Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 37

El pánico me invade, los recuerdos me azotan y por un segundo no recuerdo ni cómo me llamo.

Me alejo de Milo con el corazón latiéndome desbocado y la cabeza dándome mil vueltas. El encuentro con Tobias me ha desestabilizado, sí, lo que ha sucedido entre nosotros y los sentimientos han sido confusos, pero nada se compara con saber que a partir de mañana mi vida volverá al punto donde estaba hace cuatro años. Sin trabajo, sin comida, sin dinero, sin nada.

Yo mejor que nadie sé que debería haber armado un plan, que tendría que tener un as bajo la manga porque era obvio que este trabajo no dudaría para siempre. Mi plan B era ser actriz, bah, mi plan A, B, C y todo el maldito abecedario.

Estoy frita.

Me llevo las manos hacia la cara mientras camino sin control ni sentido por la tienda. Quiero gritar y dejar ir todos los sentimientos que tengo contenidos en mi interior. Quiero romper algo, hacer una pataleta y actuar como una niña caprichosa. Quiero perder el control por completo; sin embargo, en lugar de hacer algo de todo eso, cierro los ojos con fuerza y me concentro en no llorar.

No quiero volver a llorar, no quiero llorar ni un día más en mi vida.

Me concentro en lo obvio, en el lado bueno que tanto me cuesta ver ahora mismo. Gertrudis merece una vida tranquila, sin preocupaciones y sin tener que despertarse cada mañana para ir a aburridas ventas de garaje peleando contra las inclemencias del clima. Si vender la tienda le brinda esa tranquilidad, estaré feliz por ella.

Aun con el lado bueno, no puedo evitar pensar en lo que será de mí. Tendré que volver al campo con mi familia o bien encontrar un apartamento rápido y un nuevo trabajo. Todo parece imposible en este momento, pésimas opciones y no quiero elegir ninguna de ellas. Me he quejado de la tienda y del polvo, de los aburridos clientes y de mi aburrida vida; sin embargo, ahora mismo parece un sueño hecho realidad. Un sueño que se cae a pedazos.

—¿Pop, te encuentras bien?

Llevo una mano hacia mi vientre, de pronto se me ha revuelto el estómago y necesito vomitar. Descanso mi otra mano sobre el mostrador, dejando mis huellas marcadas en el vidrio que tanto me concentré en pulir.

—Sí —suelto con un hilo de voz.

—Genial —masculla y me cuesta trabajo comprenderlo—. Ahora. ¿podrías decirme qué demonios estaba sucediendo cuando llegué?

Elevo mi mirada y la dirijo hacia él. Ha dejado la bolsa con la comida sobre la caja registradora y el simple hecho de pensar que hace pocos minutos me moría de hambre me provoca arcadas.

—¿Qué? —suelto con confusión.

—¿Tobias y tú? —exclama—. ¿Es en serio?

Sus ojos están abiertos con sorpresa, sus labios fruncidos y su rostro no muestra ni un atisbo de broma. Está serio, no lo había visto así en... pues nunca. Nunca había estado serio, siempre ha sido bromista y despreocupado. Un dolor de cabeza que me hacía reír y, sobre todo, enojar hasta despertar mi lado asesino. No entiendo lo que sucede, mi cabeza es un lío.

—¿Qué? —Vuelvo a repetir.

—Me voy veinte minutos a comprar comida, vuelvo y estás a punto de besarte con ese idiota. —Su voz se eleva y señala la puerta por donde pocos minutos atrás desapareció Tobias—. ¡Con el granjerito aburrido! Habiendo tantas personas en el mundo.

—No iba a besarlo.

—¡Ja! Claro, sólo ibas a examinar con detenimiento sus dientes y lengua.

No puedo evitar fruncir el ceño.

—¿A qué quieres llegar?

—¡Ibas a besarlo, maldición! —suelta con furia—. Luego de besarme a mí y de todo lo que sucedió.

Bien, ahora ha hablado claro y la nebulosa en mi cerebro se despeja un poco para permitirme ver el resto de la situación. Abro los ojos con sorpresa al entender. ¿Está celoso? Vaya, esta última hora parece salida de una telenovela dramática. Milo celoso es sinónimo de unicornio que defeca arcoíris. No tiene sentido porque él es él y él es bromista. Y un genio.

—Y si iba a besarlo, ¿qué? —discuto sin saber muy bien por qué lo hago—. ¿Existe alguna estúpida ley que prohíbe a una mujer soltera besarse con quién quiera?

Mi voz es un fiel reflejo de cómo me siento. Estoy asombrada, enojada, decepcionada, aturdida, todo a la vez. No quiero discutir este tema en particular, necesito pensar en mi futuro.

—No me hagas sonar como el muchacho tóxico que te prohíbe cosas —se queja—. Aquí estamos hablando de tu falta de responsabilidad afectiva.

—¿Disculpa?

Gruñe con frustración.

—¡Tuvimos una cita! Anoche, tú y yo tuvimos sexo, ¿lo recuerdas? Pasamos una excelente noche y esta mañana todo iba bien —me recuerda con pausas intermedias muy molestas, como si fuera estúpida—. ¿Y te ibas a besar con ese idiota vestido de chico bueno?

—Sí, iba a besarlo, pero es mucho más complicado que solo un beso. —Suspiro—. Necesitaba respuestas.

—¿Y sus labios iban a dártelas?

—¡¿Por qué me estás reclamando?! ¡Te irás en pocos días de todas maneras!

Bueno, he comenzado a gritar y nada bueno puede salir de eso.

—¡¿Pensaste siquiera como eso me haría sentir?! —Ahora él también grita—. Sí, me iré en pocos días y eso no me tiene particularmente feliz, Daiana. ¿Acaso crees que no tengo sentimientos? ¿Que lo que sucedió anoche solo fue porque estaba aburrido?

Abro la boca para contestar y la vuelvo a cerrar. No encuentro las palabras adecuadas para darle una respuesta sincera porque no sé qué decir. No, por supuesto que no había pensado en cómo se sentiría si besara a Tobias porque no había tenido pensamientos coherentes desde que el rostro de mi antiguo novio quedó a centímetros del mío después de que confesara su amor eterno hacia mí. Y mucho menos había pensado en cómo le afectaría porque creí que no le afectaría. Creí que solo estaba jugando.

Creí que solo era un pasatiempo para él.

Suelto un sonoro suspiro y me deslizo contra el mostrador hasta que mi trasero toca el suelo. Necesito sentarme, tocar algo sólido antes de que el mundo termine de caerse a pedazos sobre mi cabeza dura.

—¿Qué quieres de mí, Milo? —Mi voz es poco más que un susurro y está tan cargada de sentimientos que me agota.

—No lo sé.

Relaja su postura y lo veo acortar la distancia hacia donde me encuentro sentada. Se acuclilla frente a mí y lleva su mano derecha hacia mi barbilla. Me obliga a mirarlo y no pongo resistencia porque ya no tengo fuerzas para nada.

—Te irás en menos de un mes —le recuerdo con mayor tranquilidad, aunque no por eso duela menos.

—Lo sé.

—Mi vida es un completo desastre ahora mismo —continúo con un nudo en la garganta—. Tobias acaba de confirmarme mi peor miedo y no tengo idea de lo que haré con mi vida.

—También lo sé.

—Necesito que me digas qué quieres de mí porque ahora mismo soy un manojo de nervios, soy una granada a punto de explotar —le confieso—. Yo... yo no puedo hacer esto mucho más.

—¿Hacer qué, Pop?

—Fingir que todo está bien, que todo está bajo control cuando nunca nada ha salido bien para mí.

Su ceño se frunce y sus cejas se deslizan hacia abajo en consecuencia.

—Por favor, dime qué quieres de mí.

—Quiero que... —Aclara su garganta—. Quiero saber si me quieres.

Rio sin un mínimo rastro de humor. ¿Quiere saber si lo quiero? Es el momento menos oportuno para buscar una respuesta, para escarbar dentro de mí y serle sincera. Es el peor día para admitir sentimientos, para abrirme con él y darle el poder de lastimarme con su partida. Él se irá y yo añadiré otro problema más a mi lista interminable: un corazón roto.

—Te irás en menos de un mes —repito con dureza—. ¿Y quieres que te quiera?

Se ve asombrado por la fuerza de mis palabras y el enojo que destilan. Separa su mano de mi rostro y se pone de pie. No dudo en hacer lo mismo.

—Lo siento, Pop. Solo necesito saber qué es lo que sientes por mí, saber si puedes quererme o esta será como todas las otras veces.

—¡Ya deja de llamarme así! Deja de hacerme sentir especial —le ruego—. No puedes pedirme que te quiera sin más cuando mi vida es un jodido desastre ¡Te irás en menos de un mes, Milo! ¿Y luego qué? —Después de todo lo que ha sucedido en esta última hora, me cuesta esconder mis emociones, tomar el control una vez más—. Me quedaré con el corazón roto, sin hogar y sin trabajo, pero tú podrás descansar por las noches sabiendo que te quiero. ¿Es eso lo que buscas de mí?

—No, claro que no. Si tan solo...

—Vete —lo interrumpo.

—¿Qué?

—¡Vete, por favor! Vuelve a tu lámpara y déjame sola, por favor.

Sus labios se entreabren con sorpresa, me observa como si fuera la primera vez que sus ojos se posan en mí, como si no me conociera. Y hay un poco de verdad en eso. Nunca me había visto así, tan rota y desesperada. En el pasado lo he insultado, me he burlado de él y lo he enviado al demonio en repetidas ocasiones, pero nunca le he pedido que me deje sola con lágrimas en los ojos. Lo entiendo, entiendo su desconcierto, aunque en este preciso instante no puedo pensar en nada más que en las heridas abiertas que me están desangrando poco a poco.

—Está bien —accede con pesar—. Te dejaré sola.

Desaparece frente a mis ojos como si nunca antes hubiese estado allí. Y me duele, me duele ya no tenerlo frente a mí a pesar de que es lo que le he pedido. Necesito tiempo, necesito espacio. Por todos los cielos, necesito recomponerme y pensar en todo. En Gertrudis, en la tienda, en Tobias, en el pedido de Milo, en mis sentimientos hacia él y su inminente partida. En mi futuro, en mi presente y también en mi pasado para no repetir los mismos errores.

No puedo evitarlo, a pesar que me he prometido no hacerlo de nuevo. Rompo en llanto.

Hola, gente bonita. ¿Cómo están hoy?

Este capítulo es un claro ejemplo de cómo está la mente de Daiana: hecha un desastre. Tiene tanto en lo que pensar y hay tantas cosas sucediendo a su alrededor. El mundo no se detiene, no le da una pausa y, como tal, a veces actuamos mal. ¿Les ha sucedido?

Muchas gracias por su apoyo y cariño.

Les deseo una bella semana.

MUAK!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro