Una buena noticia
-En lo que mi esposa y mis hermanas se encargan del almuerzo nosotros hablaremos. Vamos al despacho- dijo Kazu guiándolos.
Kōki siguió a Kōko y Kazu, entraron en el despacho y su mirada se desvío a una foto. Un hombre pelinegro y una mujer rubia de unos 30 años estaban acompañados por dos niños pelinegros.
-Son los abuelos y nuestros padres- dijo Kazu viendo la mirada del castaño.
-Ella es hermosa.
-Sí. Bueno siéntate- ordenó, rebuscó entre sus cosas y al fin lo encontró -Como sabes el tío Kō estaba casado- Kōki asintió -De ese matrimonio no nació ningún heredero. Por eso papá heredó todo... ¿Ya sabes lo demás?
-Sí- respondió.
-Como sabes tú padre falleció hace 2 años- Kōki asintió - En esa fecha mis hermanas y yo ya habíamos tomado posesión de nuestra herencia y creo que por eso le dio el infarto.
-Lo imagino. Apuesto que nunca espero que ustedes recordaran y reclamaran su herencia- dijo con una sonrisa discreta.
-Es lo posible. Revisando las cuentas y cajas de seguridad descubrimos unos documentos. Eso fue hace un año y apenas logramos que pasen a sus dueños.... En ella había una carta del abuelo donde decía que sabía la existencia de ustedes.
-¿Pero cómo?- preguntó.
-No lo sé. Sólo dice que sabía de la existencia de usted y que se sentía culpable por no convivir con usted- se encogió de hombros -Por eso, a cada uno de ustedes le abrió un fondo de inversiones bastante remunerado. No se han tocado en 20 años, así que imagina la cantidad de dinero que tiene.
-¿Qué?- preguntó asombrado.
-Kōki... Somos ricos- dijo Kōko sonriendo.
-¿En verdad?- cuestionó.
-Sí. Su padre lo sabía y trató de pasarlo a su nombre, pero no pudo. Apenas logramos rescatar las inversiones y en un mes les será entregada.
-¿Podremos salvar el invernadero?- cuestionó.
-Eso y comprarte unos más- respondió Kazu. Cuando Kōko le comento que estaban por perder su invernadero apresuro a los abogados.
-Kōki salvaremos el invernadero- dijo abrazándolo.
-Wohh sigo sin creerlo- murmuró sorprendió. Kōta iba estar feliz.
-Para que lo pienses ve a recorrer la finca. Cerca del rió hay un hermoso árbol bastante viejo- dijo sonriendo.
-Está bien. Vamos Kōko- dijo levantándose.
-No traigo sandalias- dijo enseñando sus zapatillas - Ve solo, no te vas a perder ni te van a secuestrar- dijo riendo.
-Está bien- Siguió el camino que Kazu le indicó mientras iba cantando. Llegó a la orilla del río y se apoyó de un gran árbol.
El ruido del río y los grandes árboles lo calmaban. Volvió a cantar su canción pero ya no pudo continuar, el lugar era hermoso y de cierta manera le recordaba a la finca Shiori; lágrimas surcaron sus mejillas -Akashi- susurró y cubrió el rostro.
Estaba destrozado. Su corazón partido en mil pedazos. Sabía que sufriría por ese amor que sentía por el pelirrojo y su confirmación sucedió después de haber tenido relaciones, Akashi se arrepentía; y luego la verdad, había sido utilizado.
-¿Por qué un hermoso doncel llora?
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