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VEINTITRES

Tres días han pasado. El Doctor llamó a Jungkook para hablar antes de que este entre a la habitación de Julie en el hospital.

― Debo ser directo contigo, Jungkook. Tu mamá por ahora está estable pero no sé por cuánto sin el tratamiento.

Jungkook asintió, sabiendo a dónde iba la conversación. ― Lo entiendo, pero ya pronto conseguiré el dinero para pagar los primeros medicamentos, ¿Sí?

El Doctor asintió. ― Lo entiendo. Y como soy amigo de tu primo Wonho, estuvimos conversando y él me dijo que pagaría la deuda del hospital, pero no podría con la suma del tratamiento, al parecer está teniendo problemas con su trabajo. Quizás debas llamarlo. ― Sugirió para luego quitarse sus lentes. ― Bueno, debo atender a mis pacientes, hablamos luego Jungkook.

― Sí, gracias Doctor. Lo tendré en cuenta.

― Más te vale, Jung. ― Le dedicó una pequeña sonrisa amable, se alejó y se perdió en los pulcros pasillos del hospital.

Pagar esto, pagar esto otro... qué fácil sería si tuviera el dinero suficiente para hacerlo.

Soy un pobre inútil.

Su rostro se deformó en una expresión exhausta y molesta.

Jeon suspiró mientras con su mano tomaba la perilla de aquella puerta que le impedía ver a su madre. La giró y sonrió, dejando atrás su expresión preocupada.

Era tan fácil ponerse una máscara.

― Jungkookie...

Su madre se veía feliz mientras le extendía los brazos en espera de un abrazo.

― Mamá. ― Se acercó y la rodeó con cuidado, luego sentándose al lado suyo y dejando ver un lindo ramo de rosas.―Son para ti, JiMin las mandó.

― ¡Oh! ― La mujer formó una mueca de asombro y rió al ver sus flores favoritas en las manos de su hijo. ― Extraño a mi JiMin, no lo veo hace una eternidad. ― Puchereó sacándole una risa a su hijo. ― ¿Como va JiMin con la tienda? ¿Las chicas lo han tratado bien? A veces son un poco mandonas... ― Olisqueó las flores en sus manos.

Enserio extrañaba a su confidente más fiel, y más tierno. Aunque apenas dos días habían tenido una videollamada, y ese mismo día habló por teléfono con sus amigas de la tienda.

― Él está muy contento cada que lo dejo en la tienda, y la tía YeJin dice que aprende rápido, que pronto dejará de ayudar con pequeñas cosas y empezará a confeccionar para los pedidos que tienen. ― Por su mente se reprodujo la gran y brillante sonrisa que JiMin le dedicó antes de besarlo con dulzura esa mañana al dejarlo en la tienda. Sonrió como tonto enamorado, dándole ternura a su madre.

― Es tan lindo verte enamorado, cariño. ― Apretujó su mejilla. ― Bueno, cambiando de tema, ¿El Doctor te dijo algo últimamente?

― Sí. ― Asintió tomando el ramo de rosas de las manos contrarias y las dejó en la pequeña mesa a un lado de la camilla. ― Como es amigo de Wonho, me dijo que Wonho se hará cargo de la deuda que tenemos con el hospital, porque ya sabes, la atención no es gratuita. ― Tomó la mano de su madre y la miro detenidamente. ― Pero no podrá ayudarnos con el pago del tratamiento porque al parecer tiene una deuda que pagar- eh, p-pero no te preocupes.―Negó rápidamente cuando vió el rostro afligido de su mamá.

― Oh mi niño, ¿Como podríamos pagarlo? No tenemos los recursos necesarios, y mi dinero ahorrado lo gasté en la tienda, lo único que queda que pueda pagar la primera cuota es el dinero de mis nietas, y no podemos usarlo, además... todo esto ha sido mi culpa, lo lamento. ― Acarició su mejilla. ― No quería preocuparte, por eso no quería decirte sobre mi enfermedad cuando la diagnosticaron, pero terminé empeorando todo.

Jungkook vió las lágrimas acumulándose en los ojos verdes de su madre y apretó el agarre en la mano de Julie.

― No. No fue tu culpa, no tienes nada de qué disculparte, porque a veces por más que no tengamos malas intenciones o no querramos dañar a las personas que queremos, no podemos controlar todo lo que pasa... las personas cometemos errores. No te preocupes, yo solucionaré esto, pagaré tu tratamiento y pronto estarás mejor y en casa conmigo y con JiMin. Te lo prometo.

Y su madre sólo pudo abrazarlo y llorar, diciéndole lo mucho que lo amaba. Pasaron los minutos.

Jungkook salió tiempo del hospital, con la cabeza hecha un lío y las lágrimas queriendo atacar la tranquilidad de su rostro. Sus pies se dirigían a una nueva entrevista de trabajo, luego de que la anterior haya sido un fracaso. Después de la entrevista tendría que ir a su trabajo como mesero. Suspiró.

Sólo debía seguir de pie. Por Julie, por JiMin y sus bebés.

Han pasado once días desde que se enteraron de la enfermedad de Julie. Jungkook no puede estar más estresado y agobiado.

Siente que su tiempo no le alcanza para nada más que pensar que el tiempo sigue corriendo y debe hacer algo pronto, pero lo intenta, ¡Claro que lo intenta!

Ha pasado por más de cinco entrevistas en diferentes empresas, tiendas, centros comerciales y hasta en centros de salud, pero sabe que es en vano pues nunca acabó su carrera, aunque por poco la logra culminar.

Claro que intenta conseguir un buen empleo para poder tener el dinero suficiente para todo. Pagar la casa, el tratamiento de su mamá y semanalmente tener lo necesario para su comida.

JiMin le dijo Sólo necesitamos tiempo.

Pero parece no haber tiempo para solucionar todos sus problemas.

Jungkook ha estado tan estresado y cansado que en el trabajo llegaba a equivocarse de mesas cuando debía entregar el pedido, se le llegó a caer al suelo dos bandejas y con estas la comida de los clientes. Su jefe estaba más que furioso. Jungkook le rogó para que no lo despidiera cuando su jefe planeaba hacerlo hace unos días. No lo despidieron aquel día, pero se le descontó su salario casi a la mitad y debía de ir horas extra al restaurante para limpiar los pisos, además aún no tendría días libres por toda la semana, y sí, gratis.

Su jefe dijo Este restaurante es de alta calidad, no permitiré que lo arruines.

Su jefe era un imbécil. Y por más que Jungkook quiera renunciar para tener otro empleo como tanto busca, pero no es contratado en ningún lugar.

Sus planes de al menos tener dos trabajos al mismo tiempo, parecían muy lejanos con su empleo en el restaurante pendiendo de un hilo.

― El Doctor me sigue presionando para pagar el tratamiento, debemos hacer algo.

― Quizás sea hora de usar el dinero de las mellizas, es nuestra única posibilidad ahora para la primera tanda de medicamentos, mientras sobrevivimos con el pago que tendré de los pedidos completados en la tienda... Además, si deseas puedo pedirle dinero prestado a mis padres.

― No, ellos ya hacen mucho ayudándonos con una suma mensual, además, sabes muy bien que no tienen dinero de sobra que digamos. ― JiMin lo pensó y asintió, era cierto. Sus padres eran apenas de clase media, no podrían prestarles el dinero que necesitan, sólo una pequeña suma, y no sería suficiente. ― Por otro lado, podría hablar con mi familia.

― ¿Le pedirás un préstamo a Wonho?

― No. Lo llamé, y me dijo que estaba teniendo problemas, la mamá de su hija lo demanda por pensión de alimentos, y no parece ir bien.

Explicó mientras picaba una zanahoria y con JiMin a su lado cortando el tomate. Hoy después de unos días Jungkook no tiene que quedarse a limpiar aquel restaurante, y JiMin lo agradece porque los dolores de espalda de Jungkook volvieron y eso preocupaba al menor, que procuraba darle masajes todas las noches antes de dormir.

― No puedo exigirle más. Pero está bien, ya nos ayuda a pagar la deuda con el hospital, además, tengo otros familiares. No somos una gran familia de dinero, tampoco somos muy unidos, pero tengo una prima que trabaja en una buena empresa, podría preguntarle.

― Si deseas, pero... ¿Como haremos luego para devolver el dinero si nos permiten el préstamo? Para los medicamentos estaríamos comprándolos alrededor de casi un año hasta que Julie se cure, y tardaríamos varios meses en poder devolverle el dinero, ¿Crees que acepte?

― Quizás.

― ¿Y si pides un préstamo al banco?

― Ellos son despiadados, se llevarán casi todo mi sueldo, y no es como si tuviera mucho.

― Entiendo...

― Veremos qué hacer, descuida. ― Vació el tomate ya picado en la olla de agua hirviendo, y se dió media vuelta para buscar en el refrigerador la leche que faltaba. ― Por cierto, ¿Como va la tienda?

― Bueno... YeJin dijo que han estado llegando más clientes últimamente y se debe a mis ideas con los vestidos. ― Dejó un beso en la comisura de sus labios mientras hechaba la zanahoria en la olla. Casi estaba lista la sopa. ― Estamos teniendo más popularidad.

Jungkook dejó salir un suspiro enamorado al ver lo emocionaro que JiMin se veía. ― Estoy muy orgulloso de ti, bebé.

Aquel bebé se había hecho muy común en el vocabulario de Jeon cuando se refería a JiMin, sacándole sonrojos.

― Oye... te quiero. ― Unió sus labios por unos segundos aprovechando que Jeon vaciaba toda la leche en la sopa, luego JiMin separándose, luciendo tímido y precioso como solo él puede ser.

― ¿Mucho?

― Mucho.― Plantó un último beso y fue abrazado por detrás, con timidez las manos de Jungkook empezaron a acariciar el gran vientre de JiMin, el hogar de sus bebés. ― Saldremos de esto, Jungkookie. ― Pronunció con suavidad. Su hermosa voz aturdiendo a Jungkook y relajando su cuerpo al mismo tiempo.

― Me haces bien.

Y le regaló una de sus sonrisas más grandes, más felices, más auténticas, solo para el deleite de JiMin.

Lo ama.

Ya han pasado diecisiete días. No puede tener más miedo que ahora, no tiene absolutamente nada en sus bolsillos. Pero en la tienda hicieron cien blusas para un vendedor de ropa, y el pago que le tocó a JiMin había alcanzado para comprar la comida de toda la semana en casa, pero nada más, no sobró nada.

Jungkook no ha recibido una sola llamada o mensaje de texto de los trabajos a los que solicitó en esos días.

Lo habían despedido. Su maldito jefe lo había despedido apesar de que no había cometido ningún otro error.

Usaron sus ahorros de meses para las mellizas para pagar los primeros medicamentos de Julie, porque nadie en su familia lo pudo ayudar, muy ocupados en sus propias vidas porque como el dijo, no eran muy unidos ni de dinero.

Lo único que ahora reconfortaba a Jungkook de que no morirán de hambre cuando se acabe lo que está en los cajones de su cocina, es que los padres de JiMin seguirán dándoles una pequeña suma mensual.

― Buenas noches. ― Estiró sus labios para tener su merecido beso y Jungkook se lo dió.

― Duerme...

Yo te cuido.

JiMin cerró sus ojos, pegando su mejilla a su pecho desnudo y bostezó para al fin quedarse dormido.

Jungkook sólo podía ver el techo sobre sus cabezas, y pensar en lo inútil que era por no poder darle un mejor techo a JiMin, o pagar sin problemas los medicamentos de su madre.

Pero no tiene más opciones, no habría quien ayudarlo, sólo debe aguantar y llevar lo mejor posible la situación y...

Abrió sus ojos casi en sorpresa, su cerebro acababa de darle una solución, una alternativa. No se le había ocurrido eso antes, pero ¿Sería una buena idea?

No perdía nada intentándolo. Ya no habían más opciones.

Con delicadeza se levantó de la cama, dejando a JiMin descansar sobre la almohada y no sobre su pecho.

Se sentó en la orilla de la cama y sacudió sus cabellos negros. Su cabeza le decía que era una buena idea, ¿Estaba bien si le hacía caso? Su orgullo le decía todo lo contrario.

Pero no pierde nada intentando.

Tomó su teléfono, cabe decir que no es uno moderno, y buscó entre sus contactos más antiguos, poco después teclando en la pantalla un mensaje. Y lo envío.

Necesito tu ayuda, hay que vernos.
12:14pm ✓✓

¿A quién creen que Jungkook le mandó el mensaje?

nada que ver pero bts se merece el mundo y el mundo no merece a bts.

¿Vieron el dear class y sus hermosos discursos? eso sólo confirma más lo que dije.

Se merecen todo y eso no basta para lo grandiosos que son.

- Mgg.

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