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Único


Dedicado a BenzeGOAT

El Bernabéu estaba en silencio. El marcador en la pantalla reflejaba un 3-0 contundente a favor del Barcelona, algo impensable para muchos.

Vinicius miraba el campo con frustración, sin apartar la vista del juego ni un segundo.

Y entonces, lo vio.

Gavi corría hacia el campo, recién ingresado como sustituto, con su expresión de siempre, una mezcla de arrogancia y felicidad que parecía hecho a medida para molestar al brasileño.

Para Vinicius, ver a Gavi ahí otra vez después de once largos meses de ausencia lo hacía sentirse... extraño.

Trató de convencerse de que era solo rabia, una rivalidad más, pero había algo que se escondía en el fondo.

No obstante, no dejaría que Gavi notara nada. Lo último que quería era darle la satisfacción de saber que lo había extrañado.

Gavi, por su parte, no perdió tiempo y se dirigió directamente hacia Vinicius, chocando de inmediato con él en la primera jugada que compartieron.

Al recibir un empujón de vuelta, Gavi soltó una risita provocadora y le lanzó una mirada que claramente decía “¿Eso es todo lo que tienes?”

—¿Qué? ¿Ya no eres tan rápido como antes, brasileño?—Lo provocó Gavi, su sonrisa llena de picardía.

Vinicius bufó, intentando mantener la compostura.

—¿Y tú? Sigues siendo el mismo mocoso fastidioso de siempre.

Ambos peleaban cada balón, cada roce aumentaba la tensión. Gavi se reía cada vez que lograba sacarlo de quicio, mientras que Vinicius trataba de ignorarlo, aunque cada vez era más difícil.

Entonces ocurrió. En una disputa por el balón, los dos tropezaron torpemente y, en cuestión de segundos, se encontraron tan cerca que sus rostros apenas estaban separados por unos milímetros.

Gavi respiraba entrecortadamente, pero no se apartó, ni siquiera cuando la mirada de Vinicius pasó de la furia a algo más intenso, una especie de deseo reprimido.

Los ojos de ambos se encontraban, ambos se negaban a retroceder, como si la mínima distancia entre ellos no existiera.

Vinicius entrecerró los ojos y le susurró.

—Te sugiero que te alejes, Gavi.

Gavi frunció el ceño, claramente disfrutando el momento.

—¿Y por qué debería hacerlo? ¿Miedo a perder? —Su voz estaba cargada de desafío, como si realmente quisiera saber la respuesta.

Vinicius apretó los dientes, pero sus palabras salieron suaves, casi como una advertencia.

—Porque si no te alejas ahora… Me encargaré de que esa boquita que tanto me gusta sea de mi propiedad hoy.

Gavi se congeló por un segundo, pero lejos de retroceder, alzó la barbilla, enfrentando el desafío con una sonrisa que rayaba en la provocación.

—Inténtalo.—Murmuró, retador, y se quedó ahí, desafiándolo con su mirada.

Ese instante parecía eterno, el mundo desapareció para ambos, la tensión entre ellos tan palpable que no hacía falta ninguna palabra más.

Vinicius, incapaz de resistir, se inclinó un poco más cerca, rozando los labios de Gavi…

Y entonces, como si la realidad los llamara de vuelta, el silbato del árbitro cortó el momento, recordándoles dónde estaban.

Ambos se separaron rápidamente, intentando ocultar sus expresiones. Gavi se echó a reír, satisfecho, mientras Vinicius fruncía el ceño, su frustración evidente.

—Esto no ha terminado, Gavira.—Le susurró Vinicius antes de regresar a su posición.

El juego continuó, pero ni Gavi ni Vinicius podían sacarse de la cabeza el momento que acababan de compartir.

Cada vez que el balón llegaba a sus pies, ambos parecían jugar con más intensidad, como si a través de cada entrada, cada pase, intentaran responder a la tensión que se había quedado suspendida en el aire.

Unos minutos después, Gavi interceptó un pase y se encontró de nuevo frente a Vinicius.

Ambos chocaron, y esta vez no se contuvieron en absoluto. Vinicius le lanzó una mirada que, aunque cargada de furia, escondía algo más. Gavi solo sonrió y le susurró.

—¿Qué pasa? ¿Vas a hacerme callar ahora?

Vinicius lo empujó apenas con un roce de su brazo, lo justo para que el árbitro se percatara y levantara la tarjeta amarilla hacia Gavi.

Gavi, sin embargo, no se inmutó; era casi como si hubiera estado esperando el momento. La sonrisa desafiante no se borró de su rostro mientras observaba al árbitro y luego a Vinicius, como si la amonestación fuese un pequeño trofeo ganado en su duelo personal con el brasileño.

—Ahí está mi tarjeta de bienvenida ¿Satisfecho? —Se burló Gavi mientras retrocedía, sin perder contacto visual.

Vinicius negó con la cabeza, incapaz de evitar una pequeña sonrisa que apenas quiso asomar en sus labios.

Trató de recuperar su compostura, pero cada instante que pasaba le hacía sentir que lo que estaba ocurriendo entre ellos ya no tenía nada que ver con el juego.

Al final del partido, con el marcador en 4-0, ambos equipos se dirigieron a los vestidores. Vinicius se quedó un momento en el campo, mirando de reojo hacia Gavi, quien también se había quedado atrás.

Finalmente, Gavi se le acercó, y por unos segundos se quedaron ahí, en silencio, con las luces del estadio iluminando ese último instante de soledad en el campo.

—No pensé que te afectaría tanto mi vuelta.—Le dijo Gavi, con un toque de ironía, pero sus ojos revelaban una intensidad diferente.

Vinicius, después de dudar por un segundo, respondió en voz baja.

—Tú no sabes nada, Gavi.

Gavi se acercó un paso más, retador, pero en el fondo inseguro. Vinicius lo miró fijamente, sin retroceder.

—Entonces dímelo. ¿Por qué no debería acercarme? —Preguntó Gavi, casi en un susurro.

Vinicius tragó saliva, sus ojos oscuros clavados en los de Gavi.

Dio un paso hacia él, dejando apenas unos centímetros de distancia entre ambos. Gavi sentía su respiración y la intensidad de su mirada.

—Lo sabes bien… —Susurró Vinicius, su voz ronca, contenida.

—Si no te alejas… No me haré responsable de lo que pase.

Gavi sonrió, con ese toque desafiante que solo él podía tener incluso en un momento como ese.

Se inclinó un poco hacia Vinicius, sin romper el contacto visual.

—Hazlo, entonces.—Murmuró, en un tono bajo y retador.

Fue todo lo que Vinicius necesitó escuchar, sin más, rompió la distancia y se inclinó hacia él, sus labios encontrando los de Gavi en un beso que había sido pospuesto demasiadas veces, uno que contenía todos los sentimientos reprimidos, las provocaciones, las miradas furtivas y el roce de los encuentros en la cancha.

Ambos parecían haberse olvidado de todo, del estadio, del marcador, de la rivalidad.

El beso fue suave al principio, lleno de cautela y emoción, pero poco a poco se volvió más intenso, como si ambos quisieran recuperar el tiempo perdido.

Vinicius deslizó una mano detrás de la nuca de Gavi, y Gavi se inclinó hacia él, sin importarle nada más que la conexión que sentía en ese instante.

Cuando finalmente se separaron, ambos estaban un poco sin aliento. Gavi sonrió, con ese brillo travieso en los ojos.

—¿Eso era lo que ibas a hacer? —Bromeó, tratando de disimular el calor que sentía en su rostro.

Vinicius sonrió de vuelta, su voz suave pero firme.

—Eso y más, esto no es un juego, Gavi.

Gavi asintió, y por primera vez, dejó caer todas sus barreras, permitiéndose disfrutar del momento y de lo que significaba para ambos.


VAMOOOO VISCA BARÇA CARAJOOOOO 💙♥️💙♥️

Ah, no sé si esto se me hará costumbre, pero bueno, esta loquita no me hará perder mi felicidad de hoy.

Primero que nada, JAJAJJAJA amoooo extrañe hasta esto.

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