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I

Estaba frente a la televisión tomando una cerveza y disfrutando su día de descanso. Pensaba ir más tarde donde la señora Midoriya, si él es un tonto, pero desde que Izuku está en los Estados Unidos Bakugo aprovechó para de vez en cuando ir a ver a la madre de este, el motivo era muy simple: estar en aquel apartamento lo hacía sentir cerca de la persona que amaba, ese había sido el único acercamiento que había tenido al héroe número uno desde que se graduaron hace siete años.

Suspira con cansancio, era un idiota, ya debería rendirse, la vida siguió su curso natural, a pesar de haberse conocido desde niños su comportamiento los llevó a separarse y al finalizar sus estudios, ya sin algo más que los uniera, terminaron inevitablemente por caminos distintos.

Admitía que tuvo su oportunidad de no perderlo días antes de la graduación, en aquel salón los dos solos, aún recuerda su mirada fija en el cielo, él lo llamó por su nombre con toda la intención de confesarle sus sentimientos recién admitidos, decirle como de a poco aquella irritación y desprecio que sentía hacia él fueron tornándose en respeto y admiración, como en su corazón empezó a crecer una minúscula partícula de cariño que fue volviéndose enorme y rebosante, quiso decirle te amo, simple y llanamente, solo dos palabras cortas pero que valían su vida entera, todo su sentir, todo su anhelo, dos palabras tan cortas pero que en ese instante se sintieron colosales, eran demasiado grandes para pronunciarlas ¿Tan inmenso era el significado que encerraba cinco letras?

Cuanto quiso decirlo aquella vez, pero dudó y se sintió tímido al ver esas dos esmeraldas brillantes mirándole, sus palabras quedaron atoradas en su garganta y fueron calladas para siempre por la llegada de sus compañeros.

No hubo otra oportunidad para hacerlo y solo quedó aquella pregunta en su cabeza que se repetía sin cesar cada vez que recordaba aquel día: ¿Si hubiera? No hay nada peor que esa frase para atormentar a alguien cobarde como él, se clavaba en su mente atrayendo sus recuerdos, distorsionando los hechos y creando posibles escenarios en los que él sí dijo lo que sentía. Que dulce tortura era esa, maléficas y piadosas fantasías que le mostraban los más maravillosos escenarios, si lo hubiera dicho quizás ahora no estuviera anhelando a alguien que ya perdió para siempre por haber sido un cobarde, pero el problema de las fantasías era que rara vez se cumplían y él se había vuelto adicto a ese amargo sabor a desesperanza. Era un masoquista total.

—Mierda de nuevo pensando en estupideces que no tienen caso— dijo levantándose de su sofá, sabía que era una locura lo que hacía ir a visitar a la señora Midoriya no era la más inteligente de las ideas, pues tarde o temprano Deku regresaría y estaba seguro que su madre le diría eso sí no le ha contado ya.

Aún así no se detenía, era adicto a esa ilusión de cercanía que le brindaba el visitarla, adicción que creció aún más desde esa vez que la oyó decir por teléfono: "Voy más tarde, es que tengo la visita de un amigo de mi hijo" y eso lo hizo caer, mientras estaba en esa casa dejaba de ser nada en la vida del héroe número uno, volvía a ser algo, por lo menos podía ser un amigo.

¿Era un idiota por eso? Si lo era, lo admitía ¿Un poco obsesivo? Le daba miedo pensar que sí, pero poco podía hacer por ello. Así que tomó una decisión, cuando Deku regrese el se apartaría por completo, lo sacaría de su sistema y seguiría con su vida.

Toma la lata de cerveza y la vacía de un trago, la aplasta con sus manos y la arroja al tarro de basura a un lado del sofá antes de irse a arreglar para su visita.

— ¡El viene pasado mañana! ¿Puedes creerlo? Mi lindo niño llegará pronto a casa — le dice la robusta mujer nada más verlo al abrir la puerta.

—¿Quién viene?— pregunta solo para confirmar la respuesta que cree saber.

—Pues Izuku, ¿quién más podría ser?— dice la mujer tomándolo de la mano y haciéndolo entrar al apartamento. —Estoy emocionada, hace tanto que no lo veo en persona, sus compañeros están preparando una fiesta, y por supuesto estás invitado, quiero verte allí. La mujer lo deja en la sala mientras habla de la llegada de su hijo con alegría, pero Bakugo no le presta atención, solo siente nervios y tristeza, él deberá decir adiós a estas visitas, quizás lo viera de nuevo e Izuku le daría un incómodo agradecimiento por visitar a su madre en su ausencia, los dos tendrían una forzada conversación antes de dar la vuelta y seguir con sus separadas vidas.

¿Quizás en ese momento pueda decirle lo que siente? No, definitivamente no, a esas alturas sería extraño y de seguro obtendría un claro rechazo, ya había perdido su oportunidad.

Pasó una hora con la madre de Deku, él le contaba sobre su trabajo, y la mujer lo escuchaba con una sonrisa en el rostro, de vez en cuando ella le decía cosas sobre su hijo, entonces él le ponía total atención ávido por saber algo del pecoso, esos pequeños comentarios eran un tesoro para él. Al regresar a su casa una duda lo atacó ¿Debería ir a aquella fiesta? Bueno, en teoría fue invitado, pero no precisamente por las personas que la organizaron, así que no le parecía muy buena idea ir.

—¡Maldición por que todo tiene que ser tan difícil! Si tan solo pudiera ver tu estúpida cara en persona una vez más — decía mientras tiraba su chaqueta al sofá y se dirigía a su habitación, cuanto deseaba que todo fuera más fácil, cuanto quería viajar al pasado y decirle a su yo adolescente que no fuera tan idiota y arrogante, que tratara mejor al estúpido de Deku. Cuanto deseaba haber dicho te amo cuando pudo.

Al final no fue a la fiesta, estuvo toda la noche revolcándose en la cama y dando una que otra maldición, era un estúpido, deseaba ir y verlo, pero no podía, se sintió incapaz, incluso se arregló, pero al llegar a la puerta de su apartamento la duda lo asaltó y no fue capaz de salir. Era un idiota, lo sabía. 

Estaba patrullando las calles, alguno que otro transeúnte se quedaba mirándolo con admiración, de vez en cuando se acercaba alguien a pedirle un autógrafo o una fotografía, sobre todo mujeres, resultó ser popular entre estas, era irónico considerando su pasado, pero parece ser que a ellas les gustan los chicos rudos. 

Apenas se estaba acostumbrando a tanta atención, desde su debut como héroe estuvo escalando a la cima a un paso lento pero seguro, no como Deku que se catapultó a los primeros puestos en solo un año y llegó al número uno con tan solo veintidós años, debía admitirlo, el inútil tenía mucho carisma, las personas lo amaban, comenzaron a llamarlo el nuevo símbolo de la paz.

Él se tardó cinco años pero llegó a entrar en el top veinte, hace casi un año llegó a ser el héroe número cinco, y tan solo el mes pasado después de salvar a una escuela del ataque de un villano que tenía a varios grupos de estudiantes y sus profesores como rehenes, logró llegar a ser el héroe número dos, justo debajo de Izuku. El día que se enteró sintió una gran alegría y emoción sin igual, claro que no lo demostró en el trabajo donde se lo dijeron, pero sí que lo hizo en su apartamento. Lo había alcanzado, saltó como un estúpido niño por toda la casa y luego se tiró sobre el sofá riendo como imbécil, dio gracias porque nadie lo viera así, habría arruinado su reputación de chico rudo.

Todo estaba igual que siempre en su sector, él iba por allí prestando atención a su alrededor, todo parecía tranquilo, había gente caminando por la calle, deteniéndose en los escaparates, entrando y saliendo de los bancos, comiendo en restaurantes, era una tarde tranquila, su celular sonó, él lo sacó y contestó —Katsubro, porque no fuiste ayer a la fiesta de bienvenida de Midoriya, su madre me dijo que te había invitado— Kirishima Eijiro era de las pocas personas de la academia con las que aún tenía comunicación, muy poca a decir verdad, de vez en cuando quedaban para ir a beber algo después de un día de trabajo o se reunían para trabajar juntos, pero ya no eran tan cercanos como cuando estudiaban.

—No tenía nada que hacer allí. Sabes que no hablo con ninguno de esos idiotas ¿Qué hubiera hecho de ir? ¿Sentarme en un rincón y esperar que alguien me hable? No gracias, eso no va conmigo — dijo con molestia el héroe de cabello cenizo. Suspiró y siguió caminando por el andén mientras escuchaba el sermón de su amigo sobre lo solitario y amargado que se había vuelto, le decía que necesitaba hacer más amigos, o por lo menos reencontrarse con los viejos. Era la misma palabrería de siempre pura basura sin sentido. Entonces mientras estaba a punto de colgarle oyó una fuerte explosión seguida de varios gritos de terror—¿Qué fue eso?— pregunta con voz preocupada Kirishima en el celular.

Bakugo corre hacia donde proviene el sonido y al llegar a la esquina de la calle se escucha otra explosión aún más fuerte, ve a las personas correr despavoridas de la escena y nota como un edificio a la mitad de la calle tiene las ventanas rotas y algunos pisos en llamas, suena otra explosión y varios escombros vuelan por todo el lugar —¡Hay un ataque a un edificio cerca del banco central, por el restaurante italiano donde comimos hace una semana. Avisa a más héroes, necesito ayuda!— Los gritos de los civiles resuenan cuando el edificio se tambalea como queriendo caer. — Se va a derrumbar a este ritmo, vengan rápido.

El joven héroe corta la llamada y guarda el celular corriendo a la escena, al verlo varios civiles gritan emocionados y otros se sienten aliviados — ¡Todo el mundo debe despejar el lugar! — Bakugo corre al edificio donde las personas intentan salir a empujones, ve como una mujer cae y es casi aplastada por la multitud —¡Todo el mundo calma! ¡No se empujen!— el rubio cenizo da un grito tan fuerte que todos se detienen por un segundo, varias personas reaccionan y empiezan a dar indicaciones para que la multitud salga de manera ordenada agilizando la evacuación. 

El héroe se acerca a la mujer y la ayuda a levantarse pidiéndole a un hombre que la lleve a un lugar seguro antes de entrar a revisar la situación. Por lo que ha podido notar, parece ser que han puesto varias bombas, hasta donde él recuerda en este pequeño edificio solo funcionan oficinas, no entiende porque atacar un lugar lleno de oficinistas. Otra explosión mueve el edificio y varios escombros caen, él los esquiva y escucha como las personas vuelven a entrar en pánico. Haciéndose contra una pared evita la estampida, mira las escaleras de emergencia y ve que aún hay personas saliendo de allí, en ese momento sería útil alguien con una peculiaridad que le permita rastrear.

—Ground Zero, la mayoría están bajando, hay cinco personas atrapadas en el segundo piso, en el tercero solo se encuentra una y en el cuarto hay tres personas atrapadas en el ascensor, los pisos superiores están siendo evacuados por Mt. Lady, afuera se encuentra Shoto listo para ayudar a sacar a las personas, hay más héroes cerca para ayudar en la evacuación — Bakugo miró a su antigua compañera Kyoka y asiente. 

— Iré por los que se encuentran en el ascensor ¿Debo buscar una ventana y el mitad mitad me ayudará a salir?— La chica le da un asentimiento y él sale corriendo a las escaleras para ayudar a las personas atrapadas.

Al llegar al cuarto piso tose por el humo y se tapa la boca con la mano en un intento de cubrirse, está claro que debe apurarse, aunque no ve las llamas cerca el humo igual lo puede afectar. Corre al ascensor y escucha los gritos desesperados de los que se encuentran atrapados —¡Soy un héroe profesional! ¡Los sacaré de allí!— El joven héroe revisa la situación, el lugar se ve destrozado, el ascensor se ve en mal estado, no puede usar su peculiaridad para abrirlo porque podría herir a los que se encuentran dentro, mira al rededor y encuentra una barra en el suelo, la toma y con rapidez se dispone a abrir la puerta del ascensor.

Le toma solo unos tres minutos el lograr a abrir la puerta, las personas dentro lo miran esperanzados, la cabina estaba a medio bajar, por lo que hay solo un espacio suficientemente grande para sacarlos de allí una persona a la vez, era peligrosa esa acción, el ascensor podría empezar a caer justo cuando alguno de ellos estuviera saliendo —Deben salir rápido y uno por uno, no pueden quedarse con la mitad del cuerpo en el ascensor por mucho tiempo— dijo mientras tosía por el humo que se condensaba cada vez más, las tres personas asintieron y rápidamente siguieron las instrucciones que el héroe les daba, por suerte no estaban heridos lo que les facilitó salir del estrecho lugar.

Una vez los tres estuvieron fuera, el héroe buscó una ventana, se acercó y la rompió con una explosión, sacó la cabeza y tomó una gran bocanada de aire antes de gritar —¡Shoto aquí!— El mencionado creó un tobogán de hielo que permitiera sacar a los civiles, Bakugo dio las indicaciones.

—Uno por uno, primero las mujeres— Rápidamente fueron bajando por el tobogán, la última de las personas rescatadas estaba deslizándose cuando otra explosión, esta vez una de mayor intensidad, estremeció el edificio haciendo al rubio caer al suelo. Se levantó con dificultad mientras otra explosión de menor intensidad estallaba, una de las lámparas fluorescentes cae sobre él, pero la logra lanzar lejos con una explosión, se dirige a la ventana para salir por el tobogán pero una fuerte sacudida mueve el lugar haciéndolo retroceder varios pasos, justo en ese momento el suelo falla y se rompe, el héroe cae sin poder evitarlo al tercer piso, dándose en el proceso un terrible golpe en la cabeza que lo deja desorientado.

—¡Mierda!— grita, intenta ponerse de pie, mira a su alrededor y ve todo borroso, siente como un líquido viscoso humedece su nuca y con una mano lo toca para ver que es —Sangre, genial estoy herido— vuelve a intentar ponerse de pie, pero se lo impide un fuerte dolor en una de sus piernas, al verla nota que su rodilla está en un ángulo extraño, todo se ponía peor a cada instante, tenía que salir de allí, si iba a una ventana Todoroki o Mt. Lady lo sacaría.

Con gran dificultad logra levantarse y dando saltos en una sola pierna llega a una pared para apoyarse en ella y avanzar, logra ver la ventana a pocos metros de él pero varios escombros la obstaculizan, no podría llegar a ella en su estado actual así que saca el celular y llama a la última persona con la que habló, después de varios segundos su amigo contesta: —¿Katsuki ya terminó la...?— Bakugo lo interrumpe con rapidez con un fuerte quejido. 

— Necesito ayuda, estoy herido y atrapado en el tercer piso, dile a alguien que me saque de aquí rápido, este edificio se va a derrumbar pronto — dice con apremio, del otro lado escucha a Kirishima decirle a alguien que informe la situación.

— La ayuda llegará pronto hermano, resiste — Otra explosión suena derramando escombros y moviendo la estructura lo que lo hace caer, suelta un grito de dolor al terminar sobre su pierna rota, su celular se resbala de su mano golpeando con estrépito el suelo, — ¿Bakugo estás bien! ¡Responde hermano! ¡Algo malo sucede, rápido que alguien le ayude!

El joven héroe podía escuchar la voz angustiada de su amigo en el celular, en ese momento sintió un frío colarse hasta sus huesos, un mal presentimiento, quizás iba a morir hoy justo allí, en ese lugar vacío y lleno de escombros, su vida terminaría como la había vivido en completa soledad, aún escuchaba la voz de Kirishima diciéndole que aguantara que él mismo iría a ayudarlo cuando otro temblor movió el lugar, en ese momento se arrepentía de tanto, de alejar a todos, de su arrogancia, de su agresividad, de haberse separado tanto de sus padres, de no pasar más tiempo con los pocos amigos que le quedaban, de no haber tenido el valor de confesar sus sentimientos aquel día y ni siquiera ir a esa fiesta para al menos haber visto a Deku una última vez, había perdido la oportunidad de nuevo y ahora nunca más habría otra.

Una lágrima se derramó por su mejilla dejando un solitario camino al atravesar la suciedad y el polvo en su rostro, este era su fin, hasta allí llegó su vida, que aunque exitosa fue solitaria y triste, sonrió con amargura, ni siquiera logró su meta, solo se acercó a ella, no pudo ser el héroe número uno, era tan patético, siempre se dio ínfulas de ser el mejor, de estar por encima de todos llamando a los que lo rodeaban extras, creyéndose el protagonista de alguna tonta historia, que estupidez más grande se había creído.

Escuchó la voz desesperada de su amigo llamándolo a los gritos, pidiéndole que le contestase, que le dijera algo, preguntándole si estaba bien, por un instante sintió alegría, al menos no estaría solo en ese momento, el techo crujió sobre él y supo que había llegado la hora —Kirishima, gracias por ser amigo de una mierda de persona como yo, eres el mejor hermano— dijo con un fuerte lamento.

—Eso sonó a despedida, no te despidas Bakugo, estoy cerca solo aguanta un poco— gritó la persona al otro lado de la línea, en eso varios escombros cayeron del techo sobre él y un dolor inmenso lo invadió antes de que su vista fuera poniéndose negra hasta que ya no pudo sentir nada. 

Aquí el final de este primer capítulo, esta será una historia corta, solo tendrá tres capítulos, espero que les gustara el primero y pronto estaré subiendo el siguiente. Dejen sus comentarios, me gustaría saber su opinión.

¡Gracias por leer!

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