Capítulo 5
Mientras Anderson maldecía dentro de su auto, Clarisa abandonaba la escena del accidente; ahora más que nunca debía reponerse de este hecho; los Stone habían sido los padres perfectos después de Richard y su abuelo. Debía vengar la muerte de sus padres biológicos y la de sus padres adoptivos; las palabras de su tío cuando agonizaba de que había tenido que ver con la muerte de su madre no abandonaba su mente; hasta donde tenía entendido su madre murió por una complicación en la labor de parto. Pero si su tío se regodeo en ello, es porque había orquestado su muerte.
También pensaba porque Johan la había ayudado, siempre estaba presente cuando ella más lo necesitaba, su corazón salto por la alegría, pero alejo esos sentimientos de inmediato, no podía sentir nada por alguien; todas las personas que ella amaba terminaban muriendo. «No puedo sentir nada por él, él me ha ayudado; si lo llego a amar mi tío lo matara como a mis padres.» Y con ese pensamiento emprendió el camino sin rumbo fijo.
Tras caminar por varias horas, vagando sin rumbo fijo llego a uno de los callejones donde solamente la escoria humana se reunía a hacer sus actos delictivos. Se acercó a la entrada de un bar de mala muerte al llegar, junto a unos contenedores de basura vio a dos hombres como golpeaban a una mujer la cual yacía en el suelo en posición fetal tratando de protegerse de los golpes. A Clarisa le trajo recuerdos muy dolorosos por lo que sin pensar utilizó sus conocimientos en defensa personal y logró reducirlos hasta dejarlos inconscientes.
Cuando logro calmar su ira volvió hacia la mujer en el suelo, cual fue su sorpresa al encontrarse que la mujer que había ayudado había sido su abusadora en los tiempos que vivió en el orfanato.
-Mama, ¿Eres tú? - La mujer a duras penas pudo levantar el rostro.
- ¿Claire? -
-Si, soy yo. Vamos te ayudaré a pararte- Levantando con dificultad a Mama se dirigieron a la parte más alejada del callejón, cuando los hombres reaccionaran ellos harían de cuenta que se habían marchado y no las buscarían; de todos modos, no aceptarían que fue una mujer quien les golpeo.
- ¿Que hacías ahí, Mama? -
-Tratando de buscar algo de comer. No todos vivimos como tu- Le dijo don un tono de envidia.
-En efecto nadie vive como yo. Otra cosa mi nombre real nos es Claire. Mi nombre real es Clarisa- Respondió Clarisa.
-Mira, Claire o Clarisa. Como sea que te llames. ¿Qué haces aquí? -
-He huido- Clarisa no sabía que tan confiable podría ser la mujer que tenía enfrente.
-Crees que soy tonta. Siempre te has creído más que los demás-
-Eso no es cierto, desde el primer día tu y tus amigas me golpearon, sin hacerles nada-
-Bueno, era divertido- Lo dijo con una media sonrisa.
-Mira esos eran otros tiempos; ya no vale la pena recordarlos. ¿Dónde vives? -
-No tengo casa. Duermo en un albergue -
- ¿Como te ganas la comida? -
- ¿Para qué quieres saber? -
-Ya te he dicho que me escapé, tengo que ganarme la comida; no voy a robar-
Con eso se dirigieron al albergue, Mama presento a Clarisa con los encargados, estos al verla golpeada, le curaron las heridas y le asignaron a Clarisa una cama cerca de la de Mama.
En el albergue Clarisa ayudaba en la que se necesitaba, ganándose la comida, en el lugar había un pequeño gimnasio, donde entrenaba para estar en forma, con el pasar de los días Mama reconoció que Clarisa era una buena chica y que se había equivocado al juzgarla, por lo que se volvieron amigas, trabajaban en lo que pudieran para comer.
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Desde el día del accidente donde supuestamente había muerto Clarisa, Johan no había vuelto a saber de ella y eso lo estaba volviendo loco, esta vez Clarisa se había escondido muy bien para no ser encontrada.
Le había pedido a su compañero de patrulla que si sabía algo de ella o rumores que se los hiciera saber.
Mientras Johan buscaba sin descanso a Clarisa, dio con un albergue donde las personas sin hogar asistían por las noches, para su sorpresa vio entrar a Mama, él la reconoció de inmediato, pero no la a bordo de inmediato ya que iba acompañada de otra chica la cual se le hacía conocida, es más se la parecía a Clarisa con la diferencia que esta tenía el cabello corto y negro, era un poco más robusta e intimidante ante las otras personas ya que se apartaban cuando ella les pasaba por el lado.
«No puede ser Clarisa, ella no podría ser amiga de la tal Mama. Ella había agredido en múltiples ocasiones a Clarisa» Se dijo a si mismo. Johan cada vez se frustraba más; no podía mostrar una foto de Clarisa ya que su tío sabría que esta viva.
Los meses pasaron; para ser exactos dos años habían transcurrido desde la segunda supuesta muerte de Clarisa y Johan no había logrado encontrarla. Sabía que estaba viva en alguna parte. Mientras buscaba a Clarisa, Johan ha estado recabando información y pruebas de los actos delictivos de Anderson, pero no eran suficientes para su arresto, quería obtener información solida para ligarlo a las tentativas de muerte hacia Clarisa y la de sus padres.
En una investigación del departamento de policía Johan fue comisionado para investigar peleas callejeras que se realizaban los fines de semana en lugares clandestinos. Johan acudió a uno de sus soplones, quien le confirmó que se realizaban en diferentes días y lugares; la realización de estas era del conocimiento de la gente una hora antes.
Un día mientras Johan trabajaba en la jornada nocturna, recibió la llamada de su informante.
-Smith- Contestó sin mirar su móvil.
-Siempre tan alegre Smith-
-Habla, que no estoy de vago como tu-
-Hoy hay pelea dentro de una hora. En unas bodegas abandonadas al margen del River Stort, al norte del complejo Hidráulico. Hay vigías así que llega de incognito- Y colgó.
Y así lo hizo una hora después Johan y su compañero llegaban al lugar, el cual estaba abarrotado de gente, en el centro del área había una pequeña jaula donde estaban luchando dos hombres mientras los espectadores apostaban por quien sería el ganador; la pelea termino y los ganadores cobraron sus apuestas.
-Damas y caballeros, esta noche tendremos peleas estelares- Decía el hombre.
-No sabía que también había peleas de mujeres- Dijo el compañero de Johan.
-Eso quiere decir que no leíste el expediente de la investigación.
-Claro que si lo hice- Asevero su compañero.
-Lo dudo-
-Hoy pelaran las dos chicas quienes no han encontrado rivales; ustedes ya las conocen; así que vayan haciendo sus apuestas-
- ¿Llamamos a los refuerzos? - Preguntó a Johan.
-Aun no, cuando sea el turno de las chicas- Dijo Johan.
-Smith, estamos cerca. Actuaremos ahora- Dijo una voz en el auricular que llevaban en el oído.
-No, todavía no-
Una hora más tarde la primera pela estelar femenina daría inicio.
-Damas y caballeros, daremos inicio con la primera pelea femenina de la noche.
La retadora La Montaña y La Avispa-
La Montaña es una mujer gorda con cara de pocos amigos y que intimidaba en cambio La Avispa es una mujer alta delgada cabello corto y negro, la gente comenzó a apostar a favor de la montaña, hasta ese momento Johan no había podido mirar a La Avispa, pero cuando esta comenzó a dar vueltas en la jaula, la sorpresa invadió a Johan la mujer de la cual se había enamorado y que había estado buscando por más de dos años apareció ante él totalmente cambiada.
Clarisa había cortado su cabello, lo había vuelto a teñir a negro y sobre todo su cuerpo había aumentado su masa muscular, sin perder la gracilidad de la figura femenina. Por unos segundos estuvo paralizado ante la mujer que tenía frente a él, pero de repente reacciono y dio la orden actuar.
-Es hora, arresten a la mayor cantidad de gente- Ordenó Johan.
De repente se oyeron las sirenas por todos lados, un contingente de policías apareció de la nada y arrestaron a la mayor cantidad de personas posibles, entre ellos uno de los organizadores y la mujer causante de los desvelos de John.
-Clarisa- Dijo en su oído mientras le ponía las esposas.
-Suéltame, Johan. Que me encontrará mi tío si me arrestas-
-No, tu y yo tenemos que hablar-
Tomó a Clarisa y la metió en la patrulla, a lo lejos Mama veía como metían a Clarisa en la patrulla.
-La he encontrado- Le dijo Johan a su compañero.
- ¡Que!, tu frágil damisela. Quien se imaginaría que se convertiría en una luchadora clandestina- Dijo el policía.
- ¿Me puedes cubrir? -
- ¿Ahora? -
-No, de camino a la estación- Aclaró Johan.
Mientras seguían cargando las patrullas con detenidos, una hora después estaban de camino a la estación cuando Johan se desvió en el camino. Llegaron a su apartamento, bajo a Clarisa del auto y la llevo adentro lujoso apartamento.
Johan venía de una familia rica, pero él quiso ser una persona normal y se dedicó a trabajar, pese a que no lo necesitaba.
- ¿Por qué me has traído a este lugar? - Preguntó Clarisa.
-Tu misma lo has dicho, si te llevo a la estación es muy probable que tu tío se entere que estas vivían aun- Respondió Johan.
- ¿Qué quieres de mí? -
-Cuidarte Clarisa, eso es lo que quiero hacer-
-Tienes que dejarme ir Johan, todas las personas que están cerca de mi mueren-
-No, no lo haré llevo buscándote por más de dos años y se que tu tío te da por muerta- Le dijo Johan soltando le las manos, para luego estrecharla entre sus brazos.
-Pero aun así siempre logra enterarse. Mira lo que le paso a los Stone-
-Eso fue porque él sabía que aun vivías. Así que relájate. Ve por ese pasillo hasta el final hay una, es el cuarto de invitados, tiene su ducha. Toma un baño mientras te preparo algo de comer.
Johan era el único hombre que no era su abuelo que lograba tener cerca, los demás le causaban repulsión y asco. Cuando clarisa había comido lo que Johan le preparó empezaría el interrogatorio.
-Es hora de hablar Clarisa, así que habla- Ordeno Johan.
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