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Banquete.

Antoni.

Acomodo el traje mientras camino hacia la puerta principal. Visitar a Greta es algo cotidiano desde que se convirtió en mi amante y ella trata de ser una buena madre sacándole provecho al tiempo que le dejo a Lucca.

Los empleados me dejan pasar manteniéndose en silencio, solemos cenar cuando vengo y hoy no es la excepción, ya que tienen la mesa lista. No me recibe como acostumbra, por ello el personal me señala el comedor sin inmutar palabra mientras los halcones se ubican en sus respectivos puestos.

—Me apetece vino —pido tomando asiento.

Obedecen mientras acomodo la servilleta, hay un silencio sepulcral que incomoda y van trayendo los alimentos. La demora de Greta raya al irrespeto y le atribuyo la tardanza a los achaques del embarazo.

—Ella no se ha sentido bien hoy —me indican con la mirada gacha y me molesta que no me avisara antes de venir hasta acá.

—Sírveme que mi esposa me espera y por mi amante no aguardare toda la noche —estipulo.

—Si señor.

Me ponen el plato y tomo los cubiertos. Los primeros bocados llegan a mi boca y alterno con el vino, todo está en el punto perfecto, la cremosidad del plato complace mi paladar,el guiso está en su punto y la carne bien cocinada, pero hay algo que mancha el momento. Las empleadas no se han movido de su sitio, se denota la postura rígida y que miren a otro lado con la barbilla temblorosa es algo que interrumpe mi paz.

—El siguiente plato —pido llevándome la copa a los labios.

La cocinera sale con una bandeja entre las manos la cual deja en el centro de la mesa, las demás empiezan a llorar y el que tiemblen hace que Alí se acerque.

—Él lo pidió —dice una de ellas—. Él quiere saber.

—¿De qué hablas?

—Él quiere saber si el cuervo estaba en su punto —la encargada de la cocina levanta la tapa y una oleada de vómito inunda mi plato a la vez que siento que me rasgan con la hojas más afiladas de todas expulsando todo.

Las arcadas son incontrolables y tomo el mantel mandando todo abajo, la cabeza cae, sus ojos me miran y me levanto aturdido sin poder dejar de verlo.

—¡Maldito! —no respiro con el sabor salado de las lágrimas— ¡Mil veces maldito!

No puedo detener los temblores que me toman, los espasmos internos y los latidos acelerados al verlo así de esa manera y lo único que hago es llevarme de nuevo las manos a la cabeza. El vómito me toma otra vez y la comida en el suelo me hace tomar el arma disparandole a todas ellas por hacer semejante asquerosidad.

Me apresuro arriba yendo por Greta, pero tampoco está y me voy a la otra alcoba queriendo hallarlo, pero no, no hay más que sangre en las paredes y eso me hace vomitar de nuevo.

«Maldito», me lo ha quitado ese maldito y contengo el castañeo de mis dientes jurando que lo voy a acabar. Puede querer ser lo que sea, pero el líder sigo siendo yo, el que está en lo alto y ellos no son más que plebeyos, los cuales deben callar.

Tomo asiento en busca de estabilidad, sin embargo, no la consigo y lo único que hago es taparme los oídos cuando los recuerdos con él me funden a la vez que Damon y Lucian siembran el terror de que esto pueda ser mil veces peor. El sabor sigue en mi boca, sus ojos mirándome y el calor que causó el haberlo tenido hace poco.

La malograda me deja quieto y no quiero inmutar palabra, simplemente he quedado frío mirando el sitio donde dormía mientras intento tomar el control, «Si no lo acepto, no pasó» «Si no lo acepto, no pasó». «No estuvo aquí».

Soy el líder, la pirámide es mía, el poder es mío y así será siempre porque la fuerza nunca será superior a la inteligencia.

Me pongo en pie y salgo erguido como si no hubiese pasado nada, Alí me está esperando y aunque incomode, lastime y sufra...

—Encargate de traer a Greta —le pido—. Está esperando a un Mascherano y lo necesito, ¿Me oyes?

—Como disponga.

Que otros lo sepan sería darle la importancia y la grandeza que no tiene un plebeyo con delirios de Dios quien solo tuvo un golpe de suerte, porque fue solo eso, un golpe de suerte, ya que fuera de la pirámide no es más que un revoltoso.

—¿Rachel ya se fue a París? —pregunto.

—Si, señor —contesta Alí— ¿Está bien?

—Perfectamente.

Es lo último que digo antes de irme a casa esforzándome por borrarlo de mi cabeza.

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Bratt.

