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Capítulo 43: La soga.

Brístol, Inglaterra.

Presente.

Tomé asiento junto a él en el sofá de la sala. Willy había insistido en preparar un desfile con Mags para enseñarnos cómo les quedaba la ropa que compré para ellos. Aunque eventualmente terminaríamos allí, ninguno de los dos había estado preparado para volver al lugar dónde encontraron al borde entre la vida y la muerte. Cuándo les pregunté si tenían la llave para pasar e ir por sus cosas, los dos se habían mirado con ansiedad antes de asentir. Esa mirada me hizo entender que no estaban listos para regresar y me llevó a cometer mi primer error como su tutora: dejarlos solos. Aunque lo hubiera hecho tomando en cuenta el cansancio que hacía que sus párpados se cerraran solos y el hecho de que necesitaban sus propias cosas, estuvo mal.

El «nunca los pierdas de vista» de Rachel y mamá ya no sonaba exagerado, sino más bien del todo realista. De perderlos de vista terminaban yéndose de casa con un desconocido o desviándose por el mal camino, al parecer. Asumía mi parte de la culpa con humildad, pero por su bien tendríamos una charla después de que el secuestrador de niños se fuera.

Dieciséis y seis años y desconocían el peligro de hablar con extraños.

El secuestrador de niños fue quién rompió el hielo─. Marie...

─Te dejé entrar porque no quiero que el agente piense que los dejo salir con cualquiera, no porque quiera escuchar cualquier basura que tengas por decir. ─Tragué el nudo en mi garganta. Estaba hermoso en vaqueros y camisa de polo. Detestaba a mi cerebro por unirlo a adjetivos como «sexy» y «ardiente» aún con lo que había hecho─. Desconozco la razón por la que estás aquí, pero ya no necesito hablar contigo. ─Relamí mis labios en un intento desesperado por impedir el quiebre de mi voz. Afortunadamente funcionó─. Ya no quiero.

─Joder. ─Se pasó las manos por la cabeza con fingida desesperación─. Lo siento, Marie, ¿sí? Yo nunca quise que te enteraras así. Yo planeaba...

─No decírmelo nunca.

Apretó la mandíbula─. No te mentiré. Si la decisión hubiera estado en mí... nunca te habrías enterado ─respondió haciendo trizas lo que quedaba de mi corazón. Si ella no era importante para él, ¿por qué no decírmelo?─. Pero ese es el detalle, Marie, no era por mí. La decisión no era mía. Era por lo que sentía por ti. Por eso debía contártelo cuando hubiera encontrado la forma de hacerlo sin lastimarte.

─La única forma de hacerlo sin lastimarme era solo hacerlo. No mentirme.

─No mentí.

─¿No? ─Alcé las cejas─. No importa lo que piensen tú y Rachel o si lo hiciste porque ella se parecía a mí. ─Lo cual encontraba morboso─. No decirme que tuviste un fetiche con mi hermana es omisión de la verdad, Ryan. No lo puedo perdonar. Lo siento, pero no puedo si quiera soportar estar sentada junto a ti. ─Ya había estado el tiempo suficiente en mi casa como para no levantar sospechas de que era un don nadie secuestrando a dos niños solos y desprotegidos. Era hora de enviarlo fuera─. Por favor, vete. Creo que ya hiciste suficiente aquí y en todo lo que se refiere a mí. Si viniste a saber qué pasará con la competencia, hablaré con Cornelia y le diré que ponga a otro par en nuestro lugar. Hay buenos bailarines en Collingwood. Ellos aceptarán el reto y...

─No, Marie, no he hecho suficiente ─gruñó.

Enterré las uñas en el sofá. Al darme cuenta de lo que hacía opté por cruzar los brazos para no dañarlo o terminar cometiendo asesinato─. ¿No te conformas con haberte burlado de mí todo este tiempo? Porque eso es lo que hiciste. Antes y después de Suecia te burlaste de mí. Me hiciste creer que me amabas, pero no es así. Tú no me amas ─hice énfasis en casa sílaba─. Si me amaras, no me habrías mentido y definitivamente no habrías llevado a esa chica a la casa de mi familia. ─Mis labios se torcieron en una mueca llena de reproches─. A tu princesa.

─Marie...

─Cállate y vete, ¿sí? No quiero tener que llamar a la policía ─solté con ironía─. Ah, no. Cierto que no puedo. Eres uno de ellos. ─Me forcé a respirar con calma─. Y si lo hago me pondrán en duda como guardiana de Mags y Willy.

─Marie...

─Por favor, Ryan, vete ya. No vuelvas.

─Marie.

Su insistencia me hizo recordar otra razón por la que podría estar aquí─. No le diré nada a mi hermano, si eso es lo que te preocupa, para él solo estoy triste por Pat. ─Mi expresión se volvió amargada de nuevo─. No sé cómo pude haber sido tan estúpida al dejarlo ir por ti. Siempre me arrepentiré de no haberme dado a mí misma la oportunidad de amarlo... ─murmuré empezando a sentir los ojos irritados─. Por amarte a ti.

─Marie ─susurró indiferente a mis palabras.

No lo lastimaban, lo cual era otra señal de que me mintió. No le importaban.

Ryan nunca me amó.

─¿Qué?

─Creo que no recuerdas que la omisión, como dijiste, es un tipo muy común de mentira ─murmuró con la misma rabia producto de la indignación que yo sentí al verlo con Mags y Willy en la calle. ¿Cómo se había atrevido a venir y alterar mi mundo después de todo lo que hizo?─. Hiciste lo mismo que yo cuando me ocultaste que estabas comprometida con otro maldito idiota que cayó bajo tu embrujo de mujer misteriosa y triste. Es hipócrita que te molestes conmigo por hacer lo mismo. No me lo contaste porque no querías lastimarme. ─Hizo una pausa en la que su mirada oscura se volvió atormentada─. A menos que me equivoque y haya sido porque no querías que lo nuestro, tu aventura antes del matrimonio, se arruinara. ¿Querías impedir que sintiera culpa por el cabrón cada vez que te follaba hasta dejarte saciada? ─Su voz adquirió un tono tan penetrantemente sexual como déspota─. Solías acurrucarte contra mí como una gatita satisfecha, ¿recuerdas eso o tu memoria solo sirve para sacarme en cara mis errores? ¿Eso era lo que no querías arruinar? Sé que lo jodí, Marie, pero yo te perdoné porque estaba desesperado de amor por ti. Habría hecho todo por ti. ─Convirtió sus manos en puños─. Pero tú no eres capaz de hacer lo mismo. De entender que si... si tu hermana me gustó fue porque vi en ella la oportunidad de ser feliz. Porque te vi a ti en ella. En su terquedad, en su determinación, en sus gestos... todo me recordaba a ti, la única mujer con la que pude, puedo y podré ser feliz.

─No me interesa ─murmuré con miedo de caer en el encanto de sus palabras, porque en parte tenía razón, y asqueada por su forma de describirla.

Rachel era fuerte y buena.

Yo no. Lo que decía que vio en ella fue lo que malentendió en mí.

─Pero no funcionó porque no eras tú. Siempre fuiste tú ─añadió al notar que no me convencía del todo.

«Maldito».

─Nunca fui yo ─corregí─. Siempre fuiste tú engañándome como lo haces ahora. Solo quieres manipularme. Usarme como tu juguete para luego cambiarme por otro más nuevo y bonito. ─El recuerdo de él engañándome en Estocolmo y el sonido de sus risas con Evan casi me hace sollozar─. Mejor.

Su semblante se tornó irónico─. Creo que te describes a ti misma. No a mí. ─Apoyó las manos en las rodillas─. Pero no te preocupes, Marie. Eso llega hasta aquí. Por fin nos diremos lo que nunca nos hemos dicho y arreglaremos las perspectivas que tenemos del otro. Este tormento de mierda acaba hoy.

