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CAPITULO 21


Paréntesis. 

Christopher - Día cinco en Gehena

Las rejas se mantienen a mi espalda mientras cabeceo preso del sueño, hace mucho calor aquí y las picaduras de abejas pican en mi piel trayendo distintos malestares. La pesadez es lo peor y...

Los ojos medios los abro con la picadura que siento en el cuello, otro se entierra en mi mano y saco el palillo de madera que me echa a un lado totalmente mareado, «Odio a estos hijos de puta».

Pierdo el control de mi cuerpo siendo levantado, mi cerebro quiere rehusarse, pero no coordino al momento que me sacan del calabozo. Lucho por encontrar el equilibrio, pero estoy medio dopado caminando por inercia y este tipo de cosas hacen que me agradezca a mí mismo el haber ignorado a los ancianos que fueron a pedirme ayuda años atrás.

Son unos doble cara que no movieron un dedo por el sin mano inútil, sin embargo, andan jodiendo porque les quitaron el plutonio y la "nieta". No sé ni por donde estoy caminando, pero el suelo se siente supremamente caliente, ya que no tengo calzado y una hora después un montón de arena blanca empieza a meterse en mis vías respiratorias desatando un ataque de tos.

Sigo siendo jalado a la vez que un montón de gente desnutrida y llena de suciedad me tropieza.

El sol es desesperante y el polvo que me ahoga deriva de los grandes bloques que construyen llevándolos a una muralla, monumento, o no sé qué. Lo que sea es horrible y el efecto de lo que tengo no cesa. Me empujan a la pila de bloques entregándome uno y lo dejo caer a las malas consiguiendo que aprieten la cadena queriendo que tome el siguiente, pero no voy a recibir nada porque no soy carguero de nadie.

El ruso que está más adelante está en las mismas que yo y llevo las manos a mis rodillas queriendo controlar la tos. Todos los intentos de que lleve algo terminan mal, el sofoco va empeorando con el pasar de los minutos, uno intenta hacerme entender a las malas y como puedo me las apaño para enterrarle el puñetazo, al que le sigue también y soy llevado al poste donde me amarran espalda con espalda junto al ruso dejándonos bajo el inclemente sol.

La arena sigue entrando a mi sistema, no puedo detener la tos en las horas que estoy obligado a estar en el mismo sitio, el otro está igual y la familia del príncipe nos observa desde lo alto.

—Con una exposición de cinco días los extranjeros empiezan a presentar problemas serios de salud —baja el príncipe—. Y más cuando son fumadores natos...

El pecho me duele con la tos y el ataque no me deja contestarle que enfermo o no al menos tengo dos manos, pero la ola de tos es tan recurrente que empieza a dolerme la cabeza y termino parando cuando en medio de la asfixia saboreo mi propia sangre, «Si no salgo lo antes posible de aquí voy a terminar muerto por culpa de esta gente y sus mierdas raras».

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Patrick.

Mis manos recaen sobre la mesa, si las estrategias militares son complicadas ni hablar de un contraataque criminal. La pirámide de la mafia no sabe actuar sola y no se te vienen de a uno, sino en conjunto, ¡Todos! ¡Todos contra uno! Cosa que está aprovechando un montón de gente que no tiene nada que ver con esto, sino son «otros grupos» que quieren nuestro armamento.

Alexandra se mantiene en la oficina mientras me paseo de aquí para allá. Parker está tratando de cubrir los puntos débiles en el mapa a la vez que el ejército rojo yace afuera con Salamaro, el consejero del Boss, haciendo frente a los tiroteos, atentados e intentos de robo.

El desespero hace que encienda por enésima vez mi laptop. Abro el sistema y empleo todos mis conocimientos tratando de encontrar Gehena, pero los sitios registrados solo son una pantalla; ya fuimos a dichos lugares y no hay nada. Encima a Uda se la llevaron el mismo día que se llevaron a Christopher, hace cinco días ya.

Tyler y Death confesaron haber estado, pero fueron llevados, más nunca les dieron las coordenadas. Me valgo de satélites, aerolíneas, fuentes de energía; pero no me aparece nada y enfurecido vuelvo a cerrar la pantalla.

Parker hace lo que puede y estoy teniendo ese deja vu de años anteriores donde otros arrasaron con nosotros saliéndose con la suya, ¡Llevo más de cuatro días en esto y desde que llegué de Medina no he parado de buscarlos!

—Teniendo en cuenta los movimientos enemigos —me avisa Paker— diría que quieren saquear los búnker. Gregory Petrov no para de dar vueltas por dichos sitios en una camioneta blindada, así que debemos prepararnos.

Estamos demasiado dispersos para escoger un líder, ya que cada Vory está tratando de defender su ciudad y los Romanov están en Alaska porque Thomas Morgan lanzó un llamado de urgencia que los hizo irse quitándome más gente.

—Tyler, ayúdame con Abby —lo llamo ya que está afuera—. Death, tú ven con nosotros.

Alexandra alista sus armas dándome las mías, Parker recoge lo que necesita y bajamos en grupo directo a las camionetas. La FEMF los está buscando y mantengo las manos en el volante conduciendo con Parker en el asiento de al lado. Algunos de la pirámide están cazando a los cabecillas de las pandillas y eso ha desatado varios tiroteos.

—No hay que rendirnos —continúo—. Acordémonos de David y Goliat... Estar sin líderes, tener a los clanes sobre nosotros, ladrones saliendo de no sé dónde y entes judiciales encima no es nada.

—Lo de David y Goliat no es un hecho verídico.

—¡Lo sé, pero necesito aferrarme a este para no desfallecer! —regaño a Parker— Matemáticamente es imposible ganar, pero...

—Hay que mantener la esperanza —Death me da un par de palmadas en el hombro.

—Gracias Death —respiro.

Los ataques masivos le suelen dar la victoria al enemigo y por ello había que evitar lo que está pasando justo ahora.

—Acelera que una caravana de vehículos va directo al búnker seis —piso el acelerador evadiendo el tráfico—. Si nos quitan el armamento estamos perdidos.

Alexa se va preparando atrás al igual que Death y en quince minutos estoy en el sitio entrando por la reja trasera, abro la puerta y...

Un proyectil impacta contra el vidrio y a duras penas me da tiempo de tomar el arma contraatacando para poder salir. El cruce de balas es inminente, Parker está saliendo por el otro lado y...

—Me acaban de avisar que la Garduña se está preparando para entrar a Moscú y ya no sé qué diablos hacer —avisa Lenin quien se unió a nosotros.

—¡Resistir! —exijo buscando una posición para disparar y siento que me digo mentiras a mí mismo.

—Alexa me cubre y ubico el equipo en el suelo encendiendo el sistema de seguridad que electrifica las rejas, saco las trampas a la calle y logro que varios vehículos queden con las llantas perforadas a la mitad de la carretera.

Unos saben el truco y consiguen evadirlas. Alexa tira de mi chaqueta y ambos nos metemos en una de las cabinas altas donde se puede disparar sin que nos vean.

Mis dedos se mueven buscando la bendita ubicación, hay tantas trampas y tan poco tiempo y es increíble la diferencia que hace no tener una o dos personas más en tu equipo.

Refuerzo el sistema de lo más valioso que tenemos y son los misiles, saboteo los equipos de comunicación del enemigo a la vez que recibo las quejas de todos. A cada quien lo ayudo como puedo y podría hacerlo mejor si no tuviera que lidiar con tantas cosas al mismo tiempo.

—La Garduña está a 823 Km —me avisa Lenin.

—Averigua por donde van a entrar y envía un grupo que impida el paso —contesta Parker—, pero no los dejen entrar.

Ya tenemos demasiados clanes aquí, el arma de Alexa no deja de soltar balas, le ayudo cada que puedo y...

—¡Ponte en pie! —me indica— ¡Ponte en pie que a lo lejos se están preparando para derribarnos!

Alcanzo a tomar mi equipo antes de huir con ella y lo que tratamos de prevenir falla cuando un montón de vehículos baja las rejas de seguridad.

—Retirada —avisa Parker—. Si no queremos morir hay que iniciar la retirada, el búnker ya está pérdido.

Los de adentro salen y con Alexa corro al auto que abordamos cuando empieza a bombardearnos por todos los lados, no puedo tomar la carretera y me toca irme montaña abajo evadiendo árboles seguidos de los demás, «Ya no tengo ideas, no tengo nada». Número es número y se lo dije varias veces a Christopher.

Logro salir de los arbustos minutos después atravesando y tomando el otro tramo cuesta abajo, Parker viene atrás con los demás y alcanzo salir a la ruta industrial a la que me sumerjo y donde pudimos quitarnos a los que nos persiguen. Si, perdimos un búnker, pero no puede pasar lo mismo con el otro y a ese nos encarrilamos.

Es el más grande, debo reforzar la seguridad, ya que como están desatados harán cualquier cosa para derribarlo. Los estantes están sellados con las armas más importantes al igual que el anterior, pero eso no quita que puedan llevarse granadas y armas sueltas.

—Estamos mal organizados —me dice Dominick—. Ahí están las fallas, antes atacábamos juntos, pero ahora hemos tenido que repartirnos.

—Estamos repartidos porque tenemos distintos puntos que defender —entramos en discusión—. Y como si fuera poco, el cizañero de Thomas, en vez de estar ayudando a buscar a su sobrino, se le da por hacer reuniones privadas en medio de un ataque...

Empujan las puertas dobles del Bunker dándole paso a Boris que entra sudando y jadeando alzando un papel blanco.

—¡Tengo las coordenadas! —se abre paso atropellando a todo el mundo— ¡He conseguido las malditas coordenadas de Gehena!

Toma el cuello de Lenin riendo como un demente antes de plantarle un beso en la nuca celebrando.

— ¡Se nos viene el Boss! —exclama— ¡Se nos viene el Vor y vamos a volarle el culo a todos!

Toma granadas, ametralladoras, puñales y todo lo que se le atraviesa; parece un loco y le quito el papel, pero me lo vuelve a arrebatar.

—¿De dónde sacaste esto? ¿Y si no son reales?

—No importa de donde lo saqué ¡Lo único que importa es que tengo las coordenadas! —sigue con lo mismo— Si no son reales mataré al que me las dio, pero sí lo son...

La vista se le pierde por un momento mientras toma puñados de balas llenando la mochila.

—¿Qué? —me desespera— ¿Qué pasa si sí lo son?

—¡Prepárense para partir! —ordena Parker— ¡Nos vamos a..!

—¡No! — reacciona Boris— Iré yo, organizarnos toma tiempo y aquí tenemos que hacer frente, ya que la hermandad lo necesita.

Sigue echando cosas al azar repitiendo que tiene las coordenadas antes de empezar a correr a la pista.

—¡No seas ignorante! —lo regaño corriendo a la par con él— Allá también tienen un ejército...

—¡No subestimes a quien ha salido nueve veces de la cárcel! —espeta—. Soy un topo, un gusano, un camaleón, porque seremos bombardeados, pero jamás derrotados. Así que dime ¿En qué avión no me pueden detectar?

—¡Yo voy también!

—¡No! —me devuelve— ¡Los necesitan aquí, así que dime en qué avión voy!

Señalo dudoso y corre a este mientras Parker queda a medias con los demás, ya que se sube tirando las cosas adentro, no cierra la cápsula para arrancar y se termina estrellando contra las rejas dejándome con menos esperanzas de las que tenía.

—Ve a pilotear eso —le pido a Parker— o va a morir antes de salir de Moscú.

Me hace caso recibiendo el arma que le da Alexandra y sale corriendo. A Boris no le queda más alternativa que dejarlo, ya que está estancado en la reja y miro al cielo rogando que puedan traerlos.

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