Capítulo 29: Papá está aquí.
ANABELLE:
Entrecrucé mis manos sobre mi regazo cuando la emoción del momento pasó, dando paso a la incredulidad y a un pellizco de dolor adicional a la paliza que ya de por sí había llevado mi alma. Verlo era como pellizcar en la nariz a un boxeador luego de que lo noquearan, algo casi inhumano y cruel, pero necesario para saber si aún vive y tal vez lo que haría que despertara.
¿Cómo aparecía de la nada después de tanto tiempo?
─Ese soy yo ─murmuró mirando hacia dónde antes había estado de pie mi madre, buscando ayuda al intuir mis sentimientos respecto a él, encontrando solo vacío.
Rodé los ojos. Mamá tenía una gran boca, pero era una cobarde.
Él también era un cobarde, ¿la necesitaba para dar la cara?
Así que el problema era genético, después de todo.
─¿Dónde has estado todo este tiempo? La última vez que te vi tenía unos... ¿qué? ¿Cuatro años? ─me burlé─. Puedes llamar al libro de Records Guinness por la compra de leche y pañales más larga. ¿Veinte años en una fila? Tienes el título en tu bolsillo.
Él no se rió.
─Lo siento, ángel, pensé que era lo mejor para ti.
─¿Dejarme con alguien que nunca te superó e hizo mi vida un infierno porque la rompiste? ─pregunté─. Bueno, tú y ella al parecer tienen la misma idea de qué es lo mejor para mí, así que no me sorprende que hayan estado juntos alguna vez. ─Miré el tatuaje en su cuello. No entendía qué me pasaba. En otras circunstancias no hablaría de esta manera─. ¿Eso cuándo te lo hiciste? No recuerdo que tuvieras tatuajes o barba cuando era niña. En realidad no luces nada como pensé que lo harías.
Esperaba una versión vieja y barriguda de él, no un madurito sacado de una revista de moda. Mi padre era el tipo de hombre por el que mis compañeras en el kínder aceptarían la idea de tener un sugar daddy. Dios. Era hermoso, pero había algo en sus ojos, iguales a los míos, que demandaba que mantuvieras las manos para ti o algo saldría mal.
─Justo después de dejarlas ─dijo tomando asiento junto a mí.
Estaba sentado en el mismo sitio dónde Loren se había sentado.
Partiéndome el corazón como él lo había hecho.
Como se lo partió a mamá.
─¿Por qué lo hiciste? ─susurré.
Mi padre miró hacia el techo, su cuello exponiéndose y revelando más detalles de su tatuaje. La serpiente, el dragón, lo que fuera, debía enroscarse alrededor de él como un collar. Ahora podía ver su cabeza mordiéndole el cuello.
─Ya te lo dije. Pensé que era lo mejor para ti y para Sophie, si hubiera sabido que...
─¿Que enloquecería?
Asintió.
─Habría hecho más por estar presente. Incluso te habría llevado conmigo a Irlanda.
¿Qué?
─¿Irlanda?
─Sí, ángel. Vivo en Irlanda. Tengo un pequeño negocio de venta de armas en Dublín que manejo con tus hermanos. ─Tomó una honda bocanada de aire─. Tienes tres hermanos mayores, trillizos, que se mueren por conocerte. Cuando salgas de aquí podemos irnos directamente a Dublín para que los veas. Gracias a ellos podré retirarme pronto y, si me lo permites, pasar tiempo contigo aquí. Te amarán.
Me congelé.
─¿Mayores? Pensé que eran menores que yo y que por eso me dejaste. ¿No tenías otra familia? ─pregunté, incrédula.
Sus labios se fruncieron en una mueca─. Bueno, Sophie no te lo dijo. ¿En verdad me sorprende? ─Suspiró─. Belle, conocí a tu madre durante un viaje de negocios. Estaba casado. Te tuvimos. Intenté solamente ser tu padre porque no estaba enamorado de ella, tampoco lo estaba de mi esposa, pero cuando te vi fue malditamente imposible no querer pasar cada minuto de mi vida contigo. Eras tan pequeña. Tan dulce. Ni siquiera llorabas o pataleabas como los malditos bebés, tan solo te enroscabas alrededor de mí y avisabas cuando tenías hambre. Sophie era muy hermosa, todavía lo es, pero en ese tiempo era... diferente, ¿agradable? ¿Divertida? Las establecí en un departamento, les di todo para que estuvieran cómodas, y las visitaba cada vez que podía durante casi cinco años. A veces solo durante fines de semana. A veces por meses enteros. Cada tiempo libre que tuviera o reunión aquí en Inglaterra, estaba con ustedes.
Negué.
─¿Mi mamá era tu amante?
Drago hizo una mueca.
─Sí.
Bueno, eso era bastante malo.
─¿Entonces soy producto de una aventura? ¿Nunca se casaron?
Sus labios se apretaron en una línea tensa.
─Preferiría que no pienses en ti misma de esa manera, sino como en la jodida mejor cosa que hice en la vida, pero si quieres verlo de esa forma, sí. Lo eres.
─¿Tu esposa? ─pregunté casi con miedo.
Esta historia era tan diferente a lo que había creído toda la vida.
─Está muerta. Murió en accidente vehicular hace un par de años. No tienes que preocuparte por ella. Hizo a tu mamá pasar un infierno cuando se enteró de tu existencia, pero incluso si estuviera viva no dejaría que pusiera uno de sus asquerosos dedos sobre tu cabeza. ─Acarició un mechón de mi cabello─. Mierda. Eres más hermosa en persona que en foto. Realmente Sophie y yo lo hicimos bien.
─¿Tienes fotos mías? ¿Fotos recientes?
Sus labios se extendieron en una sonrisa.
─Envío a alguien a comprobarlas de vez en cuando, tengo amigos aquí en Brístol, pero mis fotos favoritas son las de tu perfil de escritora. ─De todas las cosas que me dijo, esta fue la que finalmente causó que me retorciera. Loren me había animado a salir del anonimato. Ahora una foto mía estaba en cada eBook que vendía. Ahora todos sabían que era una pervertida, incluso mi recién aparecido padre. Marie y Luz solían burlarse de mí a costa de esto. Rachel solo me pedía que le enviara mis borradores, un poco obsesionada, lo que solía ser aún peor─. Están enmarcadas en portarretratos alrededor de toda mi casa. Con respecto a tus libros, tienes talento, ángel. Cuando estés mejor puedo ayudarte a conseguir un sello editorial, tengo amigos que estarían encantados de atenderte. Te darían una oportunidad.
Tragué.
La pérdida de mi bebé. Su aparición. La revelación de tantos secretos de años enterrados. Simplemente era demasiado. Con solo separar sus labios había puesto mi mundo patas arriba.
¿Era la hija de un traficante, no, vendedor pequeño de armas? ¿Tenía tres hermanos mayores? ¿Trillizos? No, tenía tres hermanos mayores trillizos que estaban esperando en Dublín para conocerme. Tres matones, probablemente, como papá. Que probablemente me odiarían por ser la razón por la que su familia se separó por un breve instante. Cuya madre, que había hecho sonar como una enfermedad, estaba muerta. Ah, y mamá había sido su amante, no la esposa, lo que nos dejaba a nosotras como el sucio secreto. Y mi padre, recién aparecido, quería que publicara mis libros eróticos, los cuales había leído y encontraba buenos.
Me sostuve la cabeza. Dolía procesar tanta información.
─Yo realmente estoy tratando de procesarlo, pero... es difícil. Primero porque no eres lo que esperaba, sin ofender, y segundo porque no estoy aquí porque quise estarlo. No estaba precisamente bien antes de que llegaras ─dije, mi labio inferior temblando durante mi intento desesperado por contener las lágrimas.
Mi bebé perdido seguía siendo el dolor principal. Drago y todo lo que salía de su boca era solo una distracción. Estaba segura de que lloraría cada vez que tuviera tiempo para pensar más allá del presente. Por un pasado en el que pude hacer más. Por un futuro que nunca tendré.
Había dicho adiós a las posibilidades de ser madre.
─Ángel, lo siento tanto. ─Papá tomó una de mis manos y las llevó a sus labios, genuino dolor en su expresión─. Estoy seguro de que encontrarás la manera de ser madre en un futuro. Es algo para lo que estás destinada, solamente que no de la manera que esperas. ─Pasó sus dedos por mi rostro hasta llegar a mi barbilla, la cual sostuvo para alzar delicadamente mi rostro y mirarme─. ¿Has considerado visitar a un especialista en fertilización? Quizás siguiendo un tratamiento adecuado...
Negué, renuente.
─No puedo pasar por esto otra vez.
De hacerlo me perdería a mí misma. Dos eran suficientes. La sola idea de que esto pudiera ocurrir de nuevo me aterraba. Estaba segura de que con cualquier tratamiento que tomara, perder otro bebé sería una posibilidad. Un riesgo que no estaba dispuesta a tomar de nuevo.
─¿Adopción?
Lo pensé. Verdaderamente pensé en contarle todo a Loren y plantearle la posibilidad de adoptar después de mi primera pérdida, pero no estaba lista para superar el hecho de que no podía tener bebés por mi propia cuenta. Probablemente pasarían años hasta que aprendiera a vivir con ello. También, llámenme arcaica, quería niños con mi sangre. Parecidos a mí. Una extensión de mis genes. Antes de la aparición de papá solo habíamos sido mamá, yo y algunos parientes lejanos que no se acercaban demasiado a nosotras. Ahora entendía la razón. Probablemente huían del drama alrededor de nosotras.
─No estoy lista para pensar sobre eso ─imité a mamá.
Ser una cobarde era más fácil. Menos doloroso.
─Está bien, ángel. ─Papá se acercó a la ventana. Miró hacia la calle frunciendo el ceño─. Este chico, ¿Lorenzo? Tu mamá me habló de él. Me contó que no lo encontraba adecuado para ti.
Cerré mis manos en puños. El hecho de que hubiéramos terminado no le daba derecho a hablar mal de él con nadie, menos con un hombre que recientemente acababa de conocer. Tendríamos unas palabras luego.
─Es Loren.
─Bien, Loren. ─Asintió, la imparcialidad grabada en su rostro, algo que hizo que me relajara─. Independientemente de la mierda que me haya dicho tu madre, no soy quién para interferir en tu vida. Creo que lograría justo lo contrario a lo que quiero metiéndome en tus asuntos cuando no tengo ningún derecho, así que solo te haré dos preguntas con respecto a él que justo ahora son lo único que me importa.
─De acuerdo, supongo.
Él había contestado mis peguntas, lo justo era que respondiera a las suyas. Siempre y cuando no hablara mal de él, estaba bien con eso. Tal vez hablarlo con alguien me vendría bien.
─¿Él te ama?
No lo dudé─. Me ama con su vida.
─¿Te trata bien? ¿Te ha lastimado de alguna manera?
─No. Nunca me lastimaría.
No intencionalmente. No como yo lo hice.
Trataba de no pensar en el infierno por el que debería estar pasando por mi culpa, pero eso era casi imposible. Llameaba en mi interior, reclamando atención, murmurándome que él lo debería estar pasando peor. Después de todo fui yo quien rompió su corazón, tomando por sorpresa a todos, no él a mí. Yo me lo rompí a mí misma.
─¿Por qué no está aquí contigo?
─No quise que estuviera. No quiero volver con él.
─¿No lo amas?
─Lo amo tanto como puedes amar a alguien.
─¿Entonces por qué diablos no están juntos? ─preguntó con incredulidad─. Eres preciosa. Debe estar loco por ti. No entiendo por qué no está sentado tras la puerta rogando verte.
─Terminé con él ─susurré.
Loren sí había estado sentado tras la puerta, rogando verme, hasta que la seguridad del hospital lo sacó.
─¿A propósito?
Afirmé─. No soy lo que necesita. Es lo mejor.
Papá guardó silencio por un momento. Cuando habló lo hizo con nostalgia. Arrepentimiento. Dolor.
─Entiendo que necesites sanar, pero hablas como yo hace un par de décadas. ─Se señaló a sí mismo─. Mira cómo terminé.
─¿Rico, guapo y tatuado?
Su sonrisa esta vez, mientras se acercaba, fue triste.
─Solo. ─Apretó mi pierna─. Pero puedo entender que necesites tiempo para sanar, lo que me pone en el lugar y en el momento correcto. ¿Por qué no aceptas venir a Dublín conmigo? Tengo todo arreglado para que te sientas cómoda. Tus hermanos te quieren conocer, Anabelle. La única razón por la que no vinieron conmigo fue porque alguien necesita quedarse a cargo del negocio cuando no estoy. Estamos en medio de un trato grande que necesita supervisión. Entenderás que las armas son un asunto... complejo.
No entendía en lo absoluto, pero dije que sí con la cabeza.
─Me encantaría conocerlos, aunque siempre pensé que serían menores que yo toda mi vida soñé con ellos. Sabía que tenía hermanos. Mamá me lo dijo, solo que omitió algunas partes ─dije con una mueca─. Pero no sé si sea... lo mejor para mí viajar en este momento. Me siento tan débil. Además, ¿qué si me odian? No estoy lo suficientemente fuerte como para defenderme. Preferiría esperar. También me gustaría hablar con mamá de todo esto antes de tomar una decisión. No te ofendas, pero eres un extraño para mí. Ella... me mintió, omitió, pero no me dejó. Es lo único que tengo.
Papá, Drago, ni siquiera parpadeó a lo largo de mi respuesta.
─Anabelle, tus hermanos no te odian. Están genuinamente interesados en ti. Saben que mi relación con su madre no fue la mejor. No les importa cómo llegaste a este mundo. ─Se sentó en el borde de mi cama─. Solo que ya estás en él y que no han tenido la oportunidad de conocerse. Por favor, déjame presentarlos. Te harán sentir en familia.
─Lo...
Antes de que pudiera seguir con nuestra conversación, una serie de golpes en la puerta lo detuvo.
─Anabelle, abre, soy yo ─gruñó Loren al otro lado─. Abre la maldita puerta. Por favor. Me estoy ahogando sin ti. ─Un sonido parecido al de un animal siendo herido salió de su boca, estremeciéndome─. Por favor, nena, abre para que al menos puedas verme suplicarte de rodillas. Te amo. Te necesito. No nos hagas esto, por favor. Eres mi universo. Sin ti no existo.
Papá alzó las cejas.
─¿Ese es Loren?
Miré hacia mis manos, las lágrimas descendiendo por mis mejillas.
─Sí.
Papá escuchó junto conmigo los ruegos de mi amor. Eventualmente se concentró en mí de nuevo, su ceño fruncido con preocupación.
─Independientemente de los sentimientos del pobre bastardo, ¿qué quieres que haga con él? Si lo que necesitas es que desaparezca... ─Palidecí, a lo que rió─. No de esa forma. Hablo de sacarlo del hospital. Por Dios, ángel, vendo armas, pero no las disparo a diestra y siniestra. ─Pero sí las disparaba. Qué reconfortante─. Además de que no me has dado ninguna razón para matarlo. Eso es algo que tú por lo visto estás haciendo muy bien. Créeme, no necesitas mi ayuda. ─Volvió a apretar mi pierna, sus ojos fijos en los míos─. ¿Qué quieres que haga? Hablo en serio, Belle. Está bien si no estás lista para manejarlo.
─Si... si logras sacar a Loren de aquí, me iré a Dublín contigo.
La arruga en su frente se profundizó más.
─No tienes que hacer nada para que haga algo por ti.
Negué.
─Aún eres un extraño. No sé cómo resultará nuestra relación, así que no quiero sentir que te debo algo. Saca a Loren de aquí, sin lastimarlo, y me iré a Irlanda contigo, conoceré a mis hermanos, pero con una condición.
Era un trato injusto, lo sabía porque parte de mí se moría por conocerlos, pero era la única carta que tenía. Toda la vida había soñado con ellos.
Drago no dudó─. ¿Cuál?
─Será solo un fin de semana y solo cuando me sienta preparada.
Papá afirmó, una sonrisa pequeña en su rostro duro, y se alejó hacia la ventana. Luego se acercó al teléfono del hospital que había en mi habitación y llamó a la recepción, a quienes les pidió traer a seguridad. Cuando llegó mis lágrimas se hicieron más frecuentes. Loren empezó a golpear la puerta con insistencia. Mi cuerpo dolía por estar reteniéndome de saltar de la cama y abrirle. Tomando todas mis fuerzas y casi involuntariamente, me acerqué y presioné mi mano contra la madera en el punto donde creía que él estaba. Le di una mala mirada a papá cuando intentó llevarme de nuevo a la cama. Aunque él no lo supiera, sentiría y compartiría su dolor. Lo haría incluso si me enviaran al otro lado del mundo.
─Nena, por favor, no nos hagas esto ─murmuró en voz baja como si supiera que estaba justo del otro lado─. Eres mi vida. ¿Qué sentido tiene iniciar un día si sé que no te veré? ─Reprimí un sollozo─. ¿Sin tener mi dosis de esa linda sonrisa tuya? Por favor. No me dejes fuera. También te necesito. Necesito sostenerte y que me digas que todo estará bien, porque de otra forma no me lo creeré. ─Los sonidos de forcejeo me hicieron sentir ruin. Cuando habló de nuevo, lo último que diría, alzó la voz─. Necesito tener esperanza, Anabelle. ¡Necesito que vuelvas a decirme que me amas y que lucharás por lo nuestro!
Esperé unos segundos en silencio, mi frente presionada contra la madera. Sufrimiento era nada en comparación a lo que sentía. Perder todo lo importante para mí en menos de un día era demasiado. Estar resignada a no tenerlo de vuelta me destruía, convirtiendo los pedazos de mi corazón en polvo.
Nunca nadie lo amaría de la forma en la que yo lo hacía.
─Te amo ─murmuré cuando fue evidente que se lo había llevado─. Pero lo mejor es dejarte ir. No sabrás lo que te estás perdiendo conmigo hasta que lo tengas con alguien más, luego... si aún me amas, lo discutiremos.
Papá me dejó permanecer de pie hasta que fue evidente que no tenía fuerzas para hacerlo y me sostuvo en brazos, cargándome hacia la cama. Antes de dejarme en ella presionó sus labios contra mi frente─. No te puedo prometer que un día dejará de doler, cada segundo que pasé lejos de ti aún se siente cuando respiro, pero estarás mejor, mi ángel. ─Me arropó como debió hacerlo cuando era pequeña─. A partir de aquí déjame cuidar de ti. Papá se encargará de todo. No me iré a ninguna parte. No importa cuántos libros de autoayuda en estos casos tenga que leer o a cuántos terapeutas te tenga que llevar, te ayudaré a sanar. Cuidaré de ti como debí haber hecho desde que eras una niña.
Cerrando los ojos, no respondí.
Mi corazón no tenía fuerzas para volver a creer.
No lo cambié tanto porque muchas amaron al daddy de Belle, solo lo hice más realista y le di el enfoque que quería. Yo también como que me enamoré de él y borrarlo no me gustaba. Igual lo tendremos.
No creo que pueda actu mañana, creo que vuelvo el lunes.
Capítulo para Ethan_Polla_Grande.
Para ganar el siguiente, ¿a qué creen que se refería Ana con vivirlo con alguien más?
Por cierto, no me enojo si me siguen en Ig: oscarryarroyo. Ahí subo spoilers.
Tampoco si me siguen aquí porque hay gente que aún no lo hace.
O si me dan amor en forma de votos y comentarios :c
Me duermo leyendo lo que dicen, si no duermo no soy una persona happy y una escritora no happy tiene tendencia a matar a sus personajes.
OKNO.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro