ꕤ「capítulo 41」
Observó la cajita negra entre sus manos, suspiró y con sus labios formó una mueca involuntaria.
¿Cuando se atrevería a pedírselo?
Se supone que lo haría antes del nacimiento de sus hijas, pero ahí estaba en el hospital esperando por noticias de su pareja.
― Jeon.
Jungkook alzó el rostro encontrándose con Yoongi, se levantó de su asiento y con un rostro preocupado se acercó al obstetra.
― Yoongi, ¿Cómo está él?
El hombre se quitó los lentes. ― Descuida, está bien por ahora. Ya empezaron las contracciones, si deseas puedes pasar a verlo.
Jeon asintió. Yoongi hizo el mismo gesto, se dio media vuelta y caminó hasta la habitación designada a Taehyung con el oji verde detrás. Tocó un par de veces antes de abrir la puerta y ambos ingresaron.
Ahí estaba Taehyung, con sus mejillas rojas y en sus labios una mueca por el dolor. Tan frágil a los ojos de Jungkook, su instinto lo hizo acercarse para tomar su mano con delicadeza.
Le sonrió. ― Bebé, ya estoy aquí. ― Notó su rostro sonrojado y su cabello desordenado. Volvió a ver sus dorados ojos. ― ¿Qué tanto duele?
― Un poco, sí... ― Se quejó. ― Pero puedo manejarlo.
Jungkook asintió a sus palabras, acarició su mejilla, luego dirigió sus ojos a Yoongi.
― ¿Qué tanto le dolerá después?
― No mucho. Lo bueno de los donceles es que, aunque el período de sus embarazos sean delicados, a la hora del parto todo es más llevadero porque tienen buena resistencia al dolor, aunque igualmente pueden haber complicaciones, no creo que sea tan difícil para Taehyung. ― Explicó el doctor Min.
Tae respiró un poco más aliviado, con sus manos acariciaba su gran estómago. Sus bebés estaban inquietas.
Ya pronto las tendría entre sus brazos.
― Todo saldrá bien. ― Aseguró Jungkook.
Sus ojos se encontraron y ambos sonrieron, pero pronto la sonrisa de Taehyung se transformó en una mueca por el dolor de una nueva contracción. Jungkook también colocó su mano en el estómago de Taehyung y lo acarició para relajarlo.
Al parecer tienen prisa por estar aquí, pensó Jungkook.
― ¿Será por cesárea, verdad? ¿Cuánto tengo que pagar?
Yoongi negó. ― Puede ser parto natural, pero sea cuál sea será gratis. El estado tiene muy consciente que los donceles son más delicados y complicados que las mujeres embarazadas, así que les dan ciertas preferencias.
― Sea cuál sea, será gratis porque pueden haber complicaciones...
― Exactamente. ― Retiró sus manos de los bolsillos de su bata y tomó el estetoscopio en su cuello. ― Vamos a revisar sus latidos, ¿Bien?
Taehyung asintió, alejó sus manos de la zona al igual que Jungkook. Yoongi se acercó a la altura de su gran vientre y colocó el estetoscopio para poder escuchar los latidos de las bebés no nacidas. Sonrió al alejarse.
― Todo va bien, pero parece que tienen prisa para salir, ¿Verdad? ― Volvió a colocarse el estetoscopio en el cuello.
― Así parece...
― ¿Entonces? ¿Parto natural o cesárea?
Ambos se miraron, Jungkook respondió. ― Cesárea, creo que es la mejor opción.
El doctor Min asintió. ― Bien, así será.
Taehyung chilló cuando una nueva contracción se llevó su aire, pues esa había sido más fuerte. El oji-verde acarició los cabellos marrones y ligeramente sudados del menor.
― Tranquilo, bebé, ya pasará.
Tae hizo una mueca triste, Jungkook no se resistió y besó sus labios.
― Ya pasará.
(...)
― Mamá, hola. ―Se acercó a la mujer sentada a la orilla de la camilla.
Julie alzó el rostro y sonrió en grande abriendo sus brazos para recibir a su hijo.
― ¿Como estás, mi amor? ― Besó su mejilla.
― Preocupado. ― Soltó una risa nerviosa.
Tan cálida como siempre, era lo que Jungkook necesitaba en ese momento.
― Siéntate aquí a mi lado, hijo. ― Jungkook obedeció. ― ¿Como está Tae?
― Pronto le harán la cesárea, quise aprovechar que Yoongi le está haciendo unos últimos chequeos para venir a verte. ― Tomó su mano.
― Ah, mi niño... No puedo creer que seré abuela, ¡Y antes que mis amigas! ― Se carcajeó. ― Se morían de envidia.
Jungkook soltó una risa. ― Me alegra verte más animada.
― Tu madre es fuerte, aparte, ¿Quién no estaría animado? ¡Seré abuela! ― Exclamó emocionada. ― Además estoy llevando muy bien el tratamiento.
― Me alegra saberlo, mamá.
Ella le sonrió mientras acariciaba sus manos.
Jeon observó a su madre, sus ojos marrones tan cálidos, se sentía a salvo con ella, siempre fueron ellos dos contra el mundo y ahora la familia estaba creciendo. Primero llegó Taehyung, y ahora tendrían dos integrantes más.
Definitivamente Jungkook ya no se sentía solo.
Julie creó su mundo, Tae lo pintó de colores y sus hijas lo expandirán a tal punto de crear un universo lleno de los colores más hermosos.
― ¿Qué tienes ahí?
Jungkook bajó la mirada al bulto en el bolsillo de su chaqueta. Lo sacó revelando una cajita negra. Julie entrecerró los ojos y luego los abrió en sorpresa cuando se dio cuenta de qué era.
― ¡Cariño!
― Lo sé, lo sé.
― ¿Cuándo se lo dirás?
― Aún no lo sé.
Julie acarició sus cabellos negros y asintió comprensiva. Había notado los nervios de su hijo.
― Cuando sientas que es el momento indicado, hazlo.
Jungkook asintió.
(...)
Sujetó su mano con fuerza, no tenía la intención de soltarla. Él estaba ahí para darle seguridad a Taehyung sin importar qué, aunque este tuviera la anestesia en su sistema.
Sus ojos se encontraron. Jungkook le sonrió aunque Taehyung no pudiera ver su gesto más que las esquinas de sus ojos arrugándose, porque tenía un cubre bocas médico que tapaba la mitad de su rostro.
Pasó su mano por sus cabellos sudorosos y luego descendió a su mejilla.
Tan hermoso como la primera vez que lo vio en aquella fiesta.
No habría imaginado que en nueve meses desde su encuentro terminaría enamorado con aquel hombre doncel. No habría imaginado que estaban a nada de tener entre sus brazos a sus hijas. No habría imaginado que crearía una historia de amor romántico y familiar tan fuerte con ese hombre de ojos dorados.
Sus pensamientos fueron interrumpidos. Un llanto lo distrajo, instantáneamente una sonrisa se instaló luego de la sorpresa que eso le produjo.
Su hija.
Poco después otro llanto se hizo presente, sus ojos se llenaron de lágrimas y miró a Tae quien aún un poco perdido empezó a llorar.
― Felicidades. ― Dijo una enfermera.
Sus hijas. Su familia.
Jamás olvidaría este momento.
(...)
Era tan pequeña entre sus brazos. Taehyung la veía tan frágil en su pecho. Sus hijas.
― Son tan hermosas... ― Dijo besando la cabeza de su bebé.
Giró el rostro para ver a Jungkook quien estaba sentado a su lado en la camilla. Sí, ya estaban en una habitación de hospital. Al fin tenían entre sus brazos a sus bebés. Cada uno cargaba una niña y en sus labios una sonrisa sincera no faltaba.
¿Problemas económicos? ¿En el pasado fueron malos amantes? ¿Futuro incierto? ¿Presente difícil? Nada de eso importa ya. Se olvidaron del mundo y todo lo que los rodea cuando en sus brazos colocaron a sus hijas. Tan lindas y pequeñas, cada una envuelta en mantas rosadas. Justamente las que Yoongi les compró días antes.
― Lo son. Son hermosas, bebé.
Tocó una mano de la bebé, y ella agarró torpemente su dedo. Sus pequeños dedos envolvían su dedo índice.
Sonrió sintiendo su pecho cálido, sintiendo el tacto de su bebé. Las lágrimas llenaron sus ojos.
¿Qué era eso? Su mundo...
― Ya eres papá, Jungkook. Ya somos una familia.
...Se hacía un universo.
― Lo somos.
Se acercó y besó la mejilla de Taehyung, quién tenía el rostro sonrojado, los cabellos revueltos y los ojos dorados brillando por las lágrimas acumuladas.
Si en algún momento creyó que no podría soportar enamorarse de Taehyung, si alguna vez creyó no querer a sus hijas, si alguna vez se quejó de su vida... Hoy se arrepiente.
No podría ser más fácil amando a Tae y a sus hijas. Amando su nuevo presente.
― Gracias, Taehyung.
El menor parpadeó sorprendido y una lágrima abandonó su ojo izquierdo.
― ¿P- porqué me agradeces?
― Por darme esta vida. Te amo y amo a nuestras hijas.
Sonrió sinceramente, sus ojos se cerraron y sus mejillas se pintaron de rojo.
Si alguna vez Taehyung creyó que debería negar su amor a Jungkook, si alguna vez se sintió inútil por estar embarazado, si alguna vez se arrepintió de comportarse como un niño, si alguna vez quiso irse lejos y no volver... Hoy se arrepiente.
Sus ojos se conectaron con intensidad. Jungkook supo que era el momento perfecto.
― Yo... ― Con su mano libre sacó aquella cajita de su chaqueta. ― Hace un tiempo quería pedirte algo.
Tae fijó sus ojos en la cajita cuando el mayor lo puso frente suyo.
― ¿Hm? ¿Qué es eso, Jungkookie?
Jeon pasó saliva con los nervios en sus venas, pero ahí también estaba la valentía de su amor. Abrió la cajita. Taehyung jadeó y tapó su boca con sorpresa. ― Jeon...
El sol entraba por los ventanales de la habitación, y aquellos dos anillos brillaban contra los rayos de la gran estrella.
Anillos de compromiso.
― Sé que es repentino, pero creo que no podría esperar más, ahora que tengo la valentía no quiero dejar pasar este momento...
Rápidamente dejó de ver los anillos y miró al oji verde. ― T- tú quieres decir...
― Cásate conmigo, Kim Taehyung.
Tae no creía lo que veía ni escuchaba. Bajó la mirada y de encontró a su bebé dormida entre sus brazos, luego vio a la bebé en brazos del mayor quien sostenía su dedo índice con sus deditos. Por último, sus ojos acabaron en los verdes del hombre.
― ¿Entonces...?
Jungkook lucía nervioso a la espera de su respuesta. Taehyung acarició su mejilla con su mano libre.
No había duda de su respuesta.
― Acepto.
Se colocaron sus anillos y se miraron. El verde y el dorado en sus miradas chocaron cuando tenían los anillos brillando en sus dedos.
Felicidad. Plena felicidad.
Con su bebé contra su pecho, el anillo en su dedo corazón, las lágrimas bañando su rostro y una sonrisa en sus labios besó a Jungkook.
Lo besó como si su corazón quisiera trasmitir todo su amor.
― Te amo, Jungkook.
Cada lágrima, cada dolor en el corazón, cada pelea, cada mal momento valió la pena.
Todos sus errores, todos los aciertos, todo eso los trajo a ese presente.
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