Capítulo 49: Ella.
Dublín, Irlanda.
Dos días después.
ANABELLE:
Jared vivía sobre un bar en Anne's Lane. Eso me hizo sentir una especie de conexión especial con él. No juzgaba a Bruno y Markus por habitar un edificio normal, de acuerdo con ellos, pero quiénes vivíamos sobre negocios nos entendíamos mejor. Era una dinámica divertida escuchar bajo de tus pies un montón de ruido e historias. También debía admitir que el hecho de que Jared fuera el único que no me trataba como el cristal tenía que ver.
Prueba de ello era la manera en la que me despertó dos días después de llegar con un portafolio en mano, sus ojos cubiertos con gafas de psicólogo que estaba segura que no necesitaba. Su cabello negro había sido rapado para una sesión de fotos para la que debía parecer un chico rudo.
─Belle, buenos días, lamento informarte que el día de ayer te hice una prueba diagnostico y no la pasaste.
Arrugué la frente.
─Jared, no pude bajar a la fiesta porque sigo en reposo.
Me ignoró─. Entonces procederemos a la intervención. ─Se sentó sobre sus rodillas en mi cama, su mano extendiéndose para tomar mi teléfono─. ¿Apagar tu celular, arrojarlo por el inodoro y cambiar de número? Listo. ─Tachó su lista mientras se dirigía al baño. Intenté seguirlo, pero aún me dolía caminar, por lo que lo único que hice fue presenciar cómo se deshacía de él con los ojos abiertos como platos. Estuve a punto de insultarlo. Su mano entrando en el bolsillo de su pantalón de pijama y tendiéndome un lindo iPhone rosa me detuvo. Entendía su preocupación, pero que siguiera al pie de la letra lo que decía la guía para rupturas era algo demasiado exagerado. Adiós a todos mis contactos. Nunca recordaba la contraseña del correo de mi nube y la libreta donde la tenía anotada se había quedado en casa, además de que era súper mala memorizando números─. Toma. Tampoco quiero que estés incomunicada. El aislamiento te hará daño. Ya instalé Tinder, SugarDaddyForMe e Instagram.
─Jared...
Me interrumpió alzando la mano.
─Creo que ensayé lo suficiente frente al espejo antes de que te despertaras como para darte a entender que mi tono no admite discusión. ─Le echó un vistazo a su portafolio─. ¿Paso dos? Conseguir helado. ─Se dio la vuelta y tomó una bandeja que estaba sobre la peinadora. Allí había una copa con tres bolas gigantes de helado de chocolate. Mi estómago se retorció con asco─. Listo. ─Tachó su lista. Luego me miró, expectante, en silencio. Pareció estudiarme antes de hablar─. ¿Belle?
Parpadeé varias veces, mis lágrimas derramándose.
─¿En serio esperas que arrojar mi teléfono y un kilo de helado me haga que me sienta mejor cuando acabo de poner kilómetros entre la persona que amo y yo?
Los hombros de Jared cayeron, sus ojos llenándose de pánico.
─Bien. Cómo sobrellevar una crisis... ─Pasó y pasó hoja tras hoja de sus apuntes─. Aquí está. Qué hacer si el sujeto colapsa ─leyó─. Abrazarlo inmediatamente y decirle que un día todo estará mejor, solo que ese día no es hoy, tal vez no lo será mañana, ni pasado, ni pasado... ─Frunció el ceño─. A la mierda. Acabo de entender el índice de suicidios por amor. ─Se lanzó en la cama y me abrazó, lo cual resultó un poco incómodo ya que aún no estaba acostumbrada del todo a su presencia, pero devolví. Volví a sollozar cuando acarició mi cabello─. Shh, nena. Todo estará bien. Tienes una vagina y eso es suficiente para conquistar el mundo. Hasta los más poderosos caen con eso.
Negué. Yo no quería al más poderoso.
Yo solo quería a Loren y que las cosas fueran tan fáciles como solían ser.
Miércoles, 8 de junio de 2017.
