Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Parte uno

Me encontraba de nuevo dejando otro ramo de flores frente a su tumba. Creo que nadie en este mundo entiende este dolor que me consume por dentro; veo a mis demás compañeros seguir con su vida aqui en el santuario como si no hubiera sucedido algún acontecimiento importante.

Al transcurrir de los días me siento culpable por no haber hecho algo justo en el momento que tú mi gran amigo mío decidiste guiar a tu alumno aún a costa de tu vida.

¿Acaso mis súplicas no sirvieron de nada Camus?
¿Valía más tu pupilo que yo?
Camus te conozco desde que éramos unos niños y siempre me mostré incondicional para tí.

Cuando pude sentir tu cosmos impaciente en la casa de Acuario te pedí que detuvieras antes de que la situación se volviera difícil.
Aún así en pleno combate ignoraste mis palabras que seguramente resonaban en tu mente.
Seguramente te preguntarás la razón por la cual pedía encarecidamente que detuvieras esa batalla, una razón que...

Que jamás le podré decir.

Miré de nuevo a la lápida, claramente me estoy desgastando físicamente y mentalmente por anhelar algo que jamás sucederá.
Aunque yo haga mi mayor esfuerzo por expresarte mi sentir, mis emociones que vivían en mi interior cuando te miraba a diario, ahora son en vano porque sé que jamás podrás escuchar mi confesión.

Siempre voy a tener esa incertidumbre de saber que me hubieras respondido, esas dudas de saber cómo reaccionarias con el hecho de abrazarte, de besarte, incluso hasta de sentir tu piel con la mía.

"Esto es una locura"

Arrojé las flores que había recogido en las afueras del santuario.
Sé que Aioria me comentó que era necesario liberar ese sentimiento que se encaja cada vez más en mi lado izquierdo, sin embargo, esto no tiene valía para mí si no conoceré jamás la repuesta de Camus.

"Necesito estar a solas"

.............................................................

Lo primero que se le ocurrió es salir del santuario sin avisarle a nadie, ni siquiera a los guardias que aún quedaban en el lugar, ni siquiera fue capaz de mencionarle a Saori el lugar a donde se dirigía.

Para Milo aquella joven era una muchachita mimada que le faltaba demasiado como para tomar las riendas del santuario. En esa parte comprendía la situación sin embargo, lo que no pasaba por alto que su "Diosa" saliera a diario para ir a visitar a los de bronce.
¿Acaso ellos solo eran los únicos caballeros para ella?
¿Los demás caballeros no valían acaso?

Logró llegar a un bar cerca de El Pireo, agradecía que por primera vez en su vida se podía olvidar por unos momentos de las batallas, de las misiones, de rendir cuentas ante su superior.

- Si Saori puede salir, no veo la razón del porque no lo haga yo.

Tomó un lugar en la barra, miró por unos momentos las botellas exhibidas y pidió un shot para comenzar.

- Luces terrible.

La voz de un hombre misterioso interrumpió tomando asiento justamente a lado del joven de escorpio.
Milo tomó su vaso con desconfianza observando al sujeto que tenía a su izquierda.

- No lo conozco - Se limitó a decir mientras le daba un trago a su bebida.

- Vaya, eres nuevo en este bar. Aquí todos somos unos totales desconocidos que solo platicamos de nuestras penas que nos agobian y tú jovencito se nota que vienes a distraerte de tu mal de amores.

Milo se quedó callado por unos segundos, en realidad solo escapaba de la realidad, cada día que transcurría evadía su tristeza no obstante no lo lograba, a diario tenía que alzar su mirada y observar esa casa de Acuario que yace solitaria.
Ser llamado al salón principal y tener que caminar entre ese templo solitario y lúgubre después de tantas vivencias que tuvo junto a Camus.

- Soy nuevo estás en lo cierto, aunque... Cualquiera que intente darme ánimos, nada hará que la persona que más amé en mi existencia pueda regresar a mi lado.

El hombre de negro se retiró su sombrero, lo dejó sobre la barra, Milo dirigió su mirada al sujeto con quién mantenía esa plática y logró divisar que sus cabellos eran grises junto con un color de ojos muy raros... Eran de color lila; por alguna razón este misterioso hombre le daba un poco de desconfianza.

- En esta vida nada está perdido jovencito - El hombre alzó su mano para pedir un trago - Descuida, yo pago tu consumo.

Milo alzó una ceja incrédulo ante lo que escuchaba, quizá ese tipo de acciones era muy común en esos lugares, ahora con mayor razón maldecía no salir seguido del santuario y conocer un poco más de la vida común.

Cómo era de esperar, después de algunas rondas de alcohol, Milo empezó a relatar su triste versión.
Omitió la parte donde él era un caballero al servicio de una diosa, un simple peón que se debe de jugar su vida por alguien que no ha sido capaz de preguntar como se siente.

- Tu gran amor se fue de este mundo sin que pudieras decirle lo que sientes, eso es terrible ¿No es así?

- Por supuesto que lo es, además... - Le dio otro trago a su shot - Sería en vano pedir un gran deseo.

- Los deseos pueden volverse realidad jovencito - Sugirió el hombre de negro - Hay varias maneras de hacer tu sueño realidad, sin embargo eso depende de lo que serías capaz de ofrecer.

- Por favor - Milo sonrió perdido entre sus emociones mirando su vaso - Eso es imposible. Ni siquiera a quien debo mi lealtad es capaz de traer al amor de mi vida de nuevo, nadie puede hacerlo.

- Vamos afuera.

El hombre misterioso dejó una buena paga sobre la barra, colocó su mano sobre el hombro de Milo y lo guió hasta la salida del bar.
Era casi media noche, la vida nocturna en el Pireo comenzaba a desatarse, varios jóvenes y turistas se daban cita en esos lugares para poder disfrutar de unas celdas bajo los influjos del alcohol desmedido en sus cuerpos y fiestas que terminaban hasta el amanecer.

Al llegar al puerto, lo primero que Milo se limitó hacer fue alzar su mirada al cielo y observar la constelación del signo Acuario mientras dejaba caer una ligera lágrima que recorre con afán su mejilla.

- Lo extrañas mucho ¿No es así?

Ante esa cuestión Milo solo movió su cabeza afirmando a esa pregunta sin dejar de mirar el cielo.

- Te voy a dar lo que más anhelas, recuerda... Tu eres el privilegiado que observará ese deseo con fervor, se cauteloso. Solo pido algo a cambio.

- Por favor - Se burló Milo sacando unas cuantas monedas de su bolsillo, realmente se encontraba bajo los influjos del alcohol, no sabía a ciencia cierta lo que respondía, simplemente lo hacía por inercia - Es todo lo que tengo.

- Bien - El sujeto tomó las manos de Milo y lo miró directamente a los ojos - Cuando mires a tu querido amor le dirás que no puede salir de su lugar, lo adorarás como si lo estuvieras haciendo a mi. No puedes dejar que nadie lo vea, de lo contrario las consecuencias nos serán gratas.

Ante la mirada atónita de Milo, se le presentó un pergamino antiquísimo dónde se podía apreciar una leyenda en cursiva.
Por más que intentaba prestar atención, sentía que las letras se movían por si solas.
El hombre de negro tomó su dedo índice, Milo sintió una ligera punzada, momentos después observó como unas gotas de su propia sangre caían sobre el papel.

- ¿Acaso debo dar mi sangre de nuevo para reparar armaduras? - Cuestionó Milo recordando como después de la batalla sus compañeros y el ofrecieron su sangre para reparar las armaduras de los jóvenes de bronce.

- ¡Oh! no es así joven... Simplemente está firmado su deseo.

- Podré ver a mi Camus de nuevo - Sonrió con una ligera esperanza dibujada en sus facciones.

- Recuerda, nadie más puede saber de esto... Después volveremos a vernos.

Unas tinieblas comenzaban a envolverlos a ambos. Milo se posicionó para atacar pero el sujeto le hizo una señal para no preocuparse innecesariamente.

- Ante todo esto... ¿Cual es su nombre?

- Soy uno de los caídos del cielo, simplemente voy por la vida de los mortales para ayudarlos a conseguir lo que más anhelan.

De pronto el traje negro que el hombre portaba comenzó a romperse en pedazos liberando por detrás de su espalda un par de enormes alas que le permitan elevarse mientras envolvía a Milo con esa neblina.
Pocos segundos después cayó inconsciente sin percatarse del resto.

- Soy Lucifer...

..............................................................

Los primeros rayos del sol se colaban entre las ventanas del templo de escorpio, Milo tomó su almohada para cubrirse del molesto reflejo y poder seguir durmiendo antes de que lo llamaran para presentarse en el coliseo.

Sentía un fuerte dolor de cabeza, no sabía cómo regresó después de pasar en ese bar parte de la noche platicando con un desconocido que le prometió un absurdo deseo.

Nuevamente se movió un poco entre las sábanas para seguir durmiendo, aunque una ligera risa acompañado de un ligero roce frío... Uno frío y helado como...

Rápidamente abrió sus párpados, se retiró las sábanas y lo primero que vio fue una silueta cubierta con una túnica negra.
La escarcha era algo que acompañaba a ese extraño ser, rápidamente Milo se incorporó de su cama para enfrentar aquello que había llegado a su recámara sin previo aviso.
Al retirarlo ahí estaba todo lo que ha estado discutiendo todos estos últimos días.

- Milo - Susurró extendiendo su mano hacia el con una cálida sonrisa dibujada en su rostro.

- ¡C... Camus! 

Emocionado, Milo corrió hasta donde el joven de Acuario se encontraba, lo envolvió en un abrazo sin fin, asegurandose que en verdad era él y no un reflejo de engaño por parte del sujeto que conoció la noche anterior.

En ese abrazo pudo sentir su largo y sedoso cabello esmeralda, su frío y característico cosmos que lo envolvía pero sobre todo radiante y bello.

- Alguien me dijo que me extrañaste.

- Como no tienes idea - Susurró acomodándose en su cuello aspirando su dulce aroma sintiéndose pleno al tenerlo a su lado.

- Lo sé - Contestó el joven de Acuario dejando que Milo siguiera con esa cercanía - Podía escuchar tus quejas y súplicas desde la obscuridad del inframundo... Pero ahora podemos estar juntos por siempre.

- Tu y yo para siempre.

💖❄️💖❄️💖❄️💖❄️💖❄️💖❄️💖❄️💖❄️💖❄️

   

 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro