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CAPITULO 10

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NUBARRÓN.

Christopher.

Alex Morgan fue un buen ministro, no lo voy a negar, sin embargo, mis ideales nunca fueron iguales a los suyos. La FEMF era grande, pero para mí necesitaba más mano dura y me hartaba verlo pedir opiniones de otro. El ministro debía decidir solo sin tener que estar consultandole a nadie.

¿Para qué tienes poder si no puedes usarlo como se te antoja?

—¿Mandaste abajo el hotel? —pregunta Patrick mientras recojo lo que necesito — ¿Al menos diste preaviso para evacuar?

—Empezó a caerse por partes —contesto—, eso es más que una advertencia la cual te avisa que debes largarte.

—Es absurdo convertirte en el enemigo de tu mujer...

—Tan absurdo como irte a los brazos del peor enemigo de tu marido —protesto—. La persona que he odiado la mayor parte de mi vida.

Con los dedos me echo el cabello atrás. «Tenía que irse con Thomas», criar a mis hijos y no estar con el hijo de ese infeliz, pero no, como siempre antepuso su terquedad y no hizo nada de lo que estipule.

—Ella no se acuerda de nada Christopher... No sabe quién eres...

Si no supiera no me hubiese besado como lo hizo, hay cosas que gritan verdades y no sé qué pretende con esto, pero siento que... No sé qué es lo que siento.

—Owen, ven aquí —llamo a la persona que pasea el carro por los vidrios de mi alcoba y tomo la chaqueta que le coloco antes de tomarlo mientras él se pone en la boca el inhalador nuevo que mandó Uda y que carga en el bolsillo.

Tengo cosas importantes que hacer, así que tomo las pertenencias y a mi hijo sacándolo de la alcoba dejando que Patrick me siga, Thomas me está esperando abajo y lo hallo besuqueandose con Agatha Romanova, no tengo idea de qué pretende, pero ultimamente anda con la rusa la mayoría del tiempo.

Continúo mientras él se despide y se une con nosotros en la entrada.

—Que no falte ninguno —advierto—. Todos se necesitan.

Se va con los que lo van a llevar y yo abordo la camioneta que conduce el consejero de la Bratva respaldado por el camión que pedí mientras Patrick se sube atrás con Owen. Pasamos dos pueblos y nos detenemos en la primera casa de la lista.

—¿Estás seguro de esto? —pregunta el moreno— Mira que esta gente muy cuerda no está.

—Yo tampoco —saco mi arma bajando con Patrick mientras que Owen se queda en el auto mirando por la ventana.

Camino a la cabaña y no toco, pateo la puerta tomándome el sitio de una sola planta mientras el sujeto que busco aparta a las dos putas que tiene encima.

—Mueve tu culo al camión que las vacaciones se acabaron —demando.

—¿Quién diablos eres tú?

—Tu jefe.

Salgo de nuevo buscando el nombre en la lista mientras el hombre de barba me sigue a medio vestir a la vez que lo tacho. «Boris Korolev»: mercenario, revolucionario, conocido por las violentas protestas que le pagan por organizar contra el gobierno.

—Salamaro ¿Qué pasa? —pregunta en la entrada.

—Un tal Bratt Lewis anda diciendo que la Bratva cayó en manos de él y estamos en la mierda.

—¡¿Qué?! —me adelanta— ¿Dónde está su madre que la voy a llenar de balas?

—Ya descansa en paz —le dice Patrick y no deja de alegar en ruso.

—¡Que al camión!

Busco al siguiente de la lista, «Ray Kalini»: Ex guerrillero sudamericano quien desertó después de armar un complot que mató a más de siete comandantes por no ser equitativos con los que le servían.

—Al camión —exijo cuando lo hallo cortando leña.

—¿Y Yura? —pregunta.

—Olvidalo, Christopher Morgan es quien manda ahora.

—¡Ray! ¡Un tal Bratt Lewis anda diciendo que la organización está en la mierda! —grita Boris— Su madre murió pero la voy a desenterrar y la voy a volver a llenar de balas.

—¡¿Quién?!

—¡No sé quién es, pero hay que matarlo! —no dejan de gritar— ¡Ha tocado el nombre de la organización!

—En la mierda está él —suelta los palos de leña y no busca nada, sube al camión como si ofenderlos fuera el crimen más atroz.

Voy por el siguiente, los miembros con más estatus dentro de este círculo han optado por viviendas en Alaska, ya que en Rusia es el primer lugar donde los buscarán.

La tercera parada la hago en la casa de padre e hijo, «Los Sidorov»: Conocidos por liderar distintos ataques contra la policía y el SVR, sicarios que se han cargado a varios políticos importantes.

—¡¿Qué quién dijo qué?! —se ofende el viejo cuando Patrick le explica.

—Que la Bratva...

—¡No lo repitas que una patada en las pelotas duele menos! —sale el hijo— ¡Lenin! ¡¿Oíste lo que dijo el tal Bratt Lewis?!

—¡Se merece trece balazos en el culo! —abandonan la propiedad montándose en el camión.

Continúo con Salamaro, Thomas está haciendo lo mismo con los que viven en Rusia, los Vory están con los otros miembros y a las tres de la tarde con más de veinte hombres me desvío a lo que aquí se conoce como "La carnicería".

Bajo y veo que Tyler y Death están esperando con los que ya llegaron, Thomas terminó antes que yo y los Vory están mandando a bajar a los que trajeron. Somos cien en total entre pandilleros, brigadier y peleadores del gulag; todos tienen algo en común y es la fama de revoltosos, alborotadores y sin escrúpulos.

Tengo a Chechenos, rusos, irlandeses y ex convictos que se han liado con los peores grupos insurgentes. Han estado en rebeliones por dinero, favores o beneficios para la hermandad y lo que me interesa de ellos es la capacidad para alzar las voces y desatar el caos.

—Todos con nosotros —dispone Thomas.

—¿Dónde está el tatuaje que te convierte en líder? —pregunta uno de los que acaba de llegar— Digo, vine porque están hablando mal de la organización, pero no quiere decir que voy a obedecer a un cualquiera.

El hermano de Alex abre la boca para hablar y alzo mi playera mostrando la cruz que me identifica como el Vor.

—Muévanse adentro —dispongo y obedecen.

Aquí son recelosos y entra el que ellos quieren, a la familia se le tiene respeto, pero hasta ahí y Thomas no ha sido obligado, invitado o tatuado como Patrick que sí hace parte de esto.

Owen viene conmigo al igual que Salamaro y las personas que me acompañaban.

—Cuido de tus hijos y dejas que me falten el respeto —me reclama Thomas—. A veces me recuerdas a Alex que quería toda la grandeza para él.

Ignoro sus reclamaciones haciéndole frente al grupo de hombres que se instala detrás de la fortaleza, Tyler y Death están entre ellos al igual que Patrick y Thomas que se mantienen a mi lado.

—La información que solicité —exijo y uno de los ejecutores aparece alzando una carpeta.

—Aquí está —me la entrega—. Tenía las manos sucias de sangre mientras escribía, así que manché algunas hojas.

Recibo el informe mirándolo mal por el aspecto de los documentos. Lo mandé a interceptar a uno de los coroneles de la FEMF con el fin de saber el número de soldados con los que cuenta el ejército actualmente.

—¿Qué hago con el cadáver? —pregunta el ejecutor— Lo tengo en el camión.

—Amigo, te mandamos por el número —se queja Patrick—. Nadie te pidió que lo mataras.

—Pero tampoco me pidieron que no lo hiciera —responde—. No son claros a la hora de pedir las cosas y...

—Ve con los otros —dispongo.

«Ya está muerto, ¿Qué más da?» Un lamebotas menos de Bratt. Paseo la vista por el grupo, nadie es santo aquí, ya que estoy frente a rebeldes capaces de cualquier cosa cuando se les mete una idea en la cabeza.

—Ya dinos dónde está la madre del tal Bratt Lewis —me reclama Boris— ¡Hundida tiene él las pelotas!

—Estamos aquí para algo más que matar a ese pedazo de mierda —hablo caminando frente a ellos—. Si solo quisiera su muerte no hubiese perdido el tiempo convocándolos con el fin de pertenecer a una de las mejores cosas que tendrán en su cochina vida y es ser parte del ejército revolucionario que le dará de baja a la pirámide y al mandato Lewis Lancaster.

Los murmullos se vuelven protagonistas y es Patrick quien toma la palabra.

—Patrick Linguini, el ex capitán encargado de todo el sistema informático de la FEMF. La primera cosa que se les pide es lo más normal para ustedes porque consiste en acabar la pirámide —informa mostrando su tatuaje—, pero la segunda es importante para nosotros, ya que Bratt Lewis y Gema Lancaster no solo presumen un falso mandato lleno de "paz", sino que con acusaciones falsas, bueno no tan falsas —me mira—, desbancaron al verdadero ministro y fueron los que liberaron a Antoni Mascherano y por ello es necesario acabar con los dos.

Se queda a la espera de una respuesta, pero todos guardan silencio. Esta gente es impredecible, mueren y viven por la Bratva, no hay otra cosa que les importe más que eso.

—Yo no sé los otros —habla Boris—, pero yo le estoy diciendo que si a todo desde que se metieron con la organización y dijeron ejército revolucionario, así que no sé porque están dando tantas explicaciones en vez de estar meandole la cara a Antoni y al tal Lewis.

Alzan el puño de acuerdo armando una algarabía y vuelvo a estar a cargo.

—Para los que no me conocen soy Christopher Morgan Harts —me presento—, cadete desde los cuatro años, soldado desde los once, criminal desde los 17, Legión desde los 22, Coronel a los 24, Ministro a los 28 y Vor a los 31. Seré la persona a cargo de todo esto, quien comanda, dispone, guía y planea.

Sigo paseándome entre ellos con el mentón en alto.

—No tengo ninguna puta filosofía de paz. Me traicionaron, me quitaron mi puesto, mi poder y necesito volver arriba otra vez —sigo—. Le daré un golpe de estado a la justicia, por ello sangre y caos es lo que necesito.

—¡Ruge! —gritan atrás— ¡Las revoluciones se declaran con un grito!

—No voy a...

—¡Viva la Bratva, muerte al líder, larga vida al Boss! —gritan— ¡Abajo el ministro, arriba el Vor!

Se vienen contra mí en manada envolviendome en la multitud y con eso le doy inicio a lo que quiero empezando con los cimientos de lo que será tildado como uno de los grupos más temerarios y letales de la historia.

Me quito la chaqueta, dejo a Owen en una de las sillas para que observe y me pongo a la par con los otros y es a entrenar.

La carnicería es el centro de entrenamiento de la Bratva, un complejo de once pisos, gris, húmedo, lleno de muerte y moho porque aquí se forman los peores. No hay arco de tiro, hay cadáveres reales los cuales reciben las balas y eso hace que no le tengas respeto casi a nada.

No hay cuerdas que te sujeten a la hora de aprender a escalar, aquí se hace sin nada y es problema tuyo si te rompes el cuello. Los músculos no se sacan con el saco, emergen con peleas cuerpo a cuerpo.

Los cuchillos no son de prueba, son reales y por ello esquivas o te matan y las barras de acero están envueltas en púas porque el dolor es algo que siempre debe pasarse por alto.

Los perros que en la FEMF se utilizan para correr a tu lado y lograr un vínculo contigo, aquí son tus enemigos porque los sueltan contra ti, hambrientos, sedientos y capaces de arrancarte la piel con tal de comer y eso es lo que hago en los próximos días; «Dormir, alimentarme con el fin de recuperar los nutrientes perdidos en el foso y someterme a uno de los entrenamientos más sádicos que existen».

—Arriba.

Levanto a Owen a las cuatro de la mañana, desayunamos con los demás y empiezo el día con las clases de tácticas que dicto mientras que otros aprenden con Patrick a maniobrar equipo tecnológico y con Thomas aquellas cualidades que debe tener todo soldado aprendiendose los niveles jerárquicos del ejército.

Superviso el entrenamiento físico, Ray está haciendo flexiones con varios bloques encima y clavo el pie ejerciendo fuerza mientras sube y baja.

—Con cada maldita flexión necesito que te repitas que Bratt Lewis y Gema Lancaster son unos payasos los cuales tienen el puesto del Vor —le digo—. Proclaman que están hundidos en la mierda, ¿Lo estamos?

—Jamás —sigue bajando lleno de sudor.

—¿Seguro? Se dice que la pirámide los aplastó.

—Patrañas —se ríe —. Solo los vemos volar mientras nos juramos hacerlos caer.

Lo dejo yéndome al puesto de los otros, no me equivoqué al elegirlos; son rápidos, ágiles y el tatuaje que tengo en el pecho los hace trabajar para mí sin ningún tipo de protesta.

Por parte de la FEMF empieza a circular el llamado a la paz y deje de armas, así que a la mañana siguiente levanto a Owen y con él me le planto a Lenin que está alzando pesas.

—Me dijeron que vas a soltar el fusil —empiezo—, que quieres chuparle los huevos a Bratt Lewis.

—No.

—Se me hace que sí —increpo—. No te veo alzando esa mierda con la voluntad que se necesita, así que dime ¿Eres un maldito soplón?

—¡No! —con rabia sube y baja más rápido— ¡No soy un soplón!

—Si no vas a dejar el fusil dime qué maldita mierda vas a hacer entonces. —exijo.

—¡Quitarle el puto puesto que le pertenece al Vor!

—¿Y qué más?

—¡Acabar con la pirámide de Antoni Mascherano!

—¿Qué?

—¡Acabar con la pirámide de Antoni Mascherano!

Lo dejo y continúo con los siguientes. Llevo años esto, clavarles un chip no es problema para mí, ni para Patrick que suele ser más blando, pero no menos efectivo.

—Mirada fija en lo que hacen —le exijo a Owen mientras observamos la pelea de la tarde—. En algún momento serás tú el que esté ahí arriba.

No puede agitarse, tener emociones fuertes o jugar como los otros niños, pero eso es algo que tarde o temprano tiene que superar, «Más vale temprano».

—¿Me oíste? —pregunto y no me contesta— Que si me oíste, dije.

—Si —no me mira.

La rutina es algo predecible llena de entrenamiento físico, en la tarde se trabaja con armas blancas y a violentar puertas, cajas fuertes y sistemas de seguridad. No trabajo con niños aquí, ya que cada quien sabe sus trucos los cuales se pulen en los siete días que nos mantenemos encerrados.

El perfil de Gema y Bratt se estudia con lupa al igual que toda la pirámide, los clanes, la estructura y la forma de trabajar de cada uno.

—No tengo algo claro, ¿Rachel James es o no Mascherano? —pregunta Boris en las lecciones teóricas de la mañana— Porque dices que hay que matar a los italianos, eso todos lo tenemos claros ¿Lo tenemos claro muchachos?

—Si.

—Sin embargo, dicen que es tu mujer y al ser tu mujer no se puede tocar, porque la mujer y la familia de un líder no se toca —sigue— ¿Qué vale más? ¿Qué sea una Mascherano o que sea la mujer del Vor? Porque aquí se respetan las cosas, se entiende que se casaron antes de que enloqueciera, pero si se meten con la hermandad...

—Su hermana es el pago de sus deudas.

Aleska Romanova entra con el cabello suelto y con la mirada le advierto a Death y Tyler que mantengan la boca cerrada.

— Se entiende que las James no sean de nuestro agrado, pero el Vor es quien ve que hace con su mujer, ya que nosotros tenemos el desquite y como bien lo dijiste, aquí la mujer y los hijos no bastardos son sagrados —toma asiento al lado de Patrick—. Si no hay más preguntas agradecería que continúen mientras yo aprecio lo sexy que es el bello hombre que tengo al lado.

Rachel puede hacer lo que quiera, no le harán nada por estar casada conmigo. eso es una de las cosas que me trajo aquí, ya que es otra forma de que Owen y Milenka tengan más respaldo del que tenían antes.

—¿Cuándo vamos a empezar? —pregunta Ray.

—Cuando yo lo diga.

La rubia trajo provisiones, el entrenamiento continúa al igual que las pruebas y los estudios. Las prácticas aumentan y uno de los salones se llena con toda la información que se debe saber sobre la pirámide y el ejército. Los hombres que me rodean se valen de contactos para espiar y saber lo que se requiere sobre la artillería del ejército, de la pirámide y de las personas que lo conforman.

—¿No crees que Alex y Rick sean de ayuda? —comenta Patrick mientras termino de colocar la información nueva en la pared— Deberíamos ir a Londres a...

—No lo desenfoques —se mete Thomas—. Él no necesita a nadie más por ahora ¿Y qué crees que va a decir Alex cuando vea que está creando un ejército de asesinos? Esto apenas está naciendo y no se puede perder gente tan temprano.

—Pero es tu papá —insiste Patrick.

—Quien nunca lo ha aceptado como es —sigue Thomas—. Ni Alex, ni Sara, ni la mujer. Solo yo he entendido todo lo que hace, así que vuelvo y te repito que no lo desenfoques o volveremos a vivir lo de hace tres años.

Los recuerdos suelen dañarme el genio y más cuando ciertos comentarios están lleno de razón. Me desenfoqué muchas veces, las consecuencias fueron caras y el hermano de Alex tiene razón en algo y es que al ex ministro le encanta juzgar todo lo que hago.

La semana transcurre y empiezo a ver los frutos de cada cosa, la pared está llena de todo lo que debe saberse, la gente que tengo aprende rápido y se pasa de trabajar en desorden a dar los primeros pasos marchando en la nieve como uno solo.

Me reúno con ellos en el bosque, nadie se ha marchado o muerto hasta ahora y Owen se mantiene a mi lado con el carro que no suelta entre las manos.

—Voy a contar hasta tres —explico— y el que encuentre tocando el suelo le vuelo la cabeza con un tiro.

Patrick y Thomas sacan su arma mientras los demás se ponen alerta.

—Uno —se pierden de mi vista escalando los árboles de mi alrededor.

—No solo es escalar, también hay que saber esconderse —secunda Patrick.

—Dos —las hojas caen buscando refugio—... Tres.

Alzo el arma y todo se queda en silencio mientras apunto, Patrick hace lo mismo y entrecierro los ojos en busca de más claridad.

—¿Quién mierda está respirando? —inquiero— Puedo oirlo desde aquí.

—Allá —Owen tira de mi vaquero y suelto el tiro al punto que me señala. Quién está en lo alto sabe moverse y las astillas vuelan cuando la bala impacta.

— Buena vista soldado —lo felicita Patrick—. Venga esos cinco.

Se esconde detrás de mí y el capitán lo entiende moviéndole el cabello. Algunos se acostumbran a verlo, otros no tanto y prefieren callarse los murmullos cuando notan que soy capaz de volarles el cráneo por hablar sandeces.

—¡El que no esté abajo en dos segundos que se quede a vivir ahí porque de mi Beretta no se salva! —amenazo— Uno...

Son nueve días en la carnicería empapandose de todo, es fácil trabajar con gente que tiene tu misma sed y que reafirma mi teoría que los grandes monstruos son aquellos que saben lo que son desde pequeños.

Dentro del grupo hay gente nacida dentro y fuera de la Bratva, pero las mejores habilidades vienen de los que empiezan a entrenarse desde niños. Trabajo con Patrick estudiando los números que es lo único preocupante teniendo en cuenta los de la pirámide y el ejército.

—Queramos o no estamos en desventajas —se queja—. Bratt tiene millones de soldados.

—Pero uno mío equivale a tres de los de él —me mentalizo.

—Pero falta más, seguimos siendo minoría hasta en la pirámide.

Respiro hondo, lo sé, soy consciente de que algo me está faltando, pero no me preocupo porque sé que puedo conseguirlo

—Hay que salir y buscar soluciones —sugiere—. En pocas semanas la FEMF tendrá una nueva temporada de reclutamiento, por ende, será más gente y ese es otro problema.

Repaso el tablero, «El número no lo es todo» y me trazo la meta de lanzar la amenaza antes del nuevo periodo de reclutamiento.

Nos reunimos en el comedor, la cena se está sirviendo y es nuestro último día aquí. Todo el mundo habla, se ríe y jode sentado en las mesas mientras que algunos se llenan de licor.

Recibo el plato que le traen a Owen y lo dejo frente a él sin tocar el mío. Tyler pasa frente a nosotros caminando rápido y contengo las ganas de enterrarle una bala, ya que lo hace como si tuviera algún espectro al lado.

—¡Oye Morgan! —me llama Ray desde el otro lado— ¿Cómo nos vamos a llamar? Falta un nombre para la causa.

