CAPITULO 33
La copa del rey
Antoni
Contemplo la danza del líquido carmesí que gira en la copa de mi mano. El néctar oscuro baila contra el cristal. Con los ojos cerrados, acerco el cristal a mi nariz. Huelo. Degusto. Llevo la copa a mis labios, y el primer sorbo me confirma lo que ya sabía: la añada es sublime, una obra maestra embotellada. Un instante de perfección breve, casi cruel en su intensidad.
La vida se vive mejor acompañada de una buena copa de vino. Un líder no sería uno sin una botella de excepcional cosecha. Desde mi juventud he procurado que mi licor sea acorde a mi estatus; sin embargo, no es que lo necesite a la hora de reafirmar quién soy: el mundo ya lo sabe. Comprende que los Mascherano no tomamos el poder, nacimos en él. Lo respiramos, lo perfeccionamos y lo convertimos en nuestro arte. La Cosa Nostra, la Camorra, la Sacra Corona y la Ndrangheta han representado durante décadas la cúspide de la aristocracia del crimen, siendo símbolos de poder y refinamiento en el mundo clandestino.
No construimos tronos manchando nuestros nudillos en bares de mala muerte. Lo construimos con venenos sutiles, palabras lanzadas en los oídos correctos y la paciencia de quien sabe que la verdadera supremacía no necesita gritarse para ser escuchada.
—Hoy es una hermosa noche.
Coloco la copa encima de la mesa a mi derecha y, con pasos lentos, me acerco a la mujer que permanece de espaldas, absorta en la vista que ofrece la ventana. El cristal enmarca la quietud nocturna de Florencia.
—¿Qué sucede, bella cara? —Toco el delgado tirante que reposa sobre el hombro de Angela Klein—. Te siento afligida.
—¿Tendría que no estarlo? El coronel vive, se volvió a unir a Rachel y acaba de lanzar nuevas amenazas.
—El día ha estado lleno de amargas noticias.
—No puedo estar tranquila. Para él, soy una de las causantes de su antigua derrota. Formo parte del grupo de personas que quiere matar.
—¿Y lo permitirás?
Atraigo su mirada hacia mí.
—Yo no se lo permitiría. No actuaste en nombre del mal, lo hiciste por amor y nadie puede ser culpado por las locuras cometidas en su nombre.
Paseo los nudillos por la piel tersa de su rostro.
—Te necesito dispuesta, bella cara. El infierno abrirá sus puertas y pondrá a jugar a todos sus hijos.
—Cerrémoslas antes.
—Ya es tarde.
Aun en su tumba, Philippe demuestra lo estulto que fue. Podría haber sido recordado como el Mascherano que acabó con Christopher Morgan, y ni eso consiguió hacer de la manera correcta. Su inteligencia fue empañada por su inexperiencia. Se privó de ser el asesino de ese engendro.
—Llevas demasiado a cuestas como para mostrarte tan tranquilo.
—La serenidad siempre ha sido mi aliada. Conozco mis alcances y, aún más, mis capacidades. La inquietud resta claridad, no le permitas entrar en el momento que más te necesito.
Me devuelvo por mi vino.
Pensé que Rachel James tenía la astucia suficiente para entender lo que significa ser mía y comprender su lugar en la historia que había imaginado para nosotros. Me equivoqué.
Desperdicié tiempo, esperando a que despierte y vea el mundo que podríamos construir juntos; pero ella, en su necedad, siempre lo ha despreciado todo.
Así que, que no diga luego que no le advertí sobre las consecuencias de volver a traicionarme. Esta vez vivirá eternamente en la oscuridad cuando la encierre en el lugar que tengo preparado para ella.
Estúpidamente, rechazó la oportunidad de tenerlo a todos protegidos bajo mi manto. Era poco lo que le pedía: aniquilar a sus asquerosos vástagos y olvidarse de su amado coronel. Dos detalles menores comparados con todo lo que podría tener a mi lado.
No quiso. ¿Qué debo hacer ahora? Ser el malo en traje de gala al que debía tener contento, porque ahora quiero ver hasta dónde puede llegar el dolor antes de quebrar esa voluntad que tanto admiré.
Mis nuevas creaciones necesitan un sujeto de prueba digno, y qué mejor que la mujer que me enseñó que la verdadera crueldad siempre puede magnificarse.
La tendré en mi laboratorio personal, donde cada droga que he diseñado probará sus límites. Quiero ver cuánto tarda esa mente brillante en fragmentarse, cuánto resiste ese cuerpo perfecto antes de convertirse en mi mejor experimento. Y cuando termine, cuando sea solo un cascarón vacío, le agradeceré por inspirar mi mejor creación, así como me inspiró hermosas partidas de piano.
Ya tengo una imagen de su piel nívea marcada por mis agujas, de sus ojos desorbitados y sus venas sobresaliendo como cuerdas que podré romper a mi voluntad. ¿La penetraré? Sí, y cada embestida estará acompañada de una puñalada de mi aguja.
La belleza que me enloqueció será mi mejor obra. Y mientras pierda la cordura en mi laboratorio personal, mientras mis drogas la despojen de todo lo que la hace ella, le susurraré cada noche lo que pudo tener si hubiera entendido que el amor de alguien con limerencia no se rechaza, se venera.
—He conocido a mujeres de extraordinario temple. Tú eres una de ellas, cara mía. —Vierto licor en la copa que le ofrezco a mi acompañante.
Vestigios de tristeza empañan sus ojos de sierva. Carga la niebla de quien por años nunca perteneció a ningún lugar. No encontró arraigo en el burdel donde creció, ni en el círculo del hombre que alguna vez la tomó bajo su sombra.
—Eres una estratega nata, la clase de compañía que ningún hombre sensato dejaría escapar. Tu miedo es innecesario, porque no permitiré que nadie te haga daño.
—Júramelo.
—Lo juro por mi nombre y por todo lo que hoy conoces.
Con cuidado, coloco mi mano en su nuca y poso mis labios sobre su frente, rectificando mi palabra. Es parte de esta familia ahora.
—¿Se puede pasar? —pregunta Bernardo en la entrada de la sala.
—Inoltrare.
—¿Has tenido noticias de Ali?
—Sana entre sus halcones; necesita su tiempo. Ya conoces el sabio proverbio...
—De la agonía, no siempre surgen santos; a veces nacen demonios aún más astutos. Braulio Mascherano, il vecchio corvo astuto.
Recibo la carpeta que me extiende, las imágenes consignadas en su interior me arrancan un largo suspiro. Durante años, la pirámide mantuvo el orden en la mafia, cada clan sabía su lugar, respetaba territorios, seguía reglas. Los búlgaros, la Yakuza, las Tríadas, gánsteres, polacos, todos estábamos unidos bajo un mismo propósito. Era un sistema perfecto hasta que la Bratva lo hizo pedazos. Los viejos acuerdos están muertos y, con ellos, décadas de orden establecido. Ahora estamos próximos a la temporada carmesí, ese momento en el que nadie desaprovechará la oportunidad de alardear, conquistar territorios y acumular méritos a sus clanes.
¿Entraré? Por supuesto que sí. La mafia italiana debe hacerse ver como lo demanda la tradición.
Es mi deber aniquilar al Boss. Solo cuando esté fuera de juego, podré retomar el control del mundo criminal y someter a cada clan hasta que entiendan que el único orden posible es bajo la mafia italiana.
—Damon y Lucian tendrán bastante que presumir sobre su progenitor. —Devuelvo todo—. Ha creado venenos mortales, es responsable del suplicio de cientos y arrasará en el festín de los depredadores.
—De nada servirá todo lo que mencionas, si no borramos del mapa a sus rivales.
—¿Con quién crees que hablas? El único legado que perdurará será el nuestro. ¿Qué parte de eso no ha quedado claro?
Bebo el vino de mi copa. Mi padre creó una asociación para facilitar mi liderazgo. ¿Qué clase de progenitor sería si no vuelvo más amena la de los míos?
Soy fiel admirador de lo que hace el paso del tiempo. Como, a medida que avanzamos, nuestros intereses se vuelven más sustanciales.
—¿Dónde está nuestra invitada?
—Cenando —contesta Bernardo.
Me dirijo al comedor que la acoge. Una Rinaldi una vez quiso ser dama y me negué, reacio a su sed psicópata. Ahora pienso diferente. Sangre es lo que más necesitaré y que más que una Rinaldi para dármela. Ellos son expertos en la materia, siempre han estado dispuestos a servir en la mafia italiana.
Isabel no supo comportarse, pero no es motivo para cerrar puertas. Al fin y al cabo, Damon es uno e Isabel siempre me dio todo lo que quise.
Una mano femenina siempre es necesaria y ya he elegido a las mías. Darán cátedra de terror en la mafia y en el lugar que las coloque. No soy yo quien debe temer. Es el mundo quien debe temerme. Mis hombres sanarán, mis armas se afilarán y mis enemigos volverán a temblar en sus madrigueras. Una vez más, me alzaré como el demonio al que todo el mundo le debe respeto.
Los tiempos oscuros no son una amenaza: son una oportunidad. La fragua que avivará mi grandeza y hará arder los cimientos de todo. Bajo mi mando, la mafia italiana no solo será temida, será el espectáculo de poder más imponente que los clanes hayan visto. Mi nombre se oirá por toda la eternidad, el apellido Mascherano será sinónimo de dominio absoluto. Y cuando el terror sea total, cuando todo hombre tiemble al escuchar mi nombre, entonces nadie podrá cuestionar quién es el mejor líder del mundo criminal.
Mi invitada de honor se da un festín sin modal alguno: cortes precisos, bocados audaces. Su estilo es salvaje, pero no la hace menos inteligente.
—¿El líder cenará con la plebe?
—La tía de Damon Mascherano jamás podría ser considerada de la plebe.
La sonrisa alargada, los ojos chispeantes, el cabello corto, me recuerda a mi querida difunta custode.
════ ⋆★⋆ ════
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro