¿Alguna vez mencioné que me encantan las flores? Son hermosas, delicadas y de paso huelen bien. Sobre todo las margaritas, son pureza e inocencia, algo que al mundo le falta mucho.

Mi familia y yo acabábamos de llegar de Autumnville, donde asistimos al festival de las flores.

—Margarita, aquí tienes tu dinero —Dijo mamá dándome un sobre.

Ese dinero me lo gané vendiendo mis arreglos florales en el festival. Era justo la cantidad que me faltaba para comprar mi local. Bueno, técnicamente aún no era mío.

Doblando la esquina había un hermoso y espacioso local en venta, que además tenía un extenso jardín. Ideal para ser convertido en una floristería, y así dejaría el pequeño kiosko que me alquilaba la señora Parra que, aunque estaba muy agradecida por ello, resultaba incómodo por el poco espacio.

Fui al jardín y tomé mi bicicleta para dirigirme a l a oficina del señor Fontana, que era el encargado de la venta del local. Hace tres semanas había abonado la mitad del pago oara tené asegurado el local, así que solo tenía que entregar este sobre, firmar los papeles y ese local sería mío.

—Buenos días, Rosa —Rosa es la recepcionista. Una pelirroja muy simpática

—Buenos días, Margarita, ¿quieres que te anuncie?

Asentí.

»Señor Fontana, la señorita Prados está aquí —Hizo un sonido de aprobación—. Pasa adelante.

Sin esperar más, entré en la oficina.

Tal vez estás luciendo muy desesperada, ¿no crees?

Shhhhh, primero ser feliz y después encajar en la sociedad.

—Buenos días, señor Fontana.

—Muy buenos días, Margarita.

Tomé asiento y saqué el sobre de mi bolsito.

—Tenga.

—¿Qué es esto?

—Es la otra parte del pago por el local, le dije se la daría en cuanto pudiera, ¿recuerda?

Yo sonreí, pero el rostro de él palideció.

»¿Qué ocurre? —Pregunté frunciendo el ceño.

—Margarita, ¿recuerdas que te fuiste por una semana?

—Sí y también recuerdo haber abonado la mitad del pago —Aclaré.

—Sí, bueno... Alguien abonó más que tú.

—¿Disculpe?

—Alguien pagó el doble de lo que ibas a pagar tú y a mí cliente le pareció una mejor opción.

¿Pero qué diablos es esto? «¿Quién da más?», tal vez algún otro programa de subastas.

—Bien, usted está diciéndome que me fui durante una semana y durabte esa semana vino otra persona, abonó más dinero y le vendieron el local a pesar de que yo ya había abonado antes. ¡¿Eso es lo que trata de decirme?! —Esto último lo dije gritando y poniéndome bruscamente de pie.

—Sí, p-pero no hay porqué alterarse, a dos calles de aquí hay un local que...

—¿Es hermoso? —Interrumpí.

—Pues...

—¿Es espacioso?

—No es tan grande, pero...

—¿Tiene jardín?

—Pues no, pero...

—¡Entonces no quiero nada! —Grité para salir de la oficina.

—Margarita —Me detuvo a mitad de camino—. Aquí tienes el dinero que habías abonado.

Indignada, tomé el otro sobre, lo metí en mi bolsito y salí de la oficina dando un portazo.

—Ten buen día, Margarita —Dijo Rosa.

—¡Al diablo!

Hola, margaritas :D

Un poquito malcriada nos salió la niña, ¿no?

Aquí tienen el primer capítulo de la historia de Margarita, díganme ¿Qué les pareció este primer capítulo? ¿Les cae bien Margarita o piensan que es una mimada?

Hasta el próximo cap.

Con todo el amor del mundo, de parte de Val.

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