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Capítulo 1

Un día a inicios de los años ochenta, el patriarca de la casa Craig heredo su imperio a su hijo menor Richard Craig, quien se había esforzado en Harvard para obtener una carrera universitaria de administración y finanzas, parte de ser una persona honesta y de haberse comprometido con los pilares de la familia.

Sin embargo, Anderson Craig no estaba de acuerdo con la decisión de su padre por lo que lucho férreamente para hacerlo cambiar de decisión; sin embargo, la falta de una educación, la vida lujuriosa que llevaba y sobre todo el poco compromiso con los valores familiares fueron la razón por lo que no fue dejado a cargo del vasto imperio de la familia Craig.

Sin embargo, por ser un Craig de sangre pura, no sería dejado desprotegido el recibiría mes a mes una subvención por poseer acciones en las diferentes compañías de la familia. Mas, sin embargo, Anderson se juro a si mismo que él obtendría por cualquier medio posible el puesto que por la línea de sangre le correspondía. Secretamente iría tejiendo un plan, crearía alianzas secretas que le ayudaran en el futuro.

El día de la muerte del patriarca Craig, Anderson no derramo ni una sola lágrima por su padre, ni consoló a su hermano, quien lo lloraba amargamente, es más ni se presentó al funeral. Lo que hizo Anderson fue ir a celebrar la muerte de su padre por todos los antros de Londres, despilfarrando la fortuna que con mucho esfuerzo habían amasado sus antepasados.

Para afianzar alianzas y hacer crecer más su imperio ambos hermanos se casaron con mujeres de familias prominentes, Anderson fue le primero, se caso con Alana Bowie quien era hija de Marshall Bowie propietario de una de las compañías de barcos mercantes mas grande del Reino Unido y dos años después lo hizo Richard pero con la mujer que amaba Arlene Bain, hija del dueño de la constructora mas grande de Inglaterra, se habían conocido en la universidad cuando ella estudiaba arquitectura, ella era dos años menor que Richard por lo que habían dejado de verse por un tiempo, pero no habían perdido en el contacto.

Sin perder el tiempo Anderson procreo a sus dos hijos Brianna y Bruce, sin embargo, por sus constantes infidelidades y maltratos Alana dejo a Anderson y se marcho fuera de Londres con sus hijos aun pequeños, ella había descubierto el lado oscuro de su esposo, utilizó el poder de su familia para mantener alejados a sus hijos de su padre.

Por otro lado, Richard llevaba un matrimonio tranquilo y lleno de amor y honestidad entre ambos, un día Arlene le dio la noticia a su amado esposo serían padres. El embarazo de Arlene tuvo altos y majos su esposo la cuidaba, era su amor y su tesoro, no sabían que tendrían, pero habían jurado que sería amado como la mas valiosa posesión.

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A Anderson le asqueaba la relación de su hermano con su mujer, a él no le importaba ni su mujer y mucho menos sus hijos, a él solamente le interesaba obtener el puesto de su hermano y el poder que conllevaba su posición en la empresa.

Arlene entraba y salía del hospital su condición de salud no era buena pero igualmente seguiría con su embarazo, tanto Richard como Arlene se preguntaban ¿Qué andaba mal con ella? Ningún doctor lograba dar con una explicación acertada para su condición, el día del parto llego y los médicos recomendaron una cesárea que sería lo mas rápido por en bien de los dos, ambos accedieron, sin embargo, los doctores no sabían que Arlene tenía problemas circulatorios por lo que en el transcurso de la cirugía Arlene empezó a desangrarse, los médicos lograron sacar al bebe que resulto ser una hermosa niña, al mismo tiempo Arlene entro en paro por la perdida de sangre.

La niña fue enviada a neonatos, mientras los médicos transfundían sangre a Arlene y trataban de cerrar la herida de la cesárea, pero no lo lograron hasta que Arlene en las manos de su esposo dio las últimas bocanadas de aire.

-No, no, no me dejes Arlene que voy a hacer con nuestra hija. No puedo solo, amor-

-Señor Craig, ella se ha ido. Su hija lo necesita. Déjenos hacernos cargo de la señora Arlene- Dijo el médico.

-Déjenla bella, por favor-

-Así se hará- Dijo el médico, quien había atendido durante mucho tiempo a las mujeres Craig.

En la sala de neonatos, Richard entró para estar con su hija.

Era un 16 de mayo del año 2000. Era un día dulce y amargo. Era dulce, porque había sido el día que vino al mundo su hija, el furto del inmenso amor que se tenían su esposa y él. Pero amargo porque había perdido a quien él había considerado su alma gemela.

- ¿Cómo llamará a la niña? - Preguntó una enfermera.

-Clarisa Craig Bain- Contestó Richard.

-Hermoso nombre- Dijo la mujer.

Mientras la nana se encargaba de cuidar a Clarisa, Richard asistió al funeral de su amada esposa. No extrañó que el funeral fuera muy concurrido, era lógico, tomando en cuanta el poderío de ambas familias. A pesar de todo Richard encontró consuelo al hablar con su excuñada, pero el único que no asistió fue Anderson.

Mientras todos estaban en el funeral Anderson miraba a su sobrina quien era cuidada por la nana.

- ¿Qué le miran? - Preguntó a la mujer.

- ¿A qué se refiere joven Craig? -

-A la mocosa- Dijo con desprecio y ella sin entender respondía.

-Es una niña muy bella igual a su madre, todos la amarán-

-Porquería- Dijo y se marcho.

La mujer no entendía la actitud del señor Richard, pero no le dio importancia, al confirmar que la pequeña Clarisa ya dormía la puso en su cuna y la observó detallando cada uno de sus rasgos, piel blanca como la leche, cabello tupido y rubio como el sol de mediodía, los ojos de un azul claro, como el cielo mas claro una digna Craig, una diferencia con la de su madre ya que Arlene era de cabello negro como la noche, así como sus ojos, pero de piel no muy blanca.

Durante quince años Richard Craig cuido y educo a su hija Clarisa, ella asistió a los mejores institutos que los chicos ricos podrían asistir, pero no cometió en error de su madre con Anderson, él le enseñó a Clarisa valores y que el dinero que su familia tenía había sido ganado con uñas, dientes y sangre, por lo que ella tenía que valorar todo cuanto se le daba y sobre todo respetar a las personas que le servían.

Richard un día como cualquier otro tuvo que viajar por negocios, pero a su regreso en víspera del cumpleaños número quince de su princesa como él la llamaba, tuvo un fatídico accidente que le quito la vida.

Para Clarisa recibir la noticia de la muerte de su papá de boca de su repugnante tío, fue lo más doloroso, a ella no le importaba su cumpleaños, ella lo único que quería era a su papá de vuelta.

Anderson dejo en manos de los criados el funeral de su hermano, igualmente que en el de su padre tampoco asistiría, en cambio se presento en el edificio principal de la empresa, reclamando como suya la presidencia de la empresa, pero no había nadie ya que todos los altos directivos y miembros de junta directiva estaban en el funeral de su hermano.

Mientras en el funeral de Richard Craig, su hija lloraba desconsoladamente en los brazos de su nana. Clarisa recibía las condolencias de cada uno de los asistentes, incluyendo su abuelo materno.

- ¿Dónde está tu tío, Clarisa? - Pregunto el viejo Bain.

-No, no lo se- Dijo Clarisa a su abuelo.

-Mi niña cuídate, ese hombre no es de fiar-

-Lo sé abuelo-

Al terminar el funeral Clarisa subió a la limosina en compañía de su nana, iban de camino a la mansión cuando el auto se detuvo bruscamente y las puertas fueron abiertas por extraños con mascara y armados.

-No le hagan daño a la niña- Pidió nana.

Nadie respondió sin embargo se oyó un disparo. Uno de los hombres le había disparado a la mujer en la cabeza y el otro tomó a Clarisa con violencia y la subieron en un auto con dirección desconocía.

- ¿Dónde me llevan? ¿Qué quieren? ¿Saben quién fue mi padre? - Decía Clarisa sin recibir ninguna respuesta.

Por largo tiempo el auto recorrió carreteras, los hombres no decían nada. Hasta que el auto se detuvo. Ella fue llevada estando amordazada y sin poder ver a sus captores fue tirada en una bodega fría sin comida y abrigo.

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Por otro lado, Anderson ya sabía del secuestro de su sobrina, mientras el convocaba a todos para asumir el puesto de su hermano. Todos asistieron, inclusos dos personas que no fueron solicitadas, para sorpresa de Anderson.

-Ustedes, ¿Qué hacen aquí? -Grito Anderson.

-Señor Craig, no hay necesidad de que grite, creo que todos aquí estamos bien de la audición para que lo haga. Oímos muy bien- Dijo el Abogado de Richard.

-Tu no eres miembro del bufete de abogados de la compañía. Y tu Bain, ¿Qué haces aquí? No eres socio- Dijo Anderson.

-Primero que todo señor Craig. Traigo el testamento de su hermano el cual será leído y el señor Bain es el representante de la señorita Clarisa como así lo dispuso su hermano en caso de su fallecimiento- Dijo el abogado.

-Yo, yo debería ser el representante de Clarisa, soy su tío-

-Pero su hermano no lo estipulo así. Ahora sentémonos- Inquirió el abogado.

Anderson no contaba con la astucia de su hermano por lo que tuvo que callar y escuchar al abogado.

-Señores, estamos aquí presentes para escuchar la voluntad de Richard Craig Glenn.

<<Yo, Richard Craig Glenn, dejo todos mis bienes y las empresas que me fueron heredadas a mi única heredera, Clarisa Craig Bain.

A mi hermano seguirá recibiendo la parte de las accione que ha recibido desde la muerte de nuestro padre.

Si bien Clarisa es menor, dejo como su albacea a mi suegro el señor Evan Bain Murray hasta que mi hija tenga la capacidad de tomar mi puesto.

Por último; hermano se que estarás pensando por que elegí a un abogado fuera del bufete que la familia ha contratado, por que se que los comprarías y te desharías de este testamento y apoderarte de lo que le pertenece a mi hija.

Si a Clarisa le sucede algo será mi suegro quien tome posesión de la fortuna Craig y si a él le sucede algo también, la fortuna Craig será diseccionada y vendida en pedazos y las ganancias se repartirán en fundaciones benéficas.>> Estas son las palabras de Richard Craig Glenn, el cual esta completamente consciente y en pleno uso de sus facultades mentales- Expreso el abogado.

-A partir de hoy yo tomare el puesto de presidencia como lo dijo Richard, así que Anderson has el favor de desocupar mi silla- Dijo el viejo Bain.

-Se arrepentirán- Gritó Anderson.

-Anderson, espero ver a mi nieta en su casa cuando termine la junta, no has dejado que la tierra de la tumba de tu hermano se asentara y ya estas creyéndote el dueño del mundo- Dijo Bain.

Y con un portazo Anderson se retiró

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Mientras tanto en las bodegas donde se encontraba Clarisa, los hombres encargados de su secuestro, esperaban a su jefe. Uno de ellos estaba ebrio y decidió ir a divertirse un rato. Abrió la puerta de la bodega y vio a la niña de quince años la cual despertó sus más bajos apetitos. Se dirigió a ella.

-Eres hermosa sabes, nunca he estado con una niña. Tu no lo pareces. Tienes todo- Dijo el hombre.

Clarisa no contesto en lo absoluto, estaba aterrorizada y el miedo la había bloqueado, el hombre empezó a quitarse la ropa y estando desnudo se dirigió a cerrar la puerta por dentro.

-Nadie nos interrumpirá-

Agarro a Clarisa de su hermoso cabello rubio y la arrastro a una mugrienta colchoneta que estaba en el suelo la empezó a desnudar rasgando su traje negro, la dejo totalmente desnuda, aunque Clarisa estaba amordazada y amarrada de manos y pies el despreciable hombre aun así la penetro por detrás de un solo golpe, mientras la niña daba gritos ahogados por la mordaza una y otra vez la embistió hasta conseguir su clímax vaciando su semilla por su espalda, mientras miles de lágrimas corrían por las mejillas de Clarisa. El hombre si escrúpulos cuando se sintió listo de nuevo, la tomo de nuevo pero esta vez fue por su ano, así como la tomo la primera vez la reclamo la segunda pero esta vez terminó dentro de ella.

El alma de Clarisa se quebró, durante quince años había vivido en su propio cielo, pero de la noche a la mañana había caído en el infierno. Para no sufrir encerró su corazón en la oscuridad llena de muros, su juro así mismo no sentir. El hombre continúo saciándose de ella, hasta que la puerta fue derribada.

Por la puerta pudo ver Clarisa como entraba con orgullo y prepotencia el que era el hermano de su padre, con una gran sonrisa en el rostro.

- ¿Te has divertido Rick? -

-Lo siento jefe, ya sabe mi debilidad por las mujeres y su sobrina es muy bella-

-No me importa. Sabes Clarisa tu padre fue muy listo, pero no me importa que haya dejado a cargo a tu abuelo. Sea como sea me hare con todos los bienes Craig que me pertenecen por derecho propio, me desharé del viejo, así como lo hice con tus padres-

Clarisa solamente lo veía con odio, desde ese momento olvido el dolor que estaba sufriendo físicamente y se prometió a sí misma sobrevivir y cobrar venganza.

-Desháganse de ella y háganlo parecer un accidente- Ordenó Anderson y con eso se fue dejando a su sobrina a merced de los cuatro hombres.

El que la había violado la empezó a golpear de diferentes maneras a eso se le unieron dos mas quedando uno de ellos como espectador.

- ¡BASTA! Es suficiente- Mientras Clarisa en posición fetal para protegerse, miró a los hombres mientras el cuarto hablaba.

-Idiotas, cuando la encuentren nadie creerá que fue un accidente recuerda Rick que le disparaste a la vieja ahí ya no es accidente-

De pronto le disparo a Clarisa, un charco de sangre apareció de bajo el cuerpo de Clarisa.

-Me la llevo y limpien el lugar- Dijo el hombre tomando la ropa de Clarisa.

Salió del lugar sin rumbo fijo.

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