FAMILIA LINGUINI
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Patrick.
Juego con mis dedos impacientes, el equipo tecnológico de la camioneta parpadea a mi alrededor y desde que supe sobre la liberación de la Élite he estado rastreando como puedo, añadiendo programas a cámaras de tránsito que me permitan identificar el perfil de mi esposa y saboteando desde aquí, evitando que la FEMF se valga de eso para capturarlos en el camino.
«No me equivoqué». Presentía que al saber que estoy vivo vendría a mí y acerté porque, aunque haya hecho una vida en mi ausencia, ella no se quedaría sin venir a ver al padre de Abby.
Con Parker han cambiado de auto, lograron sobrepasar la frontera y estoy esperando en el terreno baldío que elegí como punto de encuentro antes de mandarlos a interceptar. «Rusia es territorio de la mafia roja» y por más poderosa que sea la FEMF dicha autoridad en estas zonas se debilita.
—Ya están llegando —Boris abre la puerta donde me hallo—. No hay cuervos ni ejército payaso en el perímetro.
Son las seis de la mañana, el frío de Moscú está en su peor momento y mis pies caen en el césped mientras la camioneta de la carretera se estaciona. Los hombres a mi alrededor rondan armados y Alexa es la primera que sale del auto mirando a todos lados. Estamos a metros de distancia y empiezo a correr agitando los brazos para que me vea.
—¡Chiquita! —le grito y saca a Abby viniendo a mí con el mismo afán que yo tengo.
No sé cómo lo hice, no tengo idea de por qué Dios no decidió matarme ese día y recuerdo tanto las palabras de Phillippe Mascherano cuando convaleciente me susurró "Eres el menos peor". Había sido mi aprendiz en la FEMF y mi forma de ser para con él fue la cuerda que impidió mi muerte.
La distancia entre ambos empieza a acabarse y mi corazón se enloquece cuando se arroja a mi pecho llorando a la vez que yo hago lo mismo porque pensé... Pensé que moriría en ese foso, que no las volvería a ver, pero están aquí conmigo y me agacho a tomar a Abby que se aferra a mi cuello fundiéndonos en un abrazo de tres donde beso los labios de mi esposa y aprieto a mi hija.
—Yo no le creía a Rachel cuando me dijo —no deja de llorar—. Pero, Dios... Estoy tan agradecida con los que nos están permitiendo esto.
No la quiero soltar y dejo que se desahogue, Abby tampoco se me desprende. Le doy gracias a Rachel por lo que hizo y a Luisa por cuidarla. Parker está unos pasos atrás y Alexa se aleja por un momento para que lo pueda saludar.
—¡Es increíble que estés aquí! —intenta darme la mano y lo traigo a mi torax bajando a Abby para saludarlo bien.
—Increíble ustedes que le aguantaron tanto a esos imbéciles.
—Las ganas de la revancha pudieron con todo —responde—. Sabía que iba a surgir una oportunidad de algún lado.
Palmeo su espalda volviendo a tomar a Alexa y a Abby, ni siquiera sé si en este tiempo conoció a alguien más, solo sé que quiero abrazarla. Desde que hablé con Simón no se me ha borrado la sonrisa que cargo.
—¿Alguien tiene información sobre Lewis? —llega Boris—. Soy Boris Korolev, Kryshas de la Bratva; nacido, criado y marcado por y para la organización.
—Dominick Parker —se presenta.
—Alexandra Johnson —sigue Alexa—. Ella es nuestra hija, Abby Linguini.
—Me alegra que Patrick tenga a su vieja y a su... alemán —empieza—, pero el que venga con segundas intenciones, las cuales no sean servir a la organización se muere. El que traicione se muere, el que venga a faltar el respeto a la Bratva se muere y el que no sirva será castigado.
—¿Con qué? —pregunta Parker.
—Con la muerte.
—Ya entendieron Boris, gracias —avanzo el vehículo—. Con los cabecillas se sabrá qué papel tomarán.
—Que conste que advertí.
Boris conduce y atrás vuelvo a abrazar a mi hija y a mi esposa que me pregunta cómo he estado, cómo salí, el porqué de estar aquí y aprovecho el camino para hablar.
Christopher fue el primero en irse de la fosa, él peleaba todos los días mientras yo veía desde mi celda. Una que otra vez hablábamos cuando coincidíamos en los pasillos, en los baños o inventarios. Me alegró y deprimió su partida, pero, para mi suerte, al día siguiente bajaron por mí y me tuvieron un par de días en una celda donde creí que había perdido un pie. Tortura psicólogica donde lo único que me reiteraban era que ahora pertenecía a la mafia rusa. La cara de Aleska Romanova era lo único que veía y hasta que no me vio en la mierda no me sacó dándome una probada de lo que pasaría si me ponía en su contra.
Me dejaron las cosas claras e indicaron que ahora trabajaba para ellos marcándome la espalda «¿Me asustó?» Sí, porque sé que de aquí solo se sale muerto, sin embargo, el saber que tendría posibilidades para mi familia me fueron calmando. Primeramente porque cuando dejé de rehusarme y salí empezaron a tratarme con respeto.
Christopher me contó sus planes (no tolero a Thomas Morgan), pero sí apoyo al coronel. Fortalecerse era el enfoque para no fallar esta vez, insiste en no querer hacer las cosas por partes; quiere atacar con todo y el que Bratt no sepa aún que está vivo es un as bajo la manga. Según Thomas, ir por la Élite es eso, llamar la atención y distraernos.
Pero que chingue a su madre ahora, porque son libres y también tienen ganas de pelear.
Otra cosa que me dejaron clara es que la disputa de los Romanov con los James es de ellos dos y nadie tiene porque meterse o le irá mal. Para ellos, Sasha tenía claro lo que pasaría con un descuido, el Boss sabía el riesgo de llevarla y lo afrontó cuando murió, así como Rachel tenía claro lo que conllevaba provocar a un mafioso. «No la juzgo, a la mayoría nos caía de la patada Liz», solo que Rachel vio la oportunidad, más no sopesó que las consecuencias serían tan graves.
Siento que Christopher lo ve como un traspié o un daño colateral el cual Rachel no quiere asumir, él también ha tenido los suyos. «Bratt», matar a Meredith y a Martha aumentó su odio por él y eso lo llevó a perder un montón de cosas y, le moleste o no, son cosas que no puede recuperar como los tres años de vida de sus hijos y los tres años que pasó en ese foso peleando por sobrevivir. ¿Se lo busco? Si y no le da pena reconocerlo.
—Tenemos que dejar que solucionen sus asuntos —sugiere Parker—. Aunque siendo sinceros, esperaba que trabajaran juntos al menos como soldados. Los problemas personales en la guerra deben quedar de lado y más si es la vida de nuestros hijos y la de todos la que está en riesgo. El ejército se multiplicó —añade—, Bratt se ha estado preparando todos estos años y tiene apoyo de muchos países potenciales.
—Anhelo lo mismo —coincido—. Frustra que esta segunda oportunidad no la aprovechemos.
El Palacete Romanov nos recibe, ya pedí los permisos y espero que la camioneta se estacione para bajar a mi familia llevándola al patio donde nos esperan con el desayuno. «Tuve que rogarle a Aleska Romanova durante dos horas por este favor» y dijo que no, pero luego me envió un mensaje con "Tenemos una deuda".
—Ignora a las esclavas —le pido a Alexa—. Solo imagina que son empleados cualquiera. Tardas, pero te acostumbras.
Esto es un ambiente diferente porque nadie tiene piedad, algo mal hecho puede costarte una mano, la vida o el que te empujen a una maldita trituradora. A mí me costó entenderlo, a Christopher no, ya que tantas peleas lo atrofiaron.
—Come hermano —golpeo el hombro de Parker—. Desayuno Élite para la Élite.
Beso la sien de Alexa y la coronilla de mi Abby, tendrá que irse con los hijos de Christopher y la sobrina de Rachel, por el momento el sitio donde están es solo para ellos. La presencia de nosotros ahí puede ser peligrosa, ya que básicamente estaríamos llevando al enemigo a la guarida de nuestros hijos.
La condición física de Parker y Alexandra no es la misma, se ven más delgados y agotados también, pero eso puede arreglarse con una buena jornada de ejercicios y comida. Probamos todo lo que nos sirvieron y miro la hora embutiendome las tostadas, tengo que trabajar, pero tengo que hacer algo primero también.
—Abby, ¿Quieres ver el lago con patos que está al otro lado? —le pregunto.
—¡Si!
—Super, Parker te llevará a verlos.
—¿Perdón? —contesta.
—Voy a mostrarle la terraza a Alexandra —levanto a mi esposa—. Ya nos vemos.
Me retiro con ella apresurándome a mi alcoba, deteniendome una que otra vez para besarla mientras le saco la playera del vaquero. Abro la puerta con mi espalda y nuestros labios no se separan a la vez que empieza a soltarme la camisa logrando que mi miembro tome dureza y grosor.
—Si has estado con alguien más, dímelo —separo nuestras bocas—. Me dolerá, pero es entendible creyendo que...
—No —sujeta mi rostro—. No hubo tiempo, ni ganas, ni anhelos de estar con otro.
Las dudas me abarcan por un momento, siempre nos hemos contado todo y...
—Yo sí tengo que decir algo —detengo sus manos—. Hay una mujer que me ha estado acosando —confieso—, pero no es nada, así que estate tranquila.
—Vale chiquito —vuelve a besarme—, ahora follemos.
—Es muy atractiva —separo nuestras bocas de nuevo— y a toda hora está con sus garras queriendome atrapar —simulo unas garras de gata—, pero no puede porque soy tuyo. Las mujeres de ahora no respetan a los hombres casados.
—Si —baja mi pantalón junto con mis boxer—, no te hizo nada y es lo que importa.
Nuestras lenguas vuelven a tocarse y bajo la mano a su sexo mojado moviendonos a la orilla de la cama donde de pie besos sus mejillas bajando por su cuello, sus pechos y abdomen. Le quito el sostén, sujeto sus caderas y le bajo las bragas pasando mis labios por ella antes de volver a subir llevándola a las sábanas donde me froto contra Alexa desnudo.
Su cabeza está sobre mi antebrazo y nos volvemos a besar esta vez con más ganas y menos romance.
—Te extrañé.
Le digo empujando la cabeza dura de mi miembro en su canal lubricado en el cual me sumerjo follando a mi esposa con un ritmo rápido que me sube y baja jadeando como un cabrón desesperado. Mis sentidos son un caos, hace mucho que no estoy con una mujer y se ve demostrado en la sangre que se acumula en mi pene.
Sus palmas paseándose por mis hombros y espaldas es lo mejor a la vez que nuestras bocas se niegan a separarse moviendome con más afán. La respiración profunda de ambos se funde disfrutando el uno del otro como lo hacíamos antes de que la marea nos atropellara.
La posición cambia sentándome en la orilla de la cama dejando que sea ella la que ondea su cadera sobre mí mientras paso los labios por sus pezones oscuros. Las terminaciones nerviosas de mi miembro palpitan y llevo la espada a la cama observando cómo estoy dentro de ella. Un tsunami de sensaciones nos toman a ambos desesperados, tensos y ansiosos por soltar esta carga que me hace pasear los dedos por la separación de sus labios íntimos dándole más placer en los minutos siguientes donde no dejamos de quejarnos cautivos del placer que nos damos uno al otro.
Solo provoco que se mueva más y caigo de nuevo cuando las ganas de terminar empiezan a sobrepasarme, los muslos se los sujetos acariciándolos y dejo que venga a mí uniendo nuestras bocas otra vez. El calor de su vagina zarandeandose sobre mi pene empieza a cargarme y ella lo sabe porque aumenta el ritmo escodiéndose en mi cuello. Quiere correrse también y aprieto sus glúteos dejándome ir dándole paso a la primera corrida.
Tanto tiempo separados logra que quiera quedarme todo el día en la cama con ella, pero las tareas no me dan tregua y debo conseguir otra niñera que no sea Parker. Tomamos una ducha juntos antes de volver a salir como un par de tontos enamorados.
Dominick está esperando en la primera planta con dos Boyevikis atrás y... Pobre, aquí son recelosos con los nuevos.
—¿Estaba bonita la terraza? —pregunta Abby y Boris niega.
—¿Por qué le mienten tanto a sus hijos? —pregunta— Los nuestros saben hasta matar.
—Hay algo que se llama adaptación.
Le pido a Alexa que se despida de Abby. Boris sabe donde tiene que llevarla y nosotros tenemos que ponernos al día con todo, ya que quien está aquí si o si tiene que servir para algo o lo destierran de inmediato.
Acomodo su gorro y el cabello un poco más oscuro que el mío. Estaremos en contacto todo el tiempo y una que otra vez iremos a verla, así que ambos la abrazamos dejando que se la lleven. No es algo que queramos, es algo a lo que estamos obligados.
Boris se la lleva y me quedo con Alexa y Parker.
—Buenos días a todos —saludan bajando las escaleras y pongo las manos en mi cintura con la rubia dorada de cabello largo que luce botas de cuero, vaqueros ceñidos y gabán la cual camina como modelo, «Aleska».
Baja de un todo esperando la presentación y Parker es el primero que lo hace. No le da la mano como si supiera que ellos poco la dan. Abrazo a mi esposa para que no se sienta insegura y a ella sí le da la mano la muy infeliz.
—Que bella eres, Alexandra —empieza—. Patrick habla mucho de ti, dice que eres su "Chiquita". Se le oye muy tierno.
—Si, llevamos mucho tiempo casados —responde ella con una sonrisa.
—Que excitante —contesta arrugandome las cejas—. Espero que tengan buen día, recuerden que no respondemos por traumas de ningún tipo. La mente abierta y el no meterse en problemas ajenos hará la estadía más placentera.
—Gracias.
Sus tacones resuenan cuando se marcha dándonos la espalda.
—Esa es la mujer que te digo.
Le aviso a Alexa y codeo a Parker explicándole la situación.
—Ignorala chiquita.
No me contesta y noto que está mirando el sitio por donde acaba de desaparecer la rubia.
—¡Chiquita! —me ofende.
—Estaba viendo su outfit, Chiquito, es una mujer —se defiende.
—Vámonos que esto se está poniendo muy raro —sugiere Parker.
—Es lo mejor —secundo llevándola al vehículo que abordamos.
Salimos del palacete rumbo al punto donde se encuentra el ejército rojo. El terreno donde yace no tiene propiedades a alrededor y le pido a Parker que no se aleje hasta no definir su situación. Alexa está a salvo por ser mi esposa, mientras que no tenga traspiés con nadie está segura.
Cruzamos la ciudad, tenemos dos puntos importantes de preparación; uno en Sodom y otro en Moscú el cual nos recibe. Atravesamos el arco que nos sumerge en el lugar lleno de soldados mercenarios liderados por Christopher que aparece entre todos sobresaliendo como el líder que es.
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Besitos.
Con amor.
Eva.
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