XXX. Deseo
Capítulo 30
Confiesen sus pecados
Sibila sonrió sádicamente mientras pateaba fuertemente la puerta de la gran mansión, bien... ¿Cómo llegamos a esta situación?
—¡Eh llegado, hijos de puta! ¡Vengo para la venganza de mis subordinados! —gritó Sibila mientras Shachi y Penguin miraban horrorizados la mansión, Law se ocultaba el rostro en el sombrero, Lami suspiraba negando la cabeza, Rosinante intentaba calmar a los chicos, Bepo se quedaba en shock y Volff se llevaba la mano al rostro mientras negaba con su cabeza y suspiraba.
Todo se remonta hace unos meses atrás, Shachi y Penguin se habían adaptado bien al cambio, dejando que su actitud áspera lentamente se fuera alisando, disculpándose sinceramente con Bepo, ayudándolo y no dejando de sentir esa gota de culpabilidad que tenían por desquitarse con el mink.
Entre entrenamientos brutos por parte de Sibila, Shachi y Penguin tuvieron que adaptarse a Law y Rosinante los cuales, a sus ojos, eran dos malditos monstruos ya sea en fuerza, rapidez o sentido para esquivar, ¡Esa mujer era una tirana! ¡¿Cómo demonios seguían vivos Law y Rosinante?! ¡¿Con qué clase de monstruos se fueron a vivir?! Ah~ la única persona buena y normal era Lami... hasta que les habló de tratamientos médicos y cirugías, ahí perdieron todo sentido de la normalidad.
Volff se escabullía de vez en cuando en el último mes mientras que Sibila lo seguía algunas veces y ambos tenían conversaciones secretas que ninguno aparte de ellos dos sabía de qué se trataban, pero bueno... decidieron dejarlo pasar porque ambos eran personas raras y los raros congeniaban bien, ¿No? Aparte de que era preferible que Sibila se la pasara con Volff a que estuviera entrenándolos hasta que sudaran sangre.
Que cabrona, realmente era una buja, un demonio.
En mitad de todo el entrenamiento la mujer les dio un mes libre a los cuatro de su entrenamiento, cosa que les pareció rara, pero no tomaron en cuenta y apreciaron con cada centímetro de su ser ese mes libre... pero no todo fue muy bien y por azares del destino Shachi había sido atacado por una manada de jabalíes en un descuido y en a Penguin le habían volado la mitad del brazo desde el codo cuando agarró una bomba de mano que no estaba bien sellada.
Vamos, que llegaron hechos polvo y Sibila se horrorizó, pero de igual forma Law, Lami y ella lograron salvar a ambos chicos, con Volff dándole transfusiones de sangre a ambos niños, a su vez que Cora-san y Bepo les limpiaban el sudor de la frente para que no entorpeciera con las operaciones.
Ese día tanto Law como Sibila tuvieron que mostrar su habilidad de Ope-ope y operar a ambos ayudándose mutuamente y complementándose de manera eficiente, si uno no era muy bueno en esto el otro tomaba el relevo, si al otro se le dificultaba intercambiaban y así sucesivamente mientras ambos chicos estaban siendo operados.
Lo más difícil de todo fue sin duda coser y reconectar todo el brazo de Penguin el cual estaba casi completamente destrozado, pero lo lograron exitosamente con una larga cirugía minuciosa con cada uno un maldito microscopio para ayudar a que el chico tenga su jodido brazo intacto.
Y lo lograron, maldita sea que lo lograron.
Obviamente Sibila fue más comprensiva con respecto al entrenamiento de ambos y les dio tiempo de reposo, tiempo de recuperación, adaptación y luego cuando estuvieran completamente sana les volvió a enseñar de manera brutal para que nunca más se dejaran pisotear por animales o una maldita bomba.
Oh cierto, les dio una lección de no recoger cosas del suelo y una conferencia sobre lo peligrosa que eran las cosas que no conocían.
Shachi y Penguin, avergonzados, tuvieron que escuchar atentamente el regaño mientras que Lami, Law, Bepo, Rosinante y Volff miraban la escena desde lo lejos repoyados en la encimera de la cocina a su vez que tomaban jugos.
Fue agradable ver que los regaños no estaban siendo dirigidos a ellos.
Se preguntarán, ¿Qué eran las conversaciones secretas de Volff y Sibila? Pues ambos planearon juntar y recopilar pruebas para encarcelar a los tíos de Shachi y Penguin por todas las cosas malas que habían hecho, incluido el hecho de que trataron a ambos chicos como si no fueran mejor que esclavos.
Así que agradablemente, Volff le entregó instrumentos de grabación a Sibila la cual grabó cada acto de mal que hicieron los tíos de dichos chicos mientras Volff les daba una paliza a los tipos malos y luego los dejaba en una choza por orden de la mujer, obviamente atados para que confesaran con el sheriff del lugar una vez que decidieran llevar a cabo el acto de redención para Shachi y Penguin.
Y ahí estaban, ahora, con Sibila entrando como una salvaje sádica mientras que Law y Lami no entendían lo que sucedía, pero se hacían una idea por las reacciones de Shachi y Penguin al entrar a la casa junto con cómo los trataron los tíos de dichos chicos una vez que los vieron.
... un momento, ¿Por qué la cabeza de sus tíos estaba volando? ¡¿Ese era el brazo de su tía?! ¡¿Qué demonios estaban viendo Shachi y Penguin?! ¡Demonio! ¡Sibila era un demonio!
—¡Sibila no los mates! ¡¿Cómo demonios le explicaremos al sheriff sobe sus muertes?! —exclamó Volff.
—Es tu amigo, ¿no? —habló despreocupadamente la azabache.
—¡Para todo hay un límite! —gritó con los nervios crispados el hombre, entonces sibila se metió el dedo a la oreja.
—¿Ves sangre? No, entonces no están muertos viejo —respondió la chica y entonces las piezas del cuerpo de los adultos dejaron de girar—. Si los quisiera muertos solo habría sacado sus corazones y los aplastaría o directamente los aplastaría con mi telequinesis, solo los estoy asustando un poco.
—Sibila... creo que ya se desmayaron... —habló Lami mirando como de las cabezas cercenadas de los adultos escapaba espuma blanca.
—¿Ya? Que rápidos, sin duda son muy delicaduchos —bufó la azabache y volvió a conectar los cuerpos de los tíos de Shachi y Penguin—. Oh, justo a tiempo —habló Sibila y miró como aparecían los oficiales del pueblo— Aquí está toda la información sobre estos dos criminales, al oeste del pueblo a unos sesenta kilómetros hay una cabaña, ahí hay un grupo criminal que trabajaba con esos dos de ahí y... —la mujer empezó a hablar detalladamente sobre todo mientras Volff y daba parte de su testimonio y ambos empezaron a hablar.
—¿Ves? Nuestra Sibi-chan puede tener una cara un poco amarga, pero es muy amable —habló suavemente Lami acariciando la espalda de Shachi el cual lloraba a moco suelto.
—Es un poco... bruta, pero es buena persona —habló Law palmeando torpemente la espalda de Penguin, no era la persona número uno en consolar a alguien, ¿De acuerdo?
—Ustedes la conocen mucho —sonrió Rosinante mirando como Law y Lami tenían una completa confianza en la azabache.
—De un poco de miedo —habló Bepo mirando la situación.
—Oh si y también... —Sibila siguió hablando detalladamente sobre las actividades criminales de esos dos mientras Volff arqueaba una ceja por lo minuciosa que había sido la mujer.
—En el fondo, es una mamá osa —rio entre dientes Lami.
—Siempre y cuando no le temas ella es muy... sobreprotectora, es mejor que seas su protegido y no su enemigo... dios recuerdo cuando tenía cuatro años —Law se estremeció levemente y frunció el ceño ante el viejo recuerdo.
—¿Y te acuerdas cuando yo tenía cinco?
—Ni lo recuerdes, entre los padres de Sibila, los nuestros y su maestro tuvieron que pararla —frunció el ceño Law ante ese recuerdo.
Shachi, Penguin, Bepo y Rosinante miraron al par de hermanos los cuales temblaban ante sus recuerdos, ¿Qué tan terrible debió ser Sibila? Ugh... bien, es mejor nunca ponerse en su lista negra.
—¡Hey! Ustedes dos —gritó Sibila a Shachi y Penguin.
—¿Sí? —preguntaron ambos de inmediato.
—Tendrán que confesar sus pecados, pero después de eso serán completamente libres —habló Sibila y se acercó a ellos para revolverles el pelo, obviamente quitando sus gorras—. Bien echo mis mocosos, aguantaron bien durante ese tiempo. Ahora son libres.
Habló Sibila y les colocó de nuevo sus sombreros, entonces miró como sus ojos se cristalizaban y empezaban a llorar mucho más fuerte.
—¡Mierda! ¡¿Hice algo mal?! ¡¿Les dije algo que les hizo sentir mal?! —exclamó Sibila mirando confusamente a ambos chicos mientras buscaba desesperadamente ayuda con Law, Lami, Rosinante y Volff, pero ellos solo se reían de ella— ¡Oi! ¡Oi! ¡Oi! ¡Dejen de llorar! ¡¿Qué hice mal?! ¡Lo siento por lo que haya hecho! ¡Yo lo lamento! ¡Yo...! ¿Eh?
Sibila miró como ambos chicos hundían su cabeza en sus hombros y la abrazaban fuertemente, aferrándose a ella como si fuese la única salvación de este podrido mundo.
—¡Muchas gracias!
Sibila abrió sus ojos como platos, pero luego su expresión se relajó y suavemente acarició sus cabezas mientras cerraba sus ojos y sonreía levemente.
«Tontos...» pensó con una sonrisa Sibila.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro