DIECISIETE
― ¿Por qué tan sonrientes? ― La mujer gira sobre sus tacones y el vuelo del vestido floral la hace ver tan hogareña y cálida como siempre.
Las galletas son dejadas en la mesa con delicadeza, una tarde de domingo demasiado cálida como para perdérsela. Por ello decidieron pasar el atardecer en el pórtico trasero con galletas y té.
― Jungkook consiguió un nuevo empleo. ― Exclamó tomando un par de galletas con su pequeña mano.
Julie volteó sorprendida hasta su hijo y sonrió en grande, limpiando sus manos en su delantal para rápidamente abrazar a Jungkook.
Conectaron ambas miradas verdes y se sonrieron ligeramente.―Es una gran noticia, Jungkookie. ― Apretó su mejilla izquierda mientras él reía junto a JiMin.
― No me llames así, mamá. ― Dijo avergonzado.
La mujer llevó una mano a su pecho luciendo exageradamente ofendida. ― ¿Yo no puedo pero JiMinie sí? ¡Eres un mal hijo!
JiMin trató de ocultar su sonrisa por el evidente rubor color melocotón de Jungkook. Aunque nunca haya llamado a Jungkook de esa forma, excepto... Bueno, aquella noche. Se sonrojó un tanto.
Han pasado tan sólo unos días desde aquella conversación y todo entre la pareja ha mejorado considerablemente. JiMin tiene mucha más confianza en Jungkook y viceversa, además de que fueron a la última revisión del embarazo juntos y fue tan sentimental que Jungkook pareció terminar llorando, claro, pensó que nadie se había dado cuenta pero JiMin lo notó y luego de eso llegaron besos y palabras bonitas.
― Oh, iré por el té, ya vuelvo. ― Desapareció girando en sus bajos tacones.
Jungkook tomó asiento en la silla de madera y posó sus antebrazos en la pequeña mesita. Sus ojos recorrieron el descuidado jardín, pensando en todo y nada. Porque a pesar de todos los pequeños momentos dulces que han llegado luego de aquel día, sigue sin haber un título que Jungkook pueda utilizar en ellos.
¿Son pareja? ¿Qué quiere ser JiMin de él? ¿Qué quiere él ser de JiMin?
Esas preguntas atormentan su cabeza en los momentos más lindos, cuando esos ojos tan relucientes como el Sol mismo le expresan amor. Una cálida y pequeña mano con algunas migajas tocan su mano.
― Jungkook, ¿Estás bien?
― Creo que debemos hablar... ― Tomó la mano del menor y la limpió de las migajas para dejar un beso ahí.
Pequeños gestos que le decían tanto a JiMin, quien ahora está ligeramente sonrojado y tímido. Sin duda Jungkook le hace sentir cosas que nunca antes experimentó.
― ¿Hablar? ― Jungkook asintió muy tranquilo. ― Ya veo... ¿Sobre qué? ― Inclinó su cabeza hacia un lado, confundido, sus manos acariciando su abultado vientre.
― Sobre nosotros.
JiMin estuvo apunto de contestar pero Julie entró con una nueva jarra de té helado.
― Aquí está. ― Exclamó, dejando la jarra en el centro de la mesa rectangular al mismo tiempo que tomaba asiento. ― Ahora sí, podemos disfrutar con calma.
Nada como la brisa de verano y conversaciones calmadas entre Julie y JiMin, con Jungkook aportando unas cuántas palabras o monosílabos con su vista centrada en el jardín. Tan hogareño el ambiente que las horas pasaron volando hasta el anochecer.
Sí, la noche cayó en sus cabezas, Julie y JiMin entraron pues JiMinie debe estar calentito, palabras de la mujer. Mientras Jungkook recogía la mesa y las sillas para depositarlas dentro de casa, dándole un último vistazo al descuidado jardín y prometiendo Algún día lo dejaré tan bonito como hace tantos años, cuando él era un niño y pasaba sus días en ese verde lugar.
Con esa promesa ingresó a su hogar, depositando con cuidado la mesa y sillas en el sótano. Luego subiendo las escaleras hacia su habitación, con los nervios en él.
― ¿Estás durmiendo? ― Preguntó al ver a JiMin entre las sábanas. Este descubrió su rostro hasta su nariz y negó con la cabeza.
―Tengo frío, Jungkook.―El mayor asintió y se acercó hasta la cama matrimonial para subirse en esta, al lado del menor.―¿No te quieres meter conmigo?
Jungkook giró su cabeza y observó los ojos dorados del hombre, hipnotizado y asintiendo lentamente sin quitar el contacto visual. Se metió entre las sábanas y tan pronto como lo hizo JiMin apoyó su mejilla derecha en su pecho y lo rodeó con un brazo por la cintura. Jungkook se quedó quieto pero de forma inconsciente su mano izquierda acarició los cabellos marrones y ondulados del menor.
Nunca antes habían estado en esta posición, pero le encantaba.
Una pequeña sonrisa surcó sus labios, luciendo satisfecho y feliz con el hombre entre sus brazos, luciendo cómodo y seguro.
― ¿Querías hablar, cierto? ― Dijo sin despegar su mejilla del pecho contrario.
― ¿Quieres hablarlo ahora?
― Sí, quiero. ― Apoyó su mentón en el pecho firme de Jungkook, conectando miradas.
Con su verde mirada escaneó cada centímetro del rostro contrario, viendo cada curva y cada imperfección hacerlo aún más perfecto.
― ¿Qué somos?
JiMin parpadeó confuso. ―¿Que somos? ― Repitió. ― ¿Te refieres a...?
― ¿Somos una pareja? ― La duda en los ojos verdosos no podía pasar desapercibida por JiMin, quién sonrió un poco avergonzado.
― No lo había pensado, en verdad. ― Con sus manos empezó a peinar en cabello contrario, deleitado con lo suave que es.
Luego de un silencio extraño, Jungkook volvió a hablar. ― ¿Que soy yo para ti?
JiMin paró sus manos y las depositó en el pecho contrario, mirándolo con cuidado y sonriendo de a pocos.
― Eres... Especial, Jungkook. Eres quién me hace experimentar lo que se siente estar enamorado. Eres especial para mí. ― Sus ojos se achicaron y una resplandeciente sonrisa atacó los nervios de Jungkook. ― Eres mi pareja, eso es lo que eres.
No pudo evitarlo, sonrió tan o más grande que JiMin.
¿Cómo un simple gesto podía mandarlo al cielo y de vuelta? Ahora es más que un gusto.
― Creo que estoy enamorado de ti.
JiMin dejó de sonreír y una expresión de asombro atacó su rostro, observando la seriedad en las facciones contrarias.
No había duda.
― ¿Q-qué dices? ― Su voz tembló pero no podía despegar sus ojos de los verdes que en ese momento eran tan intensos. Su rostro enrojeció cuando entendió lo profundo de las palabras. ― Jungkook... ― Quedó en silencio.
Pronto el rostro del hombre se tornó dudoso y nervioso, el rubor color durazno atacó sus mejillas. Lucía apenado por sus palabras, ¿Y si JiMin no siente lo qué él? ¿Y si fue muy pronto para decirlo?
JiMin lo notó y negó con la cabeza, tomando sus mejillas y levantando su torso para ver a la misma altura al mayor.
― Jungkook, yo...
― Lo siento. ― Pronunció desviando la mirada, pareciendo un cachorro herido.
―No lo sientas. ― Dejó un casto beso en su mejilla. ― No lo hagas. No pienses que me molestó, solo me tomaste por sorpresa. ― Sonrió nerviosamente.
Jungkook no pudo evitarlo, no con su suave voz temblorosa tocando sus oídos o sus dorados ojos evitando su mirada. No pudo evitarlo, juntó sus labios en un beso tranquilo y dulce que poco a poco que hizo más intenso.
JiMin jadeó rodeando con sus brazos la cintura ajena, y Jungkook lo tomó con suavidad por la nuca, gruñendo bajo y jadeando de vez en cuando.
― Yo también... ― Dijo al separarse con dificultad. ― También estoy enamorado de ti. ― Pronunció en un susurro, dejando un beso en su cuello.
Jungkook lo tomó de su ahora ancha cintura y con cuidado lo recostó en la cama. JiMin ahora con su espalda pegada al colchón, temblando ligeramente con todas sus hormonas alborotadas dentro suyo y ese placer en su vientre bajo.
Sus labios volvieron a juntarse y las caricias cada vez más intensas en los lugares correctos. Sus ojos dorados entrecerrados, el cabello revuelto y sudado, con una mano a cada lado de la cabeza mientras Jungkook lo besa con pasión y un cariño que con acciones demuestra.
¿Cómo aquel hombre podía llevarlo al cielo con unas caricias?
Eso es o muy bueno o muy malo para él...
― ¿Entonces somos pareja?
JiMin acarició su mejilla. ― Sí, somos una pareja. Somos novios.
Un beso más. Esa noche durmieron tranquilos uno al lado del otro, con la brisa del verano entrando por la ventana y sus corazones más calmados.
Después de tanto ahora podían ser una familia... Pero ya saben, dicen por ahí algo muy cierto. Es la calma antes de la tormenta.
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