus brazos. Normalmente, Seulgi le sacaba a Joohyun unos cuantos centímetros, sin embargo, Joohyun esa noche usaba tacones un poco más altos que los de ella, así que estaban a la misma altura.

Las grandes manos de Joohyun se posaron en la cintura ajena e inmediatamente se acercó más a la rubia, está suspiró ante estos movimientos cerca de su oreja, causándole escalofríos.

Las manos de Joohyun eran inmensamente atractivas, y tenerlas fijas apretando sus caderas sin dudas fue algo que le causó un par de escenarios indecentes.

Streets de Doja Cat inundó por completo el lugar a través de los altavoces y Joohyun sintió como si el destino les estuviese jugando a favor.

Sus cuerpos se juntaron y Seulgi volvió a suspirar junto a su oreja. Joohyun deseaba fuertemente que el contexto fuese diferente.

—Mmh... —murmuró la rubia— me gusta mucho esta canción.

Inmediatamente captaron el ritmo, sus cuerpos se movieron juntos. Las manos de Joohyun se colocaron firmemente sobre las caderas de su contraria, sintiendo en sus palmas el suave movimiento al compás de la música. Los brazos de Seulgi se soltaron y en medio de lentos movimientos, sus manos acariciaban de forma deliciosa su cuello y hombros.

Sus rostros cerca, sus respiraciones mezcladas, agitadas, algo sudadas, era una situación increíblemente excitante para ambas.

La mirada de Joohyun bajó con descaro hacia los pechos contrarios, ajustados por aquel top blanco que tanto resaltaba a la falta de la chaqueta, se veían jugosos, quería tocarlos de algún modo. Solo los vio moverse y rebotar al son de los movimientos de la rubia.

Bien, ya se había dado cuenta que no había admirado lo suficiente el culo de Seulgi.

Moviéndose al ritmo que marcaba la rubia, sus cuerpos se juntaron, los pechos de Joohyun pegados deliciosamente a la espalda de Seulgi y el culo de Seulgi restregándose descaradamente contra la pelvis de Joohyun.

Las manos de Joohyun se atrevieron a subir, tocaron ese abdomen semi marcado y algo sudado, al descubierto. Y paró en seco al descubrir el terreno que se encontraba más hacia arriba.

Tomó firmemente la cintura de la rubia y tuvo el atrevimiento de pegar su nariz a su cuello. Olisqueó el rico aroma de su perfume mezclado con el sudor del ambiente caluroso, olía a flores, a pasión, a hormonas y a una mujer que necesitaba ya mismo bajo sus sábanas.

La mano derecha de la rubia fue hacia ella, se enredó en los oscuros cabellos de Joohyun y la pegó más a ella, evitando que pudiese separar su nariz de su cuello.

Al sentirla empujar un poco más, Joohyun tomó el atrevimiento y plantó un beso en su cuello. Seulgi retuvo un gemido ante ello y la acercó de nuevo. Joohyun volvió a besar su cuello, pero esta vez fue lento y húmedo, sin dejar de moverse al compás de la música. El sabor del sudor mezclado con el de su piel era increíble, aquella probada a esa exquisita piel fue una probada de pecado de la cual quería más, mucho más.

La otra mano de la rubia acariciaba su muslo, atreviéndose de vez en cuando a subir un poco por debajo de su vestido, casi encontrándose con su trasero desnudo. Usó esa mano para tomar una de las de Joohyun y posarla en uno de sus senos.

Y ahí Joohyun sintió que iba a perder el control.

Apretó el seno de Seulgi, besó su cuello otra vez y su otra mano tanteó terreno debajo de su pantalón de vestir. Seulgi sintió que se iba a derretir ahí mismo, la calidez de la mano en su pecho era increíble, necesitaba tenerla manoseándola sin tapujos. Necesitaba estar en la cama en esa misma posición, una mano en su pecho desnudo, su boca besando su cuello y su otra mano tocando su mojado centro.

Imaginarse la escena no era mucha ayuda. Seulgi mantenía los ojos cerrados y seguía intentando seguir el ritmo de la música para no dejarse llevar por los manoseos de la morena.

Cosa que se hizo más difícil cuando esta buscó debajo de su corto top, lamió su cuello y tanteó su pubis.

Normalmente le daría mucha vergüenza ese enorme descaro delante de tantas personas, pero realmente estaba mojada y disfrutaba mucho de la presencia de la morena.

Pero no todo es para siempre. La canción acabó, la gente se separó y a dura penas ellas hicieron lo mismo.

Seulgi acomodó su top y se volteó a ver a la cara a Joohyun.

—Eres buena bailarina. —halagó con un guiño y una sonrisa insinuante y Joohyun le sonrió de vuelta.

—Bailar contigo me anima a hacerlo bien. —tomó su cintura y pegó sus cuerpos nuevamente—. ¿Quieres otra canción?

—Me parece perfecto.

Se suponía que la noche debía terminar con sábanas mojadas, sudor y respiraciones agitadas.

Pero cuando se separaron cada una a beber algo, cuando volvió a buscarla, Joohyun se encontró con que Seulgi y su amiga se habían ido. Estaba muy molesta.

Definitivamente lo de Seulgi era un juego retorcido. En lugar de drenar un poco el enorme deseo de ambas, fue como darle una pequeña probada a un fruto y ahora querer mucho más de este que antes.

Deseaba a Seulgi mucho más que antes, y no entendía porque simplemente se había ido. Era más que obvio que Seulgi también lo quería. Así solo quisiera provocarla, Joohyun notó en sus gemidos retenidos y suspiros de placer por toques mínimos la otra noche que Seulgi lo deseaba tanto como ella.

¿Por qué mierda seguía con este estúpido juego?

Joohyun intentaba descifrar a aquella rubia mientras caminaba por los pasillos desiertos de la universidad. Su humor era una mierda y aquello se notaba a kilómetros, y digamos que a nadie le agradaba una Joohyun de mal humor.

Oh, y mala idea para Seulgi pasar por ese pasillo justo en ese momento.

Al verla, una mezcla de molestia y felicidad por verla se plantó en la morena.

—Hola, Joohyun.

"Hola, Joohyun" una mierda.

Tomó con brusquedad la muñeca de la rubia y la arrastró consigo a una pequeña puerta, el almacén del conserje.

Se adentró con ella y cerró la puerta para empujarla y pegarla a la única pared que no tenía productos de limpieza.

—¿Qué te pa-...?

No pudo decir nada, los labios de Joohyun ya estaban sobre los suyos.

Antes de reaccionar, corresponder o hacer cualquier cosa; la mano derecha de Joohyun subió rozando todo su cuerpo hasta llegar a su cuello y tomarla de él.

Sus labios se separaron y, en medio de la oscuridad, Joohyun pudo ver el deseo reflejado en los ojos de la rubia, en ese brillo, en esa mirada que rogaba por ella, en como parecía entregarse a ella con sumisión solo con su mano alrededor de su cuello.

Joohyun sintió molestia, molestia que fue hasta su mano y apretó más el cuello de la contraria, haciéndola jadear.

Estaba molesta. Seulgi ahora se encontraba en entera sumisión hacia ella, ¿Por qué había huido la otra noche?

—¿J-Joohyun... Unnie?

Casi parece que había accionado algún interruptor de sumisión.

—¿Por qué te fuiste? ¿Por qué nunca te atreves a acercarte?

Finalmente había reaparecido esa irritante sonrisa ladeada en el rostro de la rubia. Sin embargo, la falta de aire no le permitía hablar, cosa que Joohyun notó y aflojó el agarre en su cuello.

—¿Por qué nunca te habías atrevido a acercarte? —devolvió la pregunta y Joohyun frunció el ceño. El agarre en su cuello cesó y Seulgi rodeó los hombros de la pelinegra con sus brazos, dándole aún su característica sonrisa sugerente—. ¿Querías que viniera yo y te rogara para que me metas a tu cama?

Joohyun tragó grueso cuando la rubia la acercó más a ella. Sus respiraciones se mezclaron y resultó incluso más delicioso que cuando lo hacían en medio del baile sugerente. Sus frentes se juntaron, sus narices se rozaban pero ninguna dió el siguiente paso.

—¿Ves? Ninguna se atreve —Seulgi dijo—. No soy una cualquiera, Joohyun. Con mirarme las tetas alguna que otra vez no voy a caer directo a rogar para que me cojas.

—Irónicamente, eres la única a la que quiero oír rogando para que la coja. —Joohyun rió.

Seulgi tomó las manos contrarias y las posó en su cintura, Joohyun no tardó en apretarla y juntas deliciosamente sus cuerpos.

—Tú rogarás que te deje cogerme. —sonrió y juntó sus labios con los ajenos.

Joohyun inmediatamente no se quedó atrás, correspondió el beso con pasión, finalmente tenía a Seulgi dónde quería, acorralada, a punto de darse mutuamente lo que cada una quería de la otra.

Pero sabía que nada ocurriría si no lo hacía ella primero, así que se resignó a la frustración sexual. E hizo bien, la frustración era tanta que Joohyun no había tardado en tenerla pegada entre su cuerpo y la pared.

Abrió la boca, se relajó y permitió a la mayor meter descaradamente su lengua en su boca, gimió mientras sentía su centro húmedo, le encantaba todo lo que estaba sucediendo, lo había estado deseando durante meses, y era increíble.

La boca de Joohyun era una delicia, su sabor era exquisito, la forma en la que movía sus labios se acopló a ella perfectamente y ni hablar de lo deliciosa que era su lengua.

Joohyun metió una sus manos debajo de la blusa de Seulgi, tanteó terreno hasta conseguir ese molesto sujetador que le incomodaba el paso. Sin separar su boca de la ajena, sus dos manos fueron a la espalda de la rubia para así desabrochar su sujetador y dejarlo flojo. Una vez con el paso menos obstruido, se permitió subir la mano hasta ese terreno que tanto deseaba ver y sentir.

La piel pura y expuesta del pecho de Seulgi era suave, grande, le encantaba. Lo apretó y amasó lentamente, explorando su contextura y disfrutando los gemidos de Seulgi en su boca.

Joohyun bajó su otra mano por el culo bien formado de Kang y se dió cuenta de un pequeño detalle que no había notado.

Seulgi estaba usando una falda.

Sin dejar de juntar sus lenguas ni de apretar su pecho, Joohyun subió esa falda cómo pudo con su otra mano y tomó el muslo desnudo de la rubia para subirlo e invitarla a abrazar su cadera con su pierna, cosa que Seulgi hizo. Joohyun acarició esa suave piel, jugosa, las piernas de Seulgi eran increíbles y no podía esperar a tenerlas en su cuello.

Seulgi se tuvo que separar de los labios ajenos cuando Joohyun dejó una fuerte palmada en su muslo, el sonido seco resonó entre las pequeñas cuatro paredes y Seulgi movió inconscientemente sus caderas cuando su centro palpitó.

Joohyun notó esto y sonrió ampliamente. Tenía a Seulgi dónde quería y parecía un sueño, una fantasía.

—Deseabas esto tanto como yo, ¿Verdad?

Seulgi relamió sus labios llenos de saliva y tardó un par de segundos en recuperar el aliento.

—Te deseo desde hace mucho tiempo. Deseo esto como no tienes una jodida idea.

Sin dejar a Joohyun decir nada, con su mano aún enredada en sus morenos cabellos; Seulgi la acercó para volver a fundirse en un candente beso mientras Joohyun pellizcaba de forma deliciosa su pezón.

Ambas sabían que no podían hacer mucho más, faltaban pocos minutos para que las clases volvieran a iniciar, para que el conserje entre a buscar algo o para que noten sus ausencias.

Pero, ¿Cómo era posible parar? No podían, eran meses de deseo acumulado, de acercamientos frustrados, de necesidad de conocerse a fondo de forma física. El momento había llegado y no eran capaces de alejarse, no con Joohyun finalmente tocando una de esas enormes tetas como deseaba hacerlo, con una de esas largas piernas en su cintura, esa rica lengua jugando con la suya y ese coño a escasos centímetros de su pelvis que debe estar igual de mojado que el suyo.

Sus labios eran incapaces de separarse, cuando lo hacían, sus lenguas seguían juntas, la saliva desbordaba de las comisuras de sus labios, el sonido húmedo de sus bocas moviéndose con descuido era lo único que se escuchaba, los jadeos y gemidos retenidos eran deliciosos y la causa de la extrema excitación que ambas poseían. Se necesitaban, eran dos animales hambrientos que habían conseguido comida luego de meses.

Pero lamentablemente el tiempo no se iba a detener para ambas quedarse ahí todo el tiempo que necesitaban para drenar todo ese deseo. Cuando una de las manos de Joohyun iba a atreverse a tocar la parte más íntima de Seulgi, muy a lo lejos se escuchó el timbre que anunciaba la reanudación de las clases.

Joohyun masculló un par de insultos y Seulgi rió ante esto. La rubia le dió un último beso antes de empujarla y poder acomodar su ropa. Fue difícil mantener su postura nada perturbada y divertida cuando sintió sus bragas completamente mojadas. Estaba hinchada y palpitante debajo de aquella tela, era doloroso, pero intento mantener su firmeza.

—Supongo que nos veremos después, Hyun. —sonrió cuando terminó de volver a abrochar su sujetador y acomodar su camisa.

Antes de que la rubia tomara el pomo de la puerta, Joohyun tomó su muñeca y la acercó a ella otra vez.

Cuando Seulgi pensó que iba a tener otra vez esos labios sobre los suyos, Joohyun habló.

—Tienes una boca increíble, Seulgi. No puedo esperar a tenerte debajo de mí y obligarte a chuparme toda la noche. —murmuró y aquello hizo que las piernas de Seulgi flaquearan más de lo que ya de por sí lo hacían por su excitación.

Y, antes de quedarse ambas ahí hasta que alguien las descubra, Seulgi logró huir del cuarto del conserje.

Sus piernas temblaban, el calor corporal la hacía tener una fina capa de sudor, su centro aún palpitaba y podía sentir la lengua de Joohyun en su boca aún. Jamás se había sentido más excitada, jamás había necesitado tanto de alguien que simplemente se la cogiera o simplemente llegar y masturbarse y terminar menos satisfecha que antes.

Necesitaba a Joohyun, necesitaba terminar lo que habían empezado, necesitaba hacer algo, las clases serían una eterna tortura.

Y, sin dudas, lo fueron.

Joohyun pensaba que logrando un avance como ese, podría drenar un poco del increíble deseo que sentía por Seulgi.

Que ingenua.

Hoy Seulgi tenía un muy revelador escote, sí. Una gran fortuna para Joohyun.

Su lengua lamía aquella provocativa raya que se hacía en medio de esos pechos, grandes, provocativos, todo el día estaban rogando por ser lamidos por ella en palabras de Joohyun.

Seulgi recogió su moreno cabello detrás de su cabeza para que no la moleste en su labor. Observó atentamente y disfrutó cada segundo esa caliente humedad que la recorría.

No podía soltar tranquilamente sus jadeos, podría aún haber alguien dentro de los baños y no era para nada conveniente. Pero no podía resistirse.

—¿Te encantan mis tetas, Joohyun? —cuestionó casi en un susurro con una sonrisa. Joohyun asintió aún sumergida en aquellos grandes senos—. Puedes sacarlas y chuparlas, preciosa.

Tras oír esas palabras, Joohyun se enderezó y subió la blusa de la rubia, quien levantó los brazos. Joohyun agradeció internamente a cualquier astro que la haya puesto en aquella situación y quitó la blusa ajena y no tardó en quitar también su sujetador.

Su boca se secó repentinamente al ver los pechos de la rubia, grandes, firmes, redondos y con pezones medianos de un tono rosado increíblemente provocativo.

Joohyun no tardó en bajar a la altura de uno de estos mientras sostenía ambos con sus manos. Los admiró durante varios segundos, eran los pechos más hermosos que había visto nunca, sin dudas superaban sus altas expectativas.

A Seulgi le causaba una mezcla de orgullo y excitación tener los ojos de Joohyun tan fijos en sus senos, sus pezones se encontraban completamente erectos e incluso algo dolorosos por ello.

—Eres un sueño, Seulgi.

Y la boca de Joohyun atrapó uno de sus pechos en su boca. Empezó a succionar y a disfrutarlo como si fuese la única vez que podría comer esas deliciosas tetas. Seulgi cerró los ojos y tiró la cabeza hacia atrás, sus pezones estaban muy sensibles y las mordidas y fuertes chupadas de Joohyun la tenían al borde. Esa lengua caliente y húmeda en la piel de su pezón, esos dientes dando algún que otro apretón, esos labios succionado en busca de dejarle algún chupetón. Cuando creía que no podía estar más excitada, venía Joohyun a descubrir alguna nueva zona erógena para volverla loca, pues nunca había sentido mucho tocando sus pechos mientras se masturbaba, pero, ahora que Joohyun mostraba abiertamente su deseo hacia ellos, no faltaba ninguna sesión de autoplacer dónde imaginaba a Joohyun cautivada con sus tetas mientras movía sus largos dedos en su vagina.

Necesitaba más, los momentos robados entre clases no eran suficientes, los toqueteos y besos húmedos no eran suficientes. Necesitaba más, mucho más. Necesitaba ver a Joohyun, verla desnuda, escucharla gemir también, estar abierta para ella en la cama, sentir su lengua recorrer otros lugares.

La necesitaba por completo. 

Joohyun no sabía precisamente que hacer.

Era obvio que ambas ya necesitaban mucho más de lo que podían hacer dentro del campus, una semana así era mucho para ambas.

El fin de semana llegaba y Joohyun se negaba a estar dos días enteros sin poder ver, besar y tocar a Seulgi.

Ninguna de las dos había hecho alguna invitación, de por sí, todos sus encuentros eran sin invitación de por medio. Pero ahora era distinto, ninguna podría aparecer de la nada en casa de la otra.

Se sobresaltó al sentir una mano sobre su hombro que rodeó este para abrazarla desde ahí, pero suspiró con satisfacción al sentir a su lado a esa alta rubia que tanta locura le causaba.

—¿Fin de semana ajetreado? —cuestionó al tomar el paso junto a la pelinegra.

Joohyun negó.

—No realmente. —se encogió de hombros—. No hay mucho que hacer.

—Entonces podrías quedarte conmigo.

Joohyun detuvo el paso repentinamente y volteó hacia la menor. Ésta la soltó y sus ojos se encontraron.

—¿En serio?

Seulgi asintió.

—¿No quieres ir? —cuestionó sin ninguna muestra de que le afectara, pues sabía que Joohyun moría por ir con ella.

Y así era.

—Sí, sí quiero.

Seulgi le dió una sonrisa victoriosa y evitó empezar a saltar de emoción. Finalmente tenía a Joohyun dónde quería y, Jesús, que se quede todo el fin de semana sería lo mejor que podría pasarle.

Joohyun era un remolino de emociones cuando estaba frente a la puerta del departamento de Kang.

¿Qué iba a pasar? ¿Cómo iba a pasar? ¿Fue buena idea venir?

Quizá pensaba mucho con las hormonas cuando se atrevió a venir, pero se le era imposible rechazar la oportunidad de dos días enteros con Seulgi en su cama.

Finalmente consiguió el valor de tocar la puerta con sus nudillos. Los segundos de espera se le hicieron eternos, pero finalmente la puerta se abrió.

Seulgi le dió una amplia sonrisa mientras se hacía a un lado para que pasara. Usaba un simple salto de cama morado y el departamento tenía simples luces ambientales.

El lugar era perfecto para una persona, no era muy grande, pero si bastante acogedor. Joohyun lo observó durante varios segundos, aunque más que analizarlo, solo estaba evitando a Seulgi. Estaba nerviosa.

—Puedes dejar tus cosas acá. —señaló un pequeño mueble al lado del sofá.

Joohyun la miró y asintió. Dejó sus cosas en el mueble y acomodó su cabello con nerviosismo.

—Puedes sentarte, ¿Quieres comer algo? — Seulgi cuestionó mientras caminaba hacia la cocina y abría el refrigerador.

«A ti» Joohyun tragó grueso. Se sentó en el sofá e intentó calmarse, no lograba entender por qué se sentía tan nerviosa. Ambas sabían a lo que venían, pero su corazón no dejaba de latir de anticipación y nervios.

—Estoy bien, tranquila.

Seulgi tomó un buen vaso de agua y caminó hacia ella. Rodeó el sofá y Joohyun sintió que se iba a desmayar cuando Seulgi se sentó en su regazo, frente a ella.

Seulgi era bastante alta, más que ella, pero se veía increíblemente atractiva esa diferencia de altura desde la posición, sus piernas abrazando las suyas, su pelvis pegada a la suya. Era un escenario de ensueño.

Seulgi desató el salto de cama y este se abrió. Joohyun abrió la boca para lograr soltar un poco de aire retenido cuando vió la simple pero atractiva lencería de Seulgi.

El rojo sin dudas era perfecto para esa suave y pálida piel. El sujetador apretaba sus pechos de forma deliciosa, las siluetas de sus pechos se marcaban de forma tan deliciosa que deseaba pasar su lengua por ahí, además que la transparencia del encaje no dejaba nada a la imaginación esos pezones que tanto amaba tener en su boca. Su plano abdomen con esos abdominales semi marcados y esas diminutas bragas de encaje.

Joohyun tragó grueso, era increíble todo lo que esa mujer le hacía pensar, sentir y desear.

Ahora, más que nunca, la deseaba desde lo más profundo de su pecho.

—¿Estás segura que no quieres comer algo?

Joohyun relamió sus labios y luchó por levantar la mirada a sus ojos. Al lograrlo sintió un enorme escalofrío por toda su columna vertebral.

Se atrevió a llevar sus manos hacia la cintura desnuda de Seulgi, quien suspiró profundamente y cerró los ojos ante el tacto en su piel desnuda. La atrajo más a su cuerpo y sus torsos chocaron. La cercanía volvió el ambiente mucho más caliente, sus respiraciones mezcladas y la vista de cada una en los labios ajenos.

—Creo que tengo un pequeño antojo de una rubia. —y una sonrisa ladeada que hizo a Seulgi sacar su característica sonrisa burlona.

Las manos de Seulgi tomaron el rostro ajeno y juntó sus labios con los contrarios, ambas se deshicieron en suspiros en medio del beso. Los brazos de la rubia rodearon el cuello de Joohyun y Joohyun se atrevió a jugar con el borde de sus bragas.

Las manos de la rubia se enredaron en los cabellos largos y morenos de su contraria. Disfrutó las largas hebras acariciando sus manos, causando cosquilleos y una sensación de pasión e intimidad al no recibir ninguna queja de parte de la mayor.

Por otro lado, Joohyun paseaba sus dedos por el borde de la tela, causaba escalofríos en la contraria. Las manos de Joohyun eran el paraíso, así que cualquier mínimo toque en su piel hacia a Seulgi desear mucho más de ella.

Sus lenguas se juntaron y aquello fue suficiente para que esa burbuja de pasión se cerrara y cualquier pizca de retención desapareció.

Era el momento. Finalmente ambas podrán sucumbir al deseo.

Tantas miradas, tantas ganas retenidas, tanta tensión entre conversaciones, tanta negación a dar el primer paso.

Y ahí estaban, y parecía irreal.

—¿Por qué me invitaste? — Joohyun aprovechó un segundo para hablar, aún muy cerca de la rubia.

—¿No te ha quedado claro? — Seulgi devolvió con una sonrisa y besó los húmedos labios ajenos durante breves segundos.

—Creí que no querías tener iniciativa. — Joohyun comentó mientras sus manos vagaban por piel desnuda del torso de su contraria.

—Solo quería saber si solo soy una conquista cualquiera para ti. Si te ibas a aburrir de que no hiciera nada y te irías por otro par de tetas. —se encogió de hombros.

—Las tuyas son mis favoritas —comentó en medio de una sonrisa y Seulgi rió.

—Tan romántica —soltó sarcásticamente. Ambas rieron.

—Seulgi, eres la mujer más atractiva que he visto en mi vida — Joohyun afirmó, se separó un poco de la rubia y admiró su cuerpo—. Tienes mucha razón para ser una chica difícil.

—Si supieras que para ti fui muy fácil. —bufó.

—¿Fácil?

—Eres de las únicas tres personas que me han podido tener así.

Joohyun apretó la mandíbula.

—¿Ah, sí? ¿Y cuál de esas tres personas fue tu favorita? —fingió desinterés, posó su vista en sus dedos que jugaban con la fina tela del borde de sus bragas.

—No sé si la conozcas... —dijo, haciéndose la desentendida, mirando hacia el techo—. Creo que se llamaba... ¿Bae Joohyun? Puede ser.

—No, ni idea de quién hablas —fingió molestia en su voz. La verdad era que aquello le había aliviado, pues para ella, Seulgi era la mejor chica que podría tener en una cama.

—Es una gran amante de mis tetas, siempre la consigo mirándolas. Además de que me encantó frotarme con ella bajo la excusa de bailar.

Joohyun tomó sus muslos con fuerza, sus dedos hundiéndose en la suave piel y acercó más el cuerpo contrario al suyo.

—Sabía que lo hacías apropósito.

—¿Creías que no? —cuestionó con su sonrisa burlona.

—No debiste irte.

—Si te consuela, tuve una larga noche imaginando que estabas en mi cama. —comentó en tono risueño.

—¿Haciendo qué? —cuestionó Joohyun. Su voz volviéndose cada vez más ronca ante la cercanía de la rubia.

Seulgi fingió intentar recordar algo mientras se apoyaba sobre los hombros de Joohyun, abrazándolos. A pesar de su cercanía, Seulgi miraba a cualquier lado fingiendo pensar mientras Joohyun miraba su boca.

Deseaba muchas cosas en esa boca, que salgan dulces gemidos de ella, escucharla rogar por ella, mirarla chupándola. Incluso quería ver esa burlona sonrisa mientras su cuerpo se retuerce de placer.

—Muchas cosas —la rubia terminó por decir—. No sé si pueda decírtelo todo.

—Vamos, bonita, tenemos mucho tiempo para hacerlo todo.

Ambas compartieron sonrisas cómplices antes de que Seulgi se enderezara.

—Bien, empecemos. Dí "ah..." —indicó y Joohyun por un momento frunció el ceño, pero obedeció.

Abrió la boca y, sin darse cuenta, la rubia introdujo su dedo pulgar en su boca. Inmediatamente captó y cerró los labios sobre ellos.

Seulgi gruñó al sentir la caliente y húmeda cavidad bucal de Joohyun. Su pulgar fue chupado y succionado, cada vez más humedecido de la saliva de la morena, quien chupaba y lamía como si fuese un excelente manjar.

Sus ojos se encontraron. La mirada de Seulgi emanaba un enorme deseo y placer hacia la erótica escena de Joohyun chupando su dedo. Sus ojos no brillaban y aquel dulce color miel se había convertido en un profundo abismo negro en el cual Joohyun amaría sumergirse.

Buscaba la lengua de Joohyun con su pulgar, está dejó de moverse un momento para que el dedo le marcara en ritmo y lo que quería hacer. La saliva empezaba a desbordar los labios de la morena, cuando abría un poco su boca hilos de baba la única con el dedo ajeno.

Seulgi sacó su pulgar, acarició un poco los pomposos labios ajenos y lo llevó a su propia boca para saborear la saliva de Joohyun. Tan deliciosa como encontrarla en su propia boca. Chupó su propio dedo hasta dejarlo libre de la baba ajena bajo la atenta mirada de Joohyun. Luego buscó la boca ajena para ir de lleno con sus lenguas.

El intercambio obsceno de babas, sus sabores mezclados y las descaradas lenguas buscándose mutuamente fue lo que empezó el profundo ambiente de confianza y deseo entre ambas, un gesto que no a cualquiera le gustaría, no muchos lo disfrutarían, pero ellas lo hacían, la una con la otra debido a la total entrega, confianza y necesidad que sentían la una por la otra.

Oh, por supuesto que se habían agarrado extrema confianza por lo delicioso que encontraban el sabor de la otra, si no, Joohyun no hubiese aceptado gustosa el escupitajo que Seulgi dejó caer en su boca.

Ambas rieron y se dieron un pequeño toque de labios antes de que Seulgi hablara.

—Bien, eso era un de esas cosas.

—Estoy ansiosa por saber el resto, Seulgi. — Joohyun sonrió ampliamente y esos dientes sobresalientes se volvieron la cosa mas atractiva que Seulgi pudo haber visto, aquel detalle que normalmente era tierno, ahora se mostraba en una sonrisa seductora que sin dudas la mojaba.

—Me gusta mucho tu boca, Joohyun. Me gustaría tenerla en todos lados.

—A mí me gustaría recorrer cada rincón de tu cuerpo con mi boca, Seulgi. —devolvió.

Seulgi le sonrió antes de tirar el salto de cama al suelo y levantarse. Su plan de ser una pequeña risueña se vio interrumpido cuando sus piernas tambalearon debido a lo excitada que estaba, sus bragas y su ingle estaban completamente húmedas y por un momento titubeó, no se había dando cuenta de lo afectada que estaba hasta ese momento.

Igualmente le tendió la mano a su invitada y ésta sonrió con complicidad antes de tomarla y dejarse guiar hacia la habitación de la rubia. Cabe destacar que si Seulgi estaba increíblemente caliente y necesitada, Joohyun no estaba muy lejos de estar igual que ella.

Ambas tambaleaban un poco por la molesta humedad y sus débiles piernas, sin embargo, ambas se reían la una de la otra.

Seulgi abrió la puerta de su habitación y ambas entraron. Seulgi se adelantó mientras Joohyun se quitaba la ropa para tomar el control del foco y ajustarlo en un tono rojo oscuro.

Joohyun sonrió al notar la iluminación en la habitación y, ya en solo ropa interior, se acercó hacia la rubia que se acostaba sobre la gran cama matrimonial.

—¿Rojo? ¿No es algo típico?

Seulgi se encogió de hombros mientras veía a la morena colocarse a cuatro puntos sobre ella.

—Rojo es sensualidad, pasión y deseo. Todo lo que emano por ti. —habló.

—Puedo decir lo mismo, mi querida poeta.

Y era así. Tirada en la gran cama, con su cabello rubio esparcido sobre las sábanas y esa lencería roja bajo las luces del mismo color, Seulgi solo despertaba aún más el deseo que Joohyun sentía por ella. Se veía como el pecado más tentador al cual caer, la dulce personificación de la lujuria.

Y, con mucho gusto, cedería a ella.

Joohyun bajó directamente hacia su cuello, posó sus labios en el suavemente mientras su mano se atrevía a separar las piernas de Seulgi. Besaba con lentitud y calma el cuello de la rubia mientras su mano viajaba por su ingle, mojada, sus muslos y piel suave.

Se atrevió a pasar su dedo por su intimidad, dió una suave caricia de abajo hacia arriba, pasando por encima de las mojadas bragas y Seulgi se retorció, arqueó su espalda y gimió bajito.

Estaba mojada, hinchada, húmeda y muy necesitada, tan solo aquel roce sobre la tela le había causando un escalofrío de placer indescriptible, delicioso.

Joohyun lamió aquel punto dónde se tomaba el pulso, y debajo de su lengua sintió como el corazón de Seulgi latía rápido ante su repentina agitación solo por aquel toque.

Sensible, Joohyun lo acababa de descubrir y sin dudas lo amaba.

Porque en ninguno de sus encuentros en pasillos, en baños o salones vacíos, Joohyun la había tocado, o Seulgi a ella. Nunca llegaban a algo más que besos húmedos y atención en sus pechos. Ninguna había conseguido tocar tan íntimamente a la otra.

Por alguna razón, sé sintió bien, se sintió mucho mejor que en un encuentro casual cualquiera, más íntimo. Seulgi sentía confianza plena hacia Joohyun.

Seulgi se estaba entregando a ella.

Y, por primera vez, sintió que se entregaba a alguien de forma genuina, confiaba en Joohyun como nunca había confiado en alguna otra amante.

Joohyun se dió cuenta de ello cuando Seulgi abrió más sus piernas y habló.

— Joohyun —suspiró su nombre—, seré tuya.

Sonrió, pero esa sonrisa fue cálida, fue sincera, tan sincera como sus palabras.

—Tambien seré tuya, Seulgi.

Ahora fue la rubia quien le dió una sonrisa cálida antes de recibir un largo y sonoro beso en sus labios antes de Joohyun volver a su cuello.

Joohyun recorrió con besos y pequeñas lamidas en cuerpo ajeno, su cuello, hombros y clavículas, hasta llegar a su parte favorita.

Pasó su lengua por en medio de esas tetas apretadas por la tela y Joohyun maldijo a esta de separarla de los lindos senos de la rubia.

Seulgi notó eso y rió ante el pequeño suspiro exasperado de la mayor. Llevó sus manos a su espalda, la arqueó un poco para darse espacio y desabrochó el provocador sujetador.

Joohyun agradeció esto y no tardó en quitárselo y lanzarlo al suelo. Miró aquellos preciosos pechos desnudos, pezones endurecidos. Podía jurar que rogaban para estar en su boca.

Y podía decir que solo les hizo un favor cuando atrapó con su boca uno de esos lindos pezones.

Seulgi gruñó y cerró los ojos. Lo increíblemente excitada que se encontraba hacia que sus pezones estuviesen dolorosos y sensibles. Sentir la lengua de Joohyun sobre estos fue sentir agua sobre la quemadura. Era increíble, amaba la boca de Joohyun y mucho más cuando esta se encontraba sobre sus tetas. Joohyun las chupaba y lamía como si fuesen su más delicioso manjar, los chupaba eufóricamente y sus dientes se asomaban de vez en cuando para morder y solo dejarlos más sensibles a su tacto.

Seulgi llevó sus manos y las enredó en el oscuro cabello de su amante y la animó a chupar más su pezón, cosas que Joohyun hizo con mucho gusto.

La mano de la morena volvió a tantear el terreno de antes, acarició con las yemas de sus dedos la húmeda y suave piel de su ingle. Volvió a pasar sus dedos encima de la intimidad de Seulgi, sobre la delgada tela, rozando deliciosamente sus labios vaginales y su sensible clítoris. Seulgi gimió roncamente y arqueó la espalda ante el placer de ambos estímulos.

Debía admitir que varias veces miró las manos de Joohyun de lejos, a pesar de ser Joohyun más pequeña que ella, sus manos eran el mayor deseo de cualquier lesbiana, tan atractivas, grandes y con venas marcadas, tan perfectas para ser las causantes de no dejarla caminar durante días.

Y por supuesto deseaba cada vez más que lo hicieran por la suave pero placentera caricia que la mayor le brindaba.

— Joohyun... —jadeó—, tócame más, hazlo, por favor. —rogó.

Joohyun sintió un escalofrío de excitación recorrerla. Seulgi le estaba rogando, era increíble. Esa fuerte, gruesa y femenina voz se había agudizado pidiéndole que la tocara.

Joohyun posó su boca en el pezón desatendido y su mano se adentró por debajo del elástico de las bragas de Seulgi. Acarició y disfrutó el cosquilleo de la leve capa de vello púbico que poseía antes de bajar y adentrarse entre sus labios menores. Seulgi estaba mojada, mucho, sus dedos se deslizaron fácilmente en su intimidad, disfrutó la humedad que empezó a cubrir sus dedos mientras más la acariciaba y Seulgi empezó a gemir más. Sus gemidos ahora eran más audibles y sin dudas eran el mejor sonido que Joohyun alguna vez había oído.

La única vez que la escuchó gemir de forma similar fue cuando usó su rodilla entre sus piernas un momento encerradas en el baño, pero esos gemidos retenidos no eran ni la mitad de eróticos que los que estaba escuchando en ese momento.

Se separó del pezón endurecido y humedecido, dejó un último beso en él y se posicionó a la altura del rostro ajeno.

Relamió sus labios al ver el rostro de Seulgi, jadeante, agitada y necesitada mientras sus dedos seguían recorriéndola. Gemía calmada, pero el solo sonido era lo mejor que Joohyun alguna vez había oído. Tenía razón al pensar que sería increíble oír a Seulgi en esa faceta, pues de por sí su voz era increíblemente atractiva.

—¿Tanto querías que te tocara así, Seulgi? —su voz salió increíblemente ronca, extasiada, cautivada por la escena que presenciaba.

—Si... —la rubia logró suspirar.

El dedo medio de la morena se posó en su clítoris, y en un suave toque, empezó a estimularlo, un estímulo que hizo a Seulgi arquear la espalda y apretar las sábanas, estaba sensible y aquella caricia constante, casi en un roce, era increíble, la estaba volviendo loca. Joohyun la estaba volviendo loca, desde hace ya un tiempo.

Cerró los ojos y tiró la cabeza hacia atrás cuando la insistente caricia continuó, elevó sus caderas, flexionó las piernas y un fuerte gemido salió desde su garganta y resonó en la habitación.

Para su fortuna (o gran desgracia), la caricia paró, aquellos dedos siguieron tocando toda su intimidad.

—Eres muy sensible, preciosa — Joohyun comentó al verla aún agitada e intentando en vano recuperar la compostura—. ¿Te pongo así, Seulgi? ¿Tanto te gusta como te toco?

Joohyun la sintió palpitar en su mano ante las palabras que acababa de oír, y sonrió ampliamente al dar con un punto débil.

—¿Te gustaría que me hunda en ti, Seulgi? Estás mojada y palpitas muy rico, pero temo que terminarías muy rápido si me atrevo a cogerte de una vez. —sacó su mano de entre las piernas ajenas y llevó aquellos dedos llenos de jugos de Seulgi para llevarlos a su boca y saborearlos.

Pues el sabor de Seulgi era igual de delicioso y adictivo como le había resultado su saliva, chupó sus dedos bajo la atenta mirada ajena y sonrió.

—Me excita saber que estás tan mojada y sensible por mi culpa. —continuó—. Dime todo lo que deseas de mi, Seulgi.

—Por favor, solo chúpame. —suplicó casi sin aliento y Joohyun sonrió.

—No te escuché, bonita.

— Joohyun, chúpame, por favor, necesito tu boca en mi, necesito correrme en tus labios. —chilló.

Joohyun sonrió ampliamente antes de colocarse entre las largas y estilizadas piernas de la rubia. Tomó el borde de aquellas bragas y las quitó con extremo cuidado, deslizándolas por aquellas piernas. Esas piernas que sin dudas Joohyun amaría tener alrededor de su cuello.

Así que, cuando Seulgi quedó completamente desnuda, tomó sus muslos y los subió subiré sus hombros. Seulgi no tardó en captar y cruzó las piernas alrededor del cuello de la morena.

Seulgi suspiró cuando sintió el calor que emanaba la cercanía de Joohyun a su intimidad y la respiración de esta chocar contra su necesitado centro. Inconscientemente la empujó más con sus piernas, impaciente, y Joohyun sonrió.

—Oh, bebé, ¿De verdad me necesitas tanto?

—Desde hace tanto, Joohyun... —suspiró.

—Tenemos toda la noche para ayudarte con eso, amor. —tarareó antes de pasar su lengua por toda la intimidad de la rubia.

Un ronco gemido se escapó de la garganta de Seulgi. Si de por sí le encantaba la lengua de Joohyun contra la suya dentro de su boca, sentir esa superficie caliente y húmeda recorrerla tan íntimamente, sin dudas era de los mayores placeres que había recibido nunca.

Pues esa lengua la recorrió con entusiasmo, Joohyun saboreo cada gota de la humedad de Seulgi, sintió el cosquilleo de los suaves vellos, el palpitar de Seulgi. Era el paraíso, era el platillo más delicioso que su gusto pudiera percibir.

Y ni hablar de cómo le resultaba asfixiante y erótico la forma en la que los muslos se apretaban alrededor de su cabeza para empujar más, el aire que lograba respirar era limitado y Seulgi la animaba a continuar y lamer y chupar sin descanso.

En esas cuatro paredes, solo se escuchaban los gemidos obscenos y descarados de una rubia que recibía aquello que llevaba mucho tiempo deseando, estando bajo la Merced de una mujer que sin dudas había despertado todos y cada uno de sus instintos carnales. Una mujer a la cuál amaba provocar, de la cuál amaba tener esa atención, esa tensión, de la cual amor restregarse bajo la excusa de bailar solo para sentir de algún modo aliviar todo el deseo que sentía hacia ella.

Seulgi nunca fue alguien promiscua, ni una fiel amante del sexo, pero estaría un mes entero en la cama de Joohyun.

¿Que sentía por ella? ¿Qué pasaría después? No tenía ni la más remota idea, y tampoco deseaba etiquetarlo. Mientras tenga la atención en todos los sentidos por parte de la morena, podría estar satisfecha siempre.

— Joohyun... ¡Um! Chúpame toda... —gimió, causando una sonrisa por parte de la morena pegada a su entrepierna.

Seulgi estaba al borde y eso Joohyun lo sabía, lo notaba. Palpitaba cada vez más en su boca y sus gemidos eran cada vez más sucios, agudos y fuertes. Sus muslos la apretaban cada vez más y no le importó que le empezara a faltar aire, morro asfixiada entre aquellas atractivas piernas sería su mejor condena.

Una de las manos de la rubia se enredó entre los cabellos ajenos que sobresalían de entre sus muslos. Arqueó la espalda y empezó a frotarse más contra la boca ajena, anunciando que el placer estaba a punto de desbordarse en su orgasmo.

Y Joohyun estuvo muy contenta de sentir ese orgasmo en su boca.

Recibió cada gota del delicioso néctar que Seulgi liberaba, aquel sabor era adictivo, era su favorito, podría vivir de beber a Seulgi y nunca se cansaría.

El orgasmo dejó a una Seulgi débil intentando recuperar el aliento, una pequeña capa de sudor adornaba su cuerpo y sus ojos estaban tapados por su antebrazo. Joohyun se enderezó y se colocó a horcajadas en el abdomen de la rubia mientras quitaba la poca ropa que le quedaba. Así que, cuando quitó su brazo de su vista, lo primero que Seulgi vio fue a una Joohyun completamente desnuda encima de ella.

Su boca se secó y tragó grueso, no le había quitado ni una prenda de ropa a Joohyun antes, ver su cuerpo completo y desnudo era algo para lo que no estaba realmente lista.

Porque Joohyun era la mujer más hermosa que había visto en su vida. Con pechos del tamaño perfecto para su delgada complexión, esos pezones pequeños y marrones, ese plano abdomen, esa diminuta cintura y esas caderas tan atractivas. Amaba a las mujeres de complexión delgada, y Joohyun era su favorita.

—¿Te gusta lo que ves? —cuestionó burlona la morena al ver la mirada embobada de la rubia.

Joohyun pasó con sus dedos un largo mechón oscuro por detrás de su oreja mientras se dejaba contemplar por la menor.

Seulgi se atrevió a acariciar ambos muslos ajenos con sus manos, las llevó un poco hacia atrás y acarició el bonito culo de la mayor con sus pequeñas manos.

—Eres tan sexy que me encuentro casi goteando, Seulgi —bajó un poco su pelvis y su mojada entrepierna tocó el abdomen ajeno—. Estoy mojada, Seulgi, estoy palpitando en deseo por ti —tomó una de las manos ajenas e introdujo dos de los dedos de la menor en su boca—. Tócame, cógeme y hazme correrme en tus dedos, Seulgi. Me quiero retorcer de placer encima de ti y que me observes, que me observes volverme loca por ti —llevó esa mano de dedos ensalivados hacia su entrepierna—. Déjame brincar en tu mano, Seulgi, déjame drenar un poco todo el deseo que siento por ti.

Seulgi podría tener otro orgasmo en ese mismo momento ante el sexy tono de voz de Joohyun y sus palabras. Ni siquiera el anterior orgasmo que había tenido había evitado que sintiera nuevamente humedecerse.

Pero aquello no le importó cuando deslizó sus dedos por la intimidad de la morena. Joohyun gimió ante el roce y los dedos de Seulgi exploraron terreno nuevo. Se adentró entre los labios inferiores de la morena y tanteó aquella entrada que pedía a gritos su atención.

Antes de introducirse en Joohyun, Seulgi la miró. Su expresión era increíblemente seductora, esa boca de labios pomposos entreabierta, ojos entrecerrados y la vista fija en lo que pasaba en su entrepierna.

Cuando finalmente dos dedos se introdujeron en ella, Joohyun gimió roncamente desde su pecho, no podía callarse, ella misma se movió hacia arriba y hacia abajo para completar una pequeña embestida que la hizo sonreír. Se sentía llena, sentía placer solo por sentir aquellos dedos adentro.

Normalmente, ella era quien tenía las riendas durante el sexo, pero simplemente estar ahí y recibir placer por parte de esa mujer que había deseado tanto, era increíble, su cosa favorita, lo disfrutaba como nunca. Las pequeñas embestidas que se aseguraban de llegar lo más profundo que podían.

Seulgi miraba todo su cuerpo, necesitado, sudoroso, bañado en el color rojo de las luces. Joohyun era atractiva, pero en aquella escena era la mujer más sexy que alguna vez pudo observar. Sus pequeños se movían levemente por cada movimiento, su abdomen se contraía y su cabeza se movía a cualquier lado cada que gemía.

Y, Jesús, los gemidos de Joohyun podrían ser se entrada al infierno. Su voz de por sí era algo chillona, así que esos sucios gemidos salían en agudos chillidos necesitados y sucios.

Joohyun acarició uno de sus propios pechos mientras bajaba completamente y disfrutaba los dedos ajenos hundidos en ella, hasta que su cuerpo tembló cuando Seulgi empezó a curvarlos para tocar su punto sensible.

El movimiento de sus manos se hizo insistente en ese único punto y Joohyun gimió desde lo más profundo de su pecho, sus ojos poniéndose en blanco.

—¡Joder! ¡Seulgi! Así... Sigue, v-voy a... ¡Um! ¡Sí! —intentaba formular algo, seguir con su charla sucia, pero el placer se lo impedía.

—Que sexy te ves, Joohyun — Seulgi habló y Joohyun la miró con pequeñas lágrimas de placer en sus ojos—. Lloriqueando por mi, ¿No te parece vergonzoso? —su sonrisa burlona apareció, aquella que a Joohyun la volvía tan loca.

—Me voy a correr... —habló rápido para que los gemidos no la interrumpieran—, Seulgi...

—Unnie, me estás apretando muy rico, me gusta mucho tu caliente vagina.

Joohyun cerró los ojos con fuerza, intentó concentrarse en no correrse a chorros, intento ignorar las palabras sucias de Seulgi, su ridícula sonrisa y sus dedos que parecían ser unos expertos dentro de ella.

Pero no pudo, no cuando sus jugos cayeron sobre el abdomen de la rubia, su cuerpo se debilitó e hizo todo lo posible para no desplomarse sobre Kang. Sin embargo, Seulgi salió de su interior y abrió sus brazos para permitirle desplomarse sobre ella.

Sus cuerpos desnudos, juntos, algo sudorosos y sus respiraciones agitadas. Ambas se estaban recuperando aún, sin embargo, no estaban para nada satisfechas.

Joohyun se apoyó sobre sus manos para mirar a los ojos a la rubia.

—Tenemos dos días para mostrarte lo mucho que te vengo deseando, Seulgi.

Seulgi solo soltó su sonrisa burlona, algo cansada. Sin embargo, estaba más que contenta.

Si tan solo ambas supieran que ese largo fin de semana no hizo si no aumentar el deseo que sentían la una por la otra.


nuevamente agradecer a © 2Yeonista por permitirme adaptar esta obra maestra <3

feliz día de san valentín atrasado <3

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