CAPITULO 22
TERCERO.
Rachel.
Desde la computadora le doy el visto bueno a la transformación de imagen de Laila, Gauna, Dalton e Ivan que están ya por infiltrarse en la pirámide, sin embargo, hubo un problema de último momento el cual me mantiene en videollamada con todos.
—Interceptamos una llamada y Bratt Lewis hoy, en la madrugada, suspenderá labores en el comando italiano —me confirma Dalton—. Todos los soldados fueron trasladados a la central de Moscú, sabemos que está en proceso de ampliación con el fin de que quede igual a la de Londres.
Tamborileo las uñas en la mesa y es un plan de defensa que suele hacerse para prevenir. Está paranoico, ya que está reestructurando varios comandos yendo personalmente y el que haga esto ahora da jaqueca, sin embargo, es una ventaja, ya que sería un dos por uno.
—Ya tenemos el número de soldados italianos, el de Moscú lo podemos conseguir en unas 20 a 33 horas —comenta Simon—. Conozco el comando ruso y sé cómo se mueve.
—Que la pirámide está en dicha ciudad es otra ventaja —comparto pantalla—. Estuve investigando y hay un punto muerto donde podemos reunirnos tranquilos.
—La ausencia del Vor y el Boss es otra —agrega Brenda apagada—. Los clanes de Antoni están por tener el control total de la ciudad.
—Procedamos —confirmo—. No descansemos hasta tener todo seguro.
—Como ordene, mi teniente —me confirma la altaguardia y los demás.
—Le diré a Rick que proceda a reestructurar, Simon queda a cargo, ya que es experto en dicha zona —les pido—. No se metan en la contienda de la pirámide con la Bratva, todos debemos estar concentrados en el comando, ya que es nuestro principal objetivo.
—Entendido —se despiden.
La central rusa maneja la misma estrategia de ubicación que la de Londres y yace a un par de kilómetros de la ciudad, siendo más específica en los terrenos de un pueblo aledaño. Cierro la laptop y me comunico con Gregory Petrov tomando el papel de la dama de la mafia y quien con la salida de los líderes está en Moscú contraatacando.
Le informo del cambio de planes y se muestra de acuerdo, «Le conviene, ya que no quieren salir de Rusia».
—Me gusta, tendré tiempo para acabar lo que empecé y de paso ofrecerle cosas que sirvan —me dice—, como sacar a la Bratva, por ejemplo.
No lo contradigo porque es algo que se necesita. Alexa, Patrick y los demás me preocupan, pero puedo decirle a Brenda que con cautela ponga en sobreaviso a Alexandra para que puedan salir con vida.
—Tengo asuntos pendientes con Antoni por fuera, sin embargo, estoy monitoreando todo desde aquí y trataré de reunirme con ustedes lo antes posible. Enviaré expertos para cubrirme mientras tanto.
—Entiendo.
—Saben lo que hay que hacer, así que termina rápido con lo que sea que estés haciendo y ponte a trabajar en lo establecido.
—Como diga, señora.
—Estaré en contacto —termino la llamada.
Suelto el aire abandonando la alcoba donde está instalado Rick y mientras camino texteo con Brenda pidiéndole que con la mayor cautela hable con Alexa para que puedan ponerse a salvo.
Debo concretar esto rápido, ya que la pantalla de Antoni tardará como máximo tres semanas más y para poder presionarlo por una cura debo tener el poder de la FEMF de mi lado. Solo así me sentiría lo suficientemente segura para abrir las puertas de la mansión de Florencia.
Luisa ya hizo lo que le pedí y está en Manarola ultimando detalles, desde ayer empezó a rondar una patrulla en la casa de Ucrania y Paolo nos ayudó a mover a Sara a un sitio seguro para que Bratt no pueda valerse de ella. «Lo hizo justo a tiempo», ya que a pocas horas de abandonar la casa fue allanada por la FEMF. «De seguro estaban esperando que Alex hiciera algún amago por contactarla y al no hacerlo se dieron por vencidos y procedieron, pero ya era tarde».
Atravieso el pasillo en busca de la habitación donde yace Owen quien está acompañado por Sam, los médicos, Cayetana, Alex, Rick y Milenka.
—¿Cómo te sientes? —le pregunta el ministro y asiente dándole a entender que está bien.
Hoy cumplimos nuestro tercer día aquí.
—Si no hay ningún signo de alarma de aquí a que anochezca suministraremos la dosis completa de vitamina —me avisa el médico—. Suministrado el medicamento estará dos días más en observación y si no hay signos de alarma podrá irse a casa.
«Pensé que solo sería un día más». No podré estar en el día previo de la organización, pero no importa, haré lo que pueda desde aquí.
—Falta poco para irte, mi nene —lo anima Cayetana.
—¿A la casa grande con Pucki? —pregunta Milenka y el abuelo la alza— Death hará una casa del árbol para mí y para Amelie.
—Y Owen —agrega Cayetana.
—¡No orina como nosotras, nani! —la contradice. No puedo contener la risa y se la termino quitando a Alex llenándola de besos, «ya quiero tener tiempo para irnos a la peluquería, comprar ropa y ver mucha televisión».
—También podrían subir otras niñas —sugiero y sacude la cabeza.
La abrazo antes de bajarla y el ministro se encamina a la salida exigiendo que quiere ver bien a su nieto lo antes posible. Rick se retira a trabajar dejándome con Sam y me quedo con mi hijo y Cayetana ansiando la anhelada hora de la vitamina.
Le coloco el inhalador, los médicos son amables preocupándose porque se sienta bien, así como los empleados que también están pendientes de que estemos cómodos, trayendo té, café o lo que se necesite. Algunos aprovechan para preguntar por su princesa.
—Usted también tiene ojos preciosos —comenta el que recoge los platos con cierto color rojo en la cara—. Con el respeto que se merecen, son muy únicas y hermosas, mi Lady. En Gehena hemos sido bendecidos.
—Si —contesto dedicando mi mejor sonrisa a la hora de darle mi taza—. Somos un encanto.
—No me queda duda —se retira feliz.
Sam sigue poniendo cara seria y cansa. Sé que siempre ha sido callada, pero ahora parece que viviera 24/7 en un velorio.
—¿Y cómo es tu novio? —le pregunto ayudandole a Owen con el cubo de rubik que le prestaron— ¿Divertido, descomplicado, hippie, elocuente?
—Decente —responde con sequedad.
—Que gran detalle y que pena que no entiendas que me gustaría tener una conversación diferente que no sea quejarse de lo que está pasando —contesto—. Y lo que más rabia me da es que te enojas y te enojas con Emma y conmigo. Ves lo malo de ambas, pero no lo mucho que te queremos, pero bueno, no hay que complicar el asunto, ya que solo demuestras lo mucho que te molesta el que seamos tus hermanas.
Hace un gesto negativo queriendo hablar, pero no la dejo.
—Acabado esto, te ayudaré para que te vayas a vivir lo más lejos posible donde nadie manche tu perfecto presente y futuro —termino—. Si nos quieres a metros nadie va oponerse, tranquila.
—¿Están discutiendo otra vez? —entra papá— ¿Qué dije la última vez?
No alcanzo a contestar, ya que el médico viene tras él y es hora de suministrar la vitamina. Owen mantiene los lentes puestos mientras Diogenes explica lo que debe saberse.
—Los controles médicos serán cada tres meses en Varsovia —aclara—. Estaremos en constante investigación suministrando los complementos que necesita.
Asiento a todo y el rey llega a despedirse junto con la reina, ya que se los requiere en Gehena y por ello deben irse no sin antes soltar un discurso donde intenta convencer a Rick para que acepte al príncipe como yerno.
—Necesito unos veinte o treinta años para pensarlo, sin embargo, agradezco el interés —responde serio.
—Sam, Gehena tiene las puertas abiertas para ti —le ofrece un documento—. Vemos que te encanta la medicina y si deseas puedes realizar tu especialidad en una de nuestras universidades.
—Gracias.
—Buenas suerte con todo, mi lady —se despiden—. Para lo que necesite aquí estamos y espero que disfruten las últimas semanas que les quedan con la princesa. Con el permiso de todos me retiro dando gracias porque ¡Benditos son los Skagen James!
Owen frunce las cejas bajo los lentes y me mira consiguiendo que le acaricie la cabeza. «Este señor se oye raro a veces» y me preocupa que mi pequeño no solo esté atado a Antoni, sino que también a Gehena, aparte de que estoy en un lío con el tema de mi sobrina.
Recuesta la cabeza en la almohada y no hay efectos secundarios en las horas siguientes, ni cuando amenace; por suerte su cuerpo absorbe todo con normalidad. La palidez desaparece, despierta con más apetito y los signos de agitación van mermando.
—Estamos dentro ya —recibo la llamada de Laila —. Los japoneses reiteran que se mantendrán al margen, ya que quieren tranquilidad en su clan. Respetan la Bratva y a la mafia italiana.
—¿Cómo ves a los demás?
—Perfectos —confirma—. Estamos trabajando por grupos.
Cuelga y continúo con Owen en lo que queda del día. Le quitan el suero, baño a su hermana por la noche y Alex se queda con ambos mientras repaso la estrategia creada por Simon, Gauna y papá. El ministro llega a darle el visto bueno cuando los mellizos se duermen y está un poco reacio todavía, pero trata de ayudar en lo que puede, ya que sabe que la toma de la FEMF le conviene por sus nietos.
Dormir queda fuera de los planes debido a que en línea y desde Medina me toca sincronizarme con Simon estudiando cómo se dará la toma. Al no estar allá, trabajo con proyecciones virtuales.
Toco mi barbilla mientras que con el general James vamos tapando todos los puntos de riesgos dejando el plan equilibrado.
Amanece y Owen sigue sin presentar signos de alarma mientras que Luisa se mantiene en Manarola esperando que le dé la orden de partir. El día es un ir y venir siendo madre y teniente al mismo tiempo.
Bratt ya terminó su recorrido y, según las intervenciones que hemos logrado, está bastante molesto, ya que la pérdida de Alex, Gauna y Rick lo tienen mal y a eso debe sumarle el que tenga un montón de interrogantes encima por lo sucedido en Krint
Alex evalúa el plan, ya que como veterano se le pide una segunda opinión y este le da la vuelta a la maqueta hecha detallando el mapa y los pasos a seguir. Se toma su tiempo y desde adentro espero una respuesta positiva.
—¿Estás 100% segura de esto? —me pregunta— ¿De que quieres proceder sola?
—Confío en las habilidades de los que tengo —comento—. De Laila, Gauna, Brenda, Simon, Rick y los demás.
—Entonces suerte con todo, soldado —dice—. Lamento no poder participar.
—La seguridad de los mellizos es el mejor apoyo que me puedes dar y me sentiré más tranquila al saber que están contigo.
—Ellos también lo estarían si tuvieran a su padre, pero bueno, no soy quien para opinar, ya que como bien lo dices puedes sola y has llegado hasta aquí sola—se retira y papá me masajea los hombros.
—Nunca me va a entender —le comento y no me dice nada, simplemente frota mis brazos.
—Hubieses aceptado el gato que te ofrecí. Tenía uno para cada una.
Volteo a verlo con los ojos entrecerrados y me termina abrazando queriendo darme ánimos. Nos vamos a ver a Owen, ya pasaron cinco días y después de medianoche Diogenes me avisa que Owen puede partir en la mañana.
Recogemos todo lo que trajimos, lo que necesita Owen y a primera hora me encargo de arreglarlos a ambos, sin embargo, el viaje se retrasa, ya que el tiempo no nos permite viajar y puede ser peligroso.
Mantengo el auricular en el oído, el contratiempo consume la mañana y parte de la tarde. Ya era para que estuviera en Ucrania y por lo visto no voy a poder ir debido a que la Élite me está esperando en Rusia.
Aprovecho el tiempo para organizarme con Sam y Rick en la alcoba que teníamos, definitivamente no nos da tiempo de ir a Ucrania, por ello el ministro se irá con los mellizos y Cayetana.
—Sam, te voy a tener en el puesto de partida, en dicho sitio estarán llegando todos los heridos. Confío en que salvarás el mayor número de vidas, ya que necesito gente para proceder en las otras centrales —le aviso—. Tendrás una o dos enfermeras que te apoyen.
—Todo listo, mi Lady —me avisan—. Ya pueden partir.
Salgo a embarcar a los mellizos, confío plenamente en Alex. Quería dejarlos en la casa, pero ahora es imposible.
—Nos reuniremos pronto —beso sus cabezas—. Vayan con el abuelo.
Los toma a ambos y espero que estén dentro antes de moverme con papá y Sam a la otra aeronave que alza el vuelo. Cuento las horas que se requieren para que Luisa abandone Italia y le envío el mensaje el cual la hace marcharse.
El que no esté con mi equipo no quiere decir que las tareas estén detenidas y desde el aire me mantengo en contacto con todos siguiendo el debido protocolo. Tenemos tiempos establecidos y cuando se llega el primero acerco el radio a mis labios dando la primera orden.
—Cerramos el sistema —dispongo—. A partir de ahora solo nos contactamos entre nosotros mismos para mayor concentración.
—Como ordene, mi teniente —responden todos.
Papá me confirma que todo está en orden y respiro hondo, estoy a horas de proceder y marchar a lo que tanto había esperado.
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Lucian Mascherano.
El recuerdo de mi madre va y viene de mi cabeza en lo que el auto se mueve a través de las calles con olor a orégano, «Una de sus especias favoritas». He leído sus escritos, analizando miles de veces los hechos, absorbiendo los detalles, lo que le pasó, ya que para entenderla se necesita calma, inteligencia y paciencia.
Hoy es el último día de mi semana de receso, en la cual puedo descansar como un joven cualquiera con Jeff que es un cadete que ya tiene la mayoría de edad. Se ha vuelto un muy buen amigo y es quien ahora conduce.
La mano de la chica que me acompaña toca mi rodilla y el auto sigue avanzando. La pajarita de mi traje la acomodo cuando este se detiene y no dudo en abrir bajando con las pertenencias que traje.
La belleza de la noche deslumbra y Verano me sigue cuando avanzo a través del césped «Naomi Santoro». Ha sido mi compañera de orfanato, fue empleada de Dalila, parte del programa de protección a testigos y ahora cadete de la FEMF.
A mis trece años he aprendido y entendido cosas que cuestan cuando no se tiene la madurez necesaria y estar en el ejército te permite convivir con los mejores; los mejores investigadores, expertos, recolectores de información y algunas de las cosas que se ven imposibles para un civil común, son fáciles para quien ha tenido los instructores correctos.
Llego al punto que busco y me quito la chaqueta colocándola en el suelo.
—Si nos sentamos estaremos más cómodos —sugiero y ambos nos acomodamos sobre mi prenda.
—¿Seguro que no nos verán aquí? —pregunta.
—Totalmente.
Abro la laptop sobre mis piernas conectando la USB, el programa se abre para mí y empiezo a trabajar con la mirada fija en el aparato. Es algo sumamente demorado, pero el clima está de mi parte, ya que la noche ofrece un buen tiempo.
Hay muchos tipos de inteligencia: la de nacimiento como la de mi hermano, quien es un prodigio con solo siete años, la inteligencia que se adquiere a lo largo de la vida, la que pone a trabajar a nuestro cerebro en situaciones complicadas y una muy singular a la cual algunos expertos psiquiátricos han denominado "Primera impresión". Son personas que con ver a otro haciendo algo una o dos veces son capaces de retenerlo en su mente y luego imitarlo. Yo he visto a muchas personas haciendo cosas en la Fuerza Especial Militar del FBI.
Siento que en la vida hay que aprender de todo un poco. Le doy sentido a todo lo que tengo en mi laptop consiguiendo que el mundo que yace adentro tome vida, la luz de la USB parpadea y voy por lo otro siendo paciente, ya que debo ir capa por capa implementando el virus que se adhiere como si fuera parte de cada una.
No es fácil cambiar la matrix de algo, pero sigo moviendo las teclas por horas mientras Verano disfruta de la noche.
—Algún día me gustaría hacer una tumba para mi madre —me comenta—. Una lápida bonita, no la conocí, pero siento que era una buena mujer.
—No lo discuto, mi madre habla bien de ella en su diario.
Me sonríe con cierto nerviosismo, es bastante insegura y temerosa, por suerte la FEMF le ha ayudado bastante quitando las huellas que le recuerdan el pasado.
Continúo con lo mío, las fallas ya las tengo previstas y aunque todo se caiga en ocasiones debo ser paciente... Creo rutas alternas, instalo cada cosa en cada lugar, descifro, reprogramo, formateo y...
La pantalla se vuelve verde lanzándome el aviso que necesito para levantarme, ayudo a Verano a hacer lo mismo mientras recojo mi chaqueta. Guardo la laptop, saco la tableta y empiezo a avanzar al enorme sitio que tengo enfrente.
Ahora soy parte del sistema y mientras camino espero el minuto exacto para colocar lo que me falta. La gravilla queda bajo mis zapatos y los arbustos quedan atrás cuando subo los escalones que me llevan a las enormes puertas de acero que se abren para mí.
La siguiente también y la que sigue igual dejándome en el interior de la vivienda donde yace la persona que está por subir las escaleras, pero no lo hace, ya que se vuelve hacia mí.
—Padre —lo saludo y me sonríe con un gesto maquiavélico.
—Lucian.
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Feliz cumpleaños a Ruby, Paola, Annybel, Nikole y Elizabeth, espero que cumplas muchos años más.
También felicidades para Yire por su aniversario, los mejores deseos para ambos.
Besitos.
Con amor.
Eva.
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