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Capítulo 51: Juntas somos más fuertes.

Brístol, Inglaterra.

Presente.


Supe que algo andaba mal a penas abrí los ojos. No fue por el hecho de que me hubiera despertado desnuda en la habitación de otro, por la mirada que me dedicó Ryan desde una tumbona al otro extremo de la habitación o por la horrible migraña que asaltaba mi cabeza. Lo supe porque las personas tenemos este poder empático de saber cuando algo anda mal con alguien cercano. Es sobrenatural, sí, pero en aquel momento lo sentí y tan fuertemente que un nudo se instaló permanentemente en mi garganta. Me afectaba aún cuando desconocía exactamente lo que sucedía.

─Ryan... ─murmuré.

─Hey. ─Se acercó. Estaba vestido con un pantalón y una camisa de Loren. Sus ojos enrojecidos y profundas ojeras me decían que no durmió nada en toda la noche─. ¿Cómo te encuentras?

─Bien, ¿tú?

Me ofreció una sonrisa triste─. Cansado.

─¿Por qué no dormiste?

Se sentó junto a mí y sostuvo mi mano.

─Marie...

─Ryan ─insistí.

Tanto suspenso no era bueno.

─Es tu hermana. ─Colocó su otra mano encima─. Después de que vinieras a mi habitación escuché a Nathan y a Loren gritando. Los acompañé a llevarla al hospital. Sangraba. No sé si lo sabes, pero Rachel estaba en estado y...

Un temblor me recorrió al oírlo.

─¿Estaba?

Asintió─. Estaba.

Fui veloz. Jamás me vestí tan rápido en mi vida. Me coloqué un par de pantalones de algodón que encontré en la recamara para huéspedes que Loren preparó para mí, curiosamente de mi talla, una sudadera de Ryan y un par de zapatillas que había traído en mi bolso para el concurso. No dejé que me llevara. Tras saber que Mags y Willy estaban bien con Diego y la madre de Luz junto con todos los demás niños, tomé un taxi con él hasta el hospital St. Michael's. Quince minutos después estaba cruzando las puertas del área de emergencias hacia la sala de observación. Después de asegurarse y hacerme confirmar una y otra vez que era su hermana, una enfermera nos indicó que Rachel había sido trasladada a una habitación en el piso tres. Los segundos que pasé en el ascensor fueron los más agonizantes, pero sirvieron para que Ryan me pusiera más al tanto de la situación.

La pérdida se debió a anomalías congénitas en el feto. El aborto de Rachel no fue completo, caso en el que el mismo útero se limpiaría solo, sino diferido y había necesitado ayuda para eliminar el saco. Se había tenido que hacer un legrado. En la sala de espera lo primero que hice fue acercarme a Nathan, apoyado en una de las paredes verdes del edificio con la mirada perdida, para darle un abrazo que casi no devolvió y preguntarle por ella.

─No dejaba de llorar. No solo sabía lo que sucedía, sino que se sentía tan impotente por no poder detenerlo... ─Tomó aire─. Le costó mucho calmarse para prepararse para entrar al quirófano. No sabes lo doloroso que fue para mí no poder decirle que toda esta basura es una asquerosa pesadilla.

─No es culpa de ninguno de los dos ─le recordó Loren palmeando su hombro.

Mi hermano tenía el mismo aire desaliñado que el resto de los presentes. Mamá, en una esquina, no dejaba de hipar mientras papá acariciaba su cabello. John, bostezando pero sin apartar sus ojos azules de su hermano, abrazaba a Luz dormida sobre las butacas. Sentí frío. Mucho frío. Ryan, por fortuna, se dio cuenta y me abrazó fuertemente.

Lo agradecí.

─¿Familiares de Rachel Van Allen? ─preguntó un médico barbudo, con anteojos y en bata blanca al cabo de unos minutos. Sostenía un portafolio. Nathan se enderezó─. ¿Es su esposo? ─Él asintió─. Bien. Le informo que la paciente está evolucionando correctamente. Tal vez despertará en unas horas.

─¿Tal vez? ─murmuró él palideciendo.

─Sí. También pueden ser minutos. Es cirugía menor. Será dada de alta hoy.

─¿Entonces por qué no despierta?

El médico suspiró como si estuviera cansado de repetir el mismo discurso una y otra vez─. Recuerde que ningún cuerpo es igual a otro. Las reacciones a la anestesia son muy variadas. A pesar de que a cada paciente se le da su dosis correspondiente, el tiempo que se toma cada organismo para desecharla puede variar en cada caso. ─Sonrió─. Pero lo bueno es que todo salió bien. El raspado se hizo sin dificultad. Su esposa estará bien. ─Nathan apretó la mandíbula. Estuve de acuerdo con su reacción. Rachel estaría lejos de estar «bien» al despertar─. Solo necesitará una serie de cuidados y acatar una serie de prohibiciones de las que hablaremos con ella presente, pero del resto nos encontramos bien. ─Nos miró a todos─. Además de ser el ginecólogo de guardia en obstetricia me encargo del banco de sangre. Rachel necesitó varios litros de sangre para compensar las pérdidas. ¿Quién de ustedes se ofrecerá para regresarlos? Necesito a dos personas mayores de edad, que no estén en ayuna, sin presentar signos o síntomas de una enfermedad, que pesen más de cincuenta quilos, no sean portadores de VIH, que no estén en estado de embarazo y que tengan una identificación a la mano.

─Yo me ofrezco ─murmuré.

─Y yo ─me secundó Loren. Estreché su mano cuando me la ofreció.

El médico asintió─. Bien. Un equipo los esperará en el banco. Tienen hasta las doce del mediodía para ir a donar. ─Le echó un vistazo a Nathan─. ¿Me acompaña? Me gustaría hablar con usted sobre las secuelas psicológicas que esto le traerá a su esposa. Los referiré a un colega.

Nathan, decaído, lo siguió hasta que ambos se encerraron en un consultorio.

─Ven, Marie, vamos a desayunar para que vayas a donar. Te acompañaré. La sangre no me hace vomitar ─susurró una soñolienta Luz mirándonos a Loren y a mí─. Tú también debes comer, Loren. Vamos. ─De alguna la pequeña mujer nos obligó a él y a mí a ingerir alimentos, dos sándwiches y una fruta cada uno, en la cafetería. Ryan nos acompañó por unos momentos antes de retirarse para llevar varios pedidos a los otros─. Esto la destruirá.

─Encontrará la forma de superarlo.

Miré a Loren─. ¿Tú crees?

Rachel amaba ser mamá. Amaba a Madison y a George con una ferocidad inmensa. Estaba segura de que dicho amor germinó de nuevo a penas se enteró de su embarazo. Renunciar a él sería difícil para ella. Mordí mi labio con fuerza. Luego de ver la expresión en el rostro de Nathan, el amor que él debía sentir por ella y viceversa para que pudiera ser capaz de mostrarla, me sentía arrepentida por no haberlo querido ver antes. Ahora entendía a lo que Ryan se refería al decir que cualquier cosa que pudo existir entre ellos se desvaneció cuando ellos conectaron. Nada puede ir en contra del verdadero amor.

O nada debería ir contra él.

─Sé que lo hará. Es fuerte. ─A pesar de sus palabras llenas de optimismo, los labios de Loren temblaban como si en cualquier momento se pudiera derrumbar. Los míos también─. Le costará porque se suponía que ella y él ya habían pasado por lo difícil, pero tengo fe en que lo superará. Tiene que hacerlo.

─Debe ─murmuró Luz─. Hay dos niños esperándola en casa.

Mi corazón se rompió al pensar en Madison y George.

¿Ella habría llegado a saber?

─Espero que sí ─dije sin estar del todo convencida.

En el banco de sangre nos tomaron dos pequeñas muestras para asegurarse de que todo fuera bien con nosotros antes de extraer poco menos de medio litro que nos sacarían a cada uno. Luz se sentó junto a mí mientras esperábamos la luz verde para entrar a realizar el procedimiento correspondiente. Cuando el bioanalista salió se giró hacia nosotros para vernos con un par de cejas rubias alzadas.

Llamó a Loren y lo hizo entrar, pero al momento de hacer lo mismo conmigo nos sorprendió a Luz y a mí diciendo─: Lo siento, señorita Van Allen, pero me temo que no podemos aceptarla como donante. Me temo que el doctor Bernard no le informó de todos los requisitos. ─El hombre lució sorprendido cuando arrugué la frente─. ¿No lo sabe? ─Negué. ¿Estaba enferma? ¿Era por mi peso? Pesaba más de cincuenta kilos. Estaba segura─. Señorita... bueno, señora Van Allen, está usted... esperando. ─Sonrió─. Felicidades.

Luz se las ingenió para sostenerme con su pequeño cuerpo cuando mis rodillas flaquearon─. ¿Esperando qué? ─pregunté con la esperanza de que estuviera tratando de decirme que se tomaría más tiempo con mis exámenes─. ¿Esperando los resultados? Sí. Lo estoy. ¿Por qué se tardan tanto?

─Marie, creo que se refiere a otra cosa.

─No. No puede ser. ─Negué. Llevé las manos a mi vientre. Se sentía igual de plano que el día anterior y el anterior a ese─. ¿Cómo es posible? No... no puede ser.

El chico se sonrojó─. A menos que te llames María...

─Se llama Marie.

Miré mal a Luz─. No es gracioso. Mucho menos tomando en cuenta la situación por la que está pasando Rachel. ─Me cubrí la boca─. Oh, Dios, acaba de perder a su bebé y yo...

─No debes sentirte culpable. ─Me abrazó─. Tener un hijo es parte de la vida de muchas mujeres, Marie, no te sientas mal por estar viva. Rachel entenderá. Estoy cien por ciento segura de que no te odiará por esto. Amará a tu bebé como todos nosotros.

─Pero Luz... ─Acepté el pañuelo que me ofreció el bioanalista─. Es tan injusto. Yo no lo buscaba. Ra-ra-rachel sí lo merecía. Yo no. Yo no puedo hacerme cargo de alguien más. No estoy preparada para esto. Seré un desastre. ─Me cubrí el rostro con las palmas─. Arruinaré su vida. Ya lo verás.

─Ya estás a cargo de dos niños, ¿lo olvidas?

─No. No lo olvido. ─Tragué─. Pero ellos comen, caminan y duermen por sí solos. No necesitan que alguien los cuide las veinticuatro horas del día. No dependerán de mí para sobrevivir ─sollocé─. Soy un desastre.

Acarició mi espalda─. Tendrás que acostumbrarte como lo hizo tu madre, tu hermana o cualquier madre a la que le preguntes. Como lo hice yo. ─Me ofreció una sonrisa tensa─. Por más manuales que hubiésemos leído o más consejos que nos dieron, no fuimos madre hasta que los tuvimos con nosotras. No hay ayuda para eso, Marie, solo lo eres. No debes preocuparte por si lo harás bien o no, porque ninguna es perfecta, sino por cómo lo harás.

─¿Cómo hago para decírselo a Rachel? Será tan vil...

─¿Buscaste tu embarazo para hacerla sentir mal? ¿Sabías que lo perdería?

Negué─. Por supuesto que no.

Era de Ryan. Estaba segura. Patrick se protegía como un experto con más de una técnica en cada encuentro. Y lo sentía. Sabía que era suyo. La vez que estuve con él después de la despedida de soltero no estaba segura de que lo hubiéramos hecho bien. Todo fue muy crudo y rápido. Probablemente lo rompimos y olvidé tomarme la píldora al estar tan acostumbrada al estricto control de la natalidad de mi ex.

Debió ser en ese momento.

─No tienes nada de qué preocuparte. ─Me volvió a abrazar─. Solo de ti y de estar bien para él o ella. ─Soltó una risita─. Es un milagro, Marie, no importa las circunstancias en la que llegue. ¿No te lo imaginas? Probablemente con tus ojos y la sonrisa de... ─Dudó─. ¿Ryan?

─Ryan ─confirmé.

Dejó escapar un suspiro aliviado─. Bien. Soy de su equipo.

Reí─. ¿De su equipo?

─Sí. Soy equipo Mary ─dijo en voz alta lo que la noche anterior había estado en la camisas de todos─. Patrick me caía bien. ─Arrugó la nariz─. Pero era demasiado perfecto para esta familia, ¿no crees?

«Él era demasiado perfecto para mí», estuve de acuerdo.

─Quizás eso fue lo que no funcionó.

─¿Me puedes explicar por qué fui el único al que lo mordió un chupasangre? ─gruñó Loren cuando salió. Sus cejas se levantaron cuando nos vio abrazadas y lloriqueantes. De su boca sobresalía el palillo de una paleta─. ¿De qué me perdí? ¿Hay un nuevo acontecimiento del que soy nuevamente ajeno? ─Asentí─. Joder, Marie, era puto sarcasmo. Mejor no me digas nada. Prefiero vivir en la ignorancia. ─Le di cinco segundos─. De acuerdo, hermanita, dime qué sucede y a quién tengo que matar, pero te aviso que me estoy cansando del papel de sicario. O te estableces con alguien o mi puntería se irá a la mierda. Contigo ya no sé a quién dispararle: si al doc, al poli o a ti por no saber cómo cuidar tu corazón. O por andar rompiéndolos a diestra y siniestra sin consciencia al...

─Estoy embarazada ─lo corté.

Loren palideció.

─¿Qué?

─Estoy embarazada ─repetí en voz alta para los dos.

─¿Cómo es posible?

El bioanalista que salió con él, el mismo que me informó de mi estado, se aclaró la garganta─. A menos que se llame María...

─Es un milagro ─murmuró Loren observando mi vientre como si dentro de él creciera un extraterrestre─. ¡Alabado sea el señor! Estaba empezando a pensar que tendría que contratar un servicio de por vida con una compañía de comida para mascotas para ti y tus gatos. ¡No te quedarás sola! ─Me ayudó a ponerme de pie y luego me abrazó para murmurar en mi oído lo siguiente─: Soy feliz por ti y estoy seguro de que Rachel también lo será, pero ahora es cuando debes ponerte en tus zapatos y entenderla. ─Me alejó para mirarme a los ojos─. Y no me refiero a su aborto y al nuevo renacuajo. Hablo de la estúpida riña entre ustedes por el poli. ¿Ahora entiendes el deseo de ocultarle la verdad a alguien que amas para no herirlo?

Afirmé.

En estos momentos lo que más deseaba era escapar para no tener que enfrentarme a ella, a la tristeza en sus ojos y al que yo tuviera creciendo dentro de mí lo que perdió por causas ajenas a su control. Más que nunca entendía la posición en la que Ryan y yo la pusimos. Y estando en su lugar probablemente hubiera hecho lo mismo. Quería hacerlo con esto para no herirla. Pero después de arruinar nuestros avances al reclamarle por hacer lo mismo no podía actuar de la misma manera. Sería inmoral. Y estaba segura de que ella también lo entendería y no vería malicia tras mi noticia. Rachel era así de buena.

Me sentí orgullosa por llegar a esa deducción. Por creerme por primera vez capaz de perdonar y ser perdonada. Tras todo el shock que era enterarme de que había alguien, una persona que el día de mañana me llamaría «mamá», formándose dentro de mí opacado por la situación por la que ella pasaba, estaba esa chispa pensante que me hacía ver la claridad al final del túnel y que de cierta forma era mi esperanza para recuperarla.

─Lo haré lo mejor que pueda ─le prometí.

Loren besó mi mejilla─. Lo harás.

Luz llamó nuestra atención con una serie de hipidos─. Estas emociones... ─Acarició su vientre─. Lo siento. Es demasiado. Llevo días sin pintar y... ─Se quebró─. Necesito soltarlo.

Le sonreí─. Está bien.

Después de salir del banco de sangre bajo la promesa de enviar a otro para ocupar mi lugar, regresamos a la sala de espera dónde nos encontramos con que Rachel ya había despertado y ya cada uno de los presentes había tenido sus cinco minutos con ella antes de que se echara a dormir de nuevo. Nathan me tomó del codo a penas me vio.

─Sé que últimamente tu relación con ella no va bien, pero si te ve...

─Está bien. ─Tomé aire─. Entraré.

El castaño con ojeras y temblor en las manos parpadeó─. ¿Así de fácil?

─Sí ─contestó─. No soy tan mala. Tengo corazón.

─Gracias ─susurró, sonriendo de manera cansada y lamentable, antes de abrir la puerta para mí─. Solo faltan Loren, Luz y tú. Se supone que son cinco minutos, pero sé que tu presencia le hará bien y por eso intentaré darles más tiempo. Mataría por quedarme con ustedes, pero voy a conseguir un chocolate para ella. Siempre le sube los ánimos cuando está triste. ─Parpadeó en un patético intento de ocultar lo atormentado que estaba. Él también lo había perdido, pero tenía que ser fuerte para ella. Quise llorar de nuevo─. Espero que esta vez funcione.

Se alejó sin dar más explicaciones. Di mi primer paso dentro de la habitación con titubeo. Dentro me hallé de frente con la imagen más triste que tendría de ella. Su cabello negro contrastaba al lado del blanco de la funda sobre el que estaba esparcido. Llevaba una bata de hospital verde agua con puntos blancos. Una vía conectaba a dos bolsas de suero y antibióticos. Se veía pálida y enferma, pero lo que más me preocupaba era su expresión sombría. No lo soporté. Las lágrimas cayeron libremente sobre mis mejillas hasta caer en el suelo. Tomé su mano. La encontré fría y ausente. Esta no era ella.

Al lado de esto mi enfado con ella se veía tan infantil.

─Lo siento ─susurré.

Me devolvió el apretón─. Yo también.

─Te perdono, Rachel. ─Besé el interior de su muñeca. Ella desvió la mirada como si quisiera huir de la mía─. Pero no lo hago porque sienta lástima por ti o por lo que estás pasando. ─Coloqué el dedo bajo su barbilla. Así estaba obligada a mirarme─. Lo hago porque entiendo cómo te sentías. Porque estoy en tus zapatos. Lo menos que quiero es herirte con la noticia, pero tampoco quiero mentirte. No sé qué hacer. Si esta pelea entre nosotras no hubiera sucedido estoy segura de que habría actuado como tú. Te lo habría ocultado hasta que fuera evidente para no echarle sal a tus heridas. Te quiero. Soy incapaz de lastimarte a propósito, pero después de lo que pasó solo te lastimaré más si lo guardo para mí cuando fui la primera a la que se lo dijiste a penas supiste. ─Cerré los ojos─. Quiero que tú también seas la primera persona que lo sepa. ─Coloqué su mano sobre mi vientre─. Estoy embarazada.

La barbilla de Rachel tembló.

Creí que lo había arruinado, que en lugar de hacer lo correcto lo mandé todo por un precipicio, hasta que sus labios se curvaron en una sonrisa que terminó en una risa temblorosa que posteriormente pasó a ser un pequeño llanto de alegría y tristeza. Me uní a ella sin pudor.

─Estoy feliz por ti, Marie ─sollozó─. Pero estoy más feliz por recuperarte.

─Y yo a ti. ─La abracé─. Extraño tus gritos.

─Yo tus gruñidos. ─Me soltó─. Debo corregirte en una cosa para que luego no te molestes conmigo; no fuiste la primera. Recuerda que Luz estuvo allí. Ella sabía por John.

─Sobre eso... ─Solté una risita─. Puede que Luz también se haya enterado antes. Y Loren. ─Me calmé cuando la vi sonreír de manera sincera. Rachel saldría de esto. Estaba cien por ciento segura─. Lo siento.

─Tranquila. Estamos a mano.

─Así es.

─Entonces... ─Se relamió los labios─. ¿Lista para cambiar pañales?

Gruñí─. Ni me lo recuerdes.



NO ME MATEN D:

-se esconde bajo una piedra-

¿Qué tal el capítulo?

2/3 del #DOTriple: listo. Ahora solo quedan 4 capítulos más para que se acabe la novela.

No olviden pasar por DP, la nueva publicación que hice (no la vieja), para poder visualizar las actualizaciones que haré cuando termine el #DOTriple. Habrá #DPoble xd Y también unirse a mi grupo de lectoras en Facebook, "Leemos a Osc", y pasar por la historia de Lucifer: "El infierno empezó contigo" QUE GANÓ. NO LES HABÍA DICHO POR ACÁ, PERO GANAMOS. ESTO SE VA A DESCONTROLAAAAAAAR 7u7

En fin. Hasta mañana. Gracias por sus votos y comentarios. 

Dedicaré capítulo al primer comentario. Jijiji.

P.D: De verdad quiero ver dibujos de Ryan y Marie, Nathan y Rachel o quiénes sean de la nove. No importa si dibujan mal. No soy exigente ;-; Solo quiero saber cómo los imaginan. 

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