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Epilogo:


Monuriki, Fiji.

Seis meses después.

ANABELLE:

Le prometí a Gary y a Eduardo que estaría allí el día de su boda, así que no encontré ninguna excusa que valiera lo suficiente como para no ir, incluso la invitación venía con un boleto de avión, y allí estuve en contra de las opiniones de papá, quién creía que debía quedarme en Dublín por un tiempo más, y mis hermanos. Jared fue el más afectado. Dijo que tantos meses de recuperación habían sido en vano, pero yo no lo veía así. Durante este tiempo había publicado tres de mis novelas, las cuáles habían sido un éxito en ventas, aprendido los beneficios de ir al spa todas las semanas con Jared y tenido más que un par de vacaciones acompañándolo a sesiones de fotografía a lo largo del mundo. Mi favorita fue cuando una marca de ropa interior lo llevó a África. Tuve la oportunidad de colaborar en una ONG y entender por qué John pasó un cincuenta por ciento de su vida como voluntario en varias causas. La experiencia era inolvidable.

Me sentía más fuerte que nunca.

Eso no evitó, sin embargo, que mis nervios colapsaran cuando vi a Marie, embarazada, por cierto, sosteniendo un cartel con mi nombre en el aeropuerto. No era precisamente una bienvenida escandalosa, pero verla me recordaba tanto a Loren que el pozo de nostalgia del que no había logrado deshacerme incrementaba significativamente. Al igual que yo ya estaba vestida para la fiesta, por lo que usaba un vestido lila de satén y tacones. El boleto era libre, podíamos escoger la fecha de acuerdo a nuestra disponibilidad y a la de la aerolínea, así que lo había tomado para el mismo día de la boda intentando retrasar cada vez más nuestro reencuentro. Tenía planeado llegar un poco más temprano para arreglar mi maquillaje y peinado en el hotel, pero el vuelo se atrasó un poco y ya casi era la hora de la ceremonia, así que había tenido que conformarme con alistarme con lo que había en mi bolso y recordar un par de lecciones de Gary. Eso me salvó. No me veía mal, en realidad, creía que mi trenza y mi maquillaje simple estaba bien para una boda a la orilla de la playa. Solté un suspiro de alivio cuando estuve lo suficientemente cerca de Marie. Había estado en lo correcto.

─Hola ─murmuré.

─¿Hola? ─Puso los ojos en blanco mientras dejaba caer el cartel y me abrazaba con efusividad─. No puedes desaparecer así por medio año y solo decir hola, Anabelle. No sabes cuánto te extrañamos y la enorme cantidad de veces que intentamos ponernos en contacto contigo, pero...

─Yo también los extraño ─la corté antes de que llegáramos al doloroso punto en que tendría que explicarle que corté toda comunicación con ella─. ¿Vamos tarde?

Marie asintió antes de tomar mi mano y prácticamente arrastrarme por todo el aeropuerto en búsqueda de mi maleta. Me hizo preguntas sobre mi tiempo fuera, hablando como si ya estuviera dentro de nuevo, a lo que le di un resumen de los acontecimientos. Sus ojos prácticamente brillaron cuando le hablé del club de motociclistas de mi padre, al que prometió ir una vez Charlotte, su segunda hija con Ryan, naciera. Estaba tan feliz por ella. Felicidad que cobró un matiz de incredulidad cuando un chófer nos llevó al hotel y vi a Rachel aún más embarazada, probablemente a punto de dar a luz. Al parecer ambas se habían puesto de acuerdo para tener otro bebé al mismo tiempo. Rachel, a diferencia de Marie, no sabría qué sería. No lo había sabido con Madison y con George, así que no quería romper la tradición.

No lo iba a negar. Mi barbilla tembló un poco ante la idea de que las tres pudimos haber estado embarazadas al mismo tiempo, pero logré ignorarlo gracias a lo feliz que me sentía por ellas. Marie le había dado todo a un par de niños que se quedaron sin nada. Rachel había perdido un bebé antes de este, lo cual la destrozó, así que lo tenían más que merecido. Ambas eran increíbles y habían pasado por situaciones difíciles a su manera. Un poco de felicidad por un milagro estaba bien. Las dos me acompañaron mientras me registraba y enviaba mi equipaje a mi habitación con el botones, también a lo largo del camino hacia el lugar donde se llevaría a cabo la ceremonia. Había dos filas de bancos de madera alineados frente a la playa. El punto en el que los novios se encontrarían, el arco con flores, estaba en el agua. Había dos cadenas de ellas flotando en el aire, marcando el camino por el que pasarían, que de vez en cuando hacía que pétalos cayeran.

─Anabelle, hola, nena, pensé que nunca llegarías. ─La madre de Loren, Rachel y Marie, Anastasia, la mujer que cuando conocí me dijo que era un cachorro, me abrazó con efusividad después de que Marie y Rachel me dejaron con ella a mi suerte para seguir ir con sus propias familias. No veía a Madison por ningún lado, suponía que ella sería la niña de las flores, pero imaginar su reacción cuando me viera traía una sonrisa a mi rostro. Tampoco veía rastro de Suzanne y George o de alguno de los niños. No veía a Loren─. ¿Cómo ha estado todo? Te hemos echado de menos.

─Bien, gracias ─respondí con una sonrisa─. ¿Usted?

─Bien, muy bien, adaptándome a la idea de tener un nuevo nieto. ─Su rostro se llenó de felicidad─. Mikhael es un niño estupendo. Es muy inteligente. Como su papá.

Hice una mueca. Loren no era precisamente un amante de los libros y los documentales, algo que Mike sí adoraba. Loren tampoco era la persona con más control que conocía fuera de los negocios. Hacía comentarios groseros. Era un niño mimado con metamorfosis a un adulto atractivo con poder. Dulce, aún así, con un corazón y una necesidad por cuidar de los suyos que me enamoró. No me extrañaría que ya Mike le dijera papá.

─Supongo que hay varios tipos de inteligencia.

Ana asintió.

─Con Rachel y Marie embarazadas y Lucius en casa todo el día lo único triste en mi vida en este momento es Loren. ─sus ojos grises se llenaron de dolor─. Él está...

─Aquí ─la corté, mis rodillas flaqueando mientras lo veía acercarse a nosotras con paso firme.

Lucía hermoso. No. Hermoso era poco. Se veía como un dios dentro de un traje gris sin abotonar, su camisa de estampado con los dos primeros botones sueltos, su cabello revuelto por la arena y sus pies descalzos. No era el único, todos habíamos dejado nuestros zapatos en un caney preparado para la recepción. Rachel había arreglado que hubiera una persona al pendiente de ellos tras un mostrador. Mi respiración se trabó cuando su mirada dio con mis ojos. No importaba el tiempo que habíamos pasado separados, sentí su toque y aliento sobre mi piel antes de que estuviera frente a mí. Luego de empaparme con la visión de sus ojos grises y tormentosos, mi visión descendió unos centímetros hasta que dio con sus labios.

Lo único en lo que podía pensar era en besarlo.

─¿Hija? ─preguntó Anastasia con una sonrisa.

─¿Sí? ─pregunté de regreso, mi decepción subiendo cuando la música empezó y se sentó lejos de mí con Marie y Ryan.

Lucius, quién había llegado a nuestro lado sin que me diera cuenta, soltó un suspiro de alivio que no entendí y me saludó con un asentimiento de reconocimiento.

─Gracias por venir ─dijo plantando un beso en mi mejilla.

Mis labios se unieron en una fina línea. Después de eso me concentré en prestarle atención a la ceremonia. Mi corazón se ablandó, la ternura invadiéndome, cuando Madison, Suzanne y Louis entraron en línea, de menor a mayor, lanzando flores. Madison y Suzanne llegaron al final. Louis se desvió del camino cuando vio a uno de los invitados comiendo chocolate, a lo que John se tuvo que contener de ir a buscarla para no dañar el espectáculo a pesar de que todos lo hicimos con nuestra risa. Los novios venían detrás. Gary y Eduardo entraron juntos, mirando hacia adelante, con pantalones arremangados hasta la rodilla para que no entraran en contacto con el mar. El de Eduardo era azul pálido, el de Gary blanco. Mike venía detrás de ellos ofreciéndoles un par de collares de flores que tomaron y envolvieron alrededor de su cuello, suponía que era alguna tradición, corriendo luego a sentarse con Loren. George era el niño de los anillos. Kevin ayudó al hombre que dictaría la ceremonia. Todos lloramos un poco cuando finalmente pronunciaron acepto.

Entonces se besaron como si no hubiera ningún problema en ello. Cualquiera que viera la forma en la que se miraban diría que, en efecto, no había ningún problema en ello. Incluso quién tuviera alguna queja al respecto simplemente sabría que lo mejor era permanecer callado. Después de que ambos desaparecieron dentro del hotel para cambiarse para la fiesta, fuimos por nuestros zapatos y los esperamos en el caney. Se sintió bien tener un suelo que pisar hasta que volví a mis tacones. Madison saltó sobre mí a penas me vio.

─¡Tía Anabelle! ¡Volviste!

A pesar de que aún no sabía si volver era la palabra adecuada, asentí mientras la abrazaba. Le había respondido un par de veces porque no tenía corazón para dejarla en visto después del esfuerzo que tuvo que hacer para contactarme. Estaba usando un vestido rosado con brillos en la falda de tul.

─Te extrañé un montón. Estás mucho más grande que la última vez que te vi. Más alta ─le dije mientras tomaba uno de sus mechones de cabello cobrizo y le hacía cosquillas en la mejilla─. Estoy ansiosa de que me pongas al día de lo que ha sucedido mientras no he estado.

Madison asintió con energía.

─Bueno, para empezar, la tía Marie tendrá una niña. Mamá tendrá un bebé, porque no sabemos si será niño o niña. La tía Luz abrió otra galería, ella dice que no tendrá otro bebé. El tío Ryan ganó un concurso de baile en el parque de atracciones. Mags tendrá un acto importante el próximo mes y todos iremos a París. Mikhael y el tío Loren viven en Cornwall... ─Tomó aire─. Porque el tío Loren no podía resistir quedarse en Brístol sin ti y pensó que sería mejor para Mike si se iban con la abuela Anastasia.

Mi barbilla tembló nuevamente cuando negó.

─Mamá le dijo a papá eso.

Mmm...

Madison asintió con severidad antes de abrir los ojos abruptamente.

─¡También gané un concurso!

─Genial. ─La abracé de nuevo─. ¿Dónde está la corona?

Madison arrugó la frente.

─No hablo de un concurso de belleza, hablo de un concurso en Instagram. Gané un giveaway en Instagram y ahora tengo teléfono. ─Dio saltitos de emoción─. Papá me ayudó a recoger el premio si le prometía no encenderlo hasta que tuviera doce. Le conté de mi cuenta. Mamá no sabe.

Solté una risita.

─Felicidades.

Asintió, pero no me pudo decir más porque Rachel vino y se la llevó para las fotos de la fiesta con Gary y Eduardo al aparecer. En ese momento me dirigí a mi mesa, me ubicaron con Cleopatra y Diego, teniendo un asiento en primera fila para ver su reencuentro. A diferencia de mí, por su bronceado ellos sí llevaban días aquí antes de la boda, lo cual por las expresiones de su rostro no sabía decir si era una mala o buena cosa.

─¿Cómo te sientes con volver a ver a Loren? ─preguntó Diego sin ningún tipo de discreción.

Nerviosa, respondí para mis adentros, asustada.

─Idiota ─soltó Cleopatra, cortando mi respuesta, después de un rato de tenso silencio de su parte tras mi llegada, mis labios se curvaron en una sonrisa. Me había saludado, pero después de eso solamente había mirado a Diego como si quisiera asesinarlo─. Por lo menos Loren y Anabelle se han enfrentado a más dificultades que un par de piernas. Tú te quedaste atrapado en el nivel dos.

─Zorra ─siseó Diego─. ¡Al menos Anabelle le dio exclusividad!

Cleopatra miró sus uñas.

─Detalles.

Hice una mueca, disculpándome, y me levanté para ir al baño por algo de normalidad. ¿Por qué no podía tener una conversación con alguien sin que su nombre fuera mencionado? Ni yo misma tenía idea de lo que podía pasar. Fui por un par de bocadillos, en su lugar, y me dirigí a la playa tras mantenerme un rato cerca para escuchar los discursos. El que más me gustó fue el de Ryan. Una vez estuve frente al mar y terminé con mis bocadillos, mis zapatos en la mano, los vellos en mi nuca se erizaron al oír su voz y la canción que habían elegido colocar de fondo. Perfect de Ed Sheeran. No protesté cuando sus dedos buscaron los míos y sus brazos nos obligaron a tomar la postura de baile. Tampoco cuando su colonia, la cual había cambiado después de que me conoció porque la anterior me daba alergia, llegó a mis fosas nasales.

Ambos habíamos cambiado tanto desde entonces.

Well, I found a girl, beautiful and sweet

Oh, I never knew you were

The someone waiting for me

─Loren...

Loren cortó mi protesta abrazándome más fuerte mientras nos balanceamos, ante lo que solo pude soltar mis zapatos para que cayeran en la arena y abrazarlo más fuerte de vuelta. Lo había echado tanto de menos. Tantas personas me habían empujado a rendirme con lo nuestro. Les había intentado hacer caso tantas veces, intentando buscar mi felicidad en otras partes y con otras personas. Lo que ellos jamás entenderían era que nadie me podría hacer más feliz que la persona que había estado para mí en mis peores momentos y propiciado los mejores.

Well, I Found a woman

Stronger than anyone I know

She shares my dreams

I hope that someday I'll share her home

─Anabelle ─susurró, a lo que le devolví el favor callándolo con mis labios cuando me di cuenta de que todos nos miraban desde la fiesta, esperando, lo cual me indicó que todo esto era planeado.

Lo hizo también la forma en la que susurró la letra para mi oído después de que compartiéramos un beso.

─Now I know I have met an angel in person and she looks perfect.

Volví a besarlo.

Esta vez no me detuve. Lo hizo él, arrodillándose, y una pregunta que habíamos fallado tantas veces en elaborar y responder. Esta vez, por suerte, lo hicimos de la manera correcta.

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