FINAL (Parte 1): DESEO DEL CORAZÓN
― ¡Tiene los ojos de JiMin!
Jungkook sonríe, entre sus brazos su pequeña bebé estaba y tenia los ojos bien abiertos mirando a su alrededor con curiosidad mientras jugaba con sus propios deditos.
Tenia los ojos color del sol que JiMin posee, y que Jungkook tanto ama, para él es inmensamente hermoso saber que una de sus hijas heredó tales ojos.
― Es preciosa, ¿No? ― El padre miró a su hija de ya tres meses sin despegar la sonrisa de su rostro. ― Mi linda Yang-mi. ― La bebe le sonrió alzando sus manitos.
El corazón de Jungkook se derretía cada vez que veía a sus hijas, y la situación era mas difícil de manejar cuando ellas le sonreían, simplemente se dejaba derretir de amor por sus pequeñas.
Se inclino para dejar un sonoro beso en su mejilla gordita, los ojos claros de ambos se conectaron mientras sonreían. Un amor de padre e hija que nadie puede romper.
Y Jungkook pensaba que no llegaria a amarlas... Ahora no podría vivir sin ellas.
― Claro que lo es, será una roba corazones. ― Baekhyun asintió mientras veía la mirada llena de amor que su mejor amigo le dedicaba a su hija. ― ¿Y donde esta Young-mi? ― Preguntó.
Jungkook lo miro. ― Esta con JiMin, otra vez tiene fiebre así que está en nuestra cama descansando. ― Dijo algo desanimado.
― Pobre bebé... Hey, no pongas esa cara, Kook. ― Baek palmeo su espalda con una sonrisa amigable. ― Navidad es para pasarla bien.
― Aún no es Navidad, es la víspera de Navidad idiota. ― Rodó los ojos con una expresión más animada.
El rubio hizo una cara ofendida. ― Yo que trato de ser un buen amigo, me pierdes Kook, ¡Me pierdes!
Jungkook soltó una carcajada seguido de Baekhyun, Yang-mi entre sus brazos también sonrió mientras babeaba su propia manito. Estaba muy entretenida con lo que su papi y su padrino decían.
― ¡Ya llegué!
Julie vestida en sus tacones blancos, vestido floral rojo y dueña de esa sonrisa tan jovial que la caracterizaba siempre.
― Hola mamá.
Jungkook sonrió viendo a su madre, Yang-mi volteó su cabecita hacia su abuela y sonrió animada mientras la veía acercarse.
Al fin su tratamiento había culminado de la mejor manera, estaba de vuelta en casa y más feliz que nunca. JiMin y Jungkook habían extrañado demasiado a la mujer, y ahora les aliviaba ya no verla en esa cama de hospital. Julie superó el tratamiento con una sonrisa, siendo la mujer fuerte que siempre había sido.
Jungkook agradecía infinitamente tenerla de vuelta en casa.
― Cariño, no te me quedes mirando y ayúdame con las bolsas. ― Pidió a su único hijo y este asintió.
― Toma a la bebé mamá. Baek, ayúdame.
Julie tomó entre sus brazos a su nieta, instantáneamente una sonrisa adornó sus rostros, la mujer empezó a besar las mejillas gorditas de la bebé de ojos dorados mientras esta chillaba y balbuceaba. Jungkook y Baekhyun tomaron las bolsas de compra con todo lo necesario para la cena navideña que prepararían y las llevaron a la cocina donde se encontraron a Jisoo y Suzy en esta.
― Hola linda. ― Baek dejó las bolsas en el suelo al igual que su amigo, se acercó a su novia. ― ¿Qué haces?
"Charlamos" ella respondió.
Baekhyun fijó su mirada en la libreta con oraciones escritas por ambas. Sonrió sabiendo que su novia no era excluida por ser muda y al contrario, era bien recibida, tanto que hasta buscaban maneras diferentes de comunicarse con ella. Un ejemplo de ello es como Jisoo y Suzy conversan de manera escrita sin ningún problema.
― Me alegro. ― Besó su mejilla y miró a la abogada. ― ¿Cómo estas, Suzy?
― Bien, gracias. ― Ella asintió.
― Baek, ordena estas bolsas, están tocando la puerta. ― Señaló las bolsas y se retiró de la cocina mientras su amigo obedecía.
Seguro están en la habitación con JiMin, pensó cuando llegó a la sala y no vio a su madre con su bebé. Cruzó el lugar y llegó hasta la puerta principal para abrirla.
― Oh, Wonho, ¿Cómo estás?
Su primo estaba en la puerta, el más cercano de su familia y el único al que él y su madre invitaron. Su familia les había dado la espalda cuando Julie estuvo enferma, no ayudaron con nada, y a Jeon eso no le sorprendía. El único que realmente los ayudó fue Wonho.
― Hola Jungkook, ¿Llegué temprano?
― Como siempre, pasa. ― Se adentró a la casa y su primo lo siguió por detrás. ― ¿Quieres ver a las bebés?
Wonho asintió con una sonrisa tranquila. ― Claro que sí, de hecho, les traje regalos.
Jungkook se dio la vuelta y pudo percatarse de las bolsas en las manos de su primo. No las había notado antes.
― Ven, están arriba.
Subieron las escaleras y caminaron hasta la habitación principal. Se escucharon risas y voces charlando animadas.
― ¿Porqué son tan lindas? ¡Míralas!
Jungkook sonrió al escuchar la voz alegre de su madre a través de la puerta. La abrió y entró a la habitación. En la cama matrimonial estaban sentados JiMin y Julie con sonrisas suaves en sus rostros. Se acercó y pudo apreciar a sus hijas Young-mi y Yang-mi, ellas habían sido recostadas en la cama y eran el centro de conversación de su madre y pareja.
― Mamá, llegó Wonho. ― Avisó tomando asiento al lado de JiMin.
Su madre se levantó para recibir al joven, lo abrazó y empezaron a charlar mientras salían de la habitación. Jungkook sonrió hacia sus hijas y su pareja, JiMin le devolvió la sonrisa a la par que el mayor pasaba sus manos por su cintura para abrazarlo.
Había vuelto a tener su figura, aunque claro, había ganado un poco de peso en los muslos. Cosa que Jungkook amaba.
― ¿Ya está mejor?
― Sí, la fiebre le bajó. Ya tomó su leche y está tranquila.
Asintió sintiéndose más relajado por su hija. Entonces miró a la pequeña Young-mi, de grandes ojos verdes como los suyos, mejillas sonrosadas y una expresión curiosa en el rostro.
Su linda bebé era propensa a enfermarse, al parecer el embarazo delicado y bajo de peso que tuvo JiMin le había afectado. Su hermana había nacido un poco más grande que ella, y más gordita. TaeHyung dijo que con el tiempo se igualarían en tamaño y peso, solo debía tener paciencia.
Young-mi los preocupaba cada que se enfermaba, era pequeña, de tan solo tres meses. La deben de cuidar mucho.
― No me canso de decirlo, es idéntica a ti. ― JiMin recostó su espalda en su pecho.
Ambos miraban a sus hijas.
― Lo sé. ― Besó su mejilla. ― Y Yang-mi es tu copia exacta.
― También lo sé. ― Soltó una risa. ― No puedo creer lo lindas que son. No puedo creer que ya van a cumplir tres meses con nosotros, crecen muy rápido, pronto estarán corriendo por la casa... ― Suspiró.
― Debemos aprovechar cada momento, los niños crecen rápido. ― Jungkook colocó su barbilla en el hombro del menor e inclinó su cabeza para besar su cuello. ― Pero mientras ellas crecen nosotros podemos darles hermanitos.
JiMin se sonrojó mientras Jungkook reía. ― Tonto, no podemos pensar en más niños cuando a penas tenemos para las bebés.
Jeon se alejó de su cuello para colocar su barbilla en su cabeza y en esa posición cerró sus ojos. ― Somos una bonita familia.
JiMin sonrió mientras estiraba su mano para tocar la manito de Yang-mi. Jungkook también estiró su mano y tocó el piecito de Young-mi.
― Sí, lo somos.
(...)
― No te lo dije antes, pero felicidades, ya eres papá.
Ambos primos habían quedado en la soledad del patio trasero bajo la noche, cada uno con una bebida de fruta en la mano. Ninguno de los dos tomaba alcohol.
― Gracias. Al fin soy papá... ― Sonrió recordando a su pareja y sus dos hijas. Sus mejillas se pintaron de un rosado leve.
Wonho lo miró y entre una pequeña sonrisa relajó los hombros. Tomó un poco de su bebida.
Esa es la expresión de una persona feliz, pensó.
― Me alegra ver que estás cambiado... ― Jungkook lo miró. ― Digo, no es que hubieras sido un mal hombre, pero cambiaste de mentalidad con respecto a JiMin y tus hijas.
― Sí, lo hice... Cambié por JiMin, por enmendar mis errores y por darle mi mejor versión a mis hijas... Aún hay cosas que debo cambiar, por supuesto, pero al menos ahora puedo decir sin miedo lo que siento por ellos. ― Le dio un sorbo a su bebida. ― Los amo.
Y al fin lo decía.
Ahora esas palabras y confesiones estancadas en su pecho podían salir.
― Aún recuerdo cuando me dijiste que no querías ser como tu padre... ― Jungkook lo miró con una ceja alzada. Wonho alzó la cejas y sonrió. ― Ahora puedo decir con seguridad que no lo eres. Estás demostrando ser un buen hombre además de buen marido, y un buen padre. ― Palmeó su espalda. ― Estoy orgulloso de ti y agradezco a JiMin por soportarte.
― Gracias, Won. ― Jungkook rio un poco mirando hacia el pasto. ― Recuerdo cuando me dijiste que él se marcharía si yo seguía así. Ahora esas palabras me aterran, no quiero que se vaya de mi lado nunca, lo quiero para toda la vida y a mis hijas para toda la eternidad... Si hubieras tenido razón y él se hubiera rendido conmigo, no sé que estaría haciendo con mi vida ahora... Me sentiría...
― Vacío.
Jungkook asintió, giró su rostro hacia su primo. Tenía una expresión melancólica, en el rostro. Era el pasado manifestándose en su mirada tan triste.
― Tú... ¿Te sientes así? ― Preguntó con cuidado.
El de cabellos azulados asintió. ― Siempre... Extraño mucho a mi hijo, y a mi ex-mujer. ― Acomodó su cabello con estrés. ― Me di cuenta de mis errores muy tarde, cuando ella se había hartado de mí y se fue con nuestro hijo...
― ¿Cuanto tiempo estuvieron juntos?
― El tiempo de su embarazo lo vivió con su madre, ella y yo empezamos a convivir cuando mi hijo tenía unos días de nacido y nos separamos cuando tenía un año. ― Carraspeó cuando sintió el característico nudo en la garganta. ― En fin... Me alegra que no tengas que pasar por lo que yo.
Jungkook asintió y rascó su nuca. ― Ahora entiendo... ¿Porqué nunca me lo dijiste?
― Quise guardármelo, pero no tiene caso hacerlo, hay que dejar salir los problemas, no retenerlos. ― Asintió a sus propias palabras.
Jungkook colocó una mano en su hombro y le dedicó una mirada seria pero comprensiva.
No hacían falta las palabras.
― Te comprometiste con JiMin, ¿No? ― Habló luego de unos minutos.
― Sí, se lo pedí cuando nacieron mis hijas. ― Sonrió dándole el último trago a su bebida.
― ¿Y cuando se casarán?
― Cuando nuestra situación económica nos lo permita. ― Miró su vaso vacío. ― Ahora tengo un trabajo como secretario del hermano de Jisoo, la novia de Baekhyun. La paga es lo suficiente para pagar la luz, el agua, la comida y los pañales para mis hijas... Dije que ahorraría dinero para que nos casemos, quizás en un año o dos.
― Hm, ya veo, ya veo... con que nuevo empleo, ¿Eh? ― Rio un poco negando con la cabeza. ― Primero nacen tus hijas, luego te comprometes y ahora tienes nuevo trabajo, ¡Debemos brindar por eso!
― Salud por eso. ― Levantó su vaso vacío.
― Salud. ― Exclamó chocando su vaso con el de su primo.
Rieron un poco y ambos miraron hacia el cielo, el silencio gobernó unos momentos.
― Es gracioso... Hace unos meses estábamos sentados en el balcón de arriba, fumando y ahora estamos en el jardín bebiendo jugo de naranja mientras tus hijas están adentro junto a tu prometido. Interesante giro de trama. ― Soltó una risa.
Jungkook le siguió hasta que su risa desapareció y solo quedó su sonrisa. ― Tienes razón... Las cosas han cambiado mucho. Han cambiado para bien. Ahora tengo a mi familia, que son lo que mas amo en este mundo... No importan los problemas económicos, no importa si JiMin y yo discutimos un par de veces o si las niñas nos mantienen despiertos de noche porque lloran sin parar... Me siento feliz por eso.
― Salud también por eso, por tu felicidad Kook.
Jungkook negó con una sonrisa mientras chocaba su vaso con el de Wonho, y con un tono rosado en sus mejillas bajó la mirada al pasto.
Dejar salir esas palabras habían sido un peso menos.
― Jungkookie...
Jeon giró su rostro, despegó su espalda del respaldar de la silla y miró a JiMin asomándose por la puerta.
― ¿Qué ocurre? ¿Necesitas ayuda con las niñas? ― Se levantó rápidamente y se acercó a él.
Wonho los veía con una sonrisa disimulada.
― No, no. ― Negó con un gesto de manos y le sonrió. ― Solo ven un momento.
― Bien. Wonho... ― Se dirigió a su primo.
Él se alzó de hombros. ― Anda, ve.
Jungkook asintió, tomó la mano que JiMin le ofrecía y se adentraron a la casa. JiMin sonreía y en su cabeza se repetían las palabras tan dulces de su pareja.
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