Mi Instagram estaba lleno de mensajes de los Van Allen y leerlos rompía mi corazón, así que los ignoraba y ni siquiera entraba en mi perfil porque el solo hecho de ver la cantidad de directos que tenía hacía que las comisuras de mis labios vieran hacia abajo. Una semana después de venir lo abrí desde mi nuevo teléfono y casi no dejo de llorar leyendo los mensajes que Madison me enviaba desde una cuenta falsa. Cómo la había conseguido o me había conseguido no tenía ni idea, pero el punto era que me había destrozado por completo.
Tía Ana :c
:c
:c
Tito Loren esta asa :c
Asi
Perdon
Se escribe asi
Tia Ana :c
Ven
Te extrañamos
Mamá y todos asa :c
Asi********************
Pero el asunto era que lo tenía que volver a abrir porque recientemente papá me había ayudado a conseguir la posibilidad de tener un contrato editorial con uno de sus viejos amigos, al cual le encantó mi trabajo, en especial las escenas eróticas, pero uno de los requerimientos era que fuera activa en redes sociales y ya mis lectoras me seguían allí. No quería pensar en un señor mayor leyendo lo pervertida que podía ser, por otro lado, la imagen ni siquiera podía venir a mi mente debido a que no había escrito para ese tipo de público, pero papá había puesto especial énfasis en eso como si fuera algo gracioso o de lo cual debería sentirse orgulloso. También se lo había comentado a mis hermanos, quiénes ahora no dejaban de molestarme cada vez que me veían, en el caso de Bruno y Markus, o respiraban cerca de mí, en el caso de Jared. Loren, con el pasar de los días, solo se había convertido en una sombra que ensombrecía nuestras conversaciones y no en el tema principal.
─Te irá bien, pequeña ─dijo Jared apretando mis hombros.
Hoy era el día de la entrevista con el editor en jefe, el amigo de papá al que tenía que convencer, en un café. Jared no tenía un auto, solo media decena de motocicletas aparcadas en su lugar en el estacionamiento subterráneo de su edificio, por lo que Markus me había hecho el favor. Papá no estaba en la ciudad por trabajo. Bruno se nos uniría más tarde cuando celebráramos si me iba bien. Jared había decorado nuestro departamento, puesto que lo había obligado a aceptar la mitad de la renta solo para poder tener el poder de decirle que no dejara su ropa sucia en la sala, e invitado a varios chicos del club que recién conocería, por lo que debería estar bien. Desde que llegué solo había hecho turismo desde un extremo de la ciudad a otro y trabajado duro para terminar los proyectos que tenía pendiente.
─Y si no es así estaremos a solo una llamada de distancia, felices de escuchar cualquier queja que tengas sobre el tipo. ─Markus se le unió besando mi mejilla y deseándome suerte despeinando mi cabello─. Pero presiento que no será necesario. Tus novelas hacen bien su trabajo.
La forma en la que me guiñó un ojo antes de entrar de nuevo en su camioneta, seguido de Jared, hizo que me sonrojara. Una vez me di cuenta de que no se irían hasta que cruzara la calle, solté un suspiro y me armé de valor para entrar. Aún no me acostumbraba a la sensación de que hubiera más de una persona interesada en lo que pudiera sucederme. Primero había sido mamá encerrándome toda mi vida en casa. Luego Brandon diciéndome que él era lo único que yo tenía. Después Loren convirtiéndose en mi mundo entero, convirtiéndome en el suyo también.
─Aquí vamos ─murmuré para mí misma antes de dar un paso dentro del café.
Estaba usando un vestido naranja con manchas amarillas, como si el bordado hubiese sido pintado con un pincel, bajo una chaqueta marrón y acompañado de botas para la lluvia. Esta era la primera vez que mi sueño de ser escritora novel se sentía real. Siempre había sido platónico, mi pequeño grupo de lectoras y yo, una pequeña ganancia depositada por Amazon en mi cuenta de ahorros, por lo que era algo que me tenía realmente emocionada. El día anterior no había podido dormir por la emoción, la primera vez en meses que se debía a algo realmente bueno.
