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2. Encuentro de miradas.

Actualidad

Tome el café rápido mi reloj marcaba las siete con diez minutos; me apresure en irme lo más rápido que pude pero fue inevitable llegar con cinco minutos de retraso.

Los últimos meses estuve trabajando en la empresa Vólkov como asistente personal del señor Darius quien es jefe de todo el corporativo, el señor es muy amable pero disciplinado en su trajo.

—Buenos días Ada—salude a la recepcionista nos llevamos bien.

Existía una buena ventaja de que ella no era de las típicas que te atienden groseramente  porque tienen aires de grandeza por estar en se puesto.

—Angie, buenos días pero te recuerdo que  vas tarde—me recordó yo solo asentí apurada a tomar el asensor.

Ya estaban por cerrarse las puertas un hombre subió no le tome importancia porque mi teléfono sonó.

—Bueno—salude.

Hija se te olvidó traerme a Danielle—esa era mi madre nada contenta.

—No se me olvidó solo que Agus dijo que te lo llevaría un rato. —le recordé.

Ya me mandó mensaje, bueno hablamos al rato, besos te amo—se despidió.

—Yo también te amo hablamos luego—colgué la llamada.

En ese momento las puertas se abrieron dando paso para llegar a mi escritorio.  Saludé a las chicas y me acerque a tocar la oficina de mi jefe.

—Que bueno que llegas Lie pensé que te sucedió algo—fue lo primero que dijo mi jefe.

—Buenos días jefe, no pasó nada solo me entretuve con unos asuntos personales —me límite a contestar.

—A lo que vamos, en unos minutos debe de en llegar mi hijo quiero al terminar los pendientes que tengas realices un informe detallado de la empresa  y expliques el manejo que hemos haciendo en las últimas semanas—asentí de acuerdo. —También haré un anuncio al medio día por eso quiero le avises a los demás departamentos de la empresa, tu también debes de estar ahí.

Con eso salí de su oficina para sentarme y empezar mi trabajo, la secretaria de Darius aún no llegaba. Escucho un gasrrapeo así que alcé mi mirada y me fijé que era aquel hombre desconocido que subió conmigo al asensor y este al salir se entretuvo con unas compañeras.

—Buenos días en que puedo ayudarle—salude lo más seria esa era algo que jamás cambiaría.

—Vengo a ver al señor Vólkov—contestó.

—Tiene cita con el señor Vólkov—pregunte haciendo la tarea de Gabi.

—No pero el ya sabe solo avísale que Sebastián está aquí—asentí un no tanto convencida le hable al señor Darius; él enseguida me avisó que lo hiciera pasar.

—Puede pasar señor—conteste.

El hombre misterioso entró a la oficina de mi jefe, me dedique a hacer lo que me pidió el señor Vólkov.


Toda la mañana me dedique a realizar el informe para él hijo de mi jefe, avisé a las demás departamentos de la junta. El ruido de mi celular me llamó la atención era Agus

—¿Que pasó?—mire a mi alrededor si no había alguien cerca.

No podré llevarte a Danielle como siempre estoy ocupado con el trabajo tendrás que ir a buscar a la casa de mamá ya que ella saldrá a la una de la tarde—dijo mi hermano.

—Rayos debiste de avisarme antes ahora tengo una junta y no puedo ausentarme; puedes decirle a mi madre que la pasé a dejarla a la oficina le avisaré a Ada para que yo bajé a recibirla—conteste.

Ahorita le marco, hablamos al rato enana, te odio—reí por su tono meloso.

—Me amas, nos vemos al rato y yo te amo—me despedí negué con la cabeza.

—Es así como trabajas—su voz me sobresalto.

—Me sacó un susto, desea algo más señor—trate de cambiar de tema.

—Te habla Darius—solo me di la vuelta para ver lo que deseaba mi jefe.

—En que puedo ayudarle señor Vólkov—hable una vez dentro de la oficina.

—Ya está listo lo que te pedí—pregunto.

—Si ya está todo listo—contesté el satisfecho asintió—Quería pedirle un favor.

—Dime que pasó Lie—hablo.

—Es que quiero preguntarle si no tiene un inconveniente que me vengan a dejar a Danielle, no hay nadie que la cuide, mi madre saldrá de emergencia además que mi hermano y mi padre estás ocupados con su trabajo—dije al fin con algo de nerviosismo.

—Oh la pequeña Danielle claro no hay problema ya llevo tiempo si verla—contesto con alegría.

Mi jefe conoció a la pequeña Danielle a la segunda semana puesto que nadie pudo cuidarla y no me quedo de otra que traerla al principio pensé que me correrían pero me lleve la sorpresa que todos estaban encantados con la niña.

—Bueno muchas gracias—con eso me retiré de la oficina.

El desconocido estaba sentado en la sala de espera, sus ojos estaban puestos en cada movimiento que hacía, termine de checar unos papeles. Miré el reloj y faltaban unos minutos para empezar la junta, mi celular anuncio un mensaje de mi madre avisando que ya estaba cerca así que deje lo que estaba haciendo y  baje a la recepción saludé a Ada, luego de unos minutos largos apareció mi madre con Danielle y sus cosas. La pequeña se aventó a mis brazos balbuceando de felicidad.

—Te dejo sus cosas, nos vemos en la noche o no vendrás a cenar—pregunta mi madre.

—Te confirmo luego pero más seguro que este ahí para la cena. Bueno mamá ya es tarde —ella se despidió de ambas.

—Vamos Dani que el trabajo no de hace solo—susurre la pequeña me contestó con un grito.

Tome el elevador para llegar al piso donde está la salada de juntas, el primero en verme fue el desconocido quien me miraba fijamente y a su lado estaba el señor Darius.

—Pero si es la pequeña Danielle—exclamó entusiasmado el señor Vólkov la niña escucho su voz y empezó a gritar.

—Ya Danielle—dije tratando de tranquilizarla pero el señor Darius la cargó.

—Ya está grandota pero que hermosura—Danielle solo reía.

Negué con la cabeza al verla tan serena y divertida, el joven desconocido miraba con curiosidad a la niña que estaba en brazos de mi jefe.

—Mira Santiago está es una dulzura—hablo el hombre mayor al joven, Dani se fijo en Santiago dejo de reír y lo miro sería pero lo más increíble fue lo siguiente.

Danielle empezó a llorar y estirar las manos para que él la cargará. Eso solo pasaba cuando estaba con alguien más y yo aparecía. Santiago se veía nervioso y yo tenía los nervios de punta.

—Santiago carga a la niña no la hagas esperar—interrumpió mi jefe el mencionado solo tomo a Danielle quien al ver qué este la cargaba dejo de llorar y se acurrucó en sus brazos pero la cara de Santiago trasmitía nerviosismo.

Pareciera que fuera su padre.

Negué tratando de borrar esa idea, las personas empezaron a llegar así que tome a Danielle de los brazos del hombre misterioso.

—Bueno señores como verán hace unas semanas anuncie que habrían cambios en la empresa pero no sé asusten no habrán despido. El motivo de esta junta con ustedes es para presentar a mi hijo menor Santiago Vólkov. —dijo mi jefe.

El ya no tan desconocido resultó ser el hijo de mi jefe, mi mirada se fija en él susodicho; su cabello café claro, su traje impecable que se distinguía con clase pero también se veía guapo, el color de sus ojos parecían azules casi verdes.

Sus ojos me recordaban a ese alguien.

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