Tres años siendo el máximo jerarca, el dueño de la ley, de la rama judicial más grande del mundo y no me arrepiento, porque he cuidado impecablemente de esta entidad llevándola por buen camino, respetando las normas que se impusieron en un principio.

Estamos para cuidar a los demás y muchos agradecen eso, que respetemos la vida, que aceptemos opiniones y tratemos de dar paz y no guerra. Multipliqué el número de soldados, creé un sistema informático de alta seguridad superior al que había creado Patrick y la NASA nos ha ayudado con la evolución de las armas.

Observo a lo que era el equipo Élite prepararse para los operativos de rutina, marchan por las calles de distintas ciudades vigilando que todo esté en orden y la preparación que tienen los habilita para manejar los casos más peligrosos.

Estarían gozando de los rangos superiores, pero ellos decidieron irse por el camino equivocado y las leyes no me permiten pasar por alto su comportamiento. La alta guardia terminó igual y son una pequeña tropa conformada por Alexa, Parker, Brenda, Simon, Dalton, Ivan, Make y Laila.

—Estoy listo, Ministro —Lucian viene por mí y le doy una palmada en el hombro.

La tropa se va y yo me marcho a casa con el hijo de Antoni Mascherano quien es como un hijo para mí. Lo he instruido, lo he cuidado y he sido el padre que no tuvo. Esto me costó la vida de Mia quien no resistió el HACOC y murió antes de que pudiera llevar a cabo las negociaciones.

Atiendo la llamada que me informa el estado de Rick James quien está teniendo una buena recuperación y en cuanto el médico lo determine será enviado de nuevo a Irons Walls.

En casa me espera Gema quien me recibe con un beso. Kazuki, su esposa, Laurens y Cristal están en la sala, ya que decidieron venir a nuestra celebración de "Unión". Por ellos fue que nos conocimos, Kazuki siempre estuvo resaltandome las cualidades de mi esposa, quien ha ayudado a Sabrina y ahora luce mucho mejor.

—¿Los niños? —le pregunto.

—Con la niñera, pastelito.

Tengo lo que todo hombre quiere y lo que me quitaron fue recompensado doblemente. Sabrina le ayuda a Gema con la cena y compartimos un grato momento, el cual termina con un brindis. Lo de Mia fue hace poco, pero las gemelas ya se habían distanciado de la familia desde que murió mi padre.

La recuperación de Sabrina amerita otro, también el que sea el hombre ejemplar que siempre quiso Joset y el que hayamos limpiado la entidad, la cual es algo impenetrable. Soy el ejemplo de que no se necesita sangre para ser fuerte, ya que la FEMF está mejor que nunca.

—Descansen —los invitados se van y me quedo con Sabrina, Lucian y mi esposa.

La primera dama entrelaza nuestros dedos antes de besarme en la boca, lo de Marie es algo que la aflige a veces, pero ya lo está superando y una manera de querer sanar eso es teniendo a Rachel en prisión, «Ella y Antoni es lo único que nos falta».

Me tomo el privilegio de hacerle el amor como todas las noches, en nuestra cama, a nuestro modo, disfrutando el que nos pertenezcamos uno al otro y seamos una familia que lo tiene todo.

Le di un puesto a Sabrina en la FEMF con el fin de que volviera a la rutina diaria, por lo tanto, Lucian y ella nos esperan a la mañana siguiente, me despido de mis hijos y nos vamos juntos al comando donde el ejército me hace los honores estando reunidos.

El Concejo está atrás, al igual que las grandes cabezas del sistema judicial que van desde la marina hasta la policía.

—¿Qué somos?

—¡Un ejército de paz! —contestan al unísono.

Lo que era la Élite también está y me paseo entre ellos que contestan entre dientes, estamos en un momento especial, ya que es nuestro trienio siendo los mejores.

—No te oí, Parker —me acerco al capitán que ahora es un soldado raso— ¿Qué somos?

Mantiene los labios sellados logrando que Brenda y Alexa se muevan incómodas a su lado.

—No querrás acompañar a Alex y a Gauna, ¿Verdad? —increpo— ¿Qué somos?

Su rabia se concentra en el fusil.

—¿Qué somos, Parker?

—Un ejército de paz.

—Así me gusta, soldado —vuelvo al lado de Gema.

Los tanques de guerra equipados se mueven atrás mientras que los aviones sobrevuelan en el cielo maravillando a los invitados, otro grupo prueba la artillería y no queda ningún tipo de duda que soy el hombre más poderoso del sistema judicial, porque acabar con los criminales es mi pilar más importante.

Que los malos sean menos y los buenos más, que la FEMF sea algo de admirar y no de temer. 

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