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ꕤ「extra 1: perfect day」


Abre la puerta de la casa y se saca los zapatos para dejarlos en la entrada. Hoy particularmente había sido un día cansado.

―Bienvenido cariño.―Su madre lo saluda dejando un beso en su mejilla.

Jungkook sonríe contagiado por Julie.―Hola mamá, ¿Ya llegó Taehyung?

―Aún no. Dijo que hoy llegaría un poco más tarde, ¿Recuerdas?

―Creo que sí... Por cierto, ¿Y las niñas?

―Están dormidas en sus cunas, y ya que llegaste me retiro, hoy tengo una cena con Hyun.―Dijo para tomar su bolso de la mesita al lado de la puerta.

El oji-verde asiente.―Claro, diviértanse. Mándale mis saludos a Hyun.

―Sí, cariño.―Se acerca para dejar un beso en su mejilla y sonreírle.―Te veo el lunes, descansen que ya es fin de semana, eh. Coman bien, ¡Chau!―Y sin más sale por la puerta.

Jungkook suspira mientras aflojaba su corbata. Era terrible que le obligaran usar camisa en pleno verano. Mientras a sus compañeras de trabajo las obligaban a usar falda aún en invierno.

¿Porqué nadie piensa en la comodidad del trabajador?

Camina hasta la cocina y se sirve un vaso con agua. Tiene sed, el verano ese año ha golpeado fuerte. Hasta no deja dormir en las noches.

Jungkook odia el verano.

Salió de la cocina y decide echarle un vistazo a la sala mientras toma agua. Todo ordenado e impecable gracias a Julie. Su madre es muy amable de ayudarlos con las niñas y la casa mientras él y Taehyung salen a trabajar.

Aunque claro, Julie ya no vive con ellos. Jungkook y Taehyung siguen viviendo en aquella casa pues las niñas necesitan espacio suficiente para crecer y correr con sus andadores por toda la casa, aunque ellos insistieron en que no era necesario, Julie igualmente les dejó quedarse con la casa ya que decidió vivir en un departamento con su actual pareja. Sí, aquel enfermero.

Jungkook está feliz por su mamá, pues aquel Hyun es un buen hombre y siempre le lleva regalos a las niñas.

Sube las escaleras mientras estiraba su cuerpo con cuidado de no soltar el vaso en su mano, y llega hasta la habitación de sus hijas para sonreír.

Habitación que le perteneció durante toda su vida. Ahora duerme con Taehyung en la que era el cuarto de su madre.

Se acerca a la ventana para abrirla, y ve la bonita vista hacia el jardín. Lo habían arreglado hace unos meses, y sin duda podía ver la diferencia de un antes y después.

El jardín es precioso con todas las flores amarillas en él. Claro, fue idea suya, aunque Tae quiso colocar rosas rojas él se negó, pues según Jeon: "Cada que vea estas flores amarillas me acordaré de sus ojos dorados".

Sí, Jungkook es un tonto romántico.

―Pa...

Suelta una risa. De alguna forma siempre que llega a casa, sus hijas sienten su presencia y aunque estén dormidas, se levantan para pedir su cariño.

Se aleja de la ventana dejándola abierta para que entre el viento. Camina hasta Young-mi que es quien lo llamó.

Sus ojitos verdes son completamente hermosos, brillan de manera especial cuando ven a su papá Jungkook. Estira sus bracitos hacia él mientras sostiene una sonrisa de bebé que abulta sus mejillas sonrosadas. Y cuando Jungkook la toma en brazos ella solo patalea feliz y abraza a su papá.

Jungkook sonríe acariciando la espalda de su bebé.

Esta es sin duda la mejor parte del día.

Llegar a casa luego de un día cansado para encontrate a tus hijas, las luces que mueven tu mundo, felices por verte otra vez. Entonces todo el día horrible que tuviste desaparece porque ellas se encargan de hacerlo un día hermoso. Ellas hacen que cada día de trabajo y horas sin dormir valga completamente la pena.

―¡Pa!―Chilla la pequeña de un año y medio.

―Hola mi amor.

Una sensación de amor incondicional.

Una sensación que solo un padre puede sentir al tener en brazos a sus hijos. Algo que no muchos entienden o valoran lo suficiente.

Besa la pequeña nariz de Young-mi y ella esconde su carita en su pecho. Ríen hasta que se escucha un pequeño llanto.

Jungkook gira su rostro hacia Yang-mi, parada en su cuna y estirando sus bracitos hacia su papá, ansiosa por un abrazo mientras llora casi en silencio. Sus ojos dorados y cálidos llenaban de amor a Jungkook, pues le hacía recordar a Taehyung, claro está.

―¿Como estás, princesa?

―Api...―Solloza.

Se acerca a ella y también la toma en brazos. Tiene la fuerza suficiente para tenerlas a cada una en un brazo. Ellas se aferran a su papá. Yang-mi calma su llanto y solo chupa su dedito, mientras Young-mi parece balbucear cosas como tratando de entablar una conversación con su hermana y su padre.

―Perfecto para una foto.

Los tres giran sus cabezas rápidamente hacia la persona en el umbral de la puerta.

Es Taehyung con una linda sonrisa rectangular en los labios.

Los ojos de las gemelas y de Jungkook empiezan a brillar al verlo.

―¡Pa!

―¡Papi!

―Hola bebé.

Jungkook se acerca a él para plantearle un beso en los labios que se prolonga más de lo previsto, dejando a Taehyung sonrojado cuando se separan mientras toma en brazos a Yang-mi.

―Tardaste un poco.

―Ah, sí... El trabajo se está haciendo más pesado mientras más pedidos quieren. Pero es gratificante, el negocio va bien, las tías están contentas.―Dice, con una sonrisa entusiasmada, contagiando a su prometido.

―Pensar que serías quien llevaría el negocio de ser pequeño, a lo que hoy es... Estoy demasiado orgulloso de ti, ¿Lo sabes, verdad?―Con su mano libre rodea su cintura y besa su mejilla.

Tae se aleja entre risas mientras Yang-mi juega con su mejilla.―Lo sé, lo sé, pero no te pongas tan meloso Jungkookie.

―Tú me pones meloso.

―¡No puede ser!―Se ríe mientras sale de la habitación, Jungkook lo sigue detrás.

Bajan al primer piso para cenar en familia. Las niñas en sus andadores por la sala y ellos en la cocina sirviendo los platos.

Jungkook pasa sus manos por su cintura para entrelazar sus dedos en su vientre.

―Te quiero.

Taehyung asiente.―Yo más, ahora lleva estos platos a la mesa, por favor.―Gira su rostro para sonreírle.

Jungkook asiente.

El olor a comida casera, los balbuceos de sus hijas, todos reunidos en la mesa mientras platican del trabajo y el terrible calor esos días. Todo eso, crea un ambiente familiar que muy pocos valoran.

Se convierte en otro día perfecto, lleno de imperfecciones en la vida cotidiana.

Otro día para la familia Jeon.

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