Ya no tenía pesadillas. El aplastante dolor que oprimía mi corazón había desaparecido de a poco con cada beso de papá, broma de Jared, consejo de Markus o lección para patear traseros de Bruno. Mi hermano boxeador había insistido en que era algo que toda mujer debía conocer, por lo que no se detuvo hasta que acepté tomar clases de defensa personal cinco veces a la semana con él.
─Hola. Tú debes ser Anabelle. Eres idéntica a Sophie, solo que más bajita y pelirroja como tu padre. ─Sonrió después de darme dos besos en la mejilla cuando llegué a su mesa─. Debo decir que una versión mejorada de ambos, sin ofender.
Mi ceño se frunció con sorpresa mientras tomaba asiento. Debía ser tan solo unos años mayor que papá, su cabello canoso delataba su edad. Usaba una bufanda y gafas con mucho aumento, pero aparte de ello podía ver que era un hombre sumamente atractivo. Le dirigí la palabra de nuevo cuando el mesero se fue tras tomar mi pedido, un bronce y un café.
─¿Conoces a mi madre?
Asintió.
─Por supuesto. Yo le presenté a tu padre.
Mi expresión de sorpresa se convirtió en una de incredulidad.
─Debe estar bromeando.
─¿Luzco como una persona que bromea? ─Su sonrisa desapareció, dejando tras de sí una seriedad que me hizo negar repetidamente con la cabeza─. No, Anabelle, no estoy bromeando. Le presenté a Sophie, tu madre, hace unos años a tu padre.
─¿Cómo la conociste?
Se echó hacia atrás, sus ojos dejando ver cierto deje de dolor que desapareció a penas vino.
─En Inglaterra, durante vacaciones, luego vinimos a Dublín a pasar unas vacaciones.
Me costaba pensar en mamá de vacaciones, técnicamente porque lo más lejos que habíamos llegado de Brístol hasta que cumplí la mayoría de edad era a Londres.
─¿Eran amigos?
Negó─. No, Anabelle, Sophie era mi novia.
Uh. Incómoda, me eché hacia atrás.
─Lo siento.
Le restó importancia con la mano. Justo en ese momento apareció el mesero con mi pedido. Led Vitter, puesto que así se llamaba, esperó a que diera el primer bocado a mi brownie para continuar con nuestra conversación. Una que, por cierto, había ido en una dirección que jamás habría imaginado. Eso explicaba por qué a mamá nunca le había gustado que escribiera. Tenía entendido que Led era un reconocido novelista de misterio.
─En fin. Continuemos con el tema de la publicación de tu trabajo.
─Mmm, bueno, tengo varias novelas que...
─Solo me interesa una. ─Me estudió antes de inclinarse hacia adelante─. ¿Deséame por encima de todo? ─Me congelé─. Ese es título, ¿no? ─Me enseñó un borrador que sacó de su maletín de cuero. Eran impresiones de mi blog, pero no de cualquier novela. Era nuestra historia. Mi historia. La historia de Loren─. Es la historia que más ha causado revuelo entre tus lectoras. Has subido el doble de visitas desde que empezaste a publicarla, según tengo entendido por tus propios comentarios en la nota de autora. Falta un capítulo para que termine, pero asumo que el final ya está escrito, puesto que de lo contrario no estarías manteniendo esta conversación conmigo. Sospecho que es del tipo de historia que te hace olvidar todo lo demás hasta que no esté terminada. ─Se inclinó más cuando afirmé con duda─. Además de querer publicar tu historia en caso de que esta conversación termine bien, cosa que haré si me das tu firma en este contrato, te quiero hacer un par de preguntas que tal vez nos ayudarán a decidir mutuamente si queremos trabajar juntos o no. Yo también me puedo retractar de mi decisión de darte una oportunidad.
Tragué mientras alejaba la carpeta.
─¿Qué preguntas?
─Son preguntas desde la perspectiva que tengo como lector.
Mis manos temblaban. Odiaba hablar con personas que leyeran mi trabajo porque sentía que sabían cosas de mí que no les había dicho, pero él no solo había leído mi trabajo. Sabía que siendo editor y escritor a la vez se había fijado en hasta el más mínimo detalle. En hasta el más mínimo error.
─Está bien.
Se echó hacia atrás luciendo una sonrisa que me aterró.
─Primero que todo, ¿por qué escribes en primera persona? ¿Por qué no en tercera? ¿No lo consideras más... estético? Desde tercera podrías englobar un montón de detalles, empezando por la gran cantidad de personajes que describes.
Jugué con mi tenedor y mi brownie.
─Hay historias donde los sentimientos importan más que el entorno en el que se desarrollan. ─Tragué─. La historia de Chloe y Mark es una de ellas. El hecho de que ella fuera una simple maestra de kínder y él un millonario exitoso nunca importaron. La opinión de los demás siempre estuvo en segundo lugar. En su amor solo eran ellos dos.
Led arrugó la frente.
─¿Entonces por qué hacer tanto énfasis en la relación de Mark con sus hermanas y de Chloe con su madre?.
─Antes de Chloe sus hermanas lo eran todo para Mark. Chloe solo tenía a su mamá. Eso no lo puedo omitir. Cosas como la crianza o la manera que tienen de ver el mundo forman parte de la esencia de los personajes. Mark siempre fue dulce con ella porque su objetivo principal era ser visto de la misma manera en la que Sam y Brenda ven a sus esposos. ─Pensar en Rachel y Marie, quiénes habían explotado mi teléfono de mensajes y llamadas de camino al aeropuerto, me dejaba sin respiración, pero aún así seguí─. El hecho de que ellas no puedan elegir a quién Mark amará no significa que dejen de ser importantes o que no haya parte de su influencia en esa decisión. Tampoco puedo ignorar que se conocieron gracias a ellas.
Led asintió como si estuviera de acuerdo.
─Está bien. Está bien, pero si Mark se esforzó tanto por ser ese tipo de hombre ideal, ¿por qué a Chloe le costó darse cuenta? ─Tomó un sorbo de su café─. Fueron dos años de relación, según tengo entendido. Casi ochocientos días en los que Mark trabajó duro solo para que ella decidiera distanciarse al primer problema.
Mis manos se apretaron en puños.
─La pérdida de un bebé no es solo un problema. ─Aunque estaba muy molesta con la forma en la que se refería a ello, me sentía feliz de poder hablar en el tema sin querer encerrarme en un baño a llorar por su insensibilidad. Esa era una gran prueba de lo mucho que había avanzado estos dos meses gracias a la distancia, el afecto de mi familia recién descubierta y las sesiones con Alfred por Skype─. Chloe pensó que Mark quería una familia, no a ella. No poderle dar al hombre que amaba lo que creía que más deseaba en este mundo la destrozó. Le costó darse cuenta de que la vida no se trata de la cantidad de personas que le añades, sino de cómo tratas a los que ya están en ella y de ser conscientes de su presencia en primer lugar. No la puedo culpar, personalmente, ya que toda su vida pensó que mientras más personas la rodearan mejor. Siempre estuvo tan sola.
─¿No consideras que lo hizo un poco tarde?
─Se tomó el tiempo que necesitó.
─Linda respuesta. Muy elaborada ─silbó con sarcasmo─. ¿No piensas que deformaste un poco a Mark por gusto después de la segunda pérdida? ¿Realmente había necesidad de hacerlo actuar tan cruel? Lo sentí como algo forzado, ¿sabes? Al igual que la entrada de Johanna. Como si de repente quisieras que lo odiaran a él en lugar de a Chloe.
Negué, una mueca en mis labios.
─No. No quería que lo odiaran ─confesé, mis labios temblando. Nunca habría querido eso para Loren. Él no era perfecto, era un ser humano, como tal cometía errores y se agotaba de luchar contra un iceberg que solo una persona que intentaba proteger tenía el poder de derretir─. Mark simplemente tomó una mala decisión llevado por sus sentimientos. Eso suele pasar. Eso no significa que dejó de amar a Chloe. Ella hizo lo mismo durante mucho tiempo y él supo entenderlo, por lo que lo menos que pudo hacer fue entenderlo. Ninguno de los dos supo cómo actuar debido a que nunca se habían enfrentado a algo así.
Led soltó una carcajada silenciosa.
─Tus lectoras no parecen verlo así.
Mis propios labios se curvaron cuando vi una captura de todos los comentarios que recibí luego del beso con Johanna y la pérdida de Chloe. La mayoría de ellos me habían hecho sentir infeliz, pero el resto, los de las lectoras que se aferraban a los buenos momentos que vivieron durante los tres tercios de su novela, me llenaban de algo parecido a la esperanza. No de que Loren y yo volviéramos, en realidad, sino de que un día pudiéramos sanar y volver a encontrar la felicidad.
Era lo menos que merecíamos.
─Mis lectoras pueden irse a... ─me corté. Las amaba. Ni siquiera podía pensar mal de ellas─. Un lugar menos agradable que este. Es mi novela, Led, yo hago lo que quiera con ella. Si me da la gana puedo meter mil personajes más en el capítulo final. Considero que es lo más realista que escribí. ─Era cierto. Mi historia con Loren parecía un cuento de hadas los primeros veinte capítulos, faltándole muchísimo más del noventa por ciento de los buenos momentos que tuvimos y que todos al final parecieron olvidar. Led, sin embargo, no sabía que esto era una especie de biografía, por lo que podía jugar a la escritora de ficción enojada─. Las amo, pero si mi mente me dice que escriba sal, escribo sal. De lo contrario se molestará y no me dará más ideas.
Led se estremeció.
─Eres rara, ¿no te lo han dicho ya? ─Asentí, Loren solía decírmelo todo el tiempo que me encerraba en una de las habitaciones de su casa a escribir─. Bueno. Solo me quedan tres preguntas.
─Adelante.
─Jimie, el hijo de Mark con Johanna, ¿muere?
Mi rostro se volvió inexpresivo.
─Chloe le donó su médula. Él no la rechazó. Supongo que no.
Led hizo un gesto con el puño que me hizo rodar los ojos. Suponía que era de ese enorme porcentaje que prefería la muerte de Jimie antes que el sufrimiento ficticio de Chloe. Chloe amaba a Mark y su corazón era tan grande que era más que seguro que amara a Jimie, en especial cuando se trataba de la primera persona que quizás había sufrido más que ella.
─¿La otra pregunta? ─lo animé.
─¿Por qué Chloe decidió irse en lugar de quedarse y acompañar a Mark? Está claro que no está pasando por una situación fácil. Quizás superar esto juntos los habría ayudado a arreglar su relación. Tal vez su decisión fue cobarde.
Negué, los nervios ahora nulos, la nostalgia invadiéndome.
─He perdido la cuenta de las veces que ambos han luchado el uno por el otro a lo largo del libro. Prometido cosas. Intentado cumplirlas y haberlo estado logrando hasta que la vida se encargó de separarlos de nuevo. ─Bajé la mirada─. Creo que es momento de esperar que las aguas simplemente se calmen antes de volver a intentarlo. De olvidar para volver a empezar de nuevo.
Led me sonrió con algo parecido a la lástima.
─Llegó el momento de mi última pregunta. ¿Estás lista?
Afirmé─. Sí.
─Bien. ─Ladeó la cabeza, estudiándome con atención─. Personalmente y por experiencia pienso que eso fue lo más estúpido que pudo haber hecho Chloe. ¿Cómo olvidas un amor así, Anabelle? Una historia de amor se siente, pero una verdadera historia de amor todo el mundo la siente. No importa si es para mal o para bien, me has hecho sentir algo con tus palabras, lo cual es gracioso ya que mi especialidad es misterio y el terror. ─Terminó su café. Separé los labios para contestar cuando el shock de que parecía estármelo preguntando así me invadió, pero me detuvo─. No hace falta que respondas. Lo que hemos tenido de conversación me complació, puesto que sinceramente puedo ver que lograste ponerte en los zapatos de cada uno de los personajes y crear revuelo y eso es lo que me llama la atención. Debo agradecer a tu padre por llevarme hasta ti. Pensé en un principio que solo quería restregarme en la cara la hermosa criatura que tuvo con tu madre, pero ahora que escuché tu historia no me siento tan mal. ─Se puso de pie y lanzó un par de billetes en la mesa─. Estaré esperando por ti en mi oficina para cuando decidas empezar con la edición de tu novela. El contrato es tuyo en lo que a mí concierne. De acuerdo a cómo vayan las ventas hablaremos de la publicación de las demás.
Led no esperó una respuesta, se metió las manos en los bolsillos y se fue. Después de mirar hacia la calle por un momento, mi mente perdida en sus palabras, me levanté abruptamente mientras llamaba a Jared para que pasara a buscarme. Casi dejo el contrato debido a la mezcla de sentimientos en mi interior, pero a último momento lo recordé y me devolví a buscarlo.
Lo único que sabía era que había llegado el momento de beber.
Martes, 1 de agosto de 2017.
Los chicos del club de motociclistas de mi hermano no eran tan rudos como las películas los hacían parecer. Una parte de ellos, minoría, pero existente, habían ido a la universidad y mantenían trabajos realmente respetables que no tenían que ver en lo absoluto con ilegalidades. Mencionaría a Jared entre ellos, pero mi hermano no era un profesional acreditado y verdaderamente debería ser ilegal ser tan apuesto. Traía una chica diferente a casa cada fin de semana, había una chica diferente llorando o molesta en nuestra puerta cada dos de tres días.
Eso no quería decir que los buenos no despertaran ningún tipo de mala influencia en mí.
Después de que Led aceptó mi novela, decidí ir a mi fiesta y embriagarme. Una cosa llevó a la otra y acepté montar el asiento trasero de Greg alrededor de la ciudad, un rubio tatuado que pasaba la mitad de su tiempo en un hospital. Era enfermero aunque su cuerpo pegaba más con la reputación salvaje de un luchador. Decir que pasaba mucho tiempo en un gimnasio era un eufemismo, pero lo gracioso del asunto aquí era que además de trabajado su cuerpo era enorme. Como si eso no fuera suficiente, su sonrisa era brillante y su rostro estaba en un siete en la escala de belleza de facciones de Jared dónde Ian Somerhalder era un seis, por lo que bonito era poco para describirlo.
La estaba pasando bien, en verdad. No tenía ningún mal recuerdo de Dublín a estas alturas, exceptuando la conversación agridulce con Led, y Greg era un chico verdaderamente dulce con las mejores intenciones y el mejor físico y probablemente las más maravillosas técnicas de hacer que una mujer se sintiera satisfecha si hacía ciertas cosas como besaba.
Lamentablemente tuve que rechazarlo después de tener una probada de esa magnificencia cuando hicimos una parada en la gasolinera para llenar el tanque. Poniendo un par de manos sobre su pecho, lo empujé.
─Lo siento. No eres tú, soy...
─Corta la mierda, Anabelle. Estoy bien si simplemente me dices que no te gusto ─dijo con una sonrisa─. Eres buena compañía. Prefiero que seas sincera y podamos ser amigos a que me mientas a la cara y empiece a desarrollar cierto rechazo hacia ti.
Su tono decía que estaba bromeando, pero su mirada no, por lo que asentí aunque él no tuviera la razón. Él me gustaba. Físicamente me atraía. El problema era que no despertaba nada más que admiración en mí y eso era muy poco en comparación a lo que había tenido antes.
Jueves, 17 de agosto de 2017.
Con el tiempo aprendí que si lo dejas ir volverá a ti. No importa si no será él quién te haga sentir así, el sentimiento regresará. No será igual, no te sonreirá de la misma forma ni te mirará con los mismos ojos. Será otra persona en otro lugar, en otra edad, en otras circunstancias.
Pero será amor. Él volverá.
Releí y releí varias veces el final de la historia de Chloe y Mark antes de tomar la decisión correcta y presionar borrar hasta que tiempo después lo único que quedó fue una página en blanco.
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