DIECIOCHO
― ¿Entonces? ― JiMin decidió tomar la mano de Jungkook, o mejor dicho, el puño que era su mano.
¿Un puño? Sí, Jungkook podría no decirlo, pero su lenguaje corporal delataba lo mal que le caía aquel Taehyunnie, como le dice JiMin.
Pensar que ellos fueron algo, que TaeHyung pudo haber tenido la dicha de vivir una buena vida al lado de JiMin en vez de él, lo hacía pensar en lo afortunado que era hoy, a pesar de todas las decisiones incorrectas, de estar con JiMin.
Tan afortunado.
Pero de todas formas, la cercanía de aquel hombre hacia JiMin no le parecía nada profesional, y más le vale no sobrepasarse con su novio o vería las consecuencias legales y físicas que tendría. Sólo aquel hermoso chico saca sus lados protectores. Él y las bebés que lleva en su vientre.
Comenzó el hombre rubio. ― Según los resultados finales, pienso que estás fuera de riesgo en cuanto a tu embarazo, JiMin. No sé como lo lograste pero estás mucho mejor de salud, y creo que debo agradecer a Jungkook por haberte cuidado, ¿No es así? ― Le sonrió con comprensión, retirando los lentes de su rostro.
― Sí, ha sido muy protector conmigo, no me dejaba hacer nada. ― Poco a poco la mano de Jungkook volvió a la normalidad. ― Aunque al principio me sentía inútil, pude entender que era necesario.
― Me imagino, te conozco, JiMinie. Eres terco con las cosas, me alegro que Jungkook haya podido ayudarte a entender eso.
― Así es. ― JiMin escaneó el pequeñísimo sonrojo en la mejillas de su bello y varonil hombre, sonriendo para deleitar los ojos verdes de su novio.
Su novio.
Taehyung pudo notar la diferencia entre la última vez donde ambos estuvieron en su consultorio. Era algo notoria, y sonrió porque sabía que las cosas entre ellos habían mejorado.
― Entonces... ― Carraspeó un poco, sacando a ambos hombres de su pequeña burbuja. ― Puedes hacer más cosas, como hacer limpieza, caminar con más libertad, estar más tiempo de pie y hasta bailar un poco. Pero lo que no puedes hacer son muchos esfuerzos o tener corajes, ¿De acuerdo? Así que para concluir, los veo en un mes. ― Le sonrió al final, con los labios sellados. ― No falta mucho tiempo para concluir los nueve meses, así que quizás sea hora de buscar nombres.
Luego de aquello decidieron hacer las compras ya que era temprano, y aprovecharon para platicar sobre los nombres que sus hijas podrían usar. Aunque terminó pareciendo más una tonta pero tierna discusión.
― ¿Te gusta Nayeon? ― Preguntó empujando el carrito de compras mientras Jungkook tomaba algunos paquetes de sopa instantánea.
― ¿Como esa chica de Twice? ― Arqueó una ceja dejando los productos en el carrito de compras, JiMin asintió. ― ¿Porqué?
― Ella es muy bonita y agradable. ― Sonrió un poco, avanzando y en sus pequeñas manos tomó una caja de cereales.
Hace un tiempo no habrían podido costear más que sopa instantánea, arroz, azúcar, sal y un poco de carne. Pero ahora que no debían pagar por su techo, Julie los ayuda con los gastos gracias a tu trabajo como costurera y Jungkook en ese nuevo restaurante como mesero, las cosas iban mucho mejor.
Comían de forma decente y las preocupaciones no parecían tan grandes.
― Ella no me agrada. ― Hizo una mueca. ― Además, necesitamos nombres a juego. Son mellizas, deben tener nombres relacionados y Nayeon no se puede relacionar con nada, ¿No?
― ¿Porqué no te agrada? ― Empujó el carrito hasta la otra sección. ― Y, ¿Quién dice que serán nombres a juego?
― Lo sugiero porque me gustaría que sea así. ― Jungkook tomó un producto de la repisa más alta y leyó el precio, dejándolo en su mismo lugar con una mueca y tomando otra de menor precio en reemplazo. ― Nayeon no me agrada porque luce muy creída.
― No seas malo, no la conocemos. Además, su nombre es bonito, aunque concuerde con que sean nombres relacionados, Nayeon como nombre es muy bonito.
Jungkook miró el pequeño puchero en sus labios y suspiró un poco. ― Ya que insistes, puede estar en la lista de nombres.
JiMin le sonrío en grande. ― Está bien. ― Asintió. ― Y entonces, ¿Qué nombres propones?
―¿Que tal Jeongyeon?
JiMin arrugó su naricita. ― ¿La chica de Twice? ― El mayor asintió esperando su respuesta. ― No, me cae mal... Además su nombre es feo. ― Dijo evidentemente en broma. Jungkook soltó una carcajada limpia que, sin duda alguna, aceleró el corazón de JiMin.
Avanzaron con el carrito de compras lleno hasta la mitad con productos necesarios y básicos. Se colocaron en la corta fila para pagar por los productos mientras Jungkook se perdía en una amena conversación con JiMin.
Poco después llegaron a casa con las compras.
― ¡Ya llegamos! ― Anunció JiMin en la puerta, con un pequeña bolsa en su mano izquierda y en la otra las llaves.
Jungkook llegaba detrás con una bolsa de tamaño considerable en cada mano, pero no parecía hacer mucho esfuerzo con el peso. ― Traeré las demás bolsas. ― Y salió de la casa por la otra carga.
JiMin vió a Jungkook salir nuevamente y se adentró a la cocina para dejar las llaves ahí. ― Julie, trajimos lo que nos pediste y...
JiMin quedó helado, dejando caer las llaves al suelo. La escena frente a sus ojos hizo a su ser temblar.
― ¿Julie, e-estás bien? ― JiMin observó a la mujer tratando de mantenerse en pie, pero temblando. Habían restos de vidrio en el suelo así que se acercó con mucho cuidado.―¿Julie...? ― Ya a su lado colocó sus manos en los hombros de la mujer, quitando los cabellos de su rostro, la mujer le sonrío un poco antes de caer completamente al suelo. JiMin se alteró con el hecho.― Oh, Dios... Dios, ¡Jungkook! ¡Jungkook! ― Su voz se quebró y no podía dejar de llorar. Jungkook entró corriendo al lugar.
―¡Mamá!
La tormenta apenas se hacía notar para los Jeon.
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