—Sugiero EQSCSMBLYAM, traducido es "Ejército que se caga sobre Bratt la madre de Bratt Lewis y Antoni Mascherano" —contesta Boris— ¿Quién me apoya?

Thomas rueda los ojos mientras Patrick suelta a reír con los nombres que vuelan, suele hacer lazos con todo el mundo y empieza a señalar pidiendo sugerencias que terminan en burla.

—Owen, te toca —lo señala y él no lo mira, solo sigue jugando con las llantas del carro—. Sugiere un nombre, hijo, y súmate a la causa.

—Le gusta el mío —insiste Boris y sacudo la cabeza intentando comer, ya que nunca contesta y tampoco se empeña en entablar contacto visual cuando le hablan.

—Anda, Owen, un nombre —le ruega Patrick.

Llevo la cuchara a mi boca y...

—Rojo —contesta sin perder de vista el juguete—, me gusta ese color.

—Rojo —repite Patrick—... La mafia roja y el ejército rojo, tiene mucha lógica.

Revolucionario.

Opresor.

Justo.

Omnipotente.

Mi cabeza saca palabras con las siglas que conforman dicha palabra.

—¿Qué dice coronel? —inquiere Patrick— ¿Aprueba o no el nombre?

Siento como Owen me mira de reojo antes de tomar la cuchara.

—Cualquier cosa es mejor que el de Boris —contesto—. Nos quedamos con el ejército Rojo.

Empiezan con el escándalo gritando el nombre y golpeando mesas mientras recibo el trago que me dan.

—¡Abajo el ministro, arriba el Vor! —siguen, pero el desorden para con la persona que entra seguida de sus Byki, «El Boss».

Ninguno se atreve a mirarlo, optan por sentarse mientras pasa de largo en busca de privacidad y me levanto bajo la mirada de Thomas que no disimula el enojo con la aparición del ruso que se adentra en el salón donde yace la información.

—Antoni Mascherano se acaba de manifestar con un mensaje general —habla cuando entro—, "Cuando el rey habla los plebeyos se arrodillan y callan". El líder no quiere que larvas perturben la tranquilidad de su pirámide.

—Hay que salir ya —me impaciento —. El tener en cuenta su existencia hace que me ahogue con mi propio veneno.

—Eso y que anda con tu mujer, pero eso es cuento viejo, así que debes contener tus estúpidos impulsos.

—¡No estaría con ella si en vez de retirarte te hubieses dedicado a buscarlo y a matarlo! —lo empujo.

—¡Y nada de esto estuviera pasando si no te hubiese temblado la mano a la hora de dispararle al imbécil que no deja de ganar fama proclamando que hundió mi organización!

Me devuelve el empujón dándome la espalda para tomar aire y hago lo mismo volviendo al tablero que evaluó junto con él.

—El número es lo de menos cuando te impones con pánico masivo—me dice tragándose las ganas de matarme así como yo me trago las mías.

—Eso puede lograrse con dos cosas: —contesto— mostrando grandeza con una sorpresiva aparición.

Asiente y coloco el dardo en una de las casillas del calendario.

—¿Qué tan lejos estás dispuesto a llegar?

—No tengo límites y los escrúpulos se me quedaron en la fosa —respondo y mueve la cabeza con un gesto afirmativo.

—Era lo que me faltaba saber.

Busca la salida y me harta que se trague las malditas explicaciones.

—No voy a posponer la fecha.

—No te he dicho que lo hagas —desaparece con los Byki y salgo a pedir que se recoja todo.

El día está cerca, debo preparar lo que falta y por ello abandono el sitio de entrenamiento con mis hombres que se quedan en las cabañas aledañas de la fortaleza.

Patrick se va a reforzar no sé qué mientras que Thomas se queda con la amante, novia o como le diga a la rusa que lo espera. Owen me sigue con el inhalador en la mano y entro a la propiedad encontrando a Milenka con el perro en las escaleras.

—¿Dónde estaban? —reclama con los brazos cruzados— Pucki está aburrido y nani está haciendo galletas.

Empieza a quejarse como una lora reclamando porque no me la llevé y continúo escalera arriba.

—Te ibas a llevar a la otra y ahora me dejas porque no orino como Owen.

Arrugo las cejas sin entender de qué está hablando, así que avanzo dándole la menta que tengo en el bolsillo.

—Ten y callate.

Le levanto el cerquillo cuando paso por su lado, Salamaro me informa de las novedades y superviso la producción de armamento haciendo las pruebas que se requieren con los nuevos soldados.

—El rompe pelotas de Lewis está hablando —avisa Ray.

Patrick sintoniza el canal de la FEMF en el televisor de la bodega y el "Ministro" está junto con Gema, Cristal y Laurens en una entrevista con todos los presidentes que lo apoyan, «Hipócritas». Los hombres que me siguen se reúnen a ver lo mismo que yo mientras Bratt presume ser uno de los mejores mandatarios de toda la historia.

—Habla y habla, pero no dice dónde está el cadáver de su maldita madre —se queja Boris.

Me salgo del grupo cuando recibo el mensaje que se toma la pantalla de mi móvil, lo que dice me mueve de inmediato a la alcoba de Patrick donde tecleo en el ícono de búsqueda "Plutonio Arcaico de Gehena". No aparece nada y llamo a Patrick para que venga, ya que los buscadores especiales tampoco arrojan nada.

—Entra a Gehena —le pido— e indaga los archivos gubernamentales, historia, expedientes secretos, lo que sea.

Tarda varios minutos frente a la pantalla hasta que encuentra lo que busco, cosa que me hace moverlo leyendo todo. Fui a Gehena por el nacimiento de los mellizos, pero no capté que estaba pisando algo tan potente

Fijo la atención a lo más importante, «El plutonio». Patrick subraya lo más relevante alzando las cejas de vez en cuando mientras yo no paro de imaginar todo lo que se puede hacer con lo que leo.

—Esto en manos de un experto es un riesgo —me dice—. Entiendo la situación, pero hay cosas que es mejor dejarlas donde están, ¿No crees?

—No, no creo —contesto—. Tengo que pensar en ganar, no en otros.

—Pero...

—Estabas hablando de desventajas, pues con esto ya no la tenemos.

La piedra, trozo de mineral o como se llame con una mínima parte puede convertirse en algo peor que el GBU-43.

Es una de las cosas más respaldadas de Gehena y encontrarla es una buena forma de poner a muchos contra las cuerdas. Estudio todo lo que tenga que ver con el sitio, no hay planos del país, pero sí del Palacio de Varsovia.

Hace 22 años llegó al sitio algo fuertemente resguardado y viendo las fotos que tomaron me atrevería a jurar que tienen parte de la piedra en dicho lugar.

—En verdad no estoy muy seguro de esto Christopher —insiste Patrick—. Tanta seguridad no augura buenas cosas y si la tienen tan respaldada es por algo.

—¿Quieres o no que todo vuelva a ser como antes? —lo regaño— Te recuerdo que por culpa de Bratt y Antoni estamos en la mierda. En cuestiones de números nos sobrepasan por mil y lo siento, pero oportunidad que aparezca, oportunidad que no voy a soltar.

Se devuelve a los motores de búsqueda terminando de sacar lo que se requiere, el día se nos va en esto investigando a fondo. Anochece e imprimo todo con el fin de terminar de estudiarlo en la cama hasta que el agotamiento me sobrepasa. Tomo una ducha y en sudadera abro de nuevo la carpeta, para seguir, pero...

Tocan moviéndome a la puerta que abro encontrándome con Owen, Milenka y el perro que traen los pijamas puestos.

—¿Si saben que hay un maldito león rondando por ahí? —miro el pasillo— ¿Cómo abrieron la puerta?

—Nani no deja de roncar —se queja Milenka— y no nos da sueño.

—¿Y?

Sin permiso se meten por un lado obligándome a respirar hondo, «Que fastidio». El perro se queda en la alfombra y ella toma mis documentos.

—Prende la tele —empieza Milenka y la ignoro moviendo los cojines del sofá—. Nani dijo que me comprarías una vaca, ¿Cuándo la vas a traer?

—No dije que iba a comprar ninguna vaca.

—Pero la necesito para traer a la princesa que juega —me reclama y tomo la sábana—. Compramela.

Nunca se calla y sigue con lo mismo dándome detalles de cómo la quiere.

—Está listo el sofá —aviso—. Milenka en el brazo derecho y Owen del lado izquierdo.

No recibo respuesta, volteo y ya están en mi cama mirándome con el cejo fruncido.

—¿Vas a dormir ahí? —pregunta la lora que tengo como hija— Déjale espacio a Pucki.

—No le voy a dejar ningún espacio a Pucki —increpo—. Y tampoco voy a dejar que se salgan con la suya sacándome de mi cama porque he trabajado todo el día, estoy cansado e incómodo no voy a dormir.

—Se enojó —le susurra Milenka a Owen y tiro de las sábanas subiendo por los pieceros.

Dejarle la cama es mal acostumbrarlos a creer que pueden apoderarse de mis cosas, así que los aparto metiendome entre los dos.

—El que no se sienta cómodo puede bajarse —advierto—. Si es pronto, mejor.

Me muevo sacando a Milenka de la cama, toca el piso y se levanta de inmediato con la boca abierta.

—¿Te caiste?

—¡Me sacaste, cabezota! —intenta subir tirando de las sábanas.

—Oh, te caíste otra vez —planto la mano en su cabeza sacándola otra vez y enfurece queriendo subir de nuevo.

—¡Así no te voy a querer!

—Tarde, ya lo haces —la vuelvo a sacar.

—¡No!

—Si.

—¡Déjame subir!

Logra hacerlo con un tercer intento y poso el brazo sobre mis ojos mientras cada uno se acomoda a mi lado. Mi cabeza vuela tres años atrás mostrándome la imagen de Rachel jugando con ambos y bajo el brazo encontrándome con los ojos grises de mi hija.

—¿Traerás la vaca mañana? —pregunta y la aparto.

—No.

—¿Vamos a ir con mamá?

—No —contesto.

—¿Con los abuelos? —sigue.

—No.

—¿Mis tías?

—¡No y duérmete ya!

—¡Abandóname! —se voltea rabiosa— Owen es un tonto y tú eres un cabezota.

Muevo los ojos queriendo ver al hermano que se voltea como si no estuvieran hablando con él y vuelvo a poner el brazo sobre mis ojos. Agradezco que no invadan mi espacio y trato de conciliar el sueño en los minutos siguientes,

Los aullidos de los lobos se oyen a lo lejos, el tiempo lo dejo de tener en cuenta, la mente se me queda en blanco hasta que amenace e intento voltearme, pero no puedo, ya que tengo a Milenka bajo mis costillas y su brazo sobre mi abdomen. Está babeando la almohada y no tiene estilo para dormir.

—Cabezota —habla dormida y ruedo los ojos, «Está loca».

Suavemente quito su brazo y lo primero que hago cuando me levanto es tachar el día en el calendario antes de asomarme en la ventana, los hombres que traje ya se están ejercitando y salgo al balcón, Ray me grita los días que faltan y asiento convencido.

Si Rachel disfruta su papel de dama yo disfrutaré mi papel de Vor.

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Tres días después.

Rachel.

Cuando Christopher "murió" sentí que toqué lo más hondo del abismo. Notar que lo había perdido fue un golpe seco el cual empeoró con la idea de separarme de los mellizos, saber lo que estaba pasando mi familia y la Élite quienes no se merecían nada de lo sucedido.

Tantas personas atacando de forma simultánea me acorralaron con el pánico de no querer perder a nadie más porque yo ya había sufrido lo suficiente.

Decidí mandar abajo los apellidos que me hicieron daño: el de Bratt, el del Boss y el de Antoni; gente que no merece vivir porque no hace más que dañar y eso no lo iba a lograr escondiéndome.

Sabía que pocos iban a entender esto, pero me ofende que Christopher diga que no tengo cojones aún sabiendo que me ha caido mierda hasta decir ya no más y sigo aquí.

No tengo cojones yo, que ahora tengo más poder que él y más poder que muchos.

No tengo cojones yo, que traje al mundo dos hijos contra todo pronóstico y los he mantenido con vida porque están vivos gracias a mí, ya que su fantástico tío era grande mientras él vivía porque cuando "murió" su sobrino, ya no pudo mantenerse solo.

Él cree que las cosas se arreglan dándole la espalda a todo el mundo, pero de no ser por mis amigos hubiesen muerto, ya que como es Antoni los iba a matar uno por uno hasta que yo apareciera.

Piso Florencia enardecida, llevo más de una semana queriendo recuperar el clan que me quitaron, pero no es posible porque está en manos de los rusos y eso me tiene cabreada. Los que dirigen no aparecen, hay caos por todos lados, están robando, delinquiendo y haciendo sandeces de gente ruin que solo jode por joder.

El auto me deja frente a la propiedad Mascherano y lleno mis pulmones de paciencia, «Es un solo un clan», aún sigo teniendo más de cuarenta.

—Dile al Boss que tendré misericordia a la hora de matarlo si se arrodilla —le mando a decir con el Halcon negro que me trajo—. También dile que su anillo se ve bonito en mi mano y que ya deje de llorar, se lo quité y no se lo voy a devolver.

Todo no es más que un show el cual no me puede quitar claridad, él no está haciendo más que una pataleta al sentirse en el piso y me estoy centrando en no ponerle atención a ese asesino. Lo de Lucca me revuelve el estómago cada que lo pienso porque ya sé lo que hizo aunque el italiano no quiera dar explicaciones sobre eso.

Los últimos tres días han estado lleno de calma, Antoni dejó claro quienes son los dueños de la pirámide y quién tiene más poder, ya que con sus creaciones son algo con lo que nadie se quiere meter.

Bajo del vehículo, no sé nada de Christopher desde el encuentro en París, pero lo tengo en la cabeza y eso me desestabiliza en ocasiones. Echarlo de menos, ahora que sé que está vivo he tenido que lidiar con esa sensación de alegría con sabor a tristeza.

«Con los mellizos», pensar en eso me calma por un momento, el saber que al menos está cuidando de ellos mientras yo trato de recuperar el ejército, porque voy a tenerlo bajo mi poder. No sé qué va a pasar, el coronel es tan orgulloso que mi ayuda no la va a querer, sin embargo, de mi parte tendrá una central o un puesto importante si así lo quiere.

Busco al líder de la mafia, su alcoba es la última del pasillo. Las notas del piano son algo que le dan un poco de calma a mi cerebro cuando abro la puerta y lo veo con Damon moviendo los dedos sobre las teclas.

Tomarnos un momento es algo necesario en algunas ocasiones, por ello espero que la melodía acabe dejando que el líder instruya a su hijo. Las notas siguen sonando y ambos se quedan frente al teclado cuando la melodía termina.

—Damon quiere ir a ver a su hermano mañana —comenta el italiano—. Lucian dará un discurso de paz en la plaza de Florencia.

—Estará la FEMF.

— Y la mafia Italiana —sigue—. Los hijos son hijos estén donde estén, principessa, y de seguro el discurso es algo importante para Lucian, así que no me lo voy a perder y menos teniendo en cuenta que el llamado de paz va dirigido a nosotros.

—Si así lo quieres —me resigno a tener que escuchar las idioteces de Bratt.

—Tu madre y tu hermana están cordialmente invitadas —añade—. No conocen a Lucian.

Disimulo la molestia, ver a Sam en crisis por estar rodeada de criminales y a Luciana haciendo mala cara no es algo agradable.

—Respecto a los rusos.

—Lo de Francia solo fue un golpe de suerte —se adelanta—. Ya hablé y cuando los líderes hablan...

—...los plebeyos se arrodillan y callan —termino la frase.

Vuelven al piano y tomo asiento queriendo que la melodía me relaje.

Hace unos días viajé a Polonia y me aseguré de que se le entregará otro inhalador a Owen. Estaba tan estresada con lo de coronel que sentía que me ahogaba y terminé explotando frente a Emma confesandole que estaba vivo.

El viaje me dio una ventaja y es que el padre de mi sobrina (El príncipe de Gehena), respaldó a los James y eso es otra cosa que me relaja, ya que con los conocimientos de él, Damon y Uda podría tener una solución más temprano de lo que creo. Solo tengo que dejar que Damon ahonde un poco más en sus conocimientos .

Ceno con la "familia" que incluye a Angela quien me dedica miradas de vez en cuando, sin embargo, me rehúso a corresponder. Le tengo cierto aprecio, si, porque la mayoría de las cosas que le han pasado no se las merecía.

No merecía lo que pasó en aquella misión de las nórdicas, ni lo de Santiago, pero el meterse con mis hijos es algo que no supero todavía. La cena acaba y me voy a la cama temprano ignorando los pensamientos que me traen los recuerdos del coronel en el hotel de Paris.

Me pregunto una y otra vez dónde estaba, qué hizo todo este tiempo y por qué aparece hasta ahora. Sé que está resentido, dolido y decepcionado al encontrarme así, pero me repito que este era el único camino que tenía.

Algo en mí duele pensando en que la está pasando mal, ya que a Christopher no le gusta perder y ahora que le ha tocado me imagino lo duro que debe estar siendo para él verse derrotado. Hay cosas que nos cuesta decir, pero son ciertas; no tiene nada ahora y eso es un motivo más para ir por la FEMF.

Amanece. Alí está a cargo del procedimiento que se requiere para estar en el evento de Lucian, así que me arreglo para la ocasión con una falda lápiz color gris y una blusa blanca de mangas largas, tacones y sombrero para pasar desapercibida.

Mi madre y Sam ya están en el auto y supongo que Angela les dio el código de vestimenta que no les permite ser reconocidas. Antoni luce un traje de un solo color y abordo el auto con él y Damon.

Nos movemos a través de Florencia, la propiedad Mascherano está en un complejo privado y entrando a la ciudad hallo las banderas blancas con el logo de la paz. Nos bajamos varias cuadras antes uniéndonos a la serie de personas que caminan a la plaza.

Los antonegras están en puntos estratégicos cuidando desde los edificios mientras otros están a nuestro alrededor luciendo como italianos cualquiera. Acomodo los lentes negros que me hacen lucir como una dama de la alta sociedad y mantengo la cartera apoyada en mis muslos.

No soy la única que quiere saber lo que dirá la FEMF, hay varios miembros de la pirámide entre la multitud y el que no haya tantos soldados revisando me hace deducir que Bratt quiere que asistamos, persuadir con palabras para luego darse el lujo de decir que su plan de diálogo funciona.

Llegamos a la plaza donde instalaron una tarima, hay banderas blancas por todos lados y personas con playeras estampadas con frases, las cuales hacen un llamado para dejar las armas. Cada quien piensa lo que quiere, pero a mí la FEMF que me gusta es la que conocí cuando entré. Sigo caminando y...

—No pierdan de vista a los niños —reconozco la voz de Laila a lo lejos y mis pasos se detienen por un momento cuando la veo junto a Alexa y Brenda vestidas de brigadistas.

—Por favor, diríjanse a la plaza — pide Brenda—. Mantengamos el orden.

Las demás hacen lo mismo y sigo avanzando con las fibras sentimentales haciéndome estragos en el pecho. No se ven como antes, lucen cansadas de cierto modo y como no estarlo si son los trapos del ejército.

Aprieto la cartera, los soldados rasos son los que hacen este tipo de tarea cuando hay presencia de la fuerza especial.

—Señora —el líder del clan español me saluda con disimulo caminando a mi lado.

—Rafael —contesto.

—Perdone si soy inoportuno, pero a mis allegados y a mí nos gustaría saber si ya logró doblegar a los rusos.

—¿Los has visto en estos días? —pregunto.

—No.

—Entonces la pregunta se responde sola —contesto—. Ya Antoni habló, la mafia tiene normas que llevan años y todos saben que cuando los líderes hablan los demás por respeto deben callarse.

—Claro —se aleja para no levantar sospecha y yo me adentro más en la plaza junto con los demás.

Hay tanta gente que es fácil infiltrarse y el evento empieza mostrando en las distintas pantallas, que colocaron en lugares estratégicos para que todos puedan contemplar la proyección, la tranquilidad que se respira a lo largo del mundo. Países unidos, el ejército llevando alimentos a aldeas, ciudadanos dando testimonios...

—Simon —comenta Sam atrás y con disimulo trato de reparar hacia ambos lados reconociendo al marido de mi mejor amiga quien a lo lejos está ofreciendo agua vestido de brigadista también.

«Calma», me da tanta rabia ver a profesionales siendo tratados de tal manera.

El sentimentalismo cambia a una sensación de odio intenso y profundo cuando veo a Bratt y Gema en la tarima vestidos de blanco junto con Kazuki. Los pies tengo que clavarlos con firmeza conteniendo las ganas de sacar el arma que tengo en la funda agarrada al muslo y pegarles un tiro, pero no se puede porque Antoni no quiere que dañen el evento de su hijo.

Lucian Mascherano se hace presente tomándose el atril, está mucho más alto que antes y mucho más simpático resaltando los rasgos italianos que le dan sus raíces.

Se presenta con el apellido de Bratt y Antoni no dice nada, solo sostiene la mano de Damon escuchándolo mientras deja la otra mano sobre mis caderas.

—Esto que vemos aquí es lo que viven la mayoría de los países en estos momentos —empieza—. La justicia le ha dado paso al diálogo y hoy contamos con uno de los índices de delincuencia más bajo de la historia.

La multitud aplaude agradecida.

—Un sabio dijo que no hay camino para la paz, la paz es el camino —tiene buena oratoria—. Por ello decidimos darle importancia a este día e invitar a todos los malos ciudadanos que se unan a esta buena causa.

—¡Vamos por la paz! —Cristal interrumpe para avivar a la gente que le da ánimos.

—Queremos pedirle a las personas que han tenido faltas contra la ley, como terroristas, pandilleros, corruptos, mafiosos y opresores que dejen las armas para que nuevas generaciones...

Un pitido retumba en las bocinas interrumpiendo el discurso del italiano que suelta el micrófono para llevarse las manos a los oídos al igual que el resto, «¡Dios!» Pasa y Bratt toma el mando.

—Parece que estamos teniendo fallas técnicas...

Intenta decir, pero su oración se ve interrumpida cuando todos elevan la mirada al cielo con el dirigible carmesí que aparece entre los edificios moviéndose a la plaza desencadenando otro montón de alarmas que no sé de donde surgieron, pero torturan los oídos de todos cuando cambia de tono.

Trae una enorme pantalla la cual no sintoniza ningún tipo de canal y roba la señal de las que rodean a la multitud logrando que cambien de colores, mostrando desastres, robos, desmanes, asesinatos, torturas.

Todas las pantallas se apagan, las personas empiezan a perder la calma y en vez de querer huir lo que hacen es juntarse cuando la sombra del dirigle nos tapa. Siento el nerviosismo de Sam tras mi espalda al igual que la tensión de mi madre, movimientos precipitados desatarán la atención de las autoridades y los antonegras lo saben.

—Calma a todos, por favor —piden desde la tarima y distingo los proyectiles silenciosos que le lanzan al dirigible, pero estos rebotan—. Evacuemos la zona...

El micrófono deja de funcionar, llevo la mano al arma que tengo en el muslo y el dirigible suelta el rayo de luz que como un acto de magia le abre paso a un enorme holograma, el cual muestra a un hombre con pasamontañas sentado detrás de una mesa mientras se encienden las pantallas que se acaban de apagar proyectando su imagen.

—Atención a todos, esto no es un simulacro, es un sistema de transmisión el cual quiere dejar claro que ha emergido la voz de la oposición —habla a través de un distorsionador—. Este es un mensaje del ejército rojo quien hoy se ríe de los hipócritas, de los malnacidos y de los traicioneros. Hoy se burla de aquellos que se hacen llamar líderes, damas, capitanes y mandatarios.

La atención de todos está fija en el holograma y en verdad espero que esto no sea más que una broma o una estrategia para meter miedo.

—Hoy nos presentamos ante ustedes y no lo hacemos con las manos vacías —sigue—. Lo hacemos teniendo en nuestro poder uno de los elementos más peligrosos del planeta llamado Plutonio arcaico, el cual es capaz de crear armas, combustible y energía nuclear que será usada para atentar contra todos aquellos que están contra nosotros.

Las pantallas muestran una cápsula con una piedra dentro.

—No somos payasos, no somos minoría, no somos la piedra en el camino —continúa—. Con ustedes está hablando el Vor de la Bratva, ministro del ejército rojo, el cual le advierte al mundo que hemos llegado para quedarnos, por ende, que se prepare y que tiemble la realeza que ha llegado la revolución.

La imagen se apaga y el sonido de los proyectiles que lanzan desde atrás mandan a todo el mundo al suelo cuando pasan a la velocidad de un misil soltando la nube roja que mancha a todo el mundo quedando las banderas y las playeras teñidas de sangre, pero que... Me miro las manos y la ropa manchada mientras mi cerebro trata de buscar una respuesta...

Varios petardos impactan contra las pantallas que estallan en el momento desencadenando una lluvia de vidrios y cubro a mi familia cuando empiezan los tiros al aire.

—Muévanse rápido—empujo a Sam que no se puede levantar del suelo con lo aturdida que está, Antoni se hace cargo de mi madre y no suelto la mano de Damon huyendo al auto blindado que se metió a la plaza llevando al que se atraviesa por adelante y nos recoge abandonando el sitio.

Alí acelera alejándonos del caos, «Eso fue una amenaza directa». Soy la primera en bajar cuando llegamos a la mansión y lo primero que hago es encender el televisor. Los noticiarios de todo el mundo están transmitiendo el mensaje agrandando más el problema.

"—No se sabe a qué viene todo esto, pero la advertencia se mostró a lo largo del mundo y expertos aseguran que si el tipo de plutonio mostrado es real, estaríamos ante una de las amenazas más grande del planeta".

No puede ser cierto, me río sacudiendo la cabeza y mi dedo se desliza en la pantalla recibiendo la llamada del príncipe de Gehena que eligió un pésimo momento para llamar.

—Si no es algo relacionado con mi sobrina o mi hermana lo mejor es colgar —increpo.

—Es real —confiesa—. El plutonio que están mostrando es real, mi lady. Fue robado del palacio de Varsovia y es uno de los elementos más resguardados de Gehena por lo letal que es.

Empieza a hablar con datos que no entiendo y por inercia le paso el teléfono a mi madre que acaba de entrar.

—Con calma explicame todo, por favor —le pide y me quedo frente a ella viendo cómo palidece.

Pasa saliva en repetidas ocasiones. Antoni se fue no sé a donde, Sam entra limpiándose la cara y le pido a los antonegras que se retiren «Mil veces hijos de puta», ahora no necesito competencia y mucho menos por parte de un montón de ardidos quienes pretenden acabar con lo que tanto me costó mantener.

¡Una guerra entre clanes va a desgastarme! ¡Además es una falta de respeto de ellos que no quieren aceptar quien es la que manda!

—Entiendo todo, hablaré con Rachel —cuelga Luciana—. Es cierto, la NASA tuvo sospechas sobre esto hace un tiempo, pero se descartó.

Me masajeo la sien en busca de compostura.

—¿Por qué no me dijo que tenía eso? —reclamo— Si me lo hubiese dado a mí...

—¿Qué te pasa? —me desconoce mi madre— ¿Notas que una pequeña parte de eso puede acabar con la vida de miles de personas? ¿Qué puede ser algo mucho peor que Hiroshima y Nagasaki? Tú tienes...

Sam se pone alerta y ella calla como si se fuera a ahogar con lo que iba a decir.

—Eso es peligroso Rachel, no comparto tu nuevo modo de vida, pero si puedes usar tus influencias para hacer el bien aunque sea una vez, hazlo —pide—. Devuélvenos la esperanza en ti, nunca es tarde para volver a ser alguien ejemplar, para enmendar el daño que se ha hecho. Así que si puedes acabar con quienes están amenazando con eso, procede y demuestra porque eres una James.

Se retiran y me dejo caer en el sofá, tiene razón, no puedo convertirme en el hijo de perra que quiero matar porque entre ellos y yo hay una brecha bastante grande.

—¿Quién rayos es el Vor? —le pregunto a Bernardo que se toma el vestíbulo con Angela.

—No se sabe —contesta—, pero es el segundo al mando de la Bratva después del Boss y creador del ejército rojo. Fue quien atentó contra el hotel, mató a Angelo, participó en lo de Gretta, estuvo en la caída del clan francés...

—Y apoya el uso de armas letales robando lo que no es suyo —me río— imponiendo una amenaza mundial para presentarse, ¿Qué pretende?

El olor a sangre me repugna, subo a ducharme y a cambiarme tratando de pensar con claridad, busco la ropa con el televisor encendido escuchando como Bratt y Gema en vez de hacer algo salen a desmentir.

"Son líos de mafias las cuales les encanta matarse entre sí. Un ataque a la FEMF es algo absurdo, ya que al ser la mayor rama de la ley tendría que enfrentarse a más de setenta entes judiciales los cuales están sumamente preparados —explica Gema—. Por ende, solo un incoherente se atrevería a creer que puede con la entidad que cumple con la labor de proteger a los ciudadanos".

Bajo vestida, Alí me está esperando y con Angela y Bernardo me llevan al sitio de donde espera Antoni, uno de los pequeños pueblos de Florencia. Para los italianos es un insulto que los amenacen siendo los líderes y esa mala cualidad se me ha pegado a mí que aprieto el móvil cuando mediante una llamada telefónica me informan que el clan Polaco se negó a moverse al encuentro.

«Eso solo significa una cosa», están haciéndole caso a las amenazas. Hay autos afuera del sitio establecido; una vieja casa la cual alberga la mesa redonda donde se reúne el líder con los clanes.

Antoni no inmuta palabra cuando me ve, es de las pocas veces que lo siento realmente enojado y su ira la capto cuando apoya la mano sobre mi espalda invitandome a dentro.

La cara de los miembros no es la misma y eso me hace tragar grueso; hay tensión, hay miedo y por ello no me siento, ni Antoni tampoco.

—Me ofende que se atrevan a temerle a otro que no sea su líder —habla el italiano—. Y me ofende aún más que habiendo leyes estas no se cumplan, que la basura no se mantenga en la basura y con ello me refiero a lo que pretende al Pakhan que se atreve a desafiarme como si no me conociera y más vale que nadie de los de aquí presente dude de quedarse de este lado porque de no ser así los mato así como voy a matar a todos sus seguidores, mujeres, parientes y aquellos que tienen el apellido Romanov.

Lo veo perder la compostura cuando estrella el puño contra la mesa mientras los demás callan, está atravesando una crisis de rabia.

«Cuando los reyes hablan los plebeyos se arrodillan y callan, cuando los reyes hablan los plebeyos se arrodillan y callan» Leo sus labios cuando musita para sí apoyando las manos en la madera.

—Llegan con demandas absurdas porque si él tiene armas, yo tengo drogas —establece—. Si manda al Vor por la FEMF yo mando a mi mujer y pierde él porque esa entidad no es mía porque yo no quiero, pero ahora sí lo será...

Se aleja de la mesa en busca de un respiro mientras el silencio se mantiene. No hablo, no digo nada, solo necesito que....

—Los quiero a todos muertos y necesito que todos sus hombres empiecen a prepararse —estipula—. Triplicarán la actividad de sus negocios, aumentaran la producción de dinero a partir de ahora porque la FEMF no será de la Bratva, será de la pirámide.

«¡Si!» El corazón me da un vuelco con la noticia, los miembros presentes asienten unos más convencidos que otros.

—No tengan dudas de lo que manejo —termina Antoni—, porque el HACOC no es la peor cosa que he creado.

Se va y lo sigo dándole inicio a lo que tanto había esperado. La amenaza está clara y aquí todos conocen la letalidad de los Mascheranos cuando de drogas se trata.

—Gema Lancaster le hace un nuevo llamado al diálogo a usted y al señor Mascherano con los siguientes beneficios —Alí me entrega el sobre que rompo.

No me voy a entregar, no voy a negociar, porque el lugar que tiene ella era el que a mí me correspondía. De quedarse quieta ella hubiese disfrutado a sus hijos y yo a los míos, pero no.

—Dile que mis ganas de entregarme son tan reales como su paz —dispongo— y que no se descuide porque cuando menos lo crea seré yo la que mande un sobre...

Salgo con Antoni.

—...Pero con la orden de su ejecución —termino embarcandome con Antoni de vuelta a Florencia.

Antoni se queda en los laboratorios y yo me reúno con Alí, los Halcones, los Petrov y el surtidor de armas.

—Recompensa multimillonaria por la cabeza del Boss y el Vor —le pido a Alí y este asiente—. Se triplica todo si aparece el Plutonio. Todos deben tener algo claro y es que la Bratva y los Romanov tienen que extinguirse.

Si no se arranca la maleza desde la raíz seguirá creciendo y por mis hijos, por mi familia y por mis amigos tengo que exterminar con aquellos que nacen para dañar, porque solo un maldito desquiciado es capaz de apoderarse de algo tan letal con tal de tener el poder y lo siento, pero no lo voy a permitir.

Tomo aire por la boca, el Vor dice que acabará con aquellos que se hacen llamar "Damas". Eso me demuestra lo imbécil que es porque si se atreve a decir eso es porque no sabe todo lo que me he jodido para estar aquí.

No sabe que estoy mentalizada a ver todo desde la cima porque en el suelo no voy a volver a estar.

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Holiiiiii.

Feliz cumpleaños a: Shelsy, Pamela, Lilian, Ainoha, Fiore, Melissa, Aniuska, Paola

Oigan hay un chico que quiere que este capítulo también esté dedicado a Stella, pero... (Inserte carita del niño del Oxxo). Este chico nos dice que Stella es su Ved'ma...

¿Será porque le gusta verla patinar? No sé, pero amo el tipo de hombre que le gusta la lectura o sabe de nuestros gustos literarios, así que cuide ese hombre Catalina.

Como dice Bratt espero que reine la paz, no olvidemos que esto es un borrador, que la lectura es para relajarse, no para estresarse, pero en especial no olviden que las amo un montón .

Besitos.

Con amor.

Eva 

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