─¿Qué? ─le pregunté porque ya había sido suficiente y deseaba que se fuera lo más pronto posible. Más charla solo me haría más daño─. ¿Qué dices?

En lugar de responder, se levantó y se dirigió al pasillo como si supiera hacia dónde ir cuando nunca había estado en mi casa. Pensé que se debía a que Mags lo había dejado entrar hasta que lo vi tomar del suelo unos aproximados seis metros de cuerda que enrolló en su mano. Arrugué la frente y descrucé mis brazos. ¿Para qué la necesitaba? ¿Cómo es que había llegado ahí? Era imposible que Mags no la hubiese visto, ¿y lo dejó entrar? Con esa longitud podía hacer un puente entre dos abismos diferentes o colgarla de su hombro como Indiana Jones. Esto no era el mundo salvaje y él no era del tipo que se iba de excursión, así que no debía ser por ninguna de las dos razones.

Entonces, ¿para qué era?

─Ryan... ─murmuré cuando se acercó demasiado a mí. Su mirada era peligrosa─. ¿Qué haces? Si das un paso más te juro que voy a gritar. No me importa si esto se convierte en un escándalo.

Sonrió de forma escalofriantemente sensual─. No, no lo harás. Por mucho que me cueste creerlo, tu corazón de bruja se derritió con esos niños. No harías nada que pudiera quitártelos. ─Invadiendo mi espacio personal, se inclinó sobre mí con mirada de caníbal hambriento─. Si gritaras y ellos terminaran llamando a la policía, lo que dudo que suceda porque Mags me conoce y no son tan rápidos como yo, vendrían y especularían sobre ti por crearles un ambiente inestable.

Con total y sínico descaro, arrastró la palma de su mano libre de cuerda desde el hueso de mi cintura hasta mi muñeca derecha. Esa fue su forma de recordarme el poder que tenía sobre mí. Me estremecí. El contacto no fue piel con piel, no me había desprendido de mi sudadera, pero se sintió como si lo fuera. Posteriormente la puso sobre mi cabeza, sobre el respaldo del sofá, con un único movimiento. Lo mismo sucedió con la izquierda. Se presionó contra mí, pecho con pecho, después. No lo hizo por completo para dejarme respirar. Me removí debajo de él, pero me detuve cuando su risa me hizo entender que no podría librarme. Era más grande. Más fuerte. Si de brutalidad y físico se trataba, yo no tenía de otra que subyugarme ante él.

No me quedó más remedio que suplicar─. Ryan, basta, por favor.

─No.

─Sí, quítate. Sea lo que sea que estás haciendo, aunque... ─«Aunque me guste, aunque mi cuerpo siga reaccionando a ti», me reservé─. No está bien porque no es consentido.

Aunque mi corazón latiese solo por él, no lo admitiría más.

No le permitía sentir a mi cuerpo lo que sentía por él. Pero lo hacía.

─No sé cómo mierda tratar con tus inseguridades y el infierno en el que se ha convertido esto, pero tiempo no me faltará para averiguarlo. ─Un sonido metálico y el frío acariciando la piel de mis muñecas me hizo entender que los siete metros de cuerda eran solo una distracción. Su sonrisa ensanchó al percibir mi atención sobre ella─. Pensé usarla, pero luego encontré estas en el auto. ─Tiró de la cadena que las unía hasta hacer que tuviera que abrazarme a su cuello. La idea de resistirme pasó por mi mente, pero también las marcas que eso me dejaría─... y me parecieron menos dramáticas. Pero la traje por si la situación se ponía interesante.

─Ya no puede ponerse más interesante ─le recordé odiándome por usar a Mags y a Willy como excusa para impedir un mal comportamiento que deseaba con todo mi ser.

