Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 3

09 DE MARZO

BS. AS, ARG


JULIETA

Habían pasado unos días desde que con Enzo Díaz nos peleamos, y desde que crucé por primera vez palabras con Enzo Pérez. Ayer había jugado el CARP contra Racing de Córdoba, por la copa Argentina, y habían ganado 3 a 0, un orgullo y además lo había visto con mi papá y con Tute, que no paraba de mirarme cada vez que enfocaban a Enzo Pérez en la banca de suplentes.

El hijo de puta es re lindo, y estoy segura de que él mismo no alcanza a dimensionarlo. Aún así, desde que nos habíamos comenzado a seguir en Instagram, ninguno de los dos había interactuado con el otro, y era ciertamente intrigante.

A pesar de eso, no dejo de pensar en Enzo Díaz y en su actitud nefasta que tuvo el otro día. Me molesta que en el fondo me vuelva completamente fácil con él, porque no puedo decirle que no y en este momento necesito verlo.

Pero por suerte tengo una sesión de fotos con una nueva marca de ropa, así que es la excusa perfecta para distraerme y no pensar en él.

Ya estoy maquillada y hace dos horas que me encuentro esperando en el set. Fueron pocas fotos pero llevaron su tiempo, sobre todo porque me tuvieron que cambiar el vestuario repetidas veces. Al cabo de dos horas, me despido de todos, más que nada de las maquilladoras y les agradezco por su trabajo. Estoy exhausta y necesito urgentemente llegar a casa y acostarme a dormir. Después subiría alguna que otra foto pero primero quería descansar y no hacer nada.

Ni bien cruzo el umbral de la puerta, puedo ver que está atardeciendo, sin embargo, algo más llama mi atención por completo.

Enzo Pérez está apoyado contra su auto, de brazos cruzados, vestido con el equipo deportivo de River, sin despegar los ojos de mí y con una sonrisa ladina que denota alegría.

No entiendo nada. ¿Qué hace acá Enzo? ¿Y cómo sabía que estaba yo?

—No me mires con esa cara— amenaza riendo y me jode—, me haces quedar como un acosador.

Lo parecía.

Le sonrío y no puedo evitar no revisarlo con la mirada, tratando de ocultar todos esos pensamientos que cruzan por mi cabeza y a los cuales no tengo que hacerles caso.

—¿Qué haces acá? —pregunto con una ceja levantada y con la curiosidad carcomiendome la cabeza— Bastante acosador de tu parte...

Lo jodo y rueda los ojos soltando una risita cómplice. Se remoja los labios lentamente y fija su mirada en mi cuerpo, cuando se da cuenta de lo que hace retira sus ojos de mi escote y mira para otro lado. Puedo ver que está algo nervioso, pero no lo puedo culpar, me había puesto una musculosa negra con bastante escote, pero era para una de las fotos que tenía que sacarme. Lo último que me hubiera esperado era ver a Enzo en la entrada.

—Me dijo Tute que estabas acá —confiesa e internamente quiero morirme de la vergüenza porque sabía lo jodón que podía llegar a ser Tute—, ayer me quedé mal por verte así.

Se me estruja el corazón al escucharlo decir aquello. Quiero comerle la boca, basta.

—No necesito que me tengas lástima Enzo —admito segura y esquivo su mirada. Es imposible mirarlo a los ojos por más de dos segundos sin sentir que te está atravesando—, estoy bien, no te hagas drama.

—Que mentirosa que sos —se despega de su auto y se acerca un poco hasta donde estoy yo— ¿Tenes algo que hacer ahora?

Me pongo nerviosa al darme cuenta de a dónde va todo esto.

—No, no... Terminé recién con la sesión así que estoy alpedo —comento mordiendo mi labio algo ansiosa.

Su sonrisa se cruza en mi campo de visión y veo que camina hasta la puerta del copiloto.

—Vamos a tomar algo entonces —se limita a mirarme y me invita a subir, así que sin hacer ninguna objeción me subo—Total yo ya entrené por hoy.

Es lo último que dice antes de cerrar la puerta y caminar hasta el lugar del conductor.

[•••]

Ya nos encontramos los dos sentados en un bar. Son casi las 10 de la noche y no paramos de hablar desde que llegamos. Comenzamos tomando los dos una cerveza, y entre charla y charla se sumaron más vasos de alcohol.

Es la primera vez que un hombre me invita a un bar y paga todo él, siempre había sido yo la que pagaba, y aunque no me molesta, me sorprende que Enzo no escatime en gastos. Se da los gustos que quiere y lo admiro por eso, porque yo a pesar de laburar, tengo una mente ahorradora y, desgraciadamente, un corazón de compradora compulsiva. Una cosa no iba con la otra.

Enzo me contó de su familia, de sus hijos, y de su mujer. No se llevaban muy bien por lo que me confesó, pero le gustaba estar con sus hijos. Decía que esa era la razón por la que aún no habían terminado.

—Es complicado... Me hubiera gustado que las cosas fueran diferentes pero bue —se encoge de hombros y bebe un sorbo del daiquiri.— ¿Y vos qué onda? Sos muy linda para estar sola, ¿no te parece?

Con el alcohol estaba comenzando a soltarse más, dice cosas que estoy segura de que estando cuerdo no las diría.

—Sip, soltera cien por ciento... No soy muy buena para estar en una relación, me gusta mi soledad y que nadie me estorbe —admito con sinceridad y lo miro a los ojos por un segundo— Pero me gusta pasarla bien también.

Al decir esto noto que, a diferencia del otro día, su cuerpo no se tensa, sino que me responde con una sonrisa distinta. Su expresión cambia y me analiza. No puedo interpretar su gesto, pero siento que está tratando de decirme algo, y lo hace cuando su vista se detiene en mi boca.

—Me gustaría ser vos... Sin complicaciones —relame su labio inferior—¿Pasa algo con Enzo Díaz?

La pregunta me toma completamente desprevenida y me ahogo con el daiquiri que estoy tomando. Comienzo a toser y trato de recomponerme mientras Enzo me mira preocupado y me agarra la mano.

—Perdón, me la re mandé —confiesa mostrando una expresión de arrepentimiento —¿estás bien?

Asiento y lo miro confundida.

—¿Cómo te diste cuenta? —pregunto con curiosidad. Aunque sé muy bien que nos había escuchado discutiendo.

—Se escuchaba todo... Me lo imaginaba igual —admite tomando un poco de su bebida.

¿Qué?

—¿Eh? ¿Por?

—Por cómo te mira... Desde la primera cena que te presentamos al grupo —se ríe y niega con la cabeza— Es bastante obvio el wachin.

Muerdo mi labio inferior tratando de no pensar devuelta en él y me concentro en nuestra charla.

—¿Podemos cambiar de tema? —pregunto evadiendo hablar de él.

Enzo me mira con una sonrisa y levanta la mano para llamar al barman.

—¿Querés venir a casa? Podemos seguir charlando y ver una peli o algo. No tengo sueño —confiesa y me mira a los ojos antes de dejarle propina al barman.

¿En su casa? ¿Los dos solos? Capaz estaba malinterpretando todo pero él me daba motivos. O yo la estoy flasheando.

— ¿Y tu mujer y tus hijos? —Me animo a preguntar algo nerviosa.

—No están, se van a lo de la abuela— me dice antes de levantarse—, la madre de mi mujer —me explica cuando ve mi cara de que no entender nada.

—Ah —es lo único que me sale decir.

Estoy algo nerviosa, no voy a mentir. Enzo me pone nerviosa y no entiendo muy bien por qué. No entiendo tampoco si esto es una amistad o una relación padre-hija, porque la diferencia de edad era eso. Sin embargo, estoy segura de que no puedo verlo como a un amigo. Una parte de mí quiere conseguir algo y me siento culpable por eso.

—Chau Lucas —se despide del bartender y me guiña un ojo— Primero las damas.

Me jode y yo revoleo los ojos riendo. Amago a pasar primero pero le pongo la palma de mi mano en su pecho, frenando su paso.

—Primero los caballeros —me burlo y le arranco una sonrisa.

—Que caprichosa que sos nena —dice mordiéndose el labio.

Siento mi estómago incendiarse cuando usa el apodo "nena" y por alguna extraña e inexplicable razón me resulta completamente sexy. Sacudo mi cabeza evitando tener esos pensamientos impuros y lo miro caminando hasta la entrada.

Ambos salimos y nos subimos al auto. Hace bastante calor, normal los primeros días de marzo, pero lo bueno es que Enzo pone el aire para que sea más ameno y refrescante.

En el camino vamos escuchando música, y por un momento suena Wos y no puedo evitar ponerme a cantar como una loca, viviendo cada una de las canciones que suenan de él, mientras que Enzo me mira cagandose de risa y negando con la cabeza.

Seguro le reventé un tímpano. Pero no me importa.

—Cantas igual a la TINI TINI TINI —dice sarcásticamente y levanto una ceja llevándome mi mano hasta el pecho.

Me hago la ofendida.

—Que descansero hijo de puta que sos —suelto rodando los ojos— Tengo re linda voz.

—Unas ganas de escucharte... —habla en voz baja y no alcanzo a escucharlo.

—¿Qué dijiste? Te juro que no estoy sorda pero a veces siento que la gente no modula conmigo —admito y los dos nos empezamos a reír— No, en serio.

—Nací sin saber modular, perdoname linda —se hace la víctima y me muerdo el labio aguantando la risa.

Charlamos por un rato más hasta que llegamos a su casa y bajamos los dos al mismo tiempo. Abre la puerta, no sin antes ponerle la traba de seguridad al auto, y entramos.

Siento el aire fresco abrazarme y me imagino que debe tener el aire prendido.

Qué lindo sería tener uno, pienso. Pero mi pobreza no me lo permite.

—Manejate como si fuera tu casa —me saca de mis pensamientos y deja las llaves del auto en una mesita del living.

Sonrío mirándolo y veo que se va hasta la cocina buscando algo. Mientras tanto me acomodo en el sillón, mirando algunos cuadros de River Plate que cuelgan en la pared y siento mi celular vibrando.

Desbloqueo para ver si era un mensaje de Tute pero veo la notificación de Instagram y el mensaje directo de Enzo Díaz:

enzodiaz.15 ✓:
Colo, pedazo de trola
Estás alpedo mañana?
Quiero hablar con vos


Leo los mensajes sin entender nada, nunca me hablaba él primero, pero me iba a hacer un poco la difícil así que le clavo el visto y apago el celular esperando a Enzo, que lo veo venir con dos copas de vino.

—¿Te gusta el vino no? Me puedo llegar a caer de ojete si me decís que no —frunce el ceño y me río.

—Soy más del blanco, pero tomo vino tinto igual.

Levanta las dos cejas al mismo tiempo como si hubiera dicho lo peor del mundo.

—Naaaah, re de chetaa Julieta —me alcanza la copa sentándose al lado mío.— No te tenía así.

—Fua, sos un caradura Enzo —me río sin poder evitarlo— Tu baño es toda mi casa seguro, acá el cheto sos vos.

—Mantengo mis raíces princesa, mucha calle tengo —dice aquello jodiendo y puedo notar sus ojos repasarme nuevamente con la mirada como lo hizo hoy en el restaurante. De una manera rara.

Bebe un poco de su copa y ambos nos ponemos a hablar de su club y de fútbol en general, cosa que realmente amaba y con Tute no podía hablar porque no me daba bola, hasta que Enzo dice de poner música.

Comienzan a sonar canciones de su playlist y se pone a cantar conmigo. Ambos nos cagamos de risa porque estamos disfrutando, y al menos yo, lo estoy haciendo por primera vez en mucho tiempo.

—No te tenía de cantante —admito sorprendida y con una sonrisa que no podía borrar de mi cara.

—Enzo Pérez te puede sorprender —se acerca un poco y siento su mano en mi pierna, que hace contacto directo con mi piel ya que llevaba puesta una pollera de tela— Tenes una sonrisa zarpada, me gusta una banda.

Trago saliva sintiendo mi cuerpo tensarse. Sé que no estoy malinterpretando las cosas porque su mano comienza a ascender en un vaivén por dentro de mis muslos, calentandome.

—¿Te parece? —pregunto haciéndome la boluda, aunque sabía que estaba tratando de chamuyarme.

Asiente apretando su mandíbula, bebiendo un trago de vino mientras me mantiene la mirada fija.

—Nunca estuve tan seguro —sonríe relamiendo sus labios y sé que lo dice con doble sentido— No das más de linda vos.

Y diciendo esto, agarra mi copa y la suya para dejarlas en la mesa ratona.

Sin previo aviso, me agarra de la nuca y acorta la distancia que había entre los dos. Une su boca a la mía con desesperación y yo pongo mis brazos alrededor de su cuello acercandolo más a mi cuerpo. Ansío sentirlo debajo mío así que lo empujo contra el respaldo del sillón y me siento a horcajadas de él.

Mis tetas quedan pegadas a su tórax y noto los músculos firmes de su pecho tensarse debajo de mi piel.

Suelta un suspiro contra mi boca cuando atrapo su labio inferior y lo estiro con mis dientes, a la par, sus manos firmen atrapan la zona de mi cintura y me mueven en su dirección.

Levanta lentamente la pollera teniendo ahora sí el contacto completo con mi tanga y mi culo, el cual atrapa y aprieta a su antojo, con ansías.

Y es en ese momento en el que me doy cuenta del gravísimo error que estamos cometiendo. Pero una parte de mí sabe que no hay vuelta atrás.







×××××××××××××××××

JAKSKSKSKS así me imagino a Juli enfin

los hombres al final todos infieles, pero bueno yo a Enzo lo dejo que me haga re cornuda si quiere !!!!!
joda (o no)

bueno vote si les gustó y nos estamos viendo🧐🧐

el próximo capítulo se pone hot la cosa

*sorbito de mate* chau chau

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro