Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 2

05 DE MARZO.

BS.AS, ARG



JULIETA



—¿Enzo? ¿Qué haces acá? Yo... No me siento bien... No entres estoy con dolor de ovarios —¿Qué dije? Dios.

Trato de hablar y sonar lo más normal posible, a pesar de que los gemidos amagan con salir, casi inconscientemente, pero por suerte logro controlarlos.

El hijo de puta de Enzo Díaz comienza a repartir besos por mi cuello, mordisqueando la piel que retiene entre sus dientes y se acerca a mi oído.

—Tengo unas tremendas ganas de romperte todo el orto —susurra mordiendo el lóbulo de mi oreja y me tenso por completo.

El roce de sus manos sobre mi cuerpo envían descargas eléctricas por cada rincón, una tras otra, y oleadas de calor que me resultan difíciles de contener. Quiero gritar pero sé que afuera está Enzo Pérez que probablemente no debe estar entendiendo nada.

Sin embargo, la última gota de racionalidad que se presenta en mi cabeza hace que empuje el cuerpo de Enzo Díaz lejos del mío.

Noto como su respiración se entrecorta y se le dificulta mirarme, su pecho sube y baja, su pelo está bastante desordenado y tiene los labios hinchados, al igual que los míos. Sus ojos denotan destellos de deseo pero estoy bastante cuerda como para saber que es una locura y que ambos debemos volver a la cena. No quiero levantar sospechas y mucho menos que piensen mal de mí. Si mi hermano se entera me mata, estoy más que segura de eso.

—Enzo... Basta, en serio te digo —trato de encontrar las palabras pero solamente quiero besarlo. Sin embargo, no lo hago—. Esto no va para ningún lado, no puede volver a repetirse, ya fue, listo.

La expresión en el rostro del castaño cambia por completo. No obstante, sé que no le molesta el hecho de dejar de hablarme o de mantener sólo una amistad, sino que le jode el hecho de no poder coger conmigo. Porque Enzo Díaz es así. Nunca nadie lo engancha y es un hijo de puta si quiere.

Yo no me quedaba atrás tampoco. Siempre tuve muy en claro cuáles eran mis intereses, con Enzo solamente quería coger, pero tenía miedo de engancharme así que si podía evitar que se volviera una adicción, entonces lo haría. Lo haría lo más lejos que pudiera de mí y de mi vida.

—¿Sos joda flaca? —Trata de hablar en voz baja pero noto como su expresión es de puro enojo— Hace 1 minuto querías que te cojiera, ¿y ahora me venís con esta chiquilinada?

—Es que...

—No, no me vengas con vueltitas Julieta —se acercó a mí con la vena marcándose fuertemente en su cuello. Gesto que veía en los partidos cuando estaba enojado—Me aburre la gente así. Si queres coger bien, si no... Listo... Cortemosla acá.

Y ahí aparece de nuevo. El verdadero Enzo Díaz. El mismo que había lastimado a tantas mujeres, y el mismo que no tenía un pelo en lengua para decirte cosas que te hieran o te rebajen como persona.

—Andate a la mierda —le suelto acercando mi rostro hasta el suyo—. Estoy harta de ser un juguete sexual para vos y que me vivas ignorando.

Su risa salió de imprevisto y quería romperle la cara. Acortando la escasez de distancia que existe entre ambos cuerpos, Enzo me mira con una ceja levantada y una sonrisa que denotaba cuánto disfrutaba ser un narcisista de mierda.

—¿Y qué pensaste? ¿Que me quiero casar con vos o que vamos a irnos a vivir juntos y tener tres hijos? —Niega con la cabeza, al mismo tiempo que clava sus ojos en mí con una sonrisa ladina—. Pensé que eras un poquito más inteligente, Julieta.

Quizás debí quedarme callado y cortar todo ahí. Sin embargo, levanto el cierre de mi jean y acomodo mi ropa antes de alejarme de él con la única intención de no volver a verlo nunca más, aunque fuera difícil.

Lo miro antes de irme y siento que es un caso perdido, pero algo en él me grita que me quede.

—Ya vas a volver, Colo. Nadie te coge mejor que yo y lo sabes muy bien.

Quiero pegarle una patada en el medio de las pelotas hasta que se retuerza del dolor.

—No quiero una mierda con vos, serías la última persona con la cual tendría algo serio, la posta —levanto una ceja afirmando cada una de mis palabras—. Solamente quiero que me trates como a un ser humano, un hola o un cómo estás alcanzaba, no te pedía un anillo tarado.

Y sin decir nada más, giro el pomo de la puerta y la abro para encontrarme con el pasillo vacío. Enzo Pérez se estaba yendo porque automáticamente lo veo bajar por las escaleras.

