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Capítulo 44: Amenaza detectada.


Brístol, Inglaterra.

Presente.


Cuando Aviones terminó, me ofrecí a llevar a los tres a la casa de John y Luz cuando los vi preparando bolsos para pasar la tarde en su alberca. No me gustó tener que separarme de Marie tras saber que nunca había traicionado nuestro amor, pero era lo mejor para Mags y Willy que se distrajeran un rato antes de volver al hospital para visitar a su mamá. Por más que me jodiera, aceptaba el hecho de que ellos eran parte de la vida de Marie ahora y que cada decisión que ella tomara los involucraba. Tenía cosas de las que encargarme en la ciudad para remediar mis faltas en la sede principal en Cornwall. Mi labor con Loren no era solamente resguardar y asegurarme de que la mercancía estuviera a salvo, no, iba más allá. También involucraba ensuciarme las manos para dejarle el camino limpio, darle un panorama libre de trucos y trampas, para negociar siendo consciente de la naturaleza de sus compradores, socios o vendedores.

Tomé su mano antes de que se bajara del todo del auto─. ¿Cómo estamos?

─No entiendo a qué te refieres.

─¿Estamos juntos? ─pregunté con cuidado.

El hecho de que nos hubiéramos librado del pasado, no prometía nada en el presente. Seguía en medio de nosotros, como un elefante, el hecho de que metí la pata al no contarle lo de su hermana. Eso no era algo que Marie me pudiera perdonar de un día para otro. Si decía que sí, mentía. Y yo no quería su perdón así, dado de la nada, porque en dicho caso sería algo que estaría estorbándonos para siempre haciéndola dudar. Lastimándola. Tampoco quería incomodarla yendo demasiado rápido otra vez. Ese era un error que habíamos cometido dos veces. No me arriesgaría a una tercera. Debíamos superarlo por nuestro bien. Por un futuro con el pronombre «nosotros», no «yo» y «ella».

La cuestión era si juntos o separados.

La decisión estaba en ella y en cómo se sintiera más cómoda.

Sabía la respuesta antes de que mencionara las dos putas palabras, pero que lo confirmara en voz alta me ayudó a asumir que por amor, por amarla, tenía que esperar un poco más─. Necesito tiempo. ─Se inclinó hacia mí y depositó un beso en mi mejilla. Quise besarla, como realmente besarla hasta que nos quedáramos sin respiración, pero no lo hice para no agobiarla. Ya había tenido suficiente del Ryan egoísta de mierda─. Ellos necesitan estabilidad. ─Presionó sus labios entre sí antes de añadir─: Es lo mejor.

─Lo entiendo.

Alzó las cejas, incrédula─. ¿Lo haces?

─Te amo. ─Dolió decirlo en voz alta sin estar seguro de si recibiría una respuesta o no. Al ver cómo su rostro se descomponía, aclaré mi garganta─. Te amo y haré lo que sea por ti. Incluso esperarte un poco más. ─Me encogí de hombros─. Debo ganar tu confianza de nuevo, Marie, ¿crees que no lo sé? Lo único que he hecho últimamente es imponerte mi presencia. ─Le sonreí. Estaba fuera del auto mirándome con ojos risueños y pasivos, observadores, como si no quisiera volver a pasar ningún detalle de la vida por alto. Como que habían sido Cornelia y Sad follando como conejos y no yo engañándola, por ejemplo─. Haré que quieras estar conmigo por voluntad propia, pero comprendo que necesites tu espacio. Por más que me ames... ─Le di unos segundos para afirmarlo. No lo hizo. Suspiré─. Debes saber qué hay en el menú además de mí.

Una sonrisa traviesa, esa llena de malicia de la que me había enamorado y que hacía que el bulto en mi pantalón creciera de forma incómoda, se extendió lentamente por su hermoso rostro. La imité y absorbí cada centímetro de él. Nunca más lo pasaría por alto. Primero iban sus sentimientos y luego los míos. De eso se trataba. Ella, su bienestar, iba primero. Jamás fue su intención hacerme daño. La charla de hoy había confirmado lo que en el fondo de mí sabía: ella nunca me decepcionó. Yo, en cambio, lo hice una y otra vez al lastimarla solo para hacerla tan infeliz como yo. Necesitaba enseñarle que a mi lado había más que dolor, recordarle que sabíamos ser felices, o renunciar a ella. Solo debía mirarla con atención para darme cuenta de lo profundamente herida que estaba por mi culpa. Sus cicatrices debían sanar antes de que pudiera ser capaz de amar correctamente a cualquiera. Incluyéndome.

No era justo que siendo quién la lastimó la ayudara a sanar, no merecía ese privilegio, ¿pero quién es tan idiota como para desperdiciar la oportunidad de ser feliz? Yo no era un jodido Santo. Después de años sedientos, tomaría cualquier cosa que ella me diera de beber. Pero solo si ella quería dármelo de verdad. Ahora. Basándose en lo que sentía hoy, no el ayer que habíamos enterrado en el sofá de su casa.

─¿Me surgieres que salga con alguien más?

Mi pecho dolió.

Mis celos eran una trampa mortal, pero sonrisas como esas, una mezcla entre Lolita, Cruella de Vil y un ángel, me recordaban a la Marie inteligente, seductora y enérgica de la que me enamoré. Me daban esperanzas de que bajo el caparazón de inestabilidad e inseguridades que creó sobre su verdadera esencia, siguiera allí. Cuando la conocí tenía complejos, sí, pero ellos no la vencían. En cambio en la actualidad, por mi culpa, parecía que sí. Eso era a lo que me refería. La amaba y sabía que ella seguía aferrándose a mí de la misma forma hambrienta y desesperada que yo, pero necesitábamos desintoxicarnos de lo malo para dar bienvenida a lo bueno. Por eso no discutí con ella. Aunque juntos éramos fuertes, fuerza no era lo que necesitábamos. Luchando el uno con el otro habíamos demostrado que «débil» no era una palabra que nos caracterizara, pero «dañinos» sí.

Heríamos con nuestro amor a diestra y siniestra.

Debíamos mantener la distancia hasta controlarlo. Ese camino se volvía peligroso si lo recorríamos juntos. Cada quién debía aprender por su lado.

─Por supuesto que no. ─Apreté el volante, embelesado con sus labios, pero fingiendo estar molesto para que no creyera que no me importaba. Sabía que después de lo de hoy difícilmente veríamos a otras personas instantáneamente. O algún día, mejor dicho─. Me refiero a la vida, a las sensaciones, a los momentos. A quiénes te rodean. Por más que le duela a mi ego decírtelo, no soy solo yo en el mundo. ─Hice una mueca─. Tú eres mi mundo, ¿sabes? Yo soy el tuyo. No digo que esté mal, pero debemos saber vernos como el eje del otro y no como un todo absoluto.

─Y debo perdonarte ─añadió con tono triste─. Pero Ryan, sinceramente no sé si pueda hacerlo. Sabes cómo soy. Por más que lo intente, estará siempre allí.

«La inseguridad de saber si es o no es suficiente», entendí sin que tuviera que decirlo directamente porque después de todo lo que habíamos pasado me sentía igual─. Por eso te daré el espacio para decidir, preciosa. No soy ciego. Sé que no lo merezco, pero estaré feliz y dispuesto a asumir el reto si tú te sientes lista. ─Cerré los ojos con fuerza para controlar las emociones que me inundaban: ansiedad, impotencia y la incertidumbre que ocasiona saber que tu futuro depende de alguien más. Al abrirlos le sonreí de manera tranquilizadora a pesar de que estaba derrumbándome por dentro─. Si no sientes que lo estás, no lo fuerces. Si nunca lo estás, no me lo diga. Esperaré toda la vida por ti.

─Ryan... ─murmuró con sus hermosos ojos cafés llenos de lágrimas.

─Prefiero vivir con la esperanza de tenerte que vivir sabiendo que te perdí.

─¡Marie! ─la llamaron Mags y Willy cansados de esperar en la entrada.

Encendí el motor. Seguramente estaban odiándome por descomponer dos veces en el día a la mujer que consideraba su salvadora. Había algo en la forma en la que la miraban que me intimidaba, como si esperaran tanto de ella y estuvieran seguros de que cumpliría con sus expectativas y más. Yo también lo estaba. Marie era más capaz de cuidar de otros que de sí misma, lo que debía aprender antes de dejarme hacerlo, pero no borraba el hecho de que estuviera asustada como el infierno con esta responsabilidad. Volviéramos o no, la ayudaría tanto como ella me permitiera.

Por ahora sería desde lejos y en el anonimato.

─Ve con ellos, bruja ─susurré permitiéndome una sonrisa al ver a Willy acercándose con expresión impaciente. Otra cosa que me jodía era haber arruinado mi apodo para ella usándolo con otras─. Ya nos veremos por ahí.

─Adiós, Ryan ─murmuró antes de darse la vuelta y unirse al par.

Me marché de la residencia de John cuando este le abrió a ambos con Kevin en brazos. No pensé demasiado en el motivo por el cual ambos estaban vestidos de vaqueros. El mayor de los Blackwood hacía ese tipo de cosas porque sí. Era un jodido lunático. Lo bueno para Luz, la hermana del mejor amigo de su hermano y su esposa, era que había pasado por tanta adrenalina y juerga que ya no le atraía ninguna más salvo que la interminable en la que se había convertido su vida en par. Eran un matrimonio extraño.

Dulce y lleno de felicidad, sin embargo.

Todo lo contrario a lo que Marie y yo teníamos.

─Ryan, no esperaba saber de ti tan pronto. ¿Cómo estás? ─me saludó David cuando entré en la comisaría─. ¿Qué te trae aquí?

Decidí ir directo al grano─. ¿Sigues siendo amigo de Jason?

─Sí, sigo siéndolo. Justo ayer fuimos a beber cerveza dónde siempre. ─Sonreí. Dónde siempre era un bar exclusivo para policías y su admiradoras─. Hablamos un poco de ti. Le mencioné que salías con la chica de los vinos. Por cierto, ¿cómo va? ─Desvié la mirada─. Oh, mierda, ¿están mal?

─Nos estamos tomando un tiempo.

Hizo una mueca─. Eso fue lo que nos dijimos mi ex mujer y yo la semana antes del divorcio. ─Sus palabras no ayudaron. Al darse cuenta, agregó con un movimiento de cejas─. Pero estoy seguro de que eso no pasará con ustedes. Los vi muy cariñosos ese día.

─Las cosas han cambiado mucho desde entonces.

─Lo siento, compañero.

─Descuida. ─Me apoyé el escritorio de la recepción. Saludé a Chloe, la mujer tras el escritorio, antes de bajar la voz─. Necesito tu ayuda y la de Jason, David. Tengo un caso infantil que seguir. ─Al ver la duda brillar en sus ojos, opté por compartir un poco más de información como víctima que como posible cazador─. Mi novia adoptó dos niños. Su madre intentó suicidarse porque estaba colapsada en deudas. Está en el hospital. A parte de ella, no tenían más familia. El padre de Marie movió unos hilos para que se los dieran el mismo día que presentó la solicitud, pero eso causó que un agente esté día y noche tras ella. ─Lo callé con un ademán antes de que pudiera interrumpirme. Esa no era la razón principal por la que estaba aquí─. Ambos sabemos que no es un error porque el patrimonio de su familia está más que declarado, pero... no es ese el motivo principal por el que estoy aquí. ─Masajeé mi sien con la pata de mis gafas de sol─. Hay alguien más persiguiéndolos, David. No solo se trata del chico de Jason. Seguramente es un cobrador que no sabe que está en el hospital y que quiere dañar a los niños como venganza. Conocemos este tipo de gente. No es nada raro.

─¿Quieres saber a quién le debe? ─preguntó con sigilo, pero más confiado al creer que estaba haciendo una denuncia y no pidiendo un favor.

─No. Vine a informarte sobre la situación porque es lo correcto, pero del cobrador me encargo yo. Es mío ─le dejé claro─. Tengo los medios para hacer lo que quiera y mucho más alcance del que ustedes tienen sin una orden. Lo que sí te voy a pedir es que no retires a tu hombre y que le digas a David que investigue mejor a Marie. No es una mala mujer y dudo que llegue a ser un mal ejemplo durante el tiempo que permanezcan con ella. ─Empecé a retirarme, de lo contrario me invitaría a beber una cerveza y no tenía tiempo para ello. Debía empezar a recolectar información y volver al trabajo─. No quiero que él se despegue de ellos, ¿entiendes? Quiero que siga siguiéndolos y que redoblen o tripliquen la seguridad sobre los tres si es posible. Usaría a mis hombres, pero...

David entendió─. No quieres asustarla.

Afirmé. Esto sería demasiado para ella.

─No quiero asustar a ninguno de los tres. Han pasado por mucho últimamente y lo mejor es que permanezcan ajenos a la mierda en la que se involucró esa mujer antes de decidir escapar por la puerta fácil. Así de mal debe oler. ─Mi cuerpo entero se estremeció al pensar en Marie, Mags o Willy saliendo heridos por los pecados de de otros─. Y nos conviene que estén indiferentes. Puede que el maldito se descuide y lo tuyos lo cojan antes de que si quiera yo pueda tener idea de quién es, caso en el que te suplico que solo me digas quién es y lo dejes ir. Aunque entenderé si tienes algún impedimento y debas reportarlo. Ya con que mantengas un ojo sobre ella estoy aliviado.

─Les pediré explícitamente que encuentren cualquier excusa para pedir la identificación de cualquier sospechoso que se acerque a ellos y te enviaré una lista. ─Le devolví la sonrisa. Eso era un sí a todo y una de las muestras de hermandad que tanto extrañaba─. ¿Tienes algún dato más para mí?

─Vestía de negro cuando lo vi persiguiéndonos a pie. Conduce un Camaro.

─¿Qué modelo?

Reí.

─Lo siento. No llegué hasta ahí. He estado fuera de juego por mucho tiempo.

Le dio una palmada a mi espalda mientras salíamos del edificio─. No tienes un uniforme. Eso lo lamento, pero bienvenido de regreso. Es bueno contar con viejos jugadores estrellas. ─Se carcajeó acompañándome hasta el estacionamiento─. Lo gracioso es que tú eres el que está oxidado y yo el activo a pesar de que estoy a punto de jubilarme. ─Apoyó su cuerpo en mi auto mientras me abrochaba el cinturón con la ventana abierta─. Sé que estás preocupado, muchacho, pero no me mientas. Si te interesa a tal extremo de involucrarte con la mierda con mal olor de la que hablas solo para hacerla feliz, es porque en efecto la amas y son algo. ─Suspiró─. No es más complicado que eso, Ryan. Se aman. De lo contrario no estarías aquí. Eres inteligente, pero un cabrón y sé que si no te amara de la misma manera no pondrías en riesgo todas tus fichas por una apuesta no segura. No entiendo por qué no están juntos. ─Su semblante se volvió serio─. Y por mucho que me duela, ya no eres uno de los nuestros. Poco puedo hacer, aparte de lo que te prometí, si te metes en verdaderos problemas. No tienes un chaleco antibalas, ¿o sí? ─Negué─. ¿Lo ves? Tu vida está en juego. Nunca sabes con quién te involucras hasta que tocas su parte sensible y ves su reacción, lo dispuesto que está a hacer lo que sea para mantenerlo. ─Guardó distancia para dejarme avanzar─. Tu parte sensible es ella, pero la de ese sujeto es su supervivencia.

─¿Crees que no lo sé? ─detuve su sermón.

─No me interesa si lo sabes o no, maldito malcriado. Ten cuidado.

Sonreí para mis adentros. David fue como el padre que nunca tuve.

─Lo tendré ─prometí porque nada estaba a discusión.

La protegería y punto. No había punto de retorno porque eso no existía. Era cuidarla sobre todo. David no lo entendía. Nadie podría entenderlo. Con Marie era el mayor egoísta. Estaba aprendiendo a no serlo, esa sería mi manera de amarla a partir de ahora. Cuidarla sin esperar nada más que su felicidad y bienestar a cambio en lugar de herirla con mi estupidez.

─Disculpe, ¿aquí viven los Shepard? ─le pregunté a la primera persona que vi saliendo de una de las casas del vecindario en el que Hugo me dijo que vivía Mags─. Soy un ayudante social. Vengo por algunas pertenencias de los niños ─le enseñé una vieja credencial que no leyó─. Ya sabe, su madre tuvo una...

En vez de mostrar compasión, hizo una mueca─. Sí. Todos oímos los gritos.

─Entonces... ─insistí.

─Es allá. ─Señaló una casa con fachada desarreglada─. Es un asco. No quiero sonar cruel, pero lo mejor para esos niños fue que esa mujer decidiera ponerle fin a la agonía de los tres. Confío más en el estado que en ella para cuidar de esos niños. Por eso nadie hizo nada hasta que llegó la ambulancia. Mi hijo quería llevarla él mismo. Se lo impedí. Esos tres eran sinónimo de problemas.

A pesar de que sabía de primera mano que se hallaban bien, no pude evitar molestarme con su forma de pensar. Solo bastaba verlos para saber que independientemente de la vivienda donde fueron criados, Mags y Willy eran dos chicos correctamente educados, amables y bien cuidados. El único error de su madre, en lo que a mí concernía, hasta los momentos había sido pedirle ayuda a las personas equivocadas. Sin contestar, le di las gracias con un asentimiento y me dirigí a la residencia.

Supe que alguien había estado en el mismo lugar muy recientemente por las ventanillas rotas de la puerta de la entrada, la falta de polvo en los trozos de vidrio en el suelo y la facilidad con la que la puerta cedió. Dentro encontré un autentico desastre que no sabría decir si fue ocasionado por el cobrador o por Mags y su hermano al hallar a su madre. Registré el despacho, un salón de juegos y la alcoba principal en busca de recibos o cualquier tipo de comprobante de transacción o depósito que me diría a quién era que le debía la vida de sus hijos. No hallé nada, pero él sí me halló a mí.

Estaba revisando los cajones de una mesa para máquinas de coser en la sala cuando un auto fuera llamó mi atención. Él se estacionó junto al mío al otro lado de la calle. Para que no me viera dentro, me hice a un lado y reposé el dedo sobre el seguro de una UPS.45. En realidad no creía tener que utilizarla, pero no sabría con quién estaba tratando hasta que cruzara la puerta. Si era capaz de ir tras unos niños, podía ser desde un psicópata hasta un desesperado por ascender en cualquiera de la jerarquía en la que estuviera.

Me esperé a cualquier tipo de persona, menos a Loren Van Allen.

─Joder. Joder. Joder. ─Alargó la «e» de su último «joder» mientras brincaba y retrocedía con las manos alzadas. Observaba la semiautomática con terror─. Maldita sea, Ryan, ¿volviste a la policía y no me dijiste? Me prometiste avisar con tiempo para buscar un reemplazo si aceptabas, pero... Por favor, ¿dejas de apuntarme? Te daré una buena carta de recomendación si lo haces.

Soltando una maldición, lo hice. Su rostro adquirió un poco de color instantáneamente. Captando por fin la situación, solté una carcajada mientras revisaba el seguro y la metía de nuevo en la parte trasera de mi pantalón. Eso le sucedía por perseguirme como enfermo.

─Eso te sucede por meter tus narices dónde no te llaman.

─Estás loco, hombre ─murmuró acariciándose el pecho justo encima de dónde debería estar su corazón─. Eres una puta. Casi me causas un infarto. No lo vuelvas a hacer. ¿No se supone que un novato no pude portar armas?

─No soy un novato. Sigo teniendo licencia. ─Ignorándole por el bien de su hermana, seguí buscando─. También sigo trabajando para ti, solo que conseguí algo extra.

Lo miré reincorporarse a medida que leía un pequeño recibo de compra con un monto demasiado alto como para ser justificado con los objetos mencionados: un juego de ollas, tenedores y valija de porcelana. Definitivamente estaba pasando algo. No importaba ya que Loren fuera el dueño del Camaro. No era tan delgado y encorvado como para ser también quién nos perseguía además del agente. La puerta rota, el recuerdo de las llaves de Mags con el llavero de Hello Kitty y el desorden que cada se hacía demasiado exagerado para ser causado por un arrebato de pánico, me decían que en efecto mis sospechas eran ciertas y para nada se trataba de paranoia.

Había alguien yendo tras ellos.

─¿Ese algo extra es mi hermana?

─Sí ─admití sin miedo o motivos para negar lo contrario.

Ya no lo ocultaría más. No tenía sentido.

─Bien. ─Se relajó─. Me asusté cuando me preguntaste tanto sobre ella. Vine a Brístol en un vuelo cuando me levanté. ─Frunció el ceño─. Recuérdame incluir clausulas sobre emborrachar a tu jefe en los próximos contratos ─dijo sin tampoco ocultar su enojo─. Maldito seas, Ryan, pensé que podía confiar en ti. Ya me pasó con Nathan abusando de Rachel una vez. Lo ves todo manso y buen padre ahora, pero no lo habría aprobado instantáneamente como el esposo de mi hermanita. Era un idiota comprometido. No quiero que pase lo mismo con Marie. Si puedo impedir que la lastimes, lo haré, pero si vas en...

─Llegas tarde otra vez.

Sus hombros cayeron mientras maldecía repetidas veces─. ¿Por eso lloraba?

─Porque soy un idiota, sí. ─De nuevo sentí esa odiosa punzada que me causaba una porción del daño que le había causado. Así sería hasta que consiguiera enmendarlo─. Pero no es tu culpa juntarnos. Puedes sentirte libre de ese peso.

─Fue Rachel, ¿no? ¿La amas?

Negué─. Fue el destino, la vida, las casualidades... como quieras llamarlo. Sí.

Loren apoyó la frente en la pared, cerró los ojos e hizo la pregunta.

─¿Antes o después de conocer a Rach?

─Antes.

Abrió un juego de párpados para mirarme con lástima─. No envidio la posición en la que estás. Me caías mal cuando la perseguías como un perro faldero con Blackwood, me caíste mejor después de que me enteré lo mucho que la ayudaste con Madison, me caes mejor ahora que te conozco, pero me estás empezando a caer como la mierda por meterte con mis dos hermanas.

Puse los ojos en blanco.

─A ti te cae mal cualquiera que las salude.

Sonrió─. Cierto.

─¿Esta es la parte donde «sacas la mierda fuera de mí»? ─cité el guión que relataba al contar una y otra vez en estado de embriaguez cómo es que hizo pagar a Nathan por embarazar a Rachel.

Hizo algo mitad sonrisa, mitad mueca con su boca─. Eso es lo que me tiene mal. No me atrevo a golpearte mientras lleves contigo una munición. ─Finalmente se enderezó al aceptar que no tenía oportunidad─. En fin. Le diré a Marie que intenté ser un buen hermano mayor. Al menos descubrí que no era por el doctorcito por quién lloraba hasta quedarse dormida... ─Apretó los puños y con eso me di cuenta de que estaba haciendo un gran esfuerzo por no aplicar la de Blackwood conmigo─. Y eso cuenta, ¿no?

─Claro que sí ─murmuré sin entender el gran número de facturas que hallé en el joyero reposando en la biblioteca con el mismo formato de precios demasiado altos para la mercancía que se obtenía a cambio.

«Algo más» se estaba empezando a tornar pequeño.

La mierda en la que creía que la mamá de Mags estaba involucrada no era más que un pequeño balde de estiércol al lado de la alcantarilla a la que cada vez me acercaba más.

─Oye... ─lo oí susurrar─. Esos niños con los que estabas, ¿quiénes eran?

─Los hijos temporales de tu hermana.

Loren alzó las cejas─. ¿Son tuyos?

─No. Marie los adoptó.

De nuevo pareció shockeado

─Espera, ¿estamos hablando de la misma Marie? Porque la que yo conozco...

─Odia a los niños, sí, pero eso no le impidió adoptar a un par que le cayó bien. Ellos la necesitaban. ─Le sonreí con ironía─. Al igual que a ti, no le cae bien cualquier persona y decidió sacrificarse manteniéndolos a su lado en vez de perderlos.

Juntó las cejas─. ¿Por qué los habría perdido?

─Porque su mamá intentó suicidarse. No tenían a nadie más. Esta es su casa.

Un escalofrío recorrió su cuerpo normalmente indiferente.

─¿Iban a terminar en un orfanato? ¿Por qué intentó suicidarse?

─Iban. Tu padre y ella lo impidieron. Deudas.

─¿Él también lo sabía? ─Se haló el pelo evidentemente molesto─. ¿Por qué nadie en esta puta familia me dice las cosas? Siempre tengo que averiguarlas por mí mismo. Crearé un jodido grupo de WhatsApp. 

A pesar de que me agradaba, empecé a sentirme irritado. Esto era algo serio. En lugar de seguirle la corriente como usualmente haría hasta que termináramos saliendo por una copa tras la jornada, lo puse al tanto de la situación actual: Marie y los niños siendo perseguidos por un prestamista sin escrúpulos, las medidas que tomé y las pistas que tenía. Al procesar el nivel de peligro que amenazaba a su hermana, Loren pasó a ser más un aliado que un molesto grano en el culo. Era un buen jefe. Sabía manejar el negocio de la familia y daba las órdenes apropiadas como cualquier cachorro adiestrado que nació para reemplazar al líder de una manada, no para hacer el trabajo sucio, pero no fui consciente de su lado oscuro hasta que fue él quién pudo darme información con respecto a las facturas sin sentido.

─Sé que esto sonará como que el mundo es un jodido pañuelo, pero sé con quién tratamos y... ─Tomó aire profundamente─. Me necesitarás si quieres salir bien parado.

─De ninguna manera.

─De ninguna manera te dejaré solo en todo esto, querrás decir. ─No me quedó más remedio que seguirlo fuera─. Aún tenemos tiempo para prepararnos.

─¿Prepararnos para qué? ─insistí.

Su misterio me estaba dando ganas de apuntarlo de nuevo.

─Me necesitas ─repitió entrando en su auto─. Sé conducir mejor que tú. 


HOLAAAAAAAAAAAA 

Les traigo el 2/3 del #TripleDO. Espero que les haya gustado. No digo mucho aquí abajo porque tengo que responder sus hermosos comentarios y preparar mi mochila para mañana porque...

MAÑANA EMPIEZO LA UNIVERSIDAD 

Para los que no lo sepan, estudiaré medicina y he estado esperando el inicio de clases desde el año pasado (medicina es por año y los/as que vivan en Venezuela entenderán lo de los paros xd) pero hoy no quiero que pase. NO QUIERO IR. Estoy nerviosa y a la vez ansiosa y... lasñaljsalksj. VOY A EXPLOTAR. DENME CONSEJOS :C 

Las/os chicos que ganaron capitulo en el grupo, ya se los dedico. He pasado el día preocupada y ansiosa, escribiendo, y aaaaaay. Voy ahora mismo. Y otra cosa: no quise menospreciar a nadie al no mencionar sus nombres ayer. A todas las quiero y aprecio por igual por el esfuerzo que realizaron, así como también lo valoro. Lo que sucede es que con unas hablé más que con otras y de verdad fue una experiencia lectora-escritora al 100%. Más que los RT, fue eso. Esa conexión que espero experimentar con cada una de ustedes en un futuro.

Al final sí hablé mucho xd 

♡ En fin. Gracias por sus votos y comentarios. Hasta mañana ♡

P.D.: Recuerden unirse al grupo de lectoras "Leemos a Osc" en Facebook. Cada vez la pasamos mejor. Si estás en el grupo, comenta aquí para dar fe de ello y animar a las otras a unirse. 

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