Aunque no me amara, yo sí lo amaba. Las latentes y emotivas reacciones de mi cuerpo eran prueba de ello. No podía parar de desear a Ryan Parker entre mis piernas de un día para otro. Su polla, lo que hacía con ella y con el resto de sus extremidades con el único objetivo de proporcionarme placer para después obtenerlo a cambio, no se olvidaba así de fácil. Mucho menos la exquisita sensación de estarte uniendo con quién más quieres hacerlo, que en mi caso seguía siendo él por mucho que me pesara. Sin importar lo de Rachel, lo de Evan, las mentiras, la humedad en mis bragas, mi pulso acelerado y la rojez de mis mejillas al percibir su calor, su cercanía, su aroma a cítrico, la sensación de su barba de tres días al raspar mi cuello... daban fe de ello. Yo seguía queriéndolo como no quise a ningún otro. No interesaba que yo no fuera la única que él pudiera ver de esa manera, como su princesa, yo sí lo veía a él como el único.

Eso no se iba así como así.

Echó un rápido vistazo hacia el pasillo que daba con mi recamara, el mismo lugar que yo observaba para que supiera de qué hablaba─. ¿Por ellos? No te preocupes, preciosa. Ya me encargué. ─Pegó su frente a la mía─. Estamos en paz para hablar.

El pánico me invadió.

─¿Qué les hiciste?

─Les dejé viendo una película en Netflix. ─Soltó una carcajada que retumbó contra mi oído─. Ahora, sí, Marie, vamos a sacar todo lo que tengamos dentro. ─De alguna forma se acostó en el mueble conmigo encima aún rodeando su cuello. Gemí cuando posó las manos en mi trasero─. Lo siento. Adoro tu culo dentro de pantalones ajustados. ─Apretó mis nalgas fuertemente─. Me tenté desde que te vi allá abajo.

Mordí su cuello. Apretó más fuerte.

Me dejaría marcas.

─Los niños.

─Netflix los cuida. ─Movió las manos hasta meterlas dentro de mi sudadera. Involuntariamente presioné la pelvis contra la suya cuando sus manos acariciaron mi espalda baja─. ¿Empezamos?

─Sí ─susurré sin otra opción que aceptar.

Había llegado el momento de las mentiras y las verdades. Solo tenía que soportarlo y él se iría, o esperar hasta que Mags se dignara a salir y rogar para que luego entendiera mis señales de auxilio y no malinterpretara la situación.

─Bien ─dijo sonando satisfecho─. Desde el comienzo... ¿por qué me dejaste?

Cerré los ojos.

¿Ya no lo sabía?

─Estaba asustada, Ryan. Sentía cosas fuertes por ti, pero tenía miedo de que pensaras lo peor de mí y que me odiaras por mentirte. Que la visión que habías construido de mí se transformara a la de una zorra sin corazón. ─Tomé aire antes de seguir─. Un vuelo de Estocolmo a Londres dura solo dos horas y media, incluso le dije a Harry que me esperara en el aeropuerto para regresar inmediatamente, pero hubo una tormenta, el vuelo se suspendió, los demás estaban llenos y no me quedó más remedio que volver al día siguiente. El día de la competencia. ─De nuevo sentí ganas de llorar y derrumbarme, pero esta vez no lo permití. El panorama era raro y no del todo de mi comprensión, pero estábamos dándonos un cierre─. Llegué al teatro, pero no te encontré fuera y entré a buscarte. ─Esperé que él fuera el que continuara para abstenerme de relatar en voz alta el que fue el momento más doloroso de mi vida, pero no lo hizo─. Te encontré con otra. No sé quién era, pero usaba mi uniforme. En nuestro camerino... ¿cómo pudiste?

Ryan, con los ojos abiertos de par en par, me observaba anonadado─. Marie...

«Estúpido». Él ni siquiera sabía que lo había visto.

Tan distraído había estado.

─¿Ves? Nunca me amaste. Siempre fui yo amándote y renunciando una y otra vez a hacer mi vida con alguien más debido a ti. Harry, Patrick, todos mis exs... Con ninguno funcionó por tu culpa. Mientras tú enamorabas a mi hermana porque se parecía a mí, yo los dejaba a todos ellos porque no eras tú.

─Mierda. ─De repente la ira lo había abandonado y solo una profunda tristeza adornaba sus preciosas facciones de soldado─. Maldición, joder...

No me aparté cuando unió sus labios con los míos. Lo tomé como un beso de despedida. Él no estaba negando lo que vi. Yo tenía más dignidad que esto, así que después de que se fuera no lo volvería a ver con los mismos ojos. Centraría mi vida en ayudar a Mags y Willy. Los ayudaría y esperaría a que mis heridas sanasen, lo que podría durar un tiempo bastante prolongado, hasta que pudiera amar a alguien más. Sus labios supieron como siempre, a hierba buena y ambrosía, pero esta vez me concentré más en el sabor y menos en la sensación. Quería recordarlo como algo que me gustó, no como algo que amé hacer. Dolería menos. Tal vez hasta dejaría de hacerlo.

Ryan me separó bruscamente cuando intenté unir mi lengua con la suya. Hasta entonces solo había sentido melancolía y nostalgia, lo que sientes cuando estás dejando libre un globo de helio, pero de profundizar volveríamos a lo mismo. Lo agradecí. Ese era el único acto de piedad que había tenido conmigo hasta ahora, del resto había sido un sinfín de sensaciones agridulces.

A su lado no había amor sin dolor.

─Para, Marie, por favor. ─Esta vez fue él el que rogó. No contesté porque se dio la vuelta. Ahora yo estaba debajo y a su merced. Confiaba en que no iba a hacer nada demasiado subido de tono, pero era incómodo hablar con él mientras su amigo intentaba atravesarme el estómago─. No me beses así. Vine a arreglarlo. Esto no es una despedida de mierda. Esto no es una puta historia de amor cualquiera en la que rompes y sigues adelante. ¡No puede serlo! Ya lo hemos intentado, preciosa, pero no sirve porque eres mía. Me perteneces. Lo decidí así desde que te vi aquel día en el Amber Lager, desde que te vi bailar por primera vez... desde que te vi supe que debía tenerte porque sí. ─Cerró los ojos mientras hacía un gesto de puro dolor─. Y también supe que era tuyo. Solo tuyo. De nadie más. No importa si me manipulas y jodes a tu antojo, solo contigo me siento en casa. ─Entrelazó sus dedos con los míos que no le devolvieron el apretón. Estaba confundida. ¿Él realmente creía que podía comprarme así de fácil cuando le acaba de recordar que no solo me había engañado con Evan y mentido con mi hermana?─. Eres mi destino, bruja.

─No lo soy ─le dije─. No te cansas de demostrarlo una y otra vez.

─Rachel se enamoró de Nathan cuando dejó de ser un idiota. No pasó a mayores. Solo nos besamos, pero nada más. Yo no tuve tiempo de hacer nada al respecto porque ella no era para mí. ─Le dio un apretón a mis manos, pero no se lo regresé. Mi pecho─. Tú sí. Tú sí lo eres ─me recordó como si no quisiera que lo olvidara. Como si necesitara que no lo hiciera. Besó mis mejillas luego─. Evan...

─Evangeline.

─Evangeline...

Relamí mis labios─. Tu princesa.

─No es lo que crees. ─El arrepentimiento se adueñó de su rostro, pero no me permitió apartarme cuando traté de alejarme─. Es una vieja amiga que conocí con Gary, nada más. Le pedí el favor de que me acompañara y actuara como mi novia para darte celos ─murmuró avergonzado─. Pensaba que seguías con Patrick, Marie. No podía soportar estar en la misma casa contigo y con él, dormir bajo el mismo techo mientras ustedes... ─Volvió a pegar su frente contra la mía─. No sabes cuánto me jode pensar en él tocándote, teniéndote, disfrutándote como yo solo puedo hacerlo porque no tuve los huevos de venir a hablar contigo. ─Soltó una risa seca y vacía─. Una charla era todo lo que necesitábamos para estar bien. Era todo lo que yo necesitaba para animarme a recuperarte limpiamente aún cuando yo no fui quién te envió lejos de mi vida, pero en cambio dejé que fuera verte con él lo que hiciera que reaccionara. El miedo a lo que pasaría después, en unos años, cuando por fin hicieras lo que no hiciste con Harry, quién sea el bastardo, y te casaras. Cuando tuvieras los niños que solo deberían ser míos con tu cabello, tus ojos, tu sonrisa...

─¿Y la chica del Dramaten?

─Sobre eso.... ─Me preparé para el verdadero golpe, pero nada como el shock que me ocasionó saber la verdad tras su engaño después de tantos años─. Yo no fui, Marie. Quién viste en los camerinos fue a Sad con Cornelia. A la pareja de ambos le sucedió lo mismo que a Milo, al parecer alguien estaba enfermando a los participantes, por lo que ambos se unieron y... supongo que empezaron a planear el nacimiento de Donna y Eve. ─Frotó su nariz cariñosamente contra la mía─. No sé cómo es que no te diste cuenta de que no era yo.

─¿Dónde estabas? ─pregunté sin haber asimilado del todo la verdad.

─Estaba parado y herido en la entrada. Me peleé por ti porque me dijeron que te habías ido de Suecia y que estabas de vuelta en Inglaterra. Pensé lo peor y por eso te perdono por haber dudado de mi amor así. ─Me abrazó─. Por eso y porque yo también te vi ese día saliendo del Dramaten, pero no creía que eras tú. No te perseguí, pero si lo hubiera hecho...

─Estaríamos juntos ─completé.

Asintió, pero la charla no continuó porque oímos de Mags y Willy acercándose.

─¡Debemos ver Aviones, Mags! Cars 2 ya la vi.

─No, veremos otro episodio de GOT.

─Tú solo lo ves por Jon Snow. Dices su nombre cuando duermes.

─No, lo veo por la historia, los personajes, el escenario...

─¿Cuál es el lema de la Casa Lannister?

─Un Lannister siempre paga sus deudas.

Willy la observó con los ojos en blanco─. Jon Snow te vuelve tonta. ─Imitó el rugido de los Lannister─. Es «óyeme rugir», ese no. ─Rió como un diablito que se sale con la suya─. ¡Perdiste! ¡Veremos Aviones! ¡Ya...!

Su hermana lo cayó tapándole los ojos.

Mi cabello se había enredado en la esposas, así que no habíamos podido movernos. Con las mejillas encendidas, murmuré─: Hola.

─A-adiós ─tartamudeó ella dándose la vuelta con Willy gritando en protesta.

─¡Marie! Apóyame, soy pequeño y Mags abusa de su poder.

Puse los ojos en blanco. Él era pequeño cuando le convenía.

Para exigirme que me comprara un auto rojo con ojos para que lo dejara conducir, no. Tampoco para ingeniarse y llegar al tarro de galletas en la parte superior de la repisa. Menos para celar a su hermana con Diego en el hospital a pesar de las circunstancias.

─Nunca estamos de suerte ─susurró Ryan en mi oído.

Estuve de acuerdo─. Nunca.

«Pero eso cambiaría», me prometí.

Cambiaría o lo dejaría por completo. Ya no era solo yo. 

BUENAS NOCHES ♡

Por fin termino antes de las 12.

Les cumplí el 1/3 del #TripleDO. Les agradezco por su apoyo en Twitter. Fueron lo mejor. Aunque no ganemos, ya me siento como una ganadora. Y más que una votación, fue una experiencia que me unió más a ustedes. Ahora las veo de una forma diferente. A Nina, Mags, Mary, Alejandra, Pato, Andy, Carla, Yurley, Fran, Amanda, Daniela, Lexi, Maid (que son con las que más hablé, perdón si olvido mencionar a alguien)... Y A TODAS LAS QUE ESTUVIERON HACIENDO RT y publicaciones, gracias. Hicieron de ayer el mejor día de este mes.

A las/os chicas/os que ganaron el concurso de parejas en el grupo de lectoras, "Leemos a Osc", en Facebook, mañana les doy su recompensa.

Ahora, ¿qué tal el cap?

Morí escribiendo xd 

Hasta mañana. Gracias por sus votos, comentarios y apoyo.

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