No freno ni me detengo a mirar para atrás porque sé que Enzo Díaz me puede lo suficiente como para que me doblegue a su manera. Sé que conmigo puede hacer lo que quiera pero hay veces que reconozco lo que valgo, y sé muy bien que por ahí no es.




[•••]




La cena se hizo eterna, o quizás a mí. No veía la hora de irme, sobre todo porque la mitad estaban en pedo y la otra mitad hablando de lo buena que estaba Morena Beltrán. Me tenían los ovarios por el piso.

Por suerte no tuve que estar cerca de Enzo Díaz, porque se sentó en el otro extremo de la mesa y ni siquiera nos mirábamos. Sé que entendió bien el concepto de cortarla acá mismo, sin embargo, una parte de mí quería que me mirara o me diera atención. Aún así, sabía que no prestarle atención a una chica era su forma de que se engancharan, para usarlas, ni más ni menos.

—¿Juli?

La voz de Enzo Pérez, que estaba sentado al lado mío, me saca de mis pensamientos.

—¿Estás bien? Tas media rara, perdón que me meta —dice y me sonríe.

Casi me desmayo cuando veo su sonrisa y sus arruguitas marcadas en sus párpados. No me detuve en ningún momento de la noche a observarlo, está muy bueno, siempre lo está, pero es más el aura misteriosa que lo rodea lo que lo convierte en una persona completamente llamativa e interesante. Siempre está serio o habla lo justo y necesario, solamente con un par de amigos. Enzo Díaz no se lleva mucho con él, sin embargo, mi hermano y un par más sí, y lo consideran un tipo único y con el que se puede dialogar de cualquier cosa.

Estoy segura de que me escuchó hablando con el otro idiota, pero sé que Enzo Pérez no es de meterse en quilombos que no le incumban.

—Sí... Todo bien.

Noto cómo frunce el ceño y me clava la mirada.

—Mmm, mira que si mentis te va a crecer la nariz —me jode y no puedo evitar reírme por ese comentario.— No hablaste en toda la cena y siempre sos la que más habla, por eso me pareció raro.

Que observador.

—Cosas personales. No estoy teniendo un buen día la verdad —afirmo sintiendo la mirada de alguien sobre nosotros, y sé exactamente quién es pero decido no prestarle atención.

—Bueno, cuando quieras y necesites hablar con alguien, contá conmigo ¿dale?

Asiento y le doy una sonrisa que parece contagiar porque hace lo mismo, mirándome a los ojos.

Por unos segundos, ninguno de los dos dice nada, pero él parece querer hacerlo. Sin embargo, Solari nos interrumpe para hacer un brindis.

—Che, tortolitos presten atención —dice Beltrán guiñandole un ojo a Enzo Pérez y este niega con la cabeza riéndose.

—No le des bola, dice boludeces cada dos segundos —me comenta sirviéndose un poco de vino y me ofrece, a lo que asiento— Es un milagro que se haya comportado esta noche.

—Es lo más, pero se pasa de boludo —bebo un trago de vino y todos levantamos la copa.

—Bueeeeeno muchachos y... —dice Solari mirándome y toda la mesa se gira en mi dirección— Muchacha... —todos se ríen y yo hago lo mismo.— Ahora sí. Hago un brindis por River y por Demichelis.

Absolutamente todos levantamos las copas y hacemos un chín chín de ruidos.

Enzo Pérez acerca su copa a la mía y la golpea con suavidad a la suya, guiñandome un ojo y llevando el borde hasta su boca para beber.

Me quedo ensimismada por unos segundos mientras observo todo en cámara lenta. Una gota de vino se resbala por sus labios y relame estos con lentitud, pasando su lengua hasta remojarlos.

—Eh, la única concha del grupo —me interrumpe Beltrán mientras me saca de esos pensamientos—Un brindis por vos amiga, se te quiere.

Y antes de chocar su copa con la mía, me abraza y deposita un suave beso en mi frente antes de irse con los chicos.

Revoleo los ojos y lo miro con una sonrisa hasta que desapareció de mi visión.

—¿Queres que te lleve hasta tu casa, Juli?

La voz de Enzo Pérez se hace presente y levanto mi mirada hacia él, ya que es mucho más alto que yo y la diferencia me impide estar frente a frente.

El olor de su perfume me inunda las fosas nasales y siento un cosquilleo en mi estómago. Trato de pensar en otra cosa pero todo empeora cuando su mano se apoya en mi espalda baja.

—No tengo problema de alcanzarte. A parte, nunca tuvimos la oportunidad de hablar —afirma con seguridad.

Su tacto me impide poder pensar con razón pero no lo pienso ni por dos segundos, es Enzo Pérez, ¿acaso estaba la posibilidad de decirle que no?

—Sí, ¿estás seguro? No quiero molestarte —pregunto y siento mi boca resecarse al ver sus ojos posarse en mis labios.

—No, al contrario —me sonríe de lado— Yo te llevo así que decile a tu hermano Tute que no se haga problema.

Así que, cuando un par de jugadores comenzaron a irse, incluyendo a Enzo Díaz, que ni se despidió de mí, Enzo Pérez se acercó hasta mi hermano para avisarle que me llevaba él a casa, y Tute me guiñó un ojo cuando el capitán se dio vuelta.

Dios, que idiota.

Nos despedimos de todos los que quedaban, mientras seguían tomando fernet y hablando ahora del arbitraje, y nos fuimos hasta el auto del morocho, que era ni más ni menos que un Audi A3 Sportback de color negro.

Enzo notó mi expresión de fascinación porque amaba esos autos y se encaminó a abrirme la puerta delantera del copiloto.

—Prefiero andar a pata la verdad.

Aquello me saca una carcajada y niego reiteradas veces con la cabeza. Es increíble lo que los jugadores pueden llegar a conseguir y lo lejos que pueden llegar.

—Yo prefiero que me lleves vos —suelto ese comentario sin descaro y lo miro a los ojos antes de entrar.

Puedo notar su cuerpo tensarse, sin embargo, su sonrisa se ensancha y niega con la cabeza antes de dirigirse a su asiento.

Una vez arranca, el camino se hace llevadero, pero no puedo evitar mirar sus brazos y sus venas marcarse en ellos, al igual que sus tatuajes, que tan bien le quedan. Sus manos al volante son igual a "bajada de tanga" creanme.

—Así que, ¿cuántos años tenés? —Pregunta mientras miro por la ventanilla, lo que hace que me voltee verlo y levante una ceja curiosa.

—¿Por qué tanto interés con eso señor capitán?

Su risa resuena por todo el auto y muerde su labio inferior. Tengo que contenerme por no comerle la boca y pedirle que me ahorque. Así que evito cualquier pensamiento de calentura.

—No sé, quiero saber... Nunca pudimos hablar.

—Porque vos no te animabas, me mirabas nada más —confieso entretenida.

—Me gusta observar a las personas antes de hablarles —confiesa sin despegar su vista de la ruta— Siempre veo que todos los chicos te miran con ganas, sobre todo un par... Me di cuenta que si me acercaba ibas a pensar lo mismo, que te quiero para coger o para hacerme el lindo.

¿Auch? Si estaba queriendo decir lo que yo pensaba... Auch.

—No me malinterpretes —se corrige automáticamente al ver mi expresión de reojo— Me pareces muy hermosa, pero estoy casado Juli.

Y cuando me dice eso levanta su mano y muestra el anillo. Yo hace un tiempo sabía que estaba casado pero pensaba que estaba separándose de su mujer, por comentarios que me dijo Tute, sin embargo, parece ser que siguen juntos.

—Sí, ya sé... —Contuve las ganas de salir corriendo porque había quedado como una tonta—. Es acá, la casa de blanco con ventanales.

Enzo detuvo el auto enfrente de mi casa y tragué saliva sintiendo los nervios adueñarse de mi persona. No sabía cómo despedirme o qué mierda decirle.

—Bueno, gracias por traerme Enzo —lo miré enternecida por la sonrisa que me estaba regalando, y abrí la puerta dispuesta a irme.

Su mano me impide la salida y me giro para verlo con curiosidad.

—Nos vemos, Juli... Que descanses.

—Que descanses, Enzo.

Le sonrío hasta que finalmente cierro la puerta y camino hasta la casa. Recién cuando estoy dentro escucho el auto irse y suelto un suspiro de relajación.

Era impresionante que nunca había hablado con Enzo Pérez antes y en una sola noche me había puesto nerviosa como nunca nadie lo había logrado a ese extremo. Lo malo era que estaba casado, y yo no iba a caer en esas, porque sabía perfectamente que él amaba a su mujer y que yo no me metía con tipos casados.

Pasados unos cuantos minutos, oigo el sonido de una notificación desde el celular, y al desbloquear la pantalla la alcanzo a leer.

"enzonicolasperez35✓ ha comenzado a seguirte."











××××××××××××

DIOS HERMANAS VIERON EL PARTIDO DE HOY, ENZO DÍAZ VS BARRACAS FUE y que hot ese hombre🫡😔soy toda suya

bueno tenía ganas de subir algo así que bueno, acá tamo :)

espero q le guste 💘💘💘💘🥺

DALE LOCO QUE YA ESTAMOS EN OCTAVOS DE LIBERTADORES (insertar grito de fan girl)

bueno me retiro, beso en cada teta🧐

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro