Capítulo 41: Dolor es humanidad.
Cornwall, Inglaterra.
Presente.
Mi madre no pudo esperar hasta el miércoles para deslumbrar a sus amigas de la iglesia con la presencia de su príncipe. No resistió y terminó haciendo una cena en su honor al día siguiente a su llegada. Rachel intentó formar de nuevo el complot anti Loren conmigo durante las primeras dos comidas, pero no obtuvo más que monosílabos y sonrisas fingidas de mi parte. No estaba lista para saber cómo tratar el asunto con ella. Las expresiones angustiadas que me dedicaba cada vez que él y Evan se juntaban eran sinceras. Era muy con él, cuyas miradas de cachorro y escenas con su invitada ignoré al cien por cien. Por puto. No se merecía nada más que mi desprecio. Esta vez la había jodido realmente bien. Fui capaz de perdonar un pasado infiel por el hecho de que para ese entonces ni yo misma supe manejar la situación, pero no toleraba mentiras de tal magnitud en el presente.
Rachel, en cambio, me perdonó cuando fui yo quién le fallé de forma descomunal, toleraba mi actitud de perra y realmente se preocupaba por mí. Éramos hermanas, pero ahora mismo quería herirla tanto como su falsedad me hirió a mí. Así que lo mejor era mantener las distancias y retirarme hasta que no estuviera enojada por ella por ocultarme un hecho tan importante, que sonaba como semanas o meses de distanciamiento, como lo era el hecho de que el amor de mi vida hubiera estado interesada en ella. Yo le había contado absolutamente todo. Tuvo dos oportunidades de oro para hacer lo mismo; cuando volví a Brístol y cuando me consoló tras la ruptura con Patrick, por lo que no tenía esa excusa de no haber podido abrir tema. Me sentía tan idiota e indefensa ahora, burlada.
Y temía sobrepasarme, como realmente herirla, si le hablaba.
Era un volcán en ese estado sereno que los caracteriza antes de explotar.
─Cariño, te necesito para que esto salga bien. ¿Cuándo piensas bajar? ─preguntó mamá entrando sin tocar─. Estamos esperando por ti.
«Estamos».
Ella tenía esta forma de hacer sentir a las personas importante para que hicieran lo que deseara. En este caso era que bajase y la acompañara junto a Rachel a hacer de anfitriona. El trío Van Allen fue famoso en su tiempo por ello. Ajusté mi vestido, un diseño negro y hermoso con escote en V con líneas de pedrería plateada, antes de darme la vuelta y enfrentarme a su opinión.
Ella me dio el visto bueno con una sonrisa─. Se nota que eres mi hija.
Rodé los ojos al mismo tiempo que aceptaba su mano.
─Vamos.
La reunión no se desarrollaba en el recibidor, sino en los jardines decorados con mesas atestadas de páspalos, manteles y flores, muchas, en los jarrones artesanales de Lostwithiel. Era sencillo, pero los presentes no. Los vestidos de las mujeres parecían hechos para ángeles y princesas, no para simples mortales, mientras que los trajes de sus acompañantes estaban hechos a la medida. Me di cuenta, entonces, que no era solo una íntima comida entre miembros de sociedad para celebrar el absurdo regreso del niño de oro, sino una fiesta de negocios en todo su esplendor: los amigos y socios de papá, quien hacía catas de vino en un pequeño bar improvisado, jugaban bridge con Nathan en una mesa de apuestas improvisada. Loren charlaba en un extremo con los proveedores de licor de la región y Ryan, como si no fuera todo esto nuevo para él, se encontraba a su lado siguiéndole el juego con la misma facilidad con la que mi cuñado, un virgen en la mesa cuando conoció a Rachel, barajeaba las cartas mientras reía entre dientes con una pila de fichas frente a él.
Esos eran los hombres de mi familia.
Nosotras, por otro lado, nos agrupamos en la entrada con brillantes sonrisas que se desvanecían cuando alguien de nuestro desagrado, más por sus actos que por su apariencia, entraba. Era un juego que jugábamos las tres desde que aprendimos a caminar, pero las reglas recientemente habían cambiado. A quién antes juzgábamos ahora le teníamos cariño. A quién antes teníamos en alta estima, ahora no soportábamos. Al menos así era con Rachel y conmigo, aunque mamá no nos seguía del todo la corriente debido a la imparcialidad que debía mantener al ser esposa de mi padre. El dinero tiene monedas, no caras. La tomé como ejemplo por esa noche.
─Oh, cielo, lo siento... ─murmuró Anastasia cuando Sierra Thompson, la tercera discordia de la primera relación que tuvo Rachel con un pelirrojo hijo de uno de los distribuidores, entró─. Olvidé advertirte.
Rachel sonrió mientras depositaba un beso en la frente de Madison y la dejaba ir para que correteara con los demás niños que había─. ¿Crees que a estas alturas me importa? Le tengo lástima, mamá. Eso lo único que puedo sentir hacia alguien que haya tenido el honor de terminar con Thomas. Soy joven, lo sé, pero tengo dos hijos hermosos, un hombre que me ama y estoy realizada como profesional. ¿Qué tiene ella? ¿A él? ─Picoteó unos bocadillos de hojaldre que no abandonaba─. Por favor. Lo único que agradezco del tiempo que pasé con Thomas es que me llevó a Nathan.
─¿Nathan hizo que lo borraras de tu mente? ─Mordí mi labio inferior para evitar que las palabras salieran. Incluso tomé un sorbo de vino para tragármelas, pero no me pude resistir─. ¿O fue alguien más?
─¿A qué te refieres?
─Además de Thomas, ¿has estado con alguien más?
─Niñas, miren qué linda está la señora Donna... ─susurró mamá ajena a nuestra conversación.
Agradecí a la señora Donna, quién fuera ella, por aparecer y hacer que se alejara de nosotras y nuestra posible discusión. No habría nada más incómodo para ella que tomar partido entre su hija víctima y su hija embarazada.
Probablemente se autodestruiría antes de hacerlo.
Decidí ser clara como ella no lo fue─. Hablo de Ryan, Rachel, me enteré por terceros... ─omití a Nathan─. Que tú y él tuvieron algo, ¿es cierto?
Esperé que lo negara.
Mi última esperanza de un futuro era esa.
Pero no lo hizo.
Sus ojos grises, rodeados de espesas pestañas, se llenaron culpa y miedo que interpreté como una daga atravesando mi corazón. Esto era un infierno─. Lo siento, Marie ─susurró mirando sus manos─. Nosotros realmente no tuvimos algo serio, pero no te mentiré y diré que no pudo haber pasado. ─Intentó acercarse, pero di dos pasos atrás y afortunadamente ella entendió que lo menos que quería era su lástima─. Si no fuera porque Nathan apareció, probablemente hubiéramos terminado juntos. Él ama a Madison y fue un gran apoyo durante todo, no sabes cuánto, pero si desde el principio hubiera sabido que tú y él... ─Se detuvo al ver la reacción que lo que decía estaba originando en mí: un colapso total de mis emociones─. Perdóname, por favor, sé que debí habértelo dicho.
─Debiste.
─No te lo oculté con malas intenciones. No quería herirte ─sollozó.
Aparté de un manotazo mis propias lágrimas─. Lo hiciste.
─Marie...
─¿Lo besaste?
Juntó los labios por un largo momento antes de responder─. Sí.
─¿Lo tocaste? ¿Lo hicieron? ─Me cubrí la boca con la mano cuando no respondió. Su silencio no era un sí, pero definitivamente no era un no─. No me importa, Rachel, no me lo digas. No necesito saberlo. ─Presioné mis párpados entre sí con fuerza─. Pero sí necesito que sepan, que ambos lo hagan... ─dije porque Ryan se estaba acercando a nosotras y ya estaba lo suficientemente cerca par oírme─. Que han convertido lo más bonito que he tenido en lo más asqueroso y sucio. Y la causa no fue lo que hicieron, sino las mentiras. Cómo me siento yo al descubrirlas. ─Centré mi atención las personas en la pista. Bailaban, pero por primera vez no sentí ganas de unirme. Lo hice, sin embargo, para tener un lugar al que dirigirme─. Gracias.
Un instrumental de Crazy in love de Beyoncé le dio el último empuje a las parejas presentes para salir a bailar. Prácticamente no había lugar dónde hacerlo, por lo que empecé a pensar en desistir hasta que Loren, dándose cuenta de mi estado, me ofreció su mano y uno de sus pañuelos. Tenía una mirada seria en su rostro de ojos grises y barbilla afilada. Verlos dolió. Eran réplicas exactas de los de Rachel.
─No quiero ser un entrometido, pero...
─No quiero hablar de eso.
─No tienes que hacerlo. ─Besó mi frente con cariño fraternal─. Primero porque ya sé, segundo porque no quería ser tu consejero. Esa mierda de mujeres no me va. ─Me abrazó mientras me mecía en vez de bailar como tal─. Venía a ofrecerte mis servicios rompeculos de hermano mayor. ─Me dio mi espacio para tomar mi rostro entre sus malos─. Dame un nombre que confirme alguna de mis teorías, Marie. Es todo lo que necesito.
Sonreí. Solo él siendo él podía hacerme reír en momentos así.
─¿Tus teorías? ¿Qué teorías?
─Las de que Patrick o alguien más te lastimó.
─Patrick y yo terminamos.
Loren suspiró─. Terminar con alguien no significa lastimar al otro. Eso es ser imbécil. Se supone que si acabas una relación que no hacía más que agobiarte, te sientes en paz. ─Me ofreció una sonrisa triste─. No lloras por horas encerrada en tu habitación. Si ese doctor te lastimó de alguna forma...
─No lo hizo, Loren. Patrick es un ángel. ─Oculté el rostro en su hombro─. Yo soy el demonio de la historia. La idiota. Pero ya no más.
─Estoy seguro de que sí. Eres una pequeña rompecorazones. ─Acarició mi espalda─. Pero Marie, si eso es verdad, ¿entonces por qué lloras? ¿Qué sucedió? ¿Quién te lastimó?
Separé los labios para contestarle que no era necesario que me protegiera de amenazas que ya me habían hecho daño, pero no tuve oportunidad de hacerlo. Su voz, la del culpable de mis lágrimas luciendo más deslumbrante que nunca en un smoking negro de tres piezas, me lo impidió.
Lo maldije.
─Loren, ¿me cedes esta pieza con tu hermana?
Loren juntó las cejas mientras retrocedía. Su mirada decía que nuestra conversación continuaría─. Si Marie no tiene problema, por supuesto.
Acepté por la relación laboral que ambos mantenían y por la que los momentos debía lucir como si nada hubiera sucedido─. No tengo ninguno. ─Mis labios se curvaron en una sonrisa encantadora al dirigirme a él─. Bailemos, Ryan. ─Acepté su mano. Él la haló para pegarme a su pecho. Cuando Loren estuvo lejos, susurré en su oído─: Pero no pienses que podrás tocarme luego de que la canción termine.
─No pensaba hacerlo ─susurró de vuelta─. A menos que quieras lo contrario.
Arrugué la nariz mientras me hacía girar sobre mí misma─. No sucederá.
─Lo sé. ─Su mano acariciando mi espalda baja me hizo temblar─. Lo siento, princesa. ─Gruñó cuando lo pisé─. Lo siento, Marie ─rectificó─. No debí habértelo mantenido oculto. Tampoco debí haber traído a Evan a tu casa. Hice mal, pero...
─¿Dónde está ella?
─Se fue.
«Bien».
─Oh. ─Hice un mohín─. Lástima. Me caía bien.
Ryan, abrazándome como ahora solo le era permitido, me ignoró─. No dejaré que esto nos separe. No voy a permitir que sigamos así. Ya es suficiente de este tira y afloja que tenemos desde hace años, ¿no crees? Nos amamos, Marie, basta. Voy a jodidamente luchar por ti como no lo hice antes, pero tienes que dejarme entrar.
─Claro que sí. Por supuesto que lo creo ─me burlé del brillo de esperanza en sus hermosos ojos negros─. Creo que te dije que ya ha sido suficiente, Ryan. Al no decirme que estuviste enamorado, tú rompiste la cuerda para siempre. ─Recogí la falda de mi vestido para hacer mi andar hacia la casa más sencillo─. He tenido suficiente de ti.
Tras presentarme y sonreír al montón de pretendientes que mamá hizo traer. Dentro me refugié en mi alcoba y abrí de par en par una maleta sobre mi cama. En ella metí las pocas pertenecías que había traído para un fin de semana de paz y relajación. Fuera me encontré con Loren. Él no hizo preguntas, solo tomó mi equipaje y lo metió en la maletera de su coche.
Me quedé dormida durante el trayecto a Mawgan. Por suerte había boletos libres para un vuelo de madrugada a Brístol. Pese a sus insistencias, no dejé que se quedara a esperar conmigo. Preferí hacerlo sola en la sala de embarque. Sentí que al menos una parte de mi vida había sobrevivido cuando cinco horas después, a las dos de la madrugada, entré en mi casa. Dejé los zapatos en la entrada y caminé hacia mi habitación como una zombie sin cerebros qué comer. En el centro de mi cama, me acurruqué y me hice un capullo con las sábanas. No tardé en quedarme dormida de nuevo.
Nunca me había sentido tan cansada.
El martes a primera hora entré en mis vaqueros, una sudadera y zapatillas y fui a visitar a Hugo y a Mags al hospital. Estaba mal, destruida por dentro, pero el sentimiento de responsabilidad que sentía hacia ellos era bastante fuerte. El vínculo que había creado con la academia era lo único real que me quedaba hasta ahora y debía atesorarlo, pero lo que hallé hizo que me sintiera estúpida por dejarme vencer por una situación que de repente se vio absurda. Estúpida por no luchar y perdonar, por aún pensarme incapaz de hacerlo pese a la lección que me estaba dando la vida con ese par de chicos. Aunque la vida los estuviera pisoteando de formas peores a las mías, lo que no era así ya que todos sufrimos de igual forma por diferentes causas, seguían dentro del juego.
Hugo estaba bien. Le había ido bien en el quirófano.
Mags era quién estaba mal esta vez.
─Cuando supo que no íbamos a estar en la competencia y que no ganaríamos el dinero para aliviar sus deudas con los prestamistas y el banco, principalmente la hipoteca, se deprimió. Esa era su última esperanza ─me explicó Hugo con la barbilla temblorosa─. El hermano de Mags la encontró tirada en el suelo del baño. Había ingerido todo tipo de pastillas. Le hicieron un lavado de estómago, pero aún está internada. La llevarán a un psiquiatra del estado tras salir de aquí, Marie. Esto no es nuevo. Viene desde hace mucho, pero se desencadenó con esto ─murmuró─. Es tan... injusto. ─Hugo finalmente lloró como no lo hizo cuando le dijeron que su brazo y piernas estarían inutilizables para el concurso. Lo abracé mientras lo hacía. De ninguna manera se debía sentir menos hombre por estar siendo humano. Sería una ridiculez─. Mags es tan buena. No lo merece. ─Las venas de su cuello se marcaron al gritar mientras golpeaba el colchón con sus puños─. ¡No merece nada de lo que le está pasando!
─No lo hace. ─Le hice señas a su madre de que no se levantara─. ¿Cómo está?
─Destruida ─contestó─. No llora cuando está frente a mí, pero sus hermosos ojos... esos ojos tan preciosos... están hinchados y rojos. Tristes. ─Me sonrió lenta y dolorosamente, como si estuviera dando cuenta de una verdad que ni él mismo conocía hasta ahora─. No hay cosa en este mundo que no haría para verla sonreír de nuevo de la forma de antes, Marie. Me enamoré de su maldita sonrisa. Verla rota y marchita me destruye, Esto no debería estar pasando. Nosotros deberíamos estar ensayando, preocupándonos por Ignacio, por la escuela, por ganar la competencia, por nuestro futuro. No por esta mierda.
─Lo sé, cariño ─le di la razón levantándome de la esquina del colchón en la que había estado sentada─. ¿Dónde me dijiste que puedo encontrarla cuando no está contigo? Debo verla de inmediato. Lo necesito.
─En la sala de espera, en la capilla o la cafetería. Optaría por la primera.
─Bien. ─Estreché su mano con cuidado. Era donde tenía la vía─. Ya regreso.
─Hazlo y dime cómo está, por favor. No ha comido demasiado.
─Lo haré.
Mags no estaba en la sala de esperas o en la capilla. Estaba en la cafetería dándole de comer a su hermano. Ambos compartían un sándwich con una gaseosa. Me acerqué a la barra antes de ir hacia ellos, asegurándome de llevar conmigo más comida de la que pudiera comer una sola persona en un desayuno. Willy me aceptó un muffin y medio litro de leche achocolatada al reconocerme de todas aquellas veces que me vio con Mags de camino a la parada de autobús. Su hermana, por otro lado, no hizo nada más que sollozar al verme. Alcancé sus delicadas manos a través de la mesa. Estaban frías. Ella no las alejó. Apretó las mías como si fuera lo único que quisiera hacer.
─¿Quién está con ustedes?
─Nadie. No tenemos familia cercana. Mis abuelos murieron cuando yo estaba muy pequeña. No criamos sin nuestros padres. ─Sorbió─. Tenemos unos tíos lejanos. Ellos no respondían el teléfono porque pensaban que queríamos dinero. Ayer la policía los llamó y cuando les contaron que los necesitábamos, se negaron a venir o a hacer algo al respecto. ─Señaló a un hombre sentado en una mesa. Él nos saludó─. Estamos a cargo de servicios sociales.
─Pero Mags... cuando esté recuperada, ¿volverán con su madre?
─¿Volverá a estar bien? ─preguntó con voz apagada─. Nos dejó a nuestra suerte, Marie. Sin importar los motivos, porque si tan solo nos hubiera preguntado le habríamos contestado que preferiríamos vivir en un tráiler a estar sin ella, lo que hizo no está bien de muchas formas. No se detuvo a pensar que nos dejaría solos en el mundo. «Suicidio »no suena como que estará bien de un día para otro. Un intento de él es definitivo, ¿entiendes? Salir es difícil. ─Abrazó a su hermanito. Él ocultó su pequeña cabeza de risos negros en su pecho─. Hasta ahora el panorama es esperar que no nos separen en el orfanato, que duremos allí hasta que cumpla la mayoría de edad para hacerme cargo de Willy o terminar en la misma casa de acogida.
Cerré mis ojos para no mortificarlos con mi impotencia e ira.
Dicen que cuando mueres te enseñan un resumen de toda tu vida, pero no es una acción exclusiva de la muerte. También sucede cuando te enfrentas a una decisión difícil que podría alterar el transcurso de tu vida, transformar tu rutina y poner en riesgo todo por lo que has luchado. Te enseña que es lo que podrías perder de tomar la decisión incorrecta. Pero no queda hasta ahí. También te muestra todo lo que podrías ganar. No teniendo nada que pudiera perder ya, ¿por qué no? ¿Por qué no darle un nuevo sentido a mis días que involucrara hacer lo correcto por estos niños? No estaba mal económicamente. Había mucho espacio en mi casa. Aprendería a ser buena para ellos. Menos egoísta. Ellos lo merecían. Mags era mi chica. Su hermano me era ajeno, pero aprendería a tratarlo hasta que su madre estuviera bien y pudieran estar juntos de nuevo. Sería temporal, sí, porque a diferencia de Mags sabía que las personas a veces caían por sí solas, pero que juntas podían salir adelante y a hacer cosas grandiosas.
Como perdonar, por ejemplo.
Al separar los párpados, me dirigí a ellos con una sonrisa inestable pero tan fuerte y verdadera como mis ganas de ayudar.
─¿Cuánto tiempo tengo? ─pregunté con voz quebrada por la emoción.
─¿Tiempo para qué?
─Para postularme como su tutora temporal.
Hola ♡
Creo que ya es domingo, sí, pero hagamos como que sigue siendo sábado. Les cumplí e.e Mañana les traigo el otro. #DODO doble DO. Seguiré haciendo juegos así porque me reí bastante con sus trampas e_é Abusaron de mi bondad. @ana-ly14, @deliareno y @Di-Gomez habrá dedicación de otros capítulos para ustedes por las lindas lectoras que son.
En fin.
¿Qué tal el capítulo?
¿Lloraron?
¿Soy mala? :(
En fin parte 2:
Les anuncio que subí la historia de fantasía y pecado sobre Lucifer, ángeles y eso en Wattpad. Ya está terminada y es cortita, así que la pueden leer en cualquier momento. Se llama "El infierno empezó contigo" y les dejaré el link en el primer comentario, aunque pueden encontrarla en mi perfil.
Y les recuerdo que hay un grupo en facebook llamado "Leemos a Osc" en el que subo noticias, imágenes, gifs, retazos y spoilers y actividades de mis historias. Esta semana me ayudaron a escoger quién era LOREN 7u7 De él les traigo actu el martes o lunes. Idk.
En fin parte 3:
Las quiero. Gracias por sus votos y